sábado, 21 de junio de 2014

¡La comunidad de propietarios, estúpido!

La frase del candidato Clinton “the economy, stupid”, devenida después en “Es la economía, Estúpido”, hizo fortuna en las elecciones presidenciales de 1992 frente a George H. W. Bush.

Ahora que vivimos de sobresalto en sobresalto social, y no precisamente por el papelón de la Selección Nacional en el Mundial de Brasil 2014, es bueno reutilizarla. ¡Es la comunidad de propietarios, estúpido!

Sostengo que una comunidad de propietarios es una microsistema social perfecto para estudiar políticamente al ser humano, en este caso al español medio. Podemos observar que conviven en un espacio acotado, donde cada propietario adquiere la posición de sufragio activo y pasivo (es decir, puede votar y ser votado), donde los cargos de responsabilidad no son retribuidos y se eligen directamente, donde funciona la fórmula un propietario un voto, y donde el sostenimiento de lo común se basa por el contrario en proporción a la riqueza, es decir, a los metros de propiedad.

En una comunidad de propietarios de tamaño medio, la mayoría de ellas, los beneficios y los perjuicios de las decisiones tomadas sin directos, la posibilidad del asamblearismo es real, ya que no hay ninguna norma que lo impida, y donde es posible conocerse con cierta intimidad para elegir a los mejores gestores, si se quiere, o tomar todas las decisiones de forma colectiva.

Resumiendo, es un grupo políticamente pequeño, donde los diversos actores tienen la posibilidad de conocerse con cierta intimidad, donde los votos tienen el mismo valor y la acción política es directa, tanto en la toma de decisiones como en los beneficios o perjuicios de la misma. Además, el sostenimiento del interés común es proporcional a la riqueza y su pago o impago afecta directamente a todos los propietarios.

Se trataría por lo tanto de un sistema político ideal donde estudiar el comportamiento y su proyección hacia sistemas políticos más complejos, como una localidad, una comunidad autónoma o el conjunto del Estado.

Pues bien ¿hay alguien que conozca un comunidad de propietarios que no sea un nido de abstencionistas, intrigas, enfrentamientos y rivalidades? ¿Alguien conoce alguna comunidad donde nunca la presidencia ha quedado vacante y ha habido que o bien presionar a algunos de los propietarios para que se presentara como “voluntario” o incluso elegirlo por sorteo? ¿Alguien no conoce alguna comunidad de propietarios donde las cuotas comunales no sean objeto de perpetuo enfrentamiento, donde propietarios se niegan a asumir coste del ascensor porque viven en la planta baja o la primera planta –y yo no tengo que pagar lo que no uso-, donde propietarios discuten cualquier subida? ¿Alguien conoce alguna comunidad de propietarios donde no se den enfrentamientos entre propietarios por el ruido de los niños en los espacios comunes, del uso de los elementos comunes, o directamente por un quítame allá esas pajas? En fin, ¿nunca has escuchado que ”lo mejor de esta vivienda es que no depende de ninguna comunidad de propietarios”?

Pues si una comunidad de propietarios es el sistema ideal para el desarrollo de una república perfecta, sin amos ni señores, sin castas ni bipartidismo, sin corruptelas y mangoneos, y los españoles conseguimos hacer un espacio de enfrentamiento en vez de convivencia ¿esperamos que sistemas políticos muchos más complejos, donde se dilucidan fortísimos intereses contrapuestos, donde se manejan presupuestos ingentes, sean gobernados por esos mismos actores políticos con inteligencia, mesura, ética y pundonor sin otro trabajo que confiar en fórmulas milagrosas donde todo el esfuerzo se confía en el otro?

Como fantasía es consoladora, pero como proyecto político es aterrador. Y todo lo aterrador termina por cumplirse.

jueves, 19 de junio de 2014

Tres razones republicanas para rechazar un referéndum sobre la monarquía

Desde una posición firmemente republicana, defiendo que existen tres razones de peso para rechazar la propuesta extemporánea de convocar un referéndum para elegir el modelo de jefatura del Estado, entre república y monarquía.

La primera es de carácter ético. La república, como ya he afirmado en varias ocasiones, se inserta en el plano moral de no ser gobernados por nadie que no hayamos tenido la oportunidad de elegir. Al igual que era absurdo basar el debate de la abolición de la esclavitud en si vivía mejor un esclavo o un hombre libre, lo es plantear que una república nos proveerá de mayores bienes materiales, será un régimen menos corrupto, etc. Se es republicano por dignidad, pero no por interés.

Por ello, promover tal referéndum en estos momentos, aprovechando la angustia de la ciudadanía en una situación de emergencia social, disfrazando el alcance real del debate república/monarquía y bajo falsas promesas de un ubérrimo paraíso terrenal, me parece deleznable.

La segunda es de carácter político. La petición de un referéndum tiene mucho de oportunismo electoral. Su planteamiento en un momento social y económicamente convulso, y con la idea fija de algunas formaciones políticas de establecer dos bandos claramente diferenciados, entre el llamado bipartidismo y la izquierda auto titulada verdadera, ha puesto en marcha una dinámica social perversa que lleva a un callejón sin salida.

La no celebración de un referéndum refuerza la idea de que existe un interés en no permitir que el “pueblo” (ese que es convocado varias veces cada lustro y cuya tercera parte, cuando no más de la mitad, se queda en su casa) se manifieste públicamente. Pero si se celebrara mañana, supondría el desquiciamiento de este, y de cualquier, Estado Constitucional. Si arbitrariamente, es decir, sin un procedimiento reglado, se sometiera a referéndum un tema como este, ¿qué justificación tendríamos mañana para no convocar otro sobre la pena de muerte, por ejemplo? ¿El sólo hecho de que aquel tema me interesa y este otro no?

Y niego la mayor. Soy partidario de introducir constitucionalmente consultas directas mediante referéndum periódicos, pero sabiendo que éste sistema no significa medidas más justas, simplemente significa que son las que más apoyo obtiene de la ciudadanía. No hay que olvidar que gracias a la ausencia de referéndum, en Turquía las mujeres obtuvieron el derecho al voto en 1930, y que en cambio, gracias a los referéndum, las mujeres suizas tuvieron que esperar hasta 1971 para obtenerlo.

En caso que se celebrase y saliera a favor de la monarquía, como parece ser, ¿cuanto tendríamos que esperar para promover una república? ¿Un año, diez, treinta y nueve? ¿Un referéndum cada vez que se produzca una sucesión en el trono? ¿Nos veríamos impedidos a promover un verdadero proceso transformador a través de un cambio reglado de la Constitución?

Y en la remota hipótesis de que fuese favorable a la república, ¿cómo y quien afrontaría este desafío? Al romperse el procedimiento reglado en la Constitución para su modificación, también pactado por las fuerzas políticas y sociales en la transición, se crearía una situación ingobernable. Lo lógico sería la abdicación de Felipe VI, pero entonces le sucedería su hija, la princesa de Asturias, y al ser menor de edad no podría abdicar, y si lo hiciera, aún quedarían Sofía de Borbón, y las hermanas del rey y sus descendientes.

Cualquier otra opción será jurídicamente traumática: dar por derogada la Constitución de 1978, lo que obviamente dejaría, en teoría, suspensos todos los poderes del Estado,  pero que de facto supondría el poder absoluto para el ejecutivo, el gobierno de la Nación (en estos momentos del Partido Popular) el cual contaría, no lo dudemos, con el apoyo del ejército.

El referéndum es parte de una estrategia irresponsable de quienes se saben políticamente irrelevantes y confía en que la sensatez del que tiene opciones de gobierno no nos embarque en un proceso convulso, y que ello les permita seguir consiguiendo políticamente masa crítica.

La tercera es de carácter práctico. Si lo que se pretende es traer la república de forma democrática, hay que conseguir que una mayoría social suficiente se identifique con ella. Insertarla en un debate partidario nos aleja de ese ideal a pasos agigantados. Igual que en 1931 una mayoría social, que iba desde la derecha de Alejandro Lerroux y Niceto Alcalá Zamora hasta la izquierda marxista del PSOE, permitió una mayoría electoralmente suficiente, sólo una mayoría social que abarque desde el centro derecha y la izquierda hace posible la llegada democrática de la III República.

Estoy seguro que a algunas formaciones políticas les ha venido bien el planteamiento de un referéndum: han encontrado un punto no ideológico de unión que les permite no aclarar en demasía sus propuestas en materia económica o territoriales (en ocasiones irreconciliables), refuerzan la estrategia de las dos orillas y potencian las contradicciones del PSOE entre su alma republicana y su obsesión por ser un partido responsable.

Pero todo ello lo estarán consiguiendo sacrificando el alto, digno y meritorio espíritu republicano de millones de españoles asesinados y exiliados en el pasado.

sábado, 14 de junio de 2014

Machos socialistas

Entiéndaseme bien. Es de admirar, con la que está cayendo, que una persona en su sano juicio, y sin un narcisismo patológico, dé el paso al frente y se presente voluntario como candidato a la secretaría general federal del PSOE. Porque en nuestro Partido, como se decía en la mili, voluntario ni para comer lentejas.

Y no ya porque sigamos a pies juntilla la máxima de Pablo Iglesias (el verdadero, no el trucho, dicho con todo cariño) de que nunca hay que elegir al que se ofrece de voluntario para asumir una responsabilidad. Sino porque en las actuales circunstancias, siempre que no sea un temerario, la persona dispuesta a asumir la secretaría general federal de nuestro Partido o es un patriota o un héroe.

Así que vaya por delante mi reconocimiento a todos aquellos compañeros que han dado un paso al frente para reunir los suficientes avales que les permitan competir por la secretaría general.

Pero no deja de sorprenderme esa relación de voluntarios aspirante a reunir casi 10.000 avales esté compuesta en estos momentos exclusivamente de hombres:  Antonio Gutiérrez, Manuel Pérez García, José Antonio Pérez Tapias, Aurelio Belando Martínez, Alberto Sotillos Villalobos, Pedro Sánchez Pérez-Castejón y Eduardo Madina Muñoz,

Dado que el proceso se encuentra en estos momentos en el inicio, donde para postularse tan sólo se requiere ser militante del PSOE, sorprende que no haya ninguna mujer que dando un paso al frente, manifieste su interés en competir por la secretaría general federal. Por lo tanto, parece lógico atribuir a la falta de interés, coraje, temeridad o compromiso el que ninguna haya dado el paso adelante.

Pero en mi opinión, nada más lejos de la realidad.

Cuando un hecho aparentemente casual se repite incesantemente, trascendiendo en el tiempo y en espacio; cuando un comportamiento se reitera una vez tras otra en situaciones de lo más diversas; cuando personas instruidas y con fuerte moral dejan de ocupar los espacios que por naturaleza copan otras personas de igual instrucción y moral; si todo ello se repite, no puede achacarse a un comportamiento individual, aislado.

La única explicación racional es que es el propio sistema quien por leyes ciertas, aunque muchas veces insospechadas y ocultas, impide a esas personas la naturaleza que otras sí desarrollan. Y para que esas leyes mantengan su vigor se hace necesaria la colaboración de todos los individuos que componen el sistema.

Si al inicio de un proceso como el que está viviendo nuestro Partido, sólo se han presentado siete hombres y ninguna mujer, no es porque no haya mujeres militantes con capacidad y mérito para optar a la responsabilidad, sino porque el sistema construido en estos 135 años sigue manteniendo sus códigos y sus leyes inmutables que como dogal de acero impide tal hecho.

Por eso, tras la celebración del Congreso Extraordinario de julio, el Partido, sus militantes y sus dirigentes de ambos sexos, pero especialmente los varones, deberían reflexionar intensamente sobre que hemos hecho mal o que hemos dejado de hacer, y cuales son esos mecanismos que ocultos, inmutables, no hemos tocado y siguen, de facto, asegurando al hombre, al macho socialista, la preeminencia y el monopolio del derecho a optar a la más alta responsabilidad de nuestro Partido.

miércoles, 11 de junio de 2014

Siameses Socialistas

Sería imposible comprender la historia la lucha de la izquierda española a lo largo de todo el siglo XX sin entender las bases sobre las que Pablo Iglesias (el de verdad, no el trucho, dicho con todo el cariño) estableció el proyecto de socialismo marxista: dos pilares sobre los que descansaba su proyecto revolucionario. Por una parte, el Sindicato Obrero de la UGT, como organización de masas, y por otra el Partido Socialista Obrero Español, como la inteligencia que estaba llamada a ejecutar la lucha de clases y el fin de las mismas.

Siempre se trató de una unión no sólo fraterna, sino casi biológica. La doble militancia (la obligación de los militantes del PSOE a militar sindicalmente en la UGT, aunque no lo contrario), el vivero ideológico y de formación que suponía el Sindicato para la formación de cuatros del Partido, y la férrea voluntad y la inteligencia de una dirigencia consciente de que el distanciamiento entre ambas sólo podía provocar la desorientación más absoluta, la pérdida de protagonismo social y, en definitiva, el crisis del proyecto socialista, impidió que, a pesar de las tensiones, ambas organizaciones socialistas rompieran sus vínculos natales.

La comprensible aspiración de los jóvenes socialistas del interior, que tanto dolor como resignación provocó en Luis Gómez Llorente a partir de los años 80, de trabajar para que el Partido fuese un partido de mayorías parlamentarias (o como ha dicho recientemente Felipe González, con hambre de mayorías), obligó a la conversión del PSOE en un partido interclasista, buscando recabar el apoyo de ciudadanos de muy diversos orígenes ideológicos.

Naturalmente, y así lo entendió Gómez Llorente (y por eso se refugió políticamente en la FETE en los últimos años de su vida política), esta apuesta llevó inexorablemente a la ruptura de esos lazos biológicos entre el PSOE y la UGT a partir del segundo gobierno de Felipe González, y que culminó con la Huelga General del 14-D.

Pero es un error pensar que a partir de tan mítica fecha en el imaginario socialista español (que tanto sufrimiento produjo, tantas rupturas emocionales y el fin del proyecto socialista que Pablo Iglesias inició a finales del siglo XIX), la realidad de ambas organizaciones han mutado de forma que hoy se parezcan lo que un huevo a una castaña.

En absoluto. A pesar de no exigirse la doble militancia, muchos de sus militantes y dirigentes comparten carné. A pesar de las discrepancias, a veces insalvables, entre sus proyectos políticos y económicos, la base social de UGT sigue viendo al PSOE como el Partido que es o debiera ser su referente electoral, y la base social del PSOE sigue percibiendo a la UGT como su referente sindical.

Por ello, los debates que se producen en el seno de cualquiera de las dos organizaciones, antes que después, tendrá su eco en la otra. Aunque no miméticamente.

Uno de esos temas es la elección directa del secretario general del PSOE por parte de sus militantes. Si desde hace varios años algún que otro dirigente regional de las federaciones de UGT Andalucía han planteado la conveniencia de que los secretarios generales fuesen elegidos directamente por parte de la militancia, con el contundente argumento que “más legitimidad tienes si te votan 10.000 que 400, su aprobación en el PSOE (aunque sea mediante el atajo gallego utilizado por la Comisión Ejecutiva Federal) para que el Partido elija el 13 de julio su secretario o secretaria general por elección directa de la militancia, obligará a la dirigencia sindical a planteárselo.

Se engaña la actual dirigencia de la Unión General de Trabajadores si piensa que puede resistirse numantinamente a los aires de apertura que impulsa el proyecto socialista del PSOE. En Madrid no hay playa, pero las olas que asedian Ferraz terminarán por inundar Hortaleza.

domingo, 8 de junio de 2014

Que puedan, por el bien de todos

El Diario, medio digital que remó a favor de IU durante la campaña de las Elecciones Europeas de 2014, ha publicado hoy un artículo titulado Podemos toma forma enAndalucía y que como subtítulo añade: Los círculos celebran su primer encuentro en busca de respuestas desde la base ¿cómo organizarse? ¿cómo comunicar? ¿cómo hacer política?

El llevar en movimientos sociales desde los 17 años, no ser especialmente tonto, y gustarme analizar los sistemas y sus metadiscursos, me lleva a no ver mucha diferencia entre las propuestas que explica la europarlamentaria Teresa Rodríguez, y los que he visto experimentar a otros grupos en el pasado y que siempre se han estrellado contra la realidad social española.

Con esto no quiero decir ni que no esté de acuerdo con muchos de sus planteamientos, ni que considere absurdo volver a intentarlo. Como nos recuerda la web sabiask.com, cuando Thomas Alva Edison inventó la bombilla, no le salió a la primera, sino que realizó más de mil intentos, hasta el punto de que uno de los discípulos que colaboraba con él en el taller le preguntó si no se desanimaba ante tantos fracasos. y Edison respondió: "¿Fracasos? No sé de qué me hablas. En cada descubrimiento me enteré de un motivo por el cual una bombilla no funcionaba. Ahora ya sé mil maneras de no hacer una bombilla".

Creo que ennoblece intentar que la política sea cuestión de todos, y que todos tengamos la cultura cívica de exigir y practicar nuestra responsabilidad como individuos políticos activos.

Pero lo que percibo es que muchos de los y las activistas de PODEMOS parten del error de creer que antes de a ellos a nadie se les había ocurrido una revolución parecida, que no hay nadie que sepa mil formas de como no construir la bombilla.

Esa suficiencia, me parece, les llega a despreciar a aquellos otros que escarmentados en cabeza propia y ajenas, intentamos alcanzar el mismo objetivo por otras vías.

Y lo que me aterra es que es muy fácil pasar del entusiasmo, del enamoramiento a primera vista, a un odio visceral y un descreimiento furibundo si el experimento no sale bien. En vez de aceptar que en el peor de los casos habrán descubierto otra forma de cómo no construir una bombilla, podrán verse embargados por un nihilismo que ha pavimentado los caminos de los totalitarismos.

Por eso, por el bien de todos, confío en que PODEMOS sea capaz de articular una metodología de trabajo eficaz. Si aciertan, seré el primero en proponerlo en mi Partido. Pero en el caso de que no ocurra, tendrán todo mi cariño por haberlo intentado, y haber descubierto otra forma de no construirlo.

Por cierto, Público, el digital que promocionó a PODEMOS no se hace eco de la noticia, por lo que no tendremos la óptica desde dentro del “aparato”. Lamentable.

jueves, 5 de junio de 2014

Socialismo, Monarquía y República. Mi visión como militante del PSOE.

Suelo explicar el pacto constitucional de 1978 como la renuncia de unos y otros a cuestiones importantes, e incluso claves, de los tres grandes grupos políticos que finalmente lo suscribieron. Para alcanzarlo, y una vez claro que todos defendían un modelo democrático de corte europeo, la izquierda debió aceptar la libertad de empresa, la propiedad privada, el derecho a la herencia y la monarquía. Por su parte, la derecha debió aceptar el derecho a huelga, la libertad sindical, la negociación colectiva y la financiación mediante una política fiscal progresiva, con impuestos directos incluidos, de un Estado de Bienestar, casi embrionario en los años 70.

Pero ese pacto, gravemente incumplido por la derecha y por la izquierda al PSOE, unos tratando por la vía de los hechos alterar el espíritu del pacto, otros rechazándolos como si con ellos no fuera la cosa, ha saltado por los aires de forma intencionada y controlada por una derecha neoliberal que consiguió para hacerlo una mayoría absolutísima en 2011.

La eliminación de la ultraactividad de los Convenios Colectivos, un hecho en que la mayoría de los y las ciudadanos no han reparado ni dado la suficiente importancia, ha destruido realmente la negociación colectiva, al convertirla en el paraguas tan solo de pequeños colectivos de trabajadores.

El encarcelamiento de ciudadanos por participar en piquetes informativos, ha sido la contribución combinada de la fiscalía y la derecha judicial a dicha dinamitación que en la práctica reduce fuertemente el derecho a huelga.

Por su parte, la libertad sindical está siendo socavada fuertemente por la derecha mediática y política, aprovechando los escándalos en los que se han visto involucradas algunas organizaciones sindicales de clase.

Y en relación al Estado del Bienestar, la política de ajuste y la bajada de impuesto ha sido la llave maestra para derribar sin pudor el Estado de Bienestar, aderezada con la Reforma Local, la modificación del Código Penal, las multas administrativas, etc.

Por ello, de aquel pacto constitucional sólo va quedando lo defendido por la derecha social-política en 1978: la propiedad privada, la libertad de empresa, la herencia, la monarquía y el Concordato.

De ahí mi convicción de que el PSOE debe sentirse emocionalmente liberado de cualquier compromiso adquirido, y debe volver a poner sobre la mesa sus demandas históricas, tanto las incluidas en nuestra Constitución como aquellas que quedaron fuera por mor del pacto.

Soy consciente que esto es muy complicado, no sólo intelectual sino también emocionalmente, para la dirigencia socialista que pilotó la transición. Sobre todo para compañeros como Felipe González, que demuestra conocer menos la sociedad española de hoy, de lo que demostró conocerla el compañero Rodolfo Llopis en 1970, durante el Congreso de Toulouse.

Por eso es necesaria una intensa regeneración en todos los niveles del Partido, además de un debate sosegado, pero sin líneas rojas, sobre cual debe ser nuestro posicionamiento. Y por supuesto no sobre la base exclusiva de referéndum sobre la monarquía.

Como ya he dicho con anterioridad, la República se inserta en el orden de lo moral, no de lo material: el principio de no ser gobernados por nadie a quien no hayamos tenido la oportunidad de elegir. Si renunciar a dicho principio moral fue útil alguna vez en el plano material (consolidar la democracia, asegurar derechos básicos, el Estado del Bienestar, etc.) hoy se ha convertido en parte de la estrategia para los que quieren arrebatarle a la sociedad todo lo conseguido.

Hay que ir hacia una reforma constitucional profunda, donde la monarquía será sin duda una de las cuestiones más emocionales en el plano moral, pero menos importantes en el plano material.

Lo que en definitiva algunos llaman un proceso constituyente, porque la sociedad española es tan fanática de los nombres como alérgica con las responsabilidades propias, que debe incluir, según mi opinión, la regla de diamante, defendida por la catedrática de derecho constitucional Rosario Valpuesta (que entre otras cosas supone que las conquistas que en el ámbito de los derechos sociales se han alcanzado no pueden ser derogadas o reformadas en términos que impliquen un retroceso, hasta el punto de que una ley que elimine, recorte o limite derechos sociales pueda ser declarada inconstitucional), la opción de la república presidencialista en contra de la tradición española de una república parlamentaria (esto es, si la elección del presidente es directa por parte del pueblo, o por las Cortes por delegación), la necesidad de dos cámaras, una el Congreso de los y las Diputadas y la otra un Consejo Económico y Social con competencias legislativas, la completa federalización de la Nación, la inclusión de cláusulas de incorporación o secesión a la federación española y la elección popular del Consejo General del Poder Judicial, entre otras muchas cuestiones.

Soy consciente que en el arrebato místico que sufren capas importantes de nuestra sociedad, cualquier llamada a la sensatez, la reflexión y la cordura está llamada a fracasar. Aún así, creo como Besteiro que socialismo es inteligencia, no misticismo, y por ello no renuncio a predicar, aunque sea en el desierto.

miércoles, 4 de junio de 2014

La República como tótem mágico

¿Es posible, desde un republicanismo pertinaz, imponer un poco de cordura al sarampión republicano que estos días sacude nuestra Nación?

En un torrente atropellado de argumentos, emociones e instintos, como los que estamos viendo actualmente, muchos ciudadanos han abrazado la causa republicana como si de un bote salvavidas se tratase.

Repúblicas las hay de todos los pelajes: totalitarias, teocráticas, hereditarias y democráticas. Repúblicas que han abrazado la causa neoliberal, también: desde las mediterráneas como Portugal, Italia y Grecia, hasta sudamericanas, como Chile, Brasil o Mexico, pasando por las norteamericanas, coreanas e indonesias.

Me temo que, una vez más, el ideal republicano está siendo secuestrado por un fervor místico, cual tótem mágico, y con cuyo sólo nombre la tierra se convertirá en el paraíso de la humanidad. Pero esto pasó no hace demasiado tiempo, unas cuantas décadas atrás, donde las palabras tótem eran democracia, libertad, amnistía y autonomía.

La República no se inserta en el orden de lo material, sino en el orden de lo moral. Una república no asegura unos bienes tangibles, como más empleo, mayor seguridad, menos desahucios, etc. sino que nos asegura la dignidad de no ser gobernados por nadie al que no hayamos tenido la oportunidad de elegir.

Posiblemente muchos, pero no todos, al pedir república estos días, consideran innecesario explicar que a lo que aspiran es a una tercera República continuista de la segunda. Pero aún así, no todo lo que trajo la II República fue bueno, además de no haber tenido tiempo de mostrar las miserias en las que derivan los sistemas políticos maduros. Habría que rescatar lo mejor de la República asesinada en 1936 y prevenirnos de lo peor que tuvo.

Pero movidos por la pulsión de la crisis, el hartazgo y la indignación, se pretende tomar el atajo del referendum para llegar a un puerto que nadie conoce, en unas condiciones imposibles de prever y con unas consecuencia que ya se advierten complejas, tanto si la opción republicana fuese derrotada como si fuese elegida por la gran mayoría de la Nación.

La República nos advertía en 1930, un año del advenimiento de la segunda, uno de sus padres, Manuel Azaña, no puede surgir como un mal menor, originado en la podredumbre y corrupción de un régimen, sino como criatura de nuestra energía, fecunda y activa, segura de sí misma.

Pero vemos como, lamentablemente, la admonición de Azaña vuelve a caer en saco roto ochenta años después.

domingo, 1 de junio de 2014

Lo que supone, y nadie dice, #1militante1voto


Como compartí en el post anterior, mi Agrupación del PSOE, y yo con ella, lleva años apostando por la elección directa de la secretaría general y las primarias abiertas. Pero el debate que se está produciendo en estos momentos no deja de sorprenderme por su simplicidad. Y no sólo por centrarse exclusivamente en la herramienta, es decir, en el como, que también, sino en la falta de diseño global del modelo de partido que subyace bajo la propuesta #1militante1voto.

Reflexionando y debatiendo con amigos y compañeros, tanto en persona como a través de las redes, he recordado a Descartes y su Método, leído hace ya demasiados años, sobre los peligros de construir sobre viejos muros.

Releyéndolo, he encontrado las citas que me interesaban, cuando dice que “Así vemos que los edificio, que un solo arquitecto ha comenzado y rematado, suelen ser más hermosos y mejor ordenados que aquellos otros, que varios han tratado de componer y arreglar, utilizando antiguos muros, construidos para otros fines” pero añadía “Ante cuyo ejemplo, llegué a persuadirme de que no sería en verdad sensato que un particular se propusiera reformar un Estado cambiándolo todo, desde los cimientos, y derribándolo para enderezarlo […] Estos grandes cuerpos políticos, es muy difícil levantarlos, una vez que han sido derribados, o aún sostenerlos en pie cuando se tambalean, y sus caídas son necesariamente muy duras”.

En este sentido, los y las militantes deberían tener en cuenta, desde la base hasta la dirigencia, que si se quiere meter el bisturí a nuestro Partido, necesidad que comparto, hay que hacerlo no sólo con prudencia sino también con una visión de conjunto.

Lo primero es aceptar que si bien la elección directa por parte de los y las militantes de la secretaría general es un paso en la buena dirección, este hecho refuerza el carácter presidencialista de nuestro Partido, ya que difícilmente a la legitimidad del voto mayoritario de la militancia se le podrá contraponer el poder de un congreso o un comité por voto delegado.

Por ello, para limitar ese natural e inevitable presidencialismo, y la deriva totalitaria que lleva aparejada, el carácter del Comité debe transformarse, pasando a ser elegido igualmente por votación directa y secreta de la militancia, tal vez por circunscripción regional.

Asimismo, hay que reforzar el Comité de Garantías, elegido por la misma fórmula, para asegurar un efectivo control estatutario del resto de órganos.

Lo segundo a tener en cuenta, es que las primarias abiertas a simpatizante va a genera liderazgos sobrelegitimados (por la suma del voto de militantes –la legitimidad interna-, y de simpatizantes –la legitimidad social-) que exige proteger al Partido, de forma que el contrapoder al candidato sea un poder orgánico vigoroso.
      
El PSOE, una vez más, está innovando, entrando en aguas ignotas y tal vez procelosas, muy por delante de sus adversarios políticos. Y como siempre, esto lleva aparejada una ventaja y un riesgo: si acierta, puede volver a convertirse en la referencia de la izquierda para varias décadas; si yerra, podrá ser su final tras 135 años de historia.

viernes, 30 de mayo de 2014

El falso debate de Madina, Chacón, López y el Aparato.

Desde al menos 2012, los y las militantes del PSOE de San Jerónimo, Sevilla, apoyamos que la elección de todas las secretarías generales de nuestro Partido se realizaran mediante votación directa y secreta de la militancia. Asímismo, desde hace más de dos años, defendemos la necesidad de la celebración de primarias “a la francesa” (es decir, abiertas también a simpatizantes) así como la eliminación de avales. En tal sentido se presentaron enmiendas al 38º Congreso Federal, celebrado en Sevilla.

El debate que se está produciendo estos días, siendo de gran interés, no ocultan un intento de manipulación a favor de intereses concretos de la dirigencia, pero no de la militancia de base.

Porque el orden de factores en este caso (primero Congreso y después primarias o al revés) no afecta al resultado, siempre que se tenga claro que en este nuevo tiempo la secretaría general y la candidatura a la presidencia del gobierno de la Nación no sólo no tiene porqué coincidir, sino que no debe coincidir.

Dentro de la tradición del PSOE la bicefalia siempre se ha contemplado como un escenario negativo, sobre todo tras la elección de Josep Borrell como candidato socialista a la presidencia del gobierno de la Nación, en detrimento de Joaquín Almunia, a la sazón secretario general del PSOE.

Pero esa experiencia y toda nuestra tradición no deben ocultar un hecho evidente: ha sido la supeditación del Partido a los intereses del presidente del gobierno los que nos ha alejado de la esencia socialista de nuestro proyecto y ha permitido casos de corrupción (muchos o pocos, da igual) inaceptables para la tradición ética del socialismo español.

Por ello, es deseable que no coincidan presidencia y secretaría general, de forma que el Partido sea el que controle al gobierno y no al contrario.

Desde esta óptica, lo importante es que Congreso y Primarias se celebren bajo el paradigma de la votación directa de los y las militantes, en el primer caso, y de militantes y simpatizantes, en el segundo caso.

Cualquier otra estrategia podrá beneficiar a un candidato u otro, a unos intereses u otros, pero no al conjunto del Partido ni al ideal socialista que con sus virtudes y sus defectos ha desarrollado el PSOE en sus 135 años de existencia.

martes, 20 de mayo de 2014

Abstención, divino tesoro

Recientemente, el presidente uruguayo José Múgica, respondía en una entrevista de televisión que la izquierda peca de infantil al confundir deseos con realidad. A dicha expresión, que comparto como al parecer comparten decena de miles de personas en nuestro país,  yo le añadiría alguna otra, como su actitud respecto a la abstención.

Cuando escucho o leo algunas opiniones a favor de la abstención desde posiciones de izquierda, que puede tener un sentido lógico dentro del campo del anarquismo, me recuerda a la actitud de ciertos niños que se niegan a comer pensando que con ello fastidian a sus padres, cuando el primer perjudicado es él mismo.

Pensar en la abstención como castigo y en la participación como premio a la clase política supone reconocer implícitamente que la cosa pública no es propiedad de la soberanía nacional sino de la dirigencia política, económica y social de la Nación. En esa posición, se establece un vínculo paradójico, donde la gestión pública es una mercadería más, como un kilo de naranjas, un pantalón o una casa, en la que el ciudadano renuncia a tal condición para transformarse en cliente.

Denunciando el clientelismo, el ciudadano paradójicamente acepta voluntariamente convertirse en un consumidor político, premiando con la compra del producto, esto es, votando, o castigando no adquiriéndolo, es decir, absteniéndose.

Desde que los seres humanos empezaron a interactuar en comunidades políticas se establecieron jerarquías que gobernaban lo comunitario. Pero después de decenas de miles de años, en los últimos cien, doscientos años, hemos sido capaces de obligar al poder a compartirlo, pasando de súbditos a ciudadanos.

En España, tras la irrupción del liberalismo, la lucha por el voto universal ha sido lenta y conflictiva: primero se consiguió el voto censitario, que sólo permitía votar a quienes detentaban propiedades y rentas; luego el voto masculino; y finalmente el voto femenino. Al poder siempre le ha interesado que el ejercicio del voto estuviera limitado, condicionado. Pero finalmente tuvieron que ceder ante el empuje de los procesos democratizadores impulsados desde la izquierda.

No deja de ser una infantilidad pensar que el poder se estremece y convulsiona con una baja participación. Al contrario, el poder se refuerza y consolida si el voto lo ejerce una pequeña fracción de la ciudadanía, previsible y conservadora de sus derechos de clase, ya sea del capital, ya sea de trabajadores con estabilidad e ingresos suficientes. A los únicos que conmociona la baja participación son las y los políticos que no consideran lo público como un patrimonio personal, que creen necesario que la gestión esté lo más compartida posible.

Porque la abstención no es un castigo a la dirigencia de una nación, es el castigo que se auto inflige la ciudadanía, renunciando a uno de los papeles más importantes que en la actualidad disponen las sociedades para impedir al poder la inevitable deriva totalitaria.

En un debate en twitter, alguien recordaba que en una pedanía de León gobierna el PP con una abstención del 97%, con sólo dos voto de los cinco emitidos, dos en blanco y uno nulo. ¿Y alguien se ha conmocionado por dicho hecho? ¿Qué problema supondría que en las elecciones municipales, autonómicas o generales, sólo participara un 10% ó 20% de votantes? Pues realmente no pasaría nada. Durante algún tiempo se hablaría, se especularía sobre el tema. Pero el gobierno elegido con dicha participación tendría toda la fuerza que la Constitución Española otorga al vencedor de unas elecciones.

Y si hay algún desgaste no será del poder, sino de la institución democrática, que inservible será objeto de desguace por lo poderes totalitarios del mercado y  la religión.
      
De ahí mi concepción del abstencionismo no anarquista como un niño mal criado que, enrabietado, no quiere comer y piensa que está fastidiando a sus padres, que observan consternados. Por al menos, ese niño crecerá y comprenderá que su comportamiento era absurdo. El abstencionista no sólo no se da cuenta sino que lo considera una muestra de inteligencia. Lamentablemente.

miércoles, 7 de mayo de 2014

Ada

Ada Colau manifestó ayer la necesidad de salir de los espacios de coordinación, y dejarde ser la portavoz estatal de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) en una carta llena de sentido común y con múltiples visos de sinceridad, en la que se ha sentido obligada a manifestar que no iba a fichar por ningún partido político.

Esta afirmación ha provocado una cascada de manifestaciones en distintos ámbitos (redes sociales, comentarios a noticias en webs de periódicos, etc) en la que ponen en solfa dicha afirmación, insinuando, o directamente criticando, que próximamente le veremos en algún partido político.

Aunque respete su decisión, yo personalmente creo que sería bueno para la democracia que Ada Colau se replanteara dicha negativa y que si le apetece, aceptase alguna de las propuestas que al parecer ya le han hecho llegar.

En las listas electorales deben estar los mejores, y Ada Colau ha demostrado una capacidad de trabajo y liderazgo que enriquece la democracia y, por lo tanto,  su participación favorecería la decencia de nuestra sociedad. 

Pero su decisión pone en evidencia las de aquellos ciudadanos que sí han optado en entrar en política, no por su valía, por su trabajo o su liderazgo, sino simplemente por ser la hermana, la esposa o el hijo de una víctima del terrorismo etarra.

Ciudadanos que sin otro mérito que ser “víctima de” han llegado al Parlamento Europeo y otras instancias públicas y son aplaudidos precisamente por aquellos que ahora ponen verde a Colau.
     
Mis más sinceras felicitaciones a Ada, por saber llegar, por saber estar, y por saber irse. Muchos deberían, o deberíamos, tomar nota.

lunes, 28 de abril de 2014

Avanzando hacia el pleno ejercicio de la Identidad de Género

Sin duda, el ruido mediático y político del pasado día 9 de abril, provocado por la entrega de llaves a los okupas de la Corrala Utopía, empalideció otro acontecimiento, de igual o mayor trascendencia social, que se produjo en el Salón de Plenos del Parlamento de Andalucía. En la tarde del mismo día, los grupos parlamentarios andaluces aprobaron por unanimidad de los tres partidos con representación parlamentaria (PP, PSOE e IU) admitir a trámite el proyecto de Ley integral para la no discriminación por motivos de identidad de género y reconocimiento de los derechos de las personas transexuales de Andalucía.

La transexualidad es, sin duda, uno de los fenómenos más incomprendidos por la sociedad y que mayor dosis de demagogia genera entre los opositores al ejercicio de la plena libertad individual. Incomprensión e inquina que responde a que la misma cuestiona todas nuestras certezas en cuanto a lo que cada una y cada uno de nosotros creemos ser.

La transexualidad, la contradicción entre el sexo biológico, con el que se nace, y la identidad de género, que es la que se siente, ha provocado en el pasado el sufrimiento más inhumano a centenares, miles, decenas de miles de personas. Un sufrimiento cuya solución es tan simple en lo objetivo, como compleja en lo cultural: que cada persona viva plenamente con la identidad de género que siente y no con la biológica con la que nació.

En el pasado, ante el fracaso de funestas terapias como el electroshock o la lobotomización, médicos como Harry Benjamin dieron la única solución terapéutica admisible a las personas diagnosticadas como transexuales: vivir de acuerdo con la identidad de género sentida. Unas veces con la reasignación genital, otras veces simplemente con la adopción de roles del género percibido.

Pero ese mismo avance, que liberó a las personas transexuales de las dudas sobre lo que les pasaba y de terapias destructivas para devolverlas al camino correcto, les llevó al laberinto, muchas veces frustrante, de la patologización de la transexualidad. Test de la vida real, operaciones quirúrgicas inaccesibles y complejísimas, hormonación de por vida, eran el peaje para su público reconocimiento como tales.

Afortunadamente, la lucha de las personas transexuales, la aceptación del género como un constructo en parte cultural, y la sensibilización de la sociedad hacia aquellos colectivos que demandan su especificidad, ha permitido avances en los últimos años, como la Ley reguladora de la rectificación registral de la mención relativa al sexo de las personas, que orillaba, pero no eliminaba, ese complejo y doloroso camino.

Pero aún así, las personas transexuales son obligadas a un proceso donde su identidad de género no es el resultado del pleno ejercicio de la libertad para sentirse e identificarse, sino de un complejo laberinto clínico y legal donde otros, jueces, psiquiatras, médicos, etc. dictaminan lo que puede ser, o no, una persona transexual.

La Ley andaluza admitida a trámite el pasado 9 de abril, ayudará a las personas transexuales a tomar las riendas de su identidad, ya que va en la línea de despatologizar la transexualidad y devolver a la persona su pleno dominio identitario.

En este sentido, es de valorar la afortunada casualidad que el jurado de los premios Adriano Antinoo, que en su tercera edición concede la asociación a la que pertenezco y que se entregaron el pasado 26 de abril, se lo haya concedido en la activista transexual Kim Pérez.

Kim Pérez es, sin duda, la más sobresaliente de las activistas del movimiento transexual andaluz, una referencia fundamental para todas aquellas personas que, transexuales o no, hemos querido trabajar por el derecho al pleno desarrollo de la identidad de género en Andalucía. Y este proyecto de Ley nos permite visualizar el largo, duro y fatigoso trabajo realizado por las personas transexuales andaluzas hasta conseguir el derecho fundamental de ser ellas mismas.

Porque mujeres como Kim Pérez, sin pretenderlo, han entrado, con el mayor mérito y dignidad, en el elenco de grandes mujeres de la Historia andaluza.

domingo, 23 de marzo de 2014

María Morterero Felipe, otra maestra de la República.

Expediente de Depuración de María Morterero Felipe, conservado en el Archivo General de la Administración

Recientemente he tenido la oportunidad de disfrutar del visionado del documental Las Maestras de la República, dirigido por Pilar Pérez Solano y promovido por la Federación de Trabajadores de la Enseñanza (FETE-UGT) el cual ha alcanzado el premio Goya al mejor documental. Y no he podido dejar de recordar a una docente familiar mía.

En este mismo blog me he referido a varias miembros de mi familia, las cuales siempre me han causado admiración su talento, su voluntad y lo adelantadas que estaban para su época. Mujeres como mi tía abuela Carmen del Pino, mi tía bisabuela María Felipe, mi bisabuela Enriqueta Rivero, y muchas otras, me muestran que en todas las épocas han existido mujeres que han tenido la voluntad de romper el estrecho mundo que una sociedad católica patriarcal imponía a más de la mitad de la población.

Una de ellas es María Morterero, a la que no llegué a conocer personalmente por fallecer casi diez años antes de nacer yo, pero sobre la que nos hablaba mi madre y mis tías durante las largas sobremesas veraniegas. Y más tarde, le he ido conociendo mejor gracias a algunos documentos que he podido ir recuperando aquí y allá. No se trataba exactamente de la maestra republicana de la que nos habla el documental, ya que pertenecía a una generación anterior, pero sí de una maestra que participó del espíritu republicano incluso antes de proclamarse la II República.

Aquilina María Morterero Felipe, única niña entre tres varones, nació en Trijueque el año 1879, en el seno de una familia muy religiosa de la pequeña burguesía rural de Guadalajara. Su padre, Benito Morterero era un hidalgo venido a menos, que realizó sus estudios en el seminario de Sigüenza y que tuvo varios negocios a lo largo de su vida, desde una escuela para niños hasta la concesión del servicio de bagajes del partido de Brihuega, pasando por una abacería, pero que aún mantenía en la comarca cierto prestigio que le llevó a asumir responsabilidades de juez y fiscal municipal en Trijueque. Su madre, Crisanta Felipe Pajares, era la nieta del escribano de la localidad, y hermana de las profesoras María y Teresa Felipe, y gozaba de cierto prestigio como poeta y por practicar el ovillejo, la improvisación poética, en reuniones sociales y familiares.

Gracias al ambiente de su casa, y de la mano de su tía María Felipe, María Morterero se dedicó a la docencia, estudiando en la Escuela Normal Elemental de Maestras de Navarra, donde alcanzó la revalidad de maestra de primera enseñanza superior en 1899, expidiendo su título la Universidad de Zaragoza.

Con 21 años, fue nombrada maestra auxiliar de Villargordo, en la provincia de Jaén, para luego ejercer el magisterio en un número importante de localidades, como Irún (en 1902), Elciego (de 1902 a 1906), Astesau (de 1906 a 1910), Atienza (de 1910 a 1903), Arcos de Medinaceli (de 1913 a 1916), Brihuega (de 1916 a 1917), Trijueque, su localidad natal (de 1917 a 1929), y finalmente en la ciudad de Guadalajara.

El contacto con su tía María Felipe, autora en 1899 de “Medios para sostener la disciplina en una escuela sin necesidad de castigos corporales”, tuvo una gran influencia en su desarrollo profesional, como reconocía el semanario educativo La Orientación, quien en 1916 publicó: Es la Srta. Morterero una profesora joven, con vocación decidida por la enseñanza y muy versada en este arte, pues a más de haber hecho los estudios de su carrera con gran brillantez, tuvo como maestra, con quien practicó, a su inolvidable tía Dª María Felipe y Pajares (q.e.p.d.), que desempeñó con gran acierto durante muchos años, una escuela municipal de San Sebastián (Guipúzcoa)

Maestra muy comprometida con su magisterio, fue la única mujer de la Junta Directiva de la Asociación de Maestros del partido de Atienza elegida en 1911, así como en la del partido de Brihuega en 1916. En la citada villa de Atienza obtuvo su único Voto de Gracia por parte de la Junta Local de 1ª Enseñanza, en 1912, y promovió, junto con el profesor Isidro Almazán, la primera Mutualidad Escolar de la provincia, y unas de las primeras de España.

Mujer de gran corazón, participaba en cuantas iniciativas, de las que ahora llamamos solidarias, se ponían en marcha a favor de niños y mujeres, quedando constancia de su aportaciones a la suscripción abierta por el diario LA LIBERTAD a favor de los niños de Asturias que habían quedado huérfanos durante la revolución del principado en 1934, la cuestación de FETE a favor de las guarderías y colonias infantiles en julio de 1936, o aportaciones para las víctimas del bombardeo de diciembre de dicho año en Guadalajara.

El golpe de estado de 1936 daría paso a una época de gran amargura. No sólo por el asesinato de su hermano Justo Morterero en Écija (por las órdenes genocidas del felón Queipo de Llano), sino también por la persecución que sufrió, como decenas de miles de maestras y maestros republicanos, por su compromiso con el proyecto educativo de la II República.

La situación no podía ser más temible. El castigo menor era ser expulsada de la carrera, con la consiguiente penuria en casos como los de María Morterero, soltera, y con apenas pequeñas rentas de varias propiedades en su localidad natal. Mucho más grave era ser encarcelada, ya que además de las torturas y vejaciones, el no tener familiares residentes en Guadalajara que pudieran socorrerla supondría su muerte por inanición, como ocurrió con decenas de miles de presos de toda España en aquellos años. Y lo peor, a ser asesinada por un Consejo de Guerra sin ningún tipo de garantías y por acusaciones paranoicas.

Antes, en octubre de 1936, y en cumplimiento del Decreto de la II República Española, María Morterero solicitó la readmisión a su empleo de maestra nacional de una de las escuelas unitarias de Guadalajara. En la misma declaró que desde el 1º de abril de 1936 participaba en la organización Socorro Rojo Internacional  (SRI), una suerte de Cruz Roja impulsada por la Unión Soviética, y desde el 5 de septiembre de 1936 estaba afiliada a FETE, pero que no militaba en ningún partido político.

La victoria del nacional-catolicismo le llevó como a decenas de miles de maestras y maestros, a enfrentarse a un perverso expediente de depuración, tal y como podemos leer en el que se conserva en el Archivo General de la Administración.

En septiembre de 1939, la Comisión de Depuración de la Provincia de Soria comenzó a recabar información sobre el profesorado de la provincia, y en el expediente de María Morterero podemos ver las calificaciones de diferentes informantes. Así, el alcalde de Guadalajara informó que su conducta personal era buena e ignoraba su actuación social en la localidad, pero que durante el movimiento se manifestó francamente de izquierdas, refiriendo que “se asegura que durante el periodo rojo su labor en la Escuela ha sido de acuerdo con las ideas pregonadas por la República”.

Por su parte, el primer jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de Guadalajara, informaba que si bien su conducta personal y social era buena, fue “indiferente antes del Glorioso Movimiento Nacional” aunque “una vez iniciado esta se mostró izquierdista destacada, pertenecía a la FETE”. Asimismo destacó que “trabajó con gran actividad a favor de la causa roja, enseñando teorías contrarias a nuestro régimen, trabajando con gran interés en la confección de ropa para los rojos, por lo que se le considera desafecta a la Causa Nacional”.

Especialmente curiosa es la información suministrada por la Comisión de Padres de Familia, que a todas las preguntas respondieron: Roja; Roja; Roja. Aunque señalaron desconocer si en la escuela inculcaba a los niños ideas contrarias a la Religión, Patria y Familia.

También lo es la información del cura de San Nicolás, que a las preguntas sobre su conducta personal, social y política, respondió: Mala; Mala; Mala. Y terminó afirmando que “Arengaba en escuela a los alumnos inculcándoles ideales marxistas”.

Toda esta información recogida, llevó a la Comisión Depuradora de Guadalajara a elaborar un pliego de cargos por tener ideas izquierdistas y manifestarlas públicamente y orientar la enseñanza en consonancia con las ideas expuestas, y se le daba a María Morterero un plazo de diez días para que presentara su descargo.

Podemos imaginar el terror con el que vivió aquellas circunstancias María Morterero, valorando que información podría aportar en su descargo, cuales podrían volverse en su contra, como apelar a la compasión o al intelecto de sus juzgadores, y a que personas podría conmover a su favor.

María presentó su escrito de siete páginas manuscritas el día 27 de octubre de 1939, donde intentaba desmontar las acusaciones que se le hacían. Para ello empezaba solicitando que se pidiera información sobre ella a distintas personas de la provincia “todas ellas de absoluta solvencia” como eran Josefa Ortega Utrilla; Basilia Martinsan de Arroyo; Isabel Espejo, viuda de Atienza; Blanca Pérez de Cortés; Cipriana Cano Gamo; Antonio Moscoso, notario; Miguel Fluiter, propietario; Julio Elegido, corredor de comercio; Juan Peruela, empleado de la Diputación Provincial; y Juan Diges, empleado del Ayuntamiento de Guadalajara.

La primera acusación, tener ideas izquierdistas, intentó rebatirla con unas tiernas confesiones sobre su fe, además de con un hecho que aún hoy me conmueve. Así, escribió con su propia mano: “Cuando yo era una niña, una persona de mi familia, a quien después de mis padres profesé cariño, regaló a la Iglesia de nuestro pueblo natal, Trijueque, el cuadro de la Santísima Virgen en que en unión de su Benditísimo Hijo se venera con el hermosísimo título del Perpetuo Socorro, y desde el fallecimiento de quien lo regaló, ocurrido en San Sebastián (Guipúzcoa), el día seis de agosto de 1913, hasta que por la terrible hecatombe que hemos padecido, ha quedado destruida la citada Iglesia, le han alumbrado por mi devoción durante el Santo Sacrificio de la Misa, domingos y días festivos, dos velas, de lo cual entre otras personas, pueden dar fe Dª Mª Cañamares de García, que reside en Trijueque y que ha sido la persona que me hizo el favor de que alumbraran desde mi salida del citado pueblo en 1º de diciembre de 1929”.

A la segunda, orientar la enseñanza con ideas izquierdista, respondió que “a esto debo manifestar que nunca ha sido como se me imputa mi labor docente; pues como deber y obligación, siempre he tratado de cumplir lo que las Autoridades competentes han dictado, como no es menos verídico que jamás fueron desterradas de mi clase el que todas, absolutamente todas las enseñanzas fueran un tributo de amor al Autor de la Creación y su Bendita Madre”, añadiendo una lista de textos que utilizaba en clases y proponiendo como informantes a antiguos alumnos suyos.

Pero su escrito no fue suficiente, y el 21 de noviembre de 1939, la Comisión Depuradora de Guadalajara consideró que el correspondiente pliego de cargos “no se desvirtúa por el interesado” aunque “si bien esta Comisión, dentro de la más estricta justicia, tiene en cuenta la avanzada edad de la expedientada”, por lo que le impuso una sanción de dos años de suspensión de empleo y sueldo, con abono del tiempo en que estuvo suspendida, y una vez cumplida la sanción, su jubilación.

Esta resolución fue su muerte como maestra: María Morterero nunca volvería a ejercer la docencia.

Y aún le faltaba librar una última batalla, ya que como afirmaría años más tarde el Juzgado Superior de Revisiones, “al dictar esta resolución [la Comisión de Depuraciones] se padeció error por cuanto la interesada no cumplía los 65 años hasta el día 4 de febrero de 1944 por lo cual la Dirección general de la Deuda devolvió el expediente de jubilación iniciado por no reunir la Maestra las condiciones necesarias”.

Realmente” continuaba afirmando dicho Juzgado “en aquella fecha y por no ser aplicable la sanción impuesta debió de procederse a la revisión de oficio del expediente de depuración, pero no habiéndose hecho así y debiendo limitarse la suspensión impuesta a los dos años marcados una vez cumplido este plazo y mientras la Maestra no cumpliese los 65 años debió ser reintegrada al Magisterio y ocupar el puesto que le correspondiese en el Escalafón pues no es justo que ella sufra las consecuencias de un error que no le es imputable”.

Para ello, María solicitaría en 1947 que no se considerara su jubilación como voluntaria, que suponía una pensión más pequeña, sino forzosa, presentando una batería de cartas en apoyo de su buena condición de lo más granado de la sociedad arriacense. Así, consiguió informes favorables de Claudio Pizarro, sacerdote y profesor adjunto del Instituto de Enseñanza Media de Guadalajara; Juan Victoriano García, farmacéutico e inspector farmacéutico municipal de Guadalajara; Josefa Ortega Utrilla, maestra jubilada de Marchamalo; Cipriana Chércoles Hernando; los nacionales evadidos de la zona roja y excombatientes franquistas Pedro Sanz Viejo, Luis Esteban Gil,  Claudio Sanz Viejo y Julio Esteba Gil; José Burgos Iglesias, comandante de infantería; José Carretero Moreno, farmacéutico de Colmenar Viejo y excombatiente nacional; Daniel Carretero Riosalido, profesor y secretario de la Escuela de Magisterio y esposo de su prima Carolina Moreno Morterero; Alberto Gutiérrez del Olmo y Guerra, teniente de alcalde de Guadalajara; Saturnino Gutiérrez Martínez, curra párroco de San Nicolás el Real y Arcipreste de Guadalajara; y Tomás Navalpotro Laguna, cura ecónomo de Santa María de la Cuesta, de la villa de Durón. Se notaba que ya habían pasado casi diez años después de la Guerra Civil y empezaba a atenuarse el terror de señalarse. Su petición fue finalmente atendida.

María Morterero Felipe fallecería en 1959.

miércoles, 19 de marzo de 2014

¡Que le corten la cabeza!

En 24 horas, las que van desde la denuncia de ElConfidencial hasta su dimisión, Luciano González García, director general de la Agencia de la Energía de la Junta de Andalucía, asumió la responsabilidad política de haber construido años antes una vivienda en suelo rústico y renunció a su cargo en el gobierno regional. Estos son los hechos desnudos, sin opinión.

Pero como no puede ser de otra forma, la aparente certeza de que un responsable de energía de un gobierno autonómico haya construido una vivienda en suelo rústico ha vuelto a abrir la caja de Pandora, y en todo tipo de foros podemos escuchar el mantra acostumbrado hacia los políticos en general y hacia el PSOE en general.

La masa, no la fecunda de la que nos hablaba Besteiro sino la linchadora de las grandes ocasiones, grita, como la Reina de Corazones, ¡que le corten la cabeza!

González García, un particular sin responsabilidad política institucional en ese momento, tomó la decisión de construir una vivienda en suelo rústico, como decenas de miles de familias en todo el Estado. Como todas esas casas ilegales, González García, un particular, consiguió contratar el agua y la electricidad, como consiguen todos los propietarios de las decenas de miles de viviendas construidas ilegalmente en España.

Pero más allá de la sorprendente reacción popular (que empatiza con el extranjero que construyó en suelo rústico y lo considera engañado, y que en este caso grita iracunda) lo cierto es que además de que no tenía que haber construido dicha vivienda en el pasado, tampoco debía haber aceptado un puesto de responsabilidad institucional con ese cadáver en el armario.

Pero hay que reconocer que una vez abierto el ropero y exhibido públicamente el cadáver, ha reaccionado como dios manda: renunciando, ipso facto, a su responsabilidad.

Pero este hecho no ha generado la natural tranquilidad: se ha descubierto una irregularidad en el pasado de un cargo político, y el afectado dimite de inmediato sin que el Partido al que representa haya intentado que aguantara en su responsabilidad.

Y esto también me escandaliza. Si celebramos que un político inglés dimita por haber usado los puntos del carné de conducir de su esposa, y consideramos ejemplar la dimisión de un ministro alemán por haber plagiado su tesis doctoral, ¿porqué no reconocemos la virtud de la política andaluza cuando un gestor público dimite porque años antes de asumir su responsabilidad política había construido una vivienda en suelo rústico?

Si pretendemos una revolución ética en la sociedad española, un rearme ético de nuestra clase dirigente, ya sea política, económica, social o cultural, debemos apoyar los hechos que avancen en la buena dirección. Por ello, como socialista y andaluz, me felicito y agradezco que Luciano González haya dimitido de forma inmediata. Y animo a los compañeros y compañeras del PSOE que vayan a asumir una responsabilidad, que se aseguren antes de no contar con cadáveres en el armario.

sábado, 8 de marzo de 2014

Mi Verdad

Pocas cosas hay en la vida que me enerven más que la dichosa expresión mi verdad. Las primeras veces que la escuché fue en programas que llaman del corazón, pero para sorpresa y escándalo mío, he terminado leyéndola y escuchándola por todas partes, incluso en programas informativos.

Cierto que la expresión mi verdad es muy afortunada como estrategia de comunicación, ya que por un lado es tajante y da verosimilitud de una afirmación, y por otra evita la contradicción con cualquier otra versión de los hechos.

Porque realmente, cuando se dice mi verdad de lo que se trata es de una versión de los hechos, tan legítima o ilegítima como cualquier otra. Y que posiblemente unida a otras muchas versiones puedan ayudarnos a tener una idea cabal de la verdad.

Soy consciente que la verdad es inconmensurable, indescriptible. A lo más que podemos aspirar los seres humanos es a obtener una versión más o menos prolija, que aceptemos que se aproxima a una verdad siempre inaprensible, intuida.

Otra de las imbecilidades que se suelen escuchar es que la verdad judicial es la verdad verdadera. Muchos son los casos, y en este mismo blog he podido recoger algunos, que verdades judiciales han sido desmontadas meses, años después, por pruebas que demuestran que las mismas eran realmente una mentira judicial.

Acepto que la verdad judicial nos es fundamental a la hora de sobrevivir en este mundo. Una sentencia judicial que afirma como probados determinados hechos nos pueden ayudar a superar un dolor profundo, especialmente si se trata de la víctima. Pero argumentar que no se puede cuestionar esa verdad judicial es un desatino.

Ahora bien, cuestionar con argumentos una verdad judicial no significa que la verdad esté más cerca de mi versión que la de la propia sentencia. Y por eso hay que ser siempre prudentes en nuestras propias convicciones.

Eso no significa, evidentemente, que se deba renunciar a una convicción profunda por el simple hecho de que la mayoría sostenga otra versión, o porque exista una sentencia judicial que afirma otra cosa. Pero al mismo tiempo hay que tener la prudencia de evitar imponer mi versión, mi verdad, sobre los demás, sobre todo cuando esa convicción se transforma en delirio místico. Como la de los revisionistas sobre el totalitarismo franquista, los defensores del vínculo transatlántico o la existencia del ser humano desde el mismo momento de la fecundación.