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sábado, 19 de abril de 2025

EL FIN DEL “SIGLO AMERICANO” - Capítulo 1: El brexit y los aranceles de Trump, la huida hacia adelante de las élites neoliberales

 

Los aranceles de Trump sigue la misma lógica que el brexit: la huida haca adelante de un neoliberalismo que muestra su fracaso en las sociedades que lo vieron nacer. Un post neoliberalismo que en el caso de Estados Unidos pone punto final al “siglo americano” que comenzó en 1945.

De todos los análisis que he leído en los últimos meses sobre la política arancelaria impulsada en su segundo mandato por parte del presidente de Estados Unidos de América, Donald Trump, ninguno establece una relación causal entre el brexit y la política comercial del mandatario estadounidenses.

En una reciente entrevista en eldiario.es, el politólogo francés Pascal Boniface declaraba certeramente que “Trump no es sólo un imbécilque se enfada, hay un proyecto político detrás”, es decir, que más allá de su histrionismo narcisista, el “trumpismo” configura un nuevo proyecto político que desborda al neoliberalismo de Milton Friedman.

Y es que desde principios del siglo XXI, incluso desde ámbitos neoliberales se ha tomado conciencia del fracaso del contrato social neoliberal que impulsaron Ronald Reagan y Margaret Thatcher, en Estados Unidos y Reino Unido, respectivamente, y que arrastraron al resto del mundo.

Cualquier contrato social es una promesa de más riqueza y bienestar, al que a veces se une los conceptos de justicia y libertad. Su incumplimiento supone el fracaso del mismo, e inevitablemente provoca la respuesta social que lleva a su derrota. Esto fue, en definitiva, lo que ocurrió en la Unión Soviética, cuando el contrato social soviético fue incapaz de ofrecer los niveles de bienestar que había prometido.

¿En qué se basaba el contrato social neoliberal? Fundamentalmente que la desregulación, las bajadas de impuestos, la reducción del Estado (a solo el ejército y el sistema judicial, defendía Friedman), la libertad de movimientos de capitales y la globalización provocaría un aumento de la productividad de la economía y la bajada de la inflación. Un círculo “virtuoso” que efectivamente aumentaría la riqueza de las élites para que a la postre, cual “lluvia fina”, terminara empatando de riqueza a toda la sociedad.

Tras los años 70 y 80, con altas tasas de inflación y destrucción de empleo por la crisis del petróleo, las propuestas neoliberales fueron parcial o totalmente aceptadas, no sólo por las fuerzas de derechas y conservadoras sino también por parte de las fuerzas de izquierda, socialistas e incluso comunistas, resumida por Deng Xiaoping, presidente en aquella época de la República Popular China, en la famosa frase “Gato negro, gato blanco, que más da si caza ratones”.

La primera parte del axioma se cumplió: la bajada de impuestos, el desmantelamiento de los Estados y la deslocalización industrial de la globalización contribuyó a una mayor riqueza de las élites. Pero para el conjunto social los efectos positivos fueron parciales y sólo al principio.

En Reino Unido, donde se inició la revolución “neoliberal”, la venta de las viviendas públicas a sus alquilados por los gobierno de Thatcher y Major, por ejemplo, generó un falso espejismo a cientos de miles de familias trabajadoras que pasaron a ser “propietarios”. O la venta de acciones de las empresa públicas a las clases medias y populares creó una supuesta nueva clase de accionistas obreros, que de alguna forma resonaba en sus mentes como la marxista toma de los medios de producción por parte de la clase obrera.

Pero la realidad es que la constante bajada de impuestos en el Reino Unido durante décadas significó la degradación de los servicios públicos hasta niveles insostenibles y las fracasadas privatizaciones como la de los ferrocarriles se han convertido en una trampa de precios altos y servicios ineficientes. Además, la deslocalización de las industrias y las políticas antisindicales, provocó una bajada salarial brutal y la desertificación de las otrora fundamentales zonas industriales del Reino Unido.

La respuesta natural habría sido un movimiento contrario: aumento de impuestos a los más ricos, más regulación estatal y mejorar la capacidad de negociación de los sindicatos, para provocar el aumento salarial.

Pero previsoramente, las fuerzas conservadoras “inventaron” un enemigo externo sobre el que cargar las culpas y fracasos de las políticas neoliberales: la Unión Europea. Desde ese momento, el problema no era la insuficiencia fiscal del Estado tras cuarenta años de bajadas de impuesto, el abuso de las élites tras la desaparición de las regulaciones que protegían a las clases trabajadoras, ni la depredación de los enormes capitales que cuales mangostas llegan, explotan y abandonan el territorio tras esquilmar todos los recursos. No, el problema era una Unión Europea que “robaba” al Reino Unido y unos inmigrantes que se aprovechaban del Estado de Bienestar británico. Y consiguieron que una parte importante de los antiguos votantes laboristas apoyaran el Brexit.

En Estados Unidos, la situación económica a partir de la crisis de 2008 era mucho peor que la del Reino Unido. La triada que lleva al desastre a la gran república, ha sido los crónicos déficit debido a la brutal bajada de impuestos a las grandes fortunas, el consiguiente aumento desmesurado de la deuda pública y un gasto en la maquinaria de guerra claramente desproporcionada para un mundo donde ya no había enemigos.

Datos escalofriantes de la situación de Estados Unidos es la tasa de mortalidad infantil, en el puesto 56 según el Banco Mundial (2023), con países por delante como Rumanía, Sri Lanka, Macedonia del Norte, República de Corea, o Bielorrusia, por ejemplo, cuando es el cuarto país del mundo por gasto sanitario por habitante (2022, Banco Mundial), y siendo los tres primero, por este orden, Afganistán, Tuvalu y Nauru.

En cuanto al gasto en defensa, Estados Unidos gastó en 2023 un total de 861.633 millones de dólares, un 7,18% más que el año anterior, representando el 3,34% de su PIB. Por contra, en infraestructuras, Estados Unidos gastó en 2019 el 2,5% de su PIB, frente al 4,2% que gastó en la década de 1930. En 2017 se publicó que “2.000 presas podrían romperse, 56.000 puentes al igual que dos de cada diez calles están en mal estado. Para cada hogar estadounidense los costes de los baches, las desviaciones, las obras y los costes por trenes que no funcionan, ascienden a 3.400 dólares anuales”. El plan bipartidista de infraestructuras de Biden de 2021, ha mejorado algo la situación pero aún se calcula que hacen falta “3,7 billones de dólares durante una década” según el informe de 2025 de la Sociedad Estadounidense de Ingenieros Civiles.

¿Cómo es posible que esta precariedad de las infraestructuras de Estados Unidos si de 1980 a 2023 se ha pasado de una deuda del 41,18% del PIB al 118,73%? Pues a que toda esa deuda, realmente inmanejable, se ha utilizado en compensar las rebajas de impuestos y el aumento de la maquinaria de guerra.

Además, las multinacionales y los grandes fondos de inversiones se han beneficiado durante décadas de la desregulación y la globalización, deslocalizando la industria a países con salarios más bajos, fundamentalmente México y Asia. Es decir, el déficit comercial estadounidense es provocado por la estrategia neoliberal de sus propias empresas para maximizar sus beneficios.

Es lógico que la sociedad norteamericana, como la del Reino Unido en la década pasada, esté claramente preocupada por su futuro. La solución pasa, naturalmente, por una mayor regulación pública, mayores ingresos fiscales para reducir el déficit, gastar mucho menos en la maquinaria de guerra y más en infraestructuras civiles, construir un sistema sanitario al estilo del de Canadá o el de los países de la Unión Europea, y mejorar la capacidad de negociación de los sindicatos para aumentar los salarios. Es decir, hacer una enmienda a la totalidad al proyecto neoliberal de Ronald Reagan y apostar por un proyecto socialdemócrata como el de Franklin D. Roosevelt.

Así lo reconoció Francis Fukuyama, quien afirmó en 2018 que “los neoliberales fueron demasiadolejos. Ahora hacen falta más políticas socialdemócratas”.

Pero eso sería reconocer las mentiras del pasado y obligar a las grandes multinacionales norteamericanas, a los grandes fondos de inversión y a las élites a devolver ingentes recursos esquilmados durante décadas. La respuesta del neoliberalismo estadounidense ha sido mutar para proteger la enorme riqueza conseguida de forma espuria.

Ahora el problema es el “globalismo” supuestamente “woke”, todo un acierto de la ingeniería neurolingüística para ocultar lo evidente: que la “globalización” neoliberal es uno de los responsable de la deslocalización industrial norteamericana y la desaparición del empleo industrial.

Al igual que en el Reino Unido se inventó un enemigo, la Unión Europea, para justificar el brexit, en Estados Unidos se han inventado que el mundo entero es el enemigo, con frases como “el mundo nos roba” y justificar así uno de sus instrumentos estrella: los aranceles.

Estos fuegos de artificio impiden reparar en lo principal: el proyecto presupuestario presentado al Congreso por Trump, que reduce los impuestos en aproximadamente 5 billones de dólares, y añadirá aproximadamente 5,7 billones de dólares a la deuda del Gobierno federal durante la próxima década.

Tras la reciente reunión con primera ministra italiana Giorgia Meloni, Trump declaró que “No tenemos prisa (…) los aranceles nos están haciendo ricos” añadiendo que “perdíamos mucho dinero con Biden (…) y ahora todo ha cambiado” añadiendo que Estados Unidos está “recibiendo billones y billones de dólares” como resultado de los aranceles comerciales globales impuestos a países como China y Canadá.

La realidad es que según datos del Departamento del Tesoro, se sugiere que los ingresos por aranceles son muy inferiores a los necesarios para compensar los efectos de la extensión de los recursos de impuestos.

Pero es que en el caso de que lo hicieran, significaría un nuevo expolio de la sociedad norteamericana, ya que los aranceles son impuestos que paga la sociedad no para mejorar la situación, extremadamente deteriorada, sino para aumentar los beneficios de las grandes multinacionales, los grandes fondos de inversión y las élites.

viernes, 4 de agosto de 2023

Un asesinato nunca es agua pasada

 

En la versión televisiva de “El templete de Nasse-House”, protagonizado por David Suchet en el papel de Hercules Poirot, conversando con la anciana dama, anterior titular de la hermosa propiedad de Devonshire, le reprocha:

  • ¿Tan terrible como lo que pasó aquí hace cinco semanas? ¿Tan terrible como matar a una niña que solo tenía catorce años?

La anciana le responde enfadada:

  • Déjelo ya. Es agua pasada. Se acabó.

Entonces el detective belga le responde lapidario:

  • No, madame. Un asesinato nunca es agua pasada.

Y es cierto: nunca lo es.

Se proyecta a su alrededor y su eco resuena durante años, décadas, siglos, mientras hayan personas que fueron víctimas directas o indirectas.

Por eso es tan repugnante clasificar la importancia de los asesinatos, y de sus víctimas, en función del tiempo transcurrido, o en función de nuestra cercanía ideológica con los muertos.

Una repugnancia que aumenta cuando no parte de un individuo aislado, cuando no es una opinión personal, sino que se inserta en un discurso ideológico y político, para priorizar unas víctimas sobre otras, en función de su utilidad política en el presente.

El asesinato de una persona en el año 36 de manos de un pelotón de fusilamiento ordenado por Queipo de Llano es tan insoportable como el asesinato de Miguel Ángel Blanco por parte de ETA, el asesinato de Ana Orantes en manos de su marido, o el asesinato de Marta del Castillo. Todos ellos merecen nuestra compasión, y comprensión al dolor de sus familias, dando igual que hayan pasado hace 100, 50, 10 años.

Cualquier asesinato (incluso los “legales” en aplicación de la pena de muerte en algunos Estados) es insoportable.

Freidrich Schiller, en su opúsculo “Sobre lo sublime”, nos advertía que

Nada es tan indigno del hombre, pues, como sufrir violencia: la actitud violenta lo aniquila. El que la ejerce nos disputa nada menos que la humanidad. El que la sufre cobardemente se despoja de su humanidad.

Y si hay algo que me indigna sobremanera es la manipulación de aquellos que establecen una jerarquía de víctimas buenas y malas, que se burlan de los hijos y nietos de aquellos asesinados y asesinadas que buscan justicia, mientras exigen violentamente compasión hacia sus muertos.

Son los degenerados de siempre, los que están acostumbrados a utilizar a los muertos en su beneficio económico, los que históricamente se han lucrado con los asesinatos y la violencia.

Asqueroso, desde luego.


miércoles, 5 de agosto de 2020

Tres puntualizaciones sobre la supuesta expatriación de Juan Carlos de Borbón.


Con natural regocijo ha sido celebrada por la izquierda, en la que me identifico, la huida del país del hasta hace poco jefe del Estado, acosado por las filtraciones periodísticas que dibujan un pasado mafioso.

Pero ante este cachondeo general me gustaría hacer tres puntualizaciones que creo importantes.

Primera puntualización.

No nos engañemos. Las noticias que vienen apareciendo en los últimos años sobre el ex jefe del Estado, Juan Carlos de Borbón, tienen un origen muy claro: las cloacas del estado y la prensa de las derechas.

El ex comisario Villarejo y periódicos de ultraderecha y derecha han sido los que han contribuido para que estas informaciones sean de conocimiento público.

Por esto, desde la izquierda no debemos sentirnos nada satisfechos. Si la monarquía cae no será gracias a la pedagogía republicana sino a las miserias del propio régimen.

Segunda puntualización.

Si hoy escuchamos determinadas grabaciones, es porque la jefatura del Estado y el Gobierno de la Nación no han cedido a chantajes. Las grabaciones de Corina Larsen solo puede enmarcarse en el interés de una persona de tener buenas bazas en una futura negociación. Que hoy las escuchemos es prueba que esas bazas no sirvieron para conseguir su objetivo.

Por lo tanto, la audición de las cintas que tanto escandalizan, son la prueba de una de las pocas virtudes de la monarquía de 1975.

Tercera puntualización.

Hay un republicanismo social, emocional, que suele renovarse en estos momentos de crisis de la monarquía. Y eso está bien. Pero el republicanismo solo será útil para nuestro país si adquiere un carácter político, racional.

Construir la III República solo sobre emociones es el camino seguro para su fracaso político.

Coda.

Como republicano, pienso como Manuel Azaña que La República no puede surgir como un mal menor, originado en la podredumbre y corrupción de un régimen, sino como criatura de nuestra energía, fecunda y activa, segura de sí misma.

Si la III República llegara gracias a las grabaciones de Corina Larsen me llevará a exclamar, parafraseando a Ortega y Gasset, ¡No era esto, no era esto!


domingo, 14 de junio de 2020

¡Bravo, compañera Calvo! Así se hace: sostenella y no enmendalla



Estimada compañera secretaria federal de igualdad, comprendo que en estos momentos te sientas tan incomprendida como enfurecida hacia aquellas y aquellos que en redes sociales y medios mostramos nuestra profunda sorpresa por el argumentario de nuestro partido titulado “Contra las Teorías que niegan la realidad de las mujeres” y manifestamos que no tiene ni pies ni cabeza.

¡Como osan estos y estas a enturbiar el gran éxito de nuestro gobierno liderado por el compañero Sánchez al aprobar casi por unanimidad del Congreso el Ingreso Mínimo Vital!, viene a censurar nuestra compañera Silvana en su artículo de opinión titulado “A por ello, mujeres y hombres trans” al escribir:

Además, creemos que no es ahora, en medio de una crisis social y económica a causa de la COVID-19, conveniente entretenernos en crear problemas donde no los hay. La medida más importante y de mayor calado social es ofrecer un Ingreso Mínimo Vital para quienes realmente lo necesitan, para crear este colchón social a miles de familias, muchas de ellas también personas trans que estaban abocadas a la ilegalidad o prostitución.

Y compañera Calvo, no puedo menos que dar toda la razón a la compañera Silvana en esta afirmación incluida en su escrito para defender la gestión de la Comisión Ejecutiva Federal de nuestro Partido. ¿A quién se le ocurre sacar, precisamente ahora, un tema que crea problemas donde no los hay, como es el debate sobre la Teoría Queer y las personas trans?

Pero resulta que ese debate se produce cuando la Comisión Ejecutiva Federal firmó y distribuyó un argumentario el martes día 9 de junio de 2020, que ponía sobre la mesa una cuestión que la semana pasada no era objeto de debate público, y justo el mismo día en el que los y las militantes socialistas LGTBI y el conjunto del Partido conmemorábamos el quinto aniversario del fallecimiento del compañero Zerolo. ¡Qué mala suerte! De trescientos sesenta y cinco días que tiene el año, la Comisión Ejecutiva Federal decide distribuir un argumentario que cualquiera que conociera las relaciones actuales entre el feminismo que defiendes, compañera Calvo, y el movimiento LGTBI, sabría que iban a saltar chispas.

Cualquiera se podría preguntar por qué en vez de distribuirse el argumentario el 9 de junio, 19 días antes del 28 de junio, sin haberse producido ningún hecho mediático ni político que obligase a una urgencia, no se distribuyó pongamos el 18 de febrero, 19 días antes del 8 de marzo, cuando sí tendría sentido.

Pero bueno, imagino que la Comisión Ejecutiva Federal, al distribuir dicho argumentario, presupondría que su distribución seguiría las pautas habituales dentro del Partido.

Pero ¡mira que mala suerte!, la señora Miyares y la compañera Álvarez decidieron compartir ese argumentario el mismo día 9 de junio, día que se firmó la carta por tu parte y la de los compañeros Ábalos, Rodríguez y Cerdan. Es decir, 24 horas antes de que el Congreso de los (y las) Diputados (y Diputadas) debatiera y aprobara el Ingreso Mínimo Vital.

Yo me sumo a la compañera Silvana y afirmo en nombre de miles de compañeras y compañeros socialistas, tanto LGTBI como H: Además, creemos que no es ahora, en medio de una crisis social y económica a causa de la COVID-19, conveniente entretenernos en crear problemas donde no los hay.

¿En qué estaba pensando la Comisión Ejecutiva Federal para distribuir tal argumentario el día 9 de junio, cuando no tocaba, creando un problema donde no lo había? Como militante y secretario de organización y comunicación de la Agrupación Local “José Galán Merino” del PSOE de San Jerónimo me pregunto quién demonios ha diseñado una estrategia tan perversa y negativa, que cuestiona el legado del compañero Zerolo, ofende a miles de militantes LGTBI y ha provocado un incendio entre el activismo LGTBI, contentando tan solo a una parte del feminismo, como lo pudimos comprobar el pasado 8 de marzo en Sevilla, cuando se celebraron dos manifestaciones feministas, precisamente entre las que siguen los postulados de Alicia Miyares, Amelia Valcárcel y Anna Prats, y las que no las siguen.

Echar las culpas a las bases que nos indignamos es peor que un error, es una estupidez, como se demostró en el reciente pasado de nuestro Partido. Y dado que leyendo a la compañera Silvana parece que la Comisión Ejecutiva Federal anda un poco despistada, te reitero el dato que seguramente servirá a la Comisión de Garantías para abrir el expediente informativo correspondiente: la compañera Álvarez compartió en twitter el contenido del argumentario la misma tarde del 9 de junio como se puede ver en su cuenta de dicha red social.



No solo son las formas, es también el fondo

El empeño de una parte del feminismo de atarse a un concepto biologicista del sexo de las personas demuestra una miopía preocupante.

Pensar que biológicamente solo existe hombres con pene y mujeres con vulva y “que menstrúan” (últimamente hay compañeras muy encariñadas con este concepto) es un error porque no es cierto.

Sólo en el modelo del heteropatriarcado existe esta ficción, y que se mantiene ejerciendo una violencia sobre las disidencias sexuales muy similar al que se ejerce sobre las mujeres. Un ejemplo lo tenemos en las personas intersexuales, a las que incluso hoy se les tortura y mutilan para ajustarles a una corporalidad acorde a la “normalidad sexual” del heteropatriarcado.

Por cierto, no sé si por ignorancia o por desinterés, desde ese movimiento feminista que defiendes, compañera Calvo, no he escuchado nunca una crítica contra la ablación del clítoris que se practica hoy en día en los hospitales de nuestro país a aquellas mujeres intersexuales cuyo clítoris no tiene el tamaño “estándar” (si es que eso es posible) que ha fijado el heteropatriarcado en su imaginario.

Un ejemplo paradigmático de la inexistencia en la especie humana de sólo “mujeres con vulva y que menstrúan” lo tenemos en las mujeres SIA. Bebés que nacen con clítoris y vulva, que al crecer desarrollan caracteres sexuales secundarios propios de las mujeres, son registradas y se educan y socializan como mujeres, pero al llegar la pubertad no menstrúan y tras los exámenes clínicos oportunos se descubren que son insensibles a los andrógenos, carecen de útero, sus vaginas no son funcionales, y sus cromosomas son XY.

Es decir, que era un embrión llamado a ser lo que el heteropatriarcado y el feminismo que representas considera un hombre (un bebé con pene), pero que, debido a una variabilidad en su ADN, los andrógenos maternos no provocaron el efecto habitual. Porque la naturaleza lleva decenas de miles de años “produciendo” diferentes clases de mujeres, unas que menstrúan y otras que nunca lo harán. Pero el heteropatriarcado ha ocultado esta diversidad que cuestionaba su modelo sexual binario sin fisuras. El mismo modelo binarista sin fisura que como dogma ha asumido el feminismo que representas, compañera Calvo, y que a base de imposición no está dispuesto a poner en cuestión.

¿Cómo es posible que el feminismo que representas haya asumido acríticamente el modelo binarista de su “enemigo”, el patriarcado? ¿Cómo han fallado tan estrepitosamente las famosas “gafas moradas” que tanto han ayudado al feminismo a detectar las trampas del patriarcado para el mantenimiento hegemónico de su segregación sexual que asegura la preminencia del hombre sobre la mujer?

Muchas son las teorías que recorren hoy las redes, algunas claramente ofensivas para nuestro Partido, para las feministas que representas en la Comisión Ejecutiva Federal, y para las organizaciones de mujeres que articulan a parte del movimiento feminista, que sin duda conoces y que nos vamos ahorrar transcribir.

Pero mi convicción es que se trata de una cuestión generacional. El feminismo que ha traído las mayores cuotas de igualdad en la historia de nuestro país y referente en el mundo, siente pánico hacia su propio éxito. El natural cuestionamiento del sexo, como se hizo en el pasado del género, y del que el feminismo en su conjunto debería sentirse orgulloso como hija de su obra, es contemplado con horror de aquellas que no comprende esa evolución.

La Teoría Queer es hija del feminismo y ha sido elaborada intelectualmente por destacadas feministas. Con errores y con aciertos, no es obra del liberalismo ni del conservadurismo, no es un enemigo exógeno, es una hija del feminismo.

Y eso os lleva a rechazar y demonizar cualquier cuestionamiento de que el sexo no está prefijado y establecido, grabado a sangre en el ADN humano, inmutable e inmodificable.

Por todo esto, compañera Calvo, ya habrás comprendido el título irónico de este post. No puedes, no podéis las feministas a la que representas dentro del Partido, comprender esta nueva realidad, vuestros prejuicios os lo impide. Pero con todo, tienes, tenéis derecho, a incluso elegir vuestros errores.

A lo que no tienes derecho, a lo que no tenéis derecho, es llevar al error al Partido sin debate en los órganos estatutarios, sometiéndolo a los dictámenes del binarismo patriarcal, al retroceso de los derechos humanos de las personas que no se ajustan al binarismo patriarcal, y, en definitiva, a perder el tren de la historia.

La obra de Pablo Iglesias Posse no se lo merece. Las mujeres no se lo merecen. Y desde luego las personas LGTBI no nos lo merecemos.

viernes, 27 de diciembre de 2019

¿Y por qué no apagamos esa farola?



En mayo de este año 2019, Diario de Sevilla, publicaba una noticia con el siguiente titular: “Sevilla es la tercera ciudad española con mayor potencia en iluminación[1] En este artículo se señalaba que “la capital andaluza sigue presentando déficits importantes en el ahorro energético. Así lo demuestra el ranking de la contaminación lumínica en España, publicado por el repositorio científico europeo Zenodo”.  Asimismo, el autor del artículo señalaba:

A ello ha de sumarse la bajada de la potencia, asignatura pendiente en Sevilla. "Estos dos factores cuando se cambian, por regla general, crean una sensación de inseguridad en lugares que antes han estado demasiado iluminados, de ahí que los gobiernos locales sean reacios a modificarlos", añade el investigador, quien abunda en que "para andar por las calles sólo hace falta que esté alumbrado el suelo". 

A finales de este mismo año, el diario digital publico.es, publica un artículo en el que afirma que “el gasto por habitante se sitúa en 114 kilovatios por año, casi el triple que Alemania (48-43) y muy por encima de Francia (90-77), según datos facilitados por el profesor Juan Manuel Blanco en una ponencia dictada en los cursos de verano de la Universidad de la Rioja en 2018[2].

Es decir, que las ciudades españolas en general, y Sevilla entre las capitales en particular, están excesivamente iluminadas, con el consiguiente gasto económico, que además provoca una enorme huella de carbono así como contaminación lumínica.

Una de las soluciones sería reducir el número de farolas que iluminan nuestras calles, un tercio aproximadamente para parecernos a Alemania.

Pero, como recogía Diario de Sevilla, sin duda se produciría una sensación de inseguridad, que  provocaría un levantamiento popular contra dicha reducción, a la que se le acusaría todos y cada unos de los delitos y accidentes que se produjeran en la ciudad.

Por ello, los políticos, gobernantes de lo público en nombre del pueblo, hacen por lo tanto bien en no tomar medidas para reducir el número de farolas.

Posiblemente, en poco tiempo, la opinión pública irá cambiando de opinión, y creo sinceramente que dentro de no muchos años, el rechazo a la reducción de farolas se transformará en exigencia de reducir su número para emitir menos carbono y producir menos contaminación lumínica.

Y el discurso social también es previsible: se acusará a los gobernantes de no haber reducido las farolas por sus relaciones con las compañías eléctricas, sacarán de nuevo a Felipe González de su “armario” de la historia, y se mostrarán indignados: todos son iguales.

Por eso, dado que hagan lo que hagan (tanto lo que quieran los ciudadanos o contra la opinión de los ciudadanos) los gobernantes serán acusados de desalmados y corruptos, ¿por qué no animamos a que nuestro ayuntamiento reduzca un tercio las farolas públicas de la ciudad?.

Por lo menos, ayudaremos a paliar al cambio climático, que no al cambio de la mentalidad popular. Que está visto que es imposible.


sábado, 7 de julio de 2018

El triunfo del independentismo catalán: reflexiones sobre la entrevista de Amador Fernández-Sabater a Edgar Straehle.



En la sección Interferencias, del digital eldiario.es, se ha publicado una entrevista de Amador Fernández-Sabater al escritor y filósofo Edgar Straehle, el cual ha publicado recientemente Claude Lefort, la inquietud de la política, con el siguiente título Independentismono independentista, la complejidad del 'procés' y sus estereotipos.

Durante la entrevista, que recomiendo vivamente, Straehle realiza dos reflexiones que me han llamado poderosamente la atención.

La primera es cuando respondiendo a la pregunta Cuáles te parecen que son entonces las razones y los deseos que animan mayoritariamente el independentismo, realiza el siguiente comentario: Además, eso se nota a nivel cotidiano, pues muchos de los independentistas más radicales, aunque no lo reconozcan, no dejan de pensar y pensarse implícitamente desde un marco territorial español. De ahí por ejemplo que, durante las manifestaciones en contra de la sentencia contra la Manada, la Plaça Sant Jaume de Barcelona se llenara de independentistas con el lazo amarillo. ¿Habría tenido la misma trascendencia si la violación de Pamplona hubiera ocurrido en Perpiñán, en la histórica Cataluña septentrional y reivindicada como parte de los Països Catalans ? Lo dudo mucho. En Cataluña estamos mucho más al tanto de lo que sucede en Madrid o en Sevilla de lo que pasa en Perpiñán.

La otra, es cuando a la pregunta Lo más sorprendente es que en el amplio campo de la izquierda también hayan calado los estereotipos con respecto a lo que pasa en Cataluña y la indiferencia haya sido tan alta. ¿Cómo percibes esto? la respuesta de Straehle comienza con esta afirmación: Es un tema interesante que ha generado no pocos debates y desilusiones en Cataluña. Uno de los mayores ejemplos de esto vino el 1 de octubre: muchos de los que fuimos a votar ese día recibimos mensajes de gentes de muchos países del mundo que nos preguntaban si estábamos bien, pero no del resto de España. Ese día, pienso, se alzó una barrera, cuando menos comunicativa, entre muchos de nosotros.

Y continúa:

Mucha gente se ha sentido traicionada por la reacción de buena parte de una izquierda a la que suponían amiga y a la que votaban (no hay que olvidar que muchos independentistas votaban a un Podemos que ganó holgadamente en Cataluña en las dos últimas elecciones generales).

Lo más curioso es que la respuesta a esta contradicción, es decir, de una sociedad catalana que sigue viviendo lo español como suyo y una sociedad, la del resto del país, que ha vivido lo sucedido en Cataluña con desapego, la ofrece el propio Straehle, sin darse cuenta de que está señalando la clave social de todo el proceso, al finalizar la pregunta con la siguiente afirmación:

Paradójicamente, se han comportado como si lo sucedido en Cataluña fuera un problema ajeno y no transcurriera en su propio país.

Porque precisamente esa es mi percepción desde hace años, mucho antes de que entrásemos en esta dinámica territorial centrífuga: que el mayor triunfo del nacionalismo catalán primero, y del independentismo después, ha sido convencer emocionalmente al resto del país que se nos rechaza, que no se quiere saber nada de nosotros.

Como he recordado varias veces en este blog, ya Américo Castro señalaba lo contradictorio de la respuesta castellana a la independencia portuguesa en el siglo XVII, cuando en vez de enviar tropas, la corona de los Austrias y la sociedad de sus reinos enviaron su indiferencia, que aún dura.

Los habitantes de los antiguos reinos castellanos y algunos de los aragoneses, llevamos muy mal el rechazo de quienes consideramos nuestros iguales. Hemos soportado las difamaciones de anglicanos y protestantes con la Leyenda Negra, hemos superado el desprecio francés que consideraba que África comenzaba en los Pirineos. Pero no somos capaces de gestionar el rechazo de los que consideramos los nuestros, portugueses hace más de trescientos años, y ahora catalanes.

Y la reacción emocional ha sido la misma. La indiferencia. Instintivamente, la sociedad española que vive fuera de Cataluña ya da por independizado el Principado. Es consciente que será una ruptura dolorosa, traumática en muchos sentidos, incluso larga en el tiempo, pero inevitable.

Porque,  si me permiten el retruécano, a estas alturas para madrileños y sevillanos ya es más importante lo que pase en Perpiñán (parte de un país que nos quiere a su lado) que lo que pase en Barcelona (parte de un país que nos rechaza).

Uno no invierte emocionalmente en una relación que sabe rota e inviable, provocada por el rechazo del otro. La sociedad que vive fuera de Cataluña hará lo que hizo en relación a la independencia de Portugal: encogerse de hombros y pensar que más allá de la Raya lo que se extiende es el Atlántico infinito.

domingo, 24 de diciembre de 2017

Lucía y la homofobia


Twitter lo carga el diablo. Eso está cada día más claro. Es imposible para los que interactuamos en ese espacio no tener nuestros días malos, incluso para una persona como yo que extremo la prudencia al máximo y des-escribo tuits mucho más que de los que escribo.

En la mañana del pasado día 12 de diciembre, leí una columna de Lucía Extebarría titulada Budsexers, homosexualidad reprimida,misoginia y machismo que me produjo un gran desasosiego. Resumiendo (aunque recomiendo su lectura completa) la señora Extebarría responsabiliza de la bestial violación de la manada a la necesidad de verse la polla los unos a los otros porque no pueden reconocer en alto su parte homosexual.

Tras la lectura, no pude resistirme a compartir el siguiente tuit:


Posiblemente una decisión desacertada. Porque minutos después, una desairada Extevarría me respondía:


Ante lo cual me comprometí a responderle mediante un post, que hoy, querida y querido lector, es el que estás leyendo.

El culo y las témporas.

Yo también sufrí un terrible impacto con las noticias de la brutal violación de la manada a una chica madrileña, a penas salida de la adolescencia, por parte de un grupo de hombres sevillanos, en la fiesta de los Sanfermines.

Comprendo que la necesidad de explicarnos tan terrible comportamiento, agravado con el consabido son muy buenos muchachos de familiares y amigos, puede llevarnos a exponer algunas explicaciones bastante peregrinas, sin mayor trascendencia.

Si sólo se tratase de eso, la lectura de la opinión de Lucía Etxebarría no me habría llevado más que a negar con la cabeza y pasar a otro tema. Pero es que, como sugería en mi tuit, llovía sobre mojado.

Ignoro si los miembros de la manada son o no budsexers, es decir, personas heterosexuales que mantienen relaciones homosexuales. Mucho se ha escrito sobre el tema, y no voy a detenerme si tal cosa es posible o son personas homosexuales reprimidas con una gran homofobia asumida.

Lo que sí hay que reconocer es que Etxebarría rompe con un discurso homogéneo y tradicional del feminismo: el de la cosificación de la mujer por parte del hombre. Porque de acuerdo con la tradición feminista, la realidad es simple: lo que excita al macho es despersonalizar a la mujer, convertirla  en un objeto donde saciar su necesidad de dominio, incluido el sexo. Esta escena es, como dice la autora, muy habitual en la pornografía heterosexual.

¿Pretende Lucía Etxebarría cuestionar este principio? ¿A caso la escritora busca establecer un nuevo discurso feminista en el que se niega la cosificación de la mujer, ya que el fin último del machista es poder ver el rabo a otros machos?

En mi opinión, no creo que la escritora buscara con su artículo un cambio discursivo, sino tan sólo hallar un culpable a tan repugnante violación. ¿Y qué más fácil que culpar a la homosexualidad, reprimida eso sí, de todos los males de la humanidad?

Una conclusión que, lejos de amplificar la denuncia del machismo, lo que hace  es reforzar el machismo y el heteropatriarcado, porque la conclusión última exculpa al heterosexual machista y culpabiliza al homosexual reprimido (que de ser cierta su hipótesis no dejaría de ser también víctima, otra víctima más del machismo). Esa bestialidad no es cosa nuestra, puede pensar un o una machista hetero, eso es culpa de los maricones.

Llueve sobre mojado

Esto me llena de zozobra. En caso de ser cierta mi hipótesis, ¿qué llevaría a una mujer inteligente, que ha hecho gala de su bisexualidad y ha sido parte de la lucha LGTBI de este país, a tal conclusión que refuerza los prejuicios sobre las personas homosexuales?

Desde una parte del movimiento LGTBI venimos observando una deriva homófoba de cierto discurso feminismo, que ha aparecido en torno al debate de la gestación subrogada. Me niego, no sé si por razones sentimentales, a pensar que más que aparecer ha emergido. Pero el caso es que desde algunas tribunas feministas se ha denunciado dicha técnica reproductiva como el capricho de gais ricos para comprar bebés de mamás pobres, explotando el útero de esas mujeres.  

La alianza estratégica entre movimiento homosexual y feminismo ha sido una de las fortalezas que nos han permitido avances importantes en el campo de la diversidad sexual. Un apoyo donde el movimiento feminismo ha aportado más que recibido. Y por eso, el reconocimiento de las personas LGTBI debe ser eterno.

Pero los discursos neo-homófobos, además de ser falsos, están sembrando de desconfianza y susceptibilidades las relaciones entre ambos grupos.

Falsos, porque la mayoría de las personas que han accedido a la maternidad y la paternidad por subrogación son heterosexuales, en pareja o solteras. De hecho, durante años, nadie en los registros civiles de los consulados españoles, donde se inscribían dichos niños, sospechó que aquel bebé de una pareja (hombre y mujer) o una mujer soltera, no fuesen el resultado de los métodos tradicionales para procrear. Tan sólo cuando apareció una pareja de dos hombres para inscribir a su bebé, los funcionarios consulares se percataron de que era difícil explicar aquella procreación por la vía biológica tradicional.

Que una baronesa sea madre de dos hijos en una edad donde la naturaleza hace descartar la maternidad no deja de ser una simpática noticia de la sección de sociedad. Que un cantante claramente gay sea papá sin una mamá a quien endosar la criatura desata una tormenta perfecta.

Y Lucía Etxebarría escribió su columna

Por ello escribí en mi post: Triste y preocupado por la deriva #homofobica de cierto feminismo. @LaExtebarría es la última, pero no la primera.

Lo que buscaba con mi reflexión (posiblemente no tan acertada como pretendía) era señalar un hecho para mí objetivo: mujeres feministas inteligentes que comienzan a ver con sospecha a los hombres homosexuales, a los que culpabilizan de algunas de las desgracias de su género.

Los seres humanos somos complejos. El binarismo nunca ha sido más que un deseo de las culturas natalistas, que son las que nos han llevado a guerras, exterminios, y holocaustos. Pero la realidad es tozuda, y las personas somos mucho más diversas de lo que nos gusta admitir.

Y la diversidad genera inseguridad, angustia, temores. Nos sentimos más confortables en un mundo de opciones binarias, blanco o negro, y tendemos a rechazar todo aquello que nos lo cuestione.

Porque la realidad es que la brutalidad de la manada no es nueva. Por muy impactados que podamos estar, en poco se diferencia de otras miles de atrocidades que hemos visto en el pasado. Y me temo que a Lucía Etxebarría la agresión de aquellos Sanfermines, sin darse cuenta, le llevó a buscar consuelo en ese binarismo de malos y buenos, donde una vez más, los hombres homosexuales nos llevamos la peor parte.

Y eso, aquí y en Pekín, se llama homofobia.

sábado, 24 de diciembre de 2016

Las mujeres de los rojos, por fin, han conocido hombres de verdad



Manuel Muñoz Medina ha intentado justificar su acción, que sólo puede tacharse de violencia machista, como “broma de mal gusto”. En algunas noticias se ha llegado a insinuar como justificación el alto grado de intoxicación etílica que supuestamente embargaba al empresario y vocal de la Cámara de Comercio de Sevilla en el momento de su repugnante acción.

Mi primer pensamiento después de la repugnancia que sentí al leer la noticia, fue que si esto le había ocurrido a una política de primera fila, feminista y peleona, que sucederá con las trabajadoras de dicho empresario. Porque cualquiera puede llegar a la conclusión que, para este empresario, acorralar y violentar a una mujer es algo gracioso, una broma.

Pero luego recordé al infame Queipo de Llano (maldito sea esté donde esté) y sus discursos radiofónicos, cuando anunciaba a los cuatro vientos de las ondas que los legionarios enseñarían a las mujeres de los rojos que era un hombre, “y no castrados milicianos” para finalizar afirmando que “Dar patadas y berrear no las salvará”. Es decir, que resistirse a la violación no sería suficiente para evitarla.

Y mucho me temo que en este caso concreto, además de la naturaleza de violencia machista, el acto repugnante de Manuel Muñoz Medina oculta un vector ideológico: mostrar a una roja, esposa de un “miliciano castrado”, el alcalde de Cádiz en este caso, lo que es un hombre de verdad.

Y es natural que las enseñanzas de Queipo pervivan socialmente en una sociedad que no tiene la decencia de sacar de la basílica de la Macarena los restos de un genocida, patrocinador del asesinato en masa de más de 15.000 personas en la provincia de Sevilla fundamentalmente pero también de otras partes de Andalucía, autor intelectual de los asesinatos de García Lorca o Blas Infante.

Y es que no se trata de un hecho aislado, sino que lo hemos visto recientemente durante la investigación por violación de una chica madrileña en Pamplona supuestamente por varios jóvenes sevillanos, algunos miembros del ejército y de los cuerpos de seguridad del Estado.

Muchos aún en Sevilla comparte con Queipo y Manuel Muñoz Medina un poso social e ideológico, no solo de machismo violento, sino de desprecio a la dignidad humana.

Dios los cría.....

domingo, 27 de marzo de 2016

Las tres negaciones de Kichi, o la mutación del revolucionario.



Que una vecina de Cádiz reviente el Pleno Municipal de Cádiz no es novedad. Y que el hecho se convierta en noticia viral, tampoco.

Ocurrió cuando Aysha Elmortada (palabrita de honor que es un nombre real) interrumpió el Pleno el 31 de marzo de 2014, cuando era alcaldesa Teófila Martínez, pidiendo que se cumplieran las promesas municipales de ayudas tras un desalojo. También cuando lo hizo Inmaculada Michinina (tampoco me he inventado el apellido, lo prometo) lo interrumpió el 29 de julio de 2013, pidiendo una licencia de venta ambulante.

Por eso no sorprende que sea otra vecina gaditana, Tamara Escarcena, la que el pasado miércoles 23 de marzo haya reventado el Pleno de Cádiz exigiendo el cumplimiento de la promesa del alcalde, José María González, más conocido en el gaditanismo por Kichi, de ayuda ante una difícil situación económica.

Estos hechos indignan tanto a los partidarios de un alcalde como divierten a los partidarios de la oposición. La hilaridad que las interrupciones de Elmortada y Michinina provocó en su momento entre los detractores de Teófila Martínez, solo fue superada por el cabreo de sus seguidores. E imagino que habrán sido los partidarios de la Teo los que anden desternillándose mientras los seguidores de Cádiz Si Se Puede estén que trinan.

Pero tampoco se trata de actuaciones que se produzcan exclusivamente en la Tacita de Plata, y en casi todos los ayuntamientos de capitales de provincia se han vivido situaciones parecidas. Es más, muchos colectivos lo utilizan como estrategia para visibilizar sus protestas: interrumpen el pleno, muestran carteles o eslóganes en las camisetas y a continuación abandonan el Pleno, una vez conseguida la foto que de inmediato se difundirá por redes sociales y medios on line.

La complejidad de su gestión es directamente proporcional a la duración y violencia verbal de la interrupción. En la mayoría de las ocasiones, la indicación del alcalde o el presidente del Pleno para que se abandone el salón es suficiente para que los protestones depongan su actitud. Pero a veces la pasión o la desesperación de los boicoteadores dificulta una solución decorosa.

Porque siendo un ejercicio de libertad de expresión, colisiona con otros mandatos legales que puede llegar a suponer una imputación por atentado a la autoridad.

De ahí la importancia de la cintura del dirigente municipal que sufre esta situación. Empatía, paciencia y humildad, con la cantidad suficiente de firmeza, son las virtudes que le ayudará a solventar la situación. Y hay que ir preparado para una situación así, ya que éstas situaciones son las que demuestran las fortalezas o debilidades de un dirigente.

Por eso sorprenden las palabras de Kichi ante la interrupción de Tamara Escarcena y su marido. Hay que reconocer que, por el vídeo que se ha difundido, el alcalde de Cádiz muestra cierta habilidad para no convertirlo en una situación tensa y desagradable: se acerca, deja hablar a Tamara y Juan Antonio, y tras unos minutos pide a la pareja que abandonen el Pleno. Pero toda esta gestión se quiebra con sus palabras finales, cuando afirma:

Por favor…. por favor… A la próxima que tenga que llamar la atención, voy a desalojar, lo siento, ¿eh?. Este Pleno… bien, bien, pero este no es el sitio. Este pleno está ahora mismo reunido aquí la soberanía del pueblo de Cádiz, y nadie puede interrumpirlo. Nadie. Sin excepciones. Nadie. Sin excepciones. Nadie. Sin excepciones. Nadie. Por favor. Silencio…

Dice el refrán que de la abundancia del corazón, habla la boca. La actitud de acercarse y aplacar los ánimos podía ser impostada. Pero la reiterada afirmación de que nadie, sin excepciones, puede interrumpir el Pleno (y que recuerdan a las tres negaciones de San Pedro), no.

¿Ha cambiado el poder a Kichi? ¿O se ha revelado la verdadera condición de José María González? En todo caso, estas palabras le radiografían y muestran una concepción política determinada y sorprendente, porque entra en colisión con el apoyo y la complicidad de su partido con estas situaciones cuando la alcaldía la ostentan alcaldes y alcaldesas de otras opciones partidarias.
        
Cierto que no es lo mismo prometer que repartir trigo. Cierto que no es lo mismo ver los toros desde la barrera que en medio del ruedo. Pero sobretodo, lo cierto es que no es posible ser o haber sido de los de abajo quien tan rápidamente se retrata como uno de los de arriba. 

domingo, 6 de marzo de 2016

La edición fantasma del Ideal Andaluz de Blas Infante



Hace años, tras descubrir el Ideal Andaluz de Blas Infante Pérez, me dediqué a intentar localizar todas las ediciones que de dicha obra se hubiesen realizado en España.

Era a final de los años 90, principios del 2000, cuando internet aún no tenía el vigor y la información que hoy conocemos. Por tiendas de libros usados, webs especializadas, y catálogos on-line de instituciones y bibliotecas de España y otros países de América y Europa, fui localizando, una a una, las distintas ediciones: la edición príncipe de 1915, la prologada por Lacomba y Tierno de 1976, y las sucesivas de la Fundación Blas Infante. Y, una a una, las fui adquiriendo, bien por compra, bien por regalo de algún amigo, como la de 1982 que tan amablemente me cedió Javier C.S.

Recibir por correo la primera edición del Ideal Andaluz de Infante solo fue comparable con el día que recibí la edición póstuma de la obra Últimas Flores de la sevillana Concepción de Estevarena. Una mezcla de ansiedad al abrir el paquete, de temblor al acariciar el libro, de júbilo por alcanzar un sueño tras una larga, larguísima búsqueda que había durado no menos de cinco años.

En aquellas búsquedas, en una página web que no recuerdo, encontré referencias a una edición de 1916, que nunca he podido encontrar en ningún catálogo. No la encontré en la Biblioteca Nacional, que sólo conserva las ediciones de 1915, 1982 y 2010. Tampoco la localicé en ninguna biblioteca pública del Estado, cosa que sí ocurre con la edición de 1915 conservada en la Biblioteca del Estado de Ceuta, en la Biblioteca de Andalucía (Granada) o en las municipales de Almensilla, Villa del Río, Los Corrales o en la Central de Jerez de la Frontera.
  
Por su parte, la búsqueda de la edición de 1916 en el Catálogo Colectivo delPatrimonio Bibliográfico Español (que incluye los fondos de un total de 800 bibliotecas públicas y privadas de todo el país) resultó igual de infructuosa, ya que si bien localicé la edición de 1915 en bibliotecas como la del Archivo Municipal de Sevilla o de la Central del Campus de Albacete de la Universidad de Castilla-La Mancha (con una dedicatoria de Infante), no apareció por ningún lado una edición de 1916.

Igual de frustrante fue la búsqueda en las bibliotecas de la Universidad de Sevilla, ya que su catálogo Fama sólo consta, con dos ejemplares, la edición de 1915; en la biblioteca del Congreso de los Estados Unidos tampoco la encontré; ni en GoogleBooks (que incluye millones de obras en su catálogo)
  
Por eso, cuando llegó a mis manos un ejemplar de la nueva edición del Ideal Andaluz, publicado en 2015 (con ocasión del centenario de su primera edición) por el Centro de Estudios Andaluces, me sorprendió descubrir que su página 91, además de las conocidas ediciones de 1915, 1976, 1982, 1994 y 2010, la edición de 1916, atribuida al Centro Andaluz de Sevilla.

Y a pesar de que en todos estos años no he encontrado ningún rastro físico de esta edición, su inclusión en la cuidadísima edición de 2015 (con prólogo del profesor Juan Antonio Lacomba -que ya participó en la edición de Túrcar de 1976 junto con el profesor Enrique Tierno Galván-, y estudio introductorio del profesor Francisco Garrido) no podía considerarse un simple error, y me convencí que debía corresponder a la existencia real de una edición en dicho año de la obra más importante de Infante.

En estos días he retomado la búsqueda de esa edición fantasma y he terminado encontrando una referencia de ella en la obra Repertorio bibliográfico sobre el “andalucismo histórico” de Manuel Ruiz Romero (Doctor en Historia Contemporánea y respetable estudioso de Blas Infante y su obra), publicada por el mismo Centro de Estudios Andaluces en 2008. En la relación que hace Ruiz de la obra de Blas Infante (página 21), incluye la edición de 1916, atribuida al Centro Andaluz de Sevilla y calificada como reedición (reed.), así como las de 1976 (Túcar), 1982 y 1994 (Fundación Blas Infante). Pero sorprendentemente no incluye la primera de 1915, impresa en Sevilla por Joaquín L. Arévalo.

La obra de Ruiz Romero llevó a ABC a publicar, el 10 de agosto de 2008, que el Repertorio editado por la Junta de Andalucía compila toda la obra científica sobre esta temática desde que en 1976 se editara la segunda edición de «El Ideal Andaluz» (la primera en 1916).

Pero a pesar de Ruiz Romero, la edición sigue sin poder ser localizada.

Finalmente, a pesar del respeto que me merece Manuel Ruiz, he llegado a la conclusión que la edición fantasma del Ideal Andaluz de 1916 no existe.

Posiblemente el error, comprensible por otra parte, se debe a la publicación en el número 7 de la revista Andalucía (diciembre de 1916) del Centro Andaluz de Sevilla, de un artículo titulado “El Ideal Andaluz”, que corresponde a la conferencia de Blas Infante sobre el regionalismo andaluz pronunciada en el Centro Obrero Republicano de Córdoba, y recogida por un periodista del Diario de Córdoba.    
     
En todo caso, esta cuestión debe resolverse lo antes posible. La integridad de la obra de Blas Infante lo exige.


Post Scríptum: el 10 de marzo de 2016, el profesor Manuel Ruiz Romero compartió en la red social twitter el siguiente tuit:



Por mi parte, agradecer, como no puede ser de otra forma, la rapidez y la profesionalidad del profesor Ruiz Romero, y dar por aclarada esta cuestión.