Como
compartí en el post anterior, mi Agrupación del PSOE, y yo con ella, lleva años
apostando por la elección directa de la secretaría general y las primarias
abiertas. Pero el debate que se está produciendo en estos momentos no deja de
sorprenderme por su simplicidad. Y no sólo por centrarse exclusivamente en la
herramienta, es decir, en el como, que también, sino en la falta de diseño
global del modelo de partido que subyace bajo la propuesta #1militante1voto.
Reflexionando
y debatiendo con amigos y compañeros, tanto en persona como a través de las
redes, he recordado a Descartes y su Método, leído hace ya demasiados años,
sobre los peligros de construir sobre viejos muros.
Releyéndolo,
he encontrado las citas que me interesaban, cuando dice que “Así vemos que los edificio, que un solo arquitecto
ha comenzado y rematado, suelen ser más hermosos y mejor ordenados que aquellos
otros, que varios han tratado de componer y arreglar, utilizando antiguos
muros, construidos para otros fines” pero añadía “Ante cuyo ejemplo, llegué a persuadirme de que no sería en verdad
sensato que un particular se propusiera reformar un Estado cambiándolo todo,
desde los cimientos, y derribándolo para enderezarlo […] Estos grandes cuerpos
políticos, es muy difícil levantarlos, una vez que han sido derribados, o aún
sostenerlos en pie cuando se tambalean, y sus caídas son necesariamente muy
duras”.
En este sentido, los y las militantes deberían tener en cuenta, desde la base hasta
la dirigencia, que si se quiere meter el bisturí a nuestro Partido,
necesidad que comparto, hay que hacerlo no sólo con prudencia sino también con
una visión de conjunto.
Lo primero es aceptar que si bien la elección directa por parte de los y las
militantes de la secretaría general es un paso en la buena dirección, este
hecho refuerza el carácter presidencialista de nuestro Partido, ya que
difícilmente a la legitimidad del voto mayoritario de la militancia se le podrá
contraponer el poder de un congreso o un comité por voto delegado.
Por
ello, para limitar ese natural e inevitable presidencialismo, y la deriva
totalitaria que lleva aparejada, el carácter del Comité debe transformarse,
pasando a ser elegido igualmente por votación directa y secreta de la militancia,
tal vez por circunscripción regional.
Asimismo,
hay que reforzar el Comité de Garantías, elegido por la misma fórmula, para
asegurar un efectivo control estatutario del resto de órganos.
Lo
segundo a tener en cuenta, es que las primarias abiertas a simpatizante va a
genera liderazgos sobrelegitimados (por la suma del voto de militantes –la legitimidad
interna-, y de simpatizantes –la legitimidad social-) que exige proteger al Partido, de forma que el contrapoder al candidato sea un poder
orgánico vigoroso.
El
PSOE, una vez más, está innovando, entrando en aguas ignotas y tal vez procelosas,
muy por delante de sus adversarios políticos. Y como siempre, esto lleva
aparejada una ventaja y un riesgo: si acierta, puede volver a convertirse en la
referencia de la izquierda para varias décadas; si yerra, podrá ser su final
tras 135 años de historia.
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