miércoles, 19 de agosto de 2020

HISTORIA | Crónicas criminales de San Jerónimo*: El Asesinato del panadero de la Algaba.

 

Primera noticia de El Noticiero Sevillano sobre el asesinato del panadero de La Algaba

Mayo de 1914. Europa se prepara para la guerra, pero Sevilla se levanta espantada por el terrible degüello de un panadero de La Algaba en el cortijo de “Tercia”.

Hasta la industrialización de finales del siglo XIX, la amplia vega del Guadalquivir al norte de Sevilla era un mosaico de huertas y cortijos que sin duda harían las delicias de muchos y muchas.

Pero de ese ambiente bucólico y pastoril, destaca el pasado turbulento del cortijo de Tercia, un verdadero "cortijo siniestro" de accidentes y violencias.

La prensa de la época recogió algunos de esos sucesos, como el accidente del joven José Cruz Torres, de 18 años, en 1896. El diario La Andalucía, en su edición del 6 de octubre, recogía la siguiente noticia:

En el cortijo de «Tercia,» conocida por «Las playas del Espartero,» propiedad de los señores don Pablo y Diego Benjumea, ha ocurrido una desgracia.

Un individuo llamado José Cruz Torres, de 18 años de edad, posee en aquellas tierras un mato.

Al ir Cruz á recoger sus cabras, tropezó en una piedra, siendo esto causa de que cayera al suelo y se le disparara la escopeta.

Quedó gravemente herido. Por su padre y su primo, que estaban en el mato, fué conducido al Hospital. El infeliz se quedó muerto al practicársele la primera cura

No faltaban tampoco las riñas con armas blancas o los asesinatos.

Como la agresión que se produjo en el cortijo de Tercia en agosto de 1902. Según El Noticiero Sevillano, en su edición del 25 de agosto, 

Anoche, de madrugada, marchaba por el camino que conduce al cerrado con las piaras de ganados, la que cuidaba Chamorro se apartó un tanto de la vereda, reprendiéndole por ello Fernandez.

Una vez dentro del cerrado, Chamorro dijo à su compañero: ¿Qué es lo que tú me dijiste antes?, respondiéndole el otro con tono natural:

—Hombre, á fin de que no se extraviaría el ganado, te dije que lo ahuyentases de la ladera aquella.

Entonces Chamorro pronunció frases poco correctas para Fernandez, y haciendo uso del palo que llevaba, la descargó un terrible golpe en un hombro.

Al verse Fernandez agredido tan repentinamente, parece trató de utilizar su palo; pero comprendiéndolo su contrincante, le sujetó por la espalda, golpeándole nuevamente.

Entonces la lucha que se entabló entre ambos fué encarnizada; lucha á que dio fin el zagal, que asustado de la reyerta corrió al cortijo á dar noticia de lo que pasaba.

Cuando de ésta salieron varios trabajadores, encontraron á Fernandez tendido en el suelo, arrojando sangre en abundancia por varias heridas que presentaba en la cabeza.

El agresor se había dado á la fuga.

Aunque al parecer el fugado fue detenido en la carretera de Sevilla a Huelva por la Guardia Civil, al presentar algunas heridas. Y después de ser conducido a la Casa de Socorro de la calle Martínez Montañés de Sevilla, fue conducido a prisión.

Un trabajador especialmente conflictivo del Cortijo de Tercia fue Antonio Lora, el cual en 1923 se enzarzó a navajazos con otro trabajador el cortijo, llamado Juan Illade. Según La Libertad, en su edición del 18 de noviembre,

En el cortijo de Tercia, próximo a Sevilla, promovieron una reyerta los trabajadores del mismo Juan Illade y Antonio Lora. Este agredió con una navaja a su contrincante y le produjo una herida en la región gástrica penetrante en la cavidad.

Illade ingresó esta mañana en el hospital en grave estado y el agresor fue detenido.

Pero como quien la persigue la consigue, años después Antonio Lora cayó asesinado en otra riña.

El diario La Voz, en su edición del 17 de enero de 1927, lo recogió así:

Trágica reyerta.-Un muerto y un herido

Sevilla 17.-En el cortijo de “Tercia”, próximo a esta capital, se ha registrado un sangriento suceso.

Los gañanes de dicha finca Antonio Lora y José Garrido Rodríguez, entre quienes se suscitaban frecuentes disputas por antiguos resentimientos, vinieron a las manos, agrediéndose mutuamente.

Antonio, esgrimiendo una horquilla, asestó varios golpes a su contrincante, hiriéndole en la cabeza.

Garrido, que esgrimía una navaja, dio varias puñaladas a su adversario, hasta dejarlo muerto.

Cuando los operarios de la finca advirtieron el suceso, dieron cuenta a la guardia civil, que se presentó en el cortijo, practicando la detención del agresor, convicto y confeso de su delito.

Entiende en el asunto el juzgado del distrito de San Román.

El Caso del asesinato del panadero de La Algaba

Pero sin duda, el crimen que más repercusión tuvo en prensa, fue el asesinato del panadero de La Algaba cuando iba camino Sevilla a vender el pan el 10 de mayo de 1914. Un caso que apareció en las páginas de El Noticiario Sevillano hasta mediados de 1915.

Las primeras noticias que tuvieron los habitantes de la capital fue por la noticia publicada por El Noticiario Sevillano, del 11 de mayo de 1914, la cual decía:

Un crimen

En los vallados de la huerta de «Tercia», perteneciente a los señores Vázquez, apareció esta mañana horriblemente degollado el cadáver de un panadero de la Algaba, conocido por «Antoñito», que venía con dirección a Sevilla.

Según las noticias que se tienen hasta ahora de este suceso, el infeliz panadero, que diariamente venía con una carga de pan a nuestra ciudad, debió ser sorprendido por algunos criminales que le esperaban para robarle.

Parece ser que la víctima se resistió a entregar siete duros que llevaba a los bandidos, que no vacilaron en perpetrar el crimen.

De la fábrica de La Lucilina del Empalme vino esta mañana al cuartal de la Puerta de Osario un jornalero que dió cuenta de lo que ocurría.

Inmediatamente se dió aviso al juzgado de guardia, que se trasladó al lugar del suceso acompañado de una pareja de la benemérita de aquel puesto, instruyendo las diligencias propias del caso.

A última hora de la tarde se trasladó el cadáver del infeliz panadero al departamento anatómico. 

Hasta ahora se ignora quienes sean los autores de este horrendo crimen, practicándose activas diligencias para su descubrimiento.

El suceso ha causado gran sensación en la Algaba y en aquellos contornos, donde el desdichado panadero gozaba de gran estimación por sus buenas condiciones morales.

El Noticiario Sevillano fue uno de los diarios más importantes de su tiempo, con ediciones matutinas y vespertinas, dirigido por su propietario, Francisco Peris Mencheta, y mostró un gran interés por este truculento asesinato.

Por eso no es de extrañar que días después El Noticiario, en su edición de 16 de mayo de 1914, publicara las declaraciones de la viuda de Antonio Calvo, Salvadora Cano Carranza, y su hijo Salvador Calvo Cano.

El juez señor Alvarez Feria interrogó a Salvadora sobre ciertos antecedentes relacionados con la vida que seguía su marido y sobre sus relaciones en general con los vecinos de la Algaba y con los parroquianos que tenía por su negocio.

La declarante manifestó que su marido gozaba de la estimación general por la afabilidad de su carácter, por lo que ni en el pueblo ni en las fincas que diariamente recorría tenía enemigos.

Respecto al dinero que pudiera llevar consigo el día de autos dijo que no podía precisarlo por no estar enterada, pero que de ello podría darle exactos pormenores su hijo mayor.

Terminó diciendo que el dia del suceso salió de su casa a la hora acostumbrada, no recelando que pudiera ocurrirle ninguna desgracia, porque el interfecto no le habia manifestado nunca temores de ningún género, ignorando si la persecución de que se ha dicho era objeto su marido con anterioridad al crimen era o no cierta, que no sospechaba de nadie y que se inclinaba a creer que el autor del crimen fuese (ilegible)

Por su parte, el hijo mayor declaró que

por su oficio de carretero se hallaba de viaje en Aznalcóllar, no teniendo noticias del crimen hasta el dia siguiente de haber ocurrido.

A preguntas del juez sobre la cantidad que pudiera llevar consigo su padre manifestó que de su casa habia sacado unos 25 duros, a los que habia que agregar las pequeñas cantidades que hubiera cobrado a los parroquianos de las huertas que recorrió aquella mañana.

Según lo publicado por El Noticiario ese día,

Seguidamente comparecieron a la presencia judicial los guardas del cortijo de Tercia Antonio Pacheco Mayor y Diego Bonilla Perez, quienes se limitaron a manifestar que tuvieron noticias del crimen por el aperador del cortijo de Tercia y que tan pronto como lo supieron se dedicaron a la busca del criminal, perdiendo el rastro de sus pasos en la huerta de la Florida.

La huerta de La Florida ocupaba el espacio sobre el que hoy se levanta el parque de San Jerónimo.

También compareció acto seguido Antonio Macia Marquez, trabajador de una casilla próxima, quien dijo que estando dedicado a sus faenas, vió pasar corriendo a un hombre, a quien no pudo distinguir por la gran distancia que del mismo le separaba.

El Noticiario Sevilla, en su edición del 28 de mayo, volvía a hacerse eco de la investigación de crimen bajo el título “El panadero degollado”:

Ayer tarde compareció en el juzgado de la Magdalena el capataz del melonar del cortijo de “Tercia”, Antonio Macías.

Este testigo, que fue el primero que descubrió el cadáver del panadero, nos manifestó que, impresionado por aquel cuadro de horror, marchó apresuradamente al cortijo, donde dio cuenta del suceso al aperador.

Este dispuso que salieran inmediatamente para el sitio indicado varios operarios por si se trataba de un hombre herido a quien pudieran ser útiles los auxilios.

Los trabajadores del melonar recordaron que próximo al sitio donde se hallaba el cadáver habian visto a la distancia de unos doscientos pasos saltar del vallado a un hombre de bastante estatura, de recia complexión, al parecer del campo, que representaba unos 45 años y que vestía chaqueta larga y blusa y sombrero del mismo color.

Aquel hombre, al saltar del vallado, se tiró de bruces sobre la gavilla, pretendiendo ocultarse en la profundidad de aquella y atravesó corriendo por el melonar, volviendo de vez en cuando la cabeza atrás, creyendo que alguien le seguía.

El fugitivo continuó corriendo por la huerta de la Florida, con dirección a la carretera de la Algaba, en cuyo punto lo perdieron de vista.

El testigo terminó diciéndonos que el infeliz asesinado era un hombre de buen carácter y de excelente humor, a quien todos estimaban.

Con lo manifestado por este testigo queda, pues, en pie la afirmación de que el criminal debe ser un hombre campesino.

Luego la prensa dejó de hablar del caso del panadero degollado, hasta que el 4 de agosto, volvió a colarse en las páginas del El Noticiario Sevillano, para informar de las últimas novedades del caso:

Nuevamente vuelve a tener actualidad el horroroso crimen cometido en el cortijo de “Tercia” el día 10 de mayo pasado, del que resultó victima el panadero de la Algaba Antonio Calvo.

Las circunstancias que concurrieron en este delito hacen muy interesante el esclarecimiento del mismo, a cuyo fin, tanto la guardia civil como la policía no han cesado de realizar investigaciones.

A raíz del suceso todas las sospechas cayeron en Pedro Herrera Carranza (a) Narices, quien comparecido a la presencia judicial negó su participación en el expresado delito, justificado hasta la saciedad los sitios que frecuentó la mañana en que ocurrió el sangriento suceso.

El señor Alvarez Feria, no hallando cargo alguno contra el Narice, lo puso en ilbertad(sic).

Por aquella época se practicó por la benemérita de la Macarena una diligencia de reconocimiento del Pedro Herrera, que no dio resultado.

La opinión pública, a pesar de ello, siguió señalando al Narices como presunto autor del crimen cometido en el cortijo de “Tercia”.

Posteriormente, Francisco Vara Vazquez, obrero que trabajaba por la época del suceso en la Huerta de la Coja, manifestó en la “Venta de la Lata”, sita en la carretera del Rio, que habia reconocido en el “Narices” al sujeto que el 8 de Mayo pasó por la expresada huerta, en donde se hallaba segando yerba el infeliz Antonio Calvo.

Con relación al Pedro Herrera, el panadero parece que dijo a Francisco Vara: “Ese meviene siguiendo hace unos dias, pero yo no le tengo miedo y si se acerca daré cuenta de él con esta hoz.”

Estas manifestaciones hechas en distintos sitios por el testigo mencionado fueron recogidas por la guardia civil de la Macarena, que  ayer procedió a la detencion del Pedro Herrera Carranza.

DILIGENCIAS DE RECONOCIMIENTO

El cabo Recuerda, una vez detenido el Narices, llamó al cuartel a Francisco Vara Vazquez, quien afirmó ser ciertas las manifestaciones hechas en la “Venta de la Lata”.

Agregó que la primera vez que fue citado para esta diligencia no se atrevió a decir que había reconocido al Narices, por temor a venganzas de familia.

Obtenida esta declaración se celebró un careo entre el declarante y el detenido, afirmando el primero ser el Narices el sujeto que pasó el 8 de Mayo por la “Huerta de la Coja”, afirmación que negó rotundamente el Herrera Carranza.

OTRAS DILIGENCIAS

… de esta acusación con otras muchas que se susurran, decidió a la benemérita a practicar con el detenido una diligencia en el lugar del suceso.

Una vez trasladados al sitio de la ocurrencia se reconstituyó la escena del crimen, haciéndose correr al Narices para que a la distancia que consta en el sumario fue visto por Manuel Sanchez y Francisco Tirado, trabajadores del melonar del “Cortijo de Tercia”, manifestasen si reconocían en el Narices al sujeto que a doscientos metros del tajo vieron correr por aquellos lugares momentos después de cometido el crimen.

Los citados trabajadores se ratificaron en las declaraciones que sobre este suceso tienen presentadas, añadiendo que coincidían su estatura y demás circunstancias con el sujeto a quien vieron cruzar corriendo por los terrenos del melonar el dia de la ocurrencia del crimen.

DICE EL DETENIDO

El detenido ha negado con firmeza su participación en el delito que se le atribuye, insistiendo en cuanto sobre este asunto tiene manifestado, y añadiendo que ni el ocho de Mayo ni muchos días antes ni algunos después del dia de autos habia ido a la Algaba.

Se tienen noticias de que el expresado dia estuvo el Narices en la Algaba, conversando con un hermano que allí tiene.

También se dice que fue visto por otras personas, a quienes intimidó con amenazas para que guardasen silencio.

El suceso, en suma, aparece tan embrollado como al principio, no existiendo hasta ahora otros inicios que el cargo hecho por el testigo Francisco Vara Vazques.

El detenido pasó esta tarde a la cárcel.

A última hora de la tarde recibió el juez señor Alvarez Feria el atestado instruido por la guardia civil, proponiéndose dedicar a este asunto preferente atnción.

Mañana comenzarán las diligencias judiciales.

Ya veremos si los que hablan donde sus palabras no pueden servir de otra cosa que de distracción, tienen valor cívico para hacer sus manifestaciones en el juzgado.

Pero la pista sobre la autoría del “Narices” no llevó a nada, y por eso El Noticiario Sevillano, en su edición del 24 de octubre, comunicaba a sus lectores que

El juez de instrucción de la Magdalena ha requerido a la viuda del panadero Antonio Calvo asesinado en las inmediaciones de la Algaba, para que dentro del plazo señalado por aquel conteste si se muestra parta en el sumario, pues en caso contrario dará este por terminado y lo remitirá a la Audiencia.

Dos meses después, El Noticiero, en su edición de 8 de diciembre, volvía a incluir información sobre el asesinato de Antonio Calvo, panadero de la Algaba al publicar que

Los señores Medina Togores y Espinosa Vargas, abogado y procurador respectivamente, como representantes de la acusación privada en el sumarlo que se sigue por el asesinato da Antonio Calvo, panadero de la Algaba, ocurrido hace unos meses en las proximidades del cortijo de Tercia, han presentado un escrito en el juzgado de instrucción de la Magdalena solicitando el procesamiento de Pedro Herrera Carranza.

El juez señor Alvarez Feria ha denegado la pretensión interesada.

Y no sería hasta mayo del año siguiente, cuando la información sobre el caso retomara su presencia en la prensa sevillana.

Así, El Noticiario Sevillano, en su edición de 13 de mayo de 1915, publicó en relación al asesinato del panadero de la Algaba, que

Hace próximamente un año que, como recordarán nuestros lectores, fue asesinado en las inmediaciones del cortijo de “Tercia”, del término de La Algaba, el panadero de dicha localidad Antonio Calvo.

Por aquella época el juzgado de instrucción de la Magdalena, a quien correspondió conocer del proceso, adoptó cuantas resoluciones compatibles con la ley le fueron posibles.

La guardia civil y la policía trabajaron también con celo en el esclarecimiento de este delito.

Cuantas investigaciones y diligencias se practicaron resultaron infructuosas para dar con el paradero del asesino.

El proceso, una vez terminado, se remitió a la Audiencia donde quedó sobreseído.

Esta tarde se decía que un individuo de La Algaba ha manifestado a varias personas que el autor de aquel asesinato viaja con frecuencia entre Sevilla y La Algaba, siendo conocido por muchos vecinos de aquel pueblo.

Nosotros acogemos esta versión a título de rumor público y por lo que pueda a contribuir a desarrollar la acción de la justicia.

Por lo que se lee, El Noticiario Sevillano tomó partido a favor de la familia de Antonio Calvo, intentando que la justicia no abandonara el caso. Por eso no extraña que en su edición del día siguiente, publicara la siguiente información:

El asesinato del panadero de la Algaba

Según muestra noticias, el sumario instruido por el asesinato del panadero de la Algaba, continúa abierto, pudiendo, por tanto, deponer en él cuantos tenga algo que decir para el esclarecimiento del suceso.

El acusador privado pidió últimamente al juzgado la detención de cierto individuo, a lo que se negó el juez.

El referido letrado apeló de esta providencia y el recurso se encuentra pendiente de resolución.

Se asegura que el juzgado está practicando diligencias y que la guardia civil ha recibido una confidencia que podrá arrojar bastante luz en este misterio suceso.

Después de esta noticia, no volvemos a ver publicada en la prensa sevillana ninguna referencia sobre este trágico asunto, por lo que entendemos que nunca se llegó a procesar y juzgar a ningún sospechoso.

* En esta serie de artículos recojo la información publicada por la prensa de la época, que no necesariamente refleja la verdad judicial de los hechos.


miércoles, 5 de agosto de 2020

Tres puntualizaciones sobre la supuesta expatriación de Juan Carlos de Borbón.


Con natural regocijo ha sido celebrada por la izquierda, en la que me identifico, la huida del país del hasta hace poco jefe del Estado, acosado por las filtraciones periodísticas que dibujan un pasado mafioso.

Pero ante este cachondeo general me gustaría hacer tres puntualizaciones que creo importantes.

Primera puntualización.

No nos engañemos. Las noticias que vienen apareciendo en los últimos años sobre el ex jefe del Estado, Juan Carlos de Borbón, tienen un origen muy claro: las cloacas del estado y la prensa de las derechas.

El ex comisario Villarejo y periódicos de ultraderecha y derecha han sido los que han contribuido para que estas informaciones sean de conocimiento público.

Por esto, desde la izquierda no debemos sentirnos nada satisfechos. Si la monarquía cae no será gracias a la pedagogía republicana sino a las miserias del propio régimen.

Segunda puntualización.

Si hoy escuchamos determinadas grabaciones, es porque la jefatura del Estado y el Gobierno de la Nación no han cedido a chantajes. Las grabaciones de Corina Larsen solo puede enmarcarse en el interés de una persona de tener buenas bazas en una futura negociación. Que hoy las escuchemos es prueba que esas bazas no sirvieron para conseguir su objetivo.

Por lo tanto, la audición de las cintas que tanto escandalizan, son la prueba de una de las pocas virtudes de la monarquía de 1975.

Tercera puntualización.

Hay un republicanismo social, emocional, que suele renovarse en estos momentos de crisis de la monarquía. Y eso está bien. Pero el republicanismo solo será útil para nuestro país si adquiere un carácter político, racional.

Construir la III República solo sobre emociones es el camino seguro para su fracaso político.

Coda.

Como republicano, pienso como Manuel Azaña que La República no puede surgir como un mal menor, originado en la podredumbre y corrupción de un régimen, sino como criatura de nuestra energía, fecunda y activa, segura de sí misma.

Si la III República llegara gracias a las grabaciones de Corina Larsen me llevará a exclamar, parafraseando a Ortega y Gasset, ¡No era esto, no era esto!


Origen del cebadero de cerdos de San Jerónimo.


Casi todos los vecinos y vecinas de San Jerónimo saben que, hasta los años 60 del siglo XX, el monasterio fue durante décadas un cebadero de cerdos. Pero ¿cuándo y cómo se convirtió el venerable edificio en una instalación tan prosaica?

Tras la exclaustración de 1835, el convento de San Jerónimo de Buenavista inició un triste camino hacia su destrucción. Primero fue hospicio hasta 1838, luego fue arrendado por Francisco Alejandro Fernel y Fernández para instalar su elitista Colegio Politécnico Sevillano, que no pudo consolidarse y en 1843 lo traspasó a dos mujeres, Petronila de Torres y Clara Elisa Cortés, la esposa y la madre del capitalista belga Enrique Hudson-Cortés, para la instalación de una fábrica de cristales. Hudson-Cortés y su cónyuge vendieron un año después la fábrica al inversor catalán Manuel Safont que terminó cerrando la instalación fabril en 1850.

De 1850 a 1862, el Estado se incautó el edificio por incumplimientos de los arrendadores, periodo durante el cual el edificio fue saqueado por la Administración, vendiendo materiales constructivos del edificio.

Como en marzo de 1858, cuando se publicó en prensa la subasta, por parte del Estado (orden firmada por el gobernador civil, el administrador principal de Hacienda pública y el recaudador), de los siguientes bienes del “extinguido convento de San Gerónimo de esta ciudad”:

Una pila de mármol blanco de odio ojas, de vara de alto con taza y pilastra, apreciada en 1,000 reales.

Una verja de hierro con dos hojas, de á tres varas y media alto, y una y media ancho, con cerrojo y cerraja sin llaves, apreciada en 250 rs.

Un entresuelo que mira al corral de la puerta segunda del edilicio, apreciada en cuatrocientos reales.

Tres ángulos del patio chico apreciada en 4,200 reales.

Una casilla en el mismo corral, apreciada en 320 reales.

(La Andalucía. Miércoles 17 de Marzo de 1858)

El dislate de esta práctica no dejó de provocar airadas respuestas, como la recogida en La Andalucía, publicada a pie seguido de la anterior orden de subasta:

No comprendemos la firma del Sr. Gobernador en esto mandato de otra manera que deslizada entre porcion de documentos, presentados á la rúbrica; porque hacemos la justicia al Sr. Torres Valderrama de creerle contrario al sistema de autorizar subastas de retacerías de construcciones; máxime cuando hallándose el Gobierno encantado de ese magnífico edificio se dá el espectáculo escéntrico de que la gobernación trate da trasladar á él la penitenciaría correccional, y el fisco lo mutile y saque á limitación sus destrozos.—Nosotros á vista de ejemplos como este, sentimos con dolor la verdad de las sátiras con que suelen increparnos los estrangeros; reconocemos que los llamados adelantos en la esfera político administrativa encubren prácticas de que se avergonzaría la infancia de los pueblos; y llegamos á convenir en que á ningún punto del Globo cuadra tan bien como al nuestro el nombre de «el pais de las cosas raras.»

Una práctica que incluso se permitía el conserje del edificio nombrado por el Gobierno Civil, para cobrar su salario, vendiendo material del edificio y alquilando habitaciones para pajar y granero.

Este sistema de destruir el edificio se mantuvo hasta que en 1860 se instaló en el convento de San Jerónimo el presidio de la ciudad, durante los dos años que estuvo en obras el presido del ex convento de San Agustín.

Tras abandonar el presidio el cenobio en 1862, el edificio fue devuelto a Manuel Safont, el cual demandó al Estado para ser indemnizado por los perjuicios sufridos durante la incautación, pretensión que finalmente fue rechazara por sentencia del Tribunal Supremo en 1871.

Con Safont el edificio siguió el proceso de deterioro, dedicándose a labores agrícolas y ganaderas. Por ejemplo, en 1871 encontramos la siguiente noticia en el diario La Andalucía:

En el ex-convento de San Gerónimo se vende estiércol de cerdos, por carros. En el huerto de los Toribios vive el encargado con quien hay que tratar. (La Andalucía. Miércoles, 15 de noviembre de 1871)

En la década de 1870 se vio la necesidad de que el convento de San Jerónimo de Buenavista pasara a manos del Estado para conservarlo. Así, La Correspondencia de España, en su edición de 24 de abril de 1875 anunciaba:

Se vá a adquirir por el Estado el ex convento de San Gerónimo de Sevilla, con objeto de conservar sus bellezas artísticas y arquitectónicas.

Pero dichas gestiones no llegaron a buen puerto, y dos años después, la subasta del edificio fue paralizada a petición de la Real Academia de San Fernando, como publicó el diario El Guadalete, en su edición de 19 de octubre de 1877:

Se ha mandado suspender la subasta del exconvento de San Gerónimo de Buenavista, donde existen magníficos claustros de Herrera, cuya orden ha comunicado la Academia de San Fernando á la comision de monumentos de Sevilla.

Pero el edificio continuó en manos privadas, a pesar de que seguía siendo usado por el ayuntamiento esporádicamente como lazareto, aunque en marzo de 1885 se publicaba que “Se ha dispuesto se haga entrega al Estado, en la forma convenida, del edificio ex convento de San Gerónimo” (La Andalucía. Sábado 14 de marzo de 1885)

Pero dicha disposición no llegó a cumplirse ya que “Este monumental pero ruinoso edificio fue subastado antes de ayer por D. Francisco Gallardo como Alcalde Presidente del Excelentísimo Ayuntamiento de Sevilla. La anulación de la subasta estaba pedida antes de realizarse, por el Presidente de la Diputación.” (El Guadalete. 15 de mayo de 1886)

Sorprendentemente, meses después, el cabildo municipal extraordinario aprobó por unanimidad “la adquisición del ex-convento de San Jerónimo” (La Andalucía. 1 de septiembre de 1886). Pero nuevamente fue un brindis al sol.

Y fue durante la década de 1880 cuando un nuevo nombre aparece en la historia del monasterio de San Jerónimo: Aniceto Sáenz y Barrón.

Natural de Villanueva de Cameros (Logroño), Sáenz llegó a Sevilla en torno a 1871, donde primero se dedicó al comercio, y más tarde a la promoción inmobiliaria. Su obra más conocida fue la urbanización en 1884 de la huerta de los Toribios, situada entre las calles Macarena, Torreblanca y Rubio.

Poco después, el empresario promovió un cebadero industrial en el ex monasterio de San Jerónimo para alquilarlo a ganaderos de cabaña porcina. Se trató de una transformación importante, ya que se hicieron obras de fábrica para adaptarlo a dicho uso e incluso reparó a su costa la actual calle Cataluña, que conecta el compás del monasterio con la antigua carretera de Sevilla a Alcalá del Río, actual avenida Medina y Galnares.

A partir de 1889, la prensa sevillana empezó a publicar anuncios como el que transcribimos, recogido por el diario La Andalucía (miércoles, 6 de noviembre de 1889)

COCHINOS

En el ex-convento de San Gerónimo, próximo á la Estación del ferro-carril del Empalme, se acaba de construir un magnífico engordadero de cerdos, con todas cuantas comodidades necesiten los comerciantes en este ramo.

Las abundantes y buenas aguas que tiene este local, están distribuidas por medio de cañerías, grifos en la espaciosa charca y en todos los departamentos de comederos, que estos son de material empotrados en los muros, en la forma de dornajos, los bebederos en canales vedriados y los dormitorios magníficamente solados con sus grandes camas de arenas; estando todo en tan buenas condiciones que una sola persona puede cuidar infinidad de cochinos.

También hay graneros para que cada ganadero tenga los cebos que necesite para su ganado, hay también cuadras para las caballerías y gañanías para los porqueros.

El dueño de este local no ha escaseado ningún gasto que haya creido necesario para montar el mejor establecimiento que se conoce en España para esta clase de comercio; habiendo también arreglado por su cuenta desdé el ex-convento hasta la carretera general; por consiguiente hay en todos tiempos buenas vías de comunicación con el perneo ó matadero de cerdos.

Su dueño, Aniceto Saenz.—Escritorio, calle Daoiz núm. 4, Teléfono 192—Exconvento de San Gerónimo, Teléfono 199.

A lo largo del siglo XX, siguieron funcionando las instalaciones ganaderas, mientras se fueron segregando diferentes parcelas de la superficie original del monasterio, como la franja que lindaba con la calle Marruecos, sobre la que se levantarían diferentes edificios de viviendas, o al sur, la parcela sobre la que se construyó el colegio público rector Mota Salado (actual CEIP Buenavista), hasta reducir a su mínima expresión su superficie.

Finalmente, el cebadero cerró sus puertas en 1966, cuando sus propietarios, Manuel Escudero Rodríguez y Benita Escudero Sanabra, vendieron el edificio a Carmen Iglesias Zubiada, la cual lo convirtió en residencia particular.

sábado, 1 de agosto de 2020

HISTORIA | Crónicas criminales de San Jerónimo*: Asesinato en la fábrica de cristales de San Jerónimo


Vista del ex convento de San Jerónimo en la década de 1850 cuando era presidio.

Marzo de 1848. Un enfrentamiento laboral termina en asesinato. Un operario de la fábrica de cristales instalada desde 1843 en el convento de San Jerónimo asesina a su director. Para el redactor de la noticia publicada en la prensa española solo tiene una cosa buena: ambos son extranjeros, belgas para ser más exactos.

A pesar de los buenos propósito de Francisco Alejandro Fernel y Fernández, empresario, político y traductor, su elitista Colegio Politécnico Sevillano instalado en 1839 en el convento de San Jerónimo de Buenavista, a imitación de los mejores colegios europeos, fracasó a nivel económico que no académico, lo que le obligó a ceder el edificio, tomado a censo, a dos mujeres, Petronila de Torres y Clara Elisa Cortés, posiblemente la esposa y la madre del capitalista belga Enrique Hudson-Cortés, para la instalación de una fábrica de cristales, tanto huecos como planos.

La prensa recogió así la noticia:

Dicen de Sevilla.

Progreso fabril. Podemos informar al público, que el suntuoso edificio de san Gerónimo, que lo ocupaba hace poco el colegio del señor Fernel, ha sido vendido por este a una sociedad comercial estrangera que, en unión de una casa capitalista de Madrid, representada por el cónsul de Rusia en esta vá á destinarlo para una gran fabrica de cristales planos y huecos, que competir puedan con los mejores estrangeros; para ello ha asociado al director de la de la Granja, el señor D. Gustavo Nouvian, que se halla ya al frente de este establecimiento, dirigiendo los trabajos preparatorios y a la construcción de hornos. Este sugeto que posee grandes conocimientos en la fabricación de estos artículos, ha quedado sumamente complacido al ver tan espacioso edificio y ya por su proximidad al Guadalquivir, como por las demás proporciones que ofrece, se atreve á asegurar que será muy en breve en su clase la primera fabrica del reino.

El director M. Nouvion, sócio industrial, y su con-socio Mr Hudson, capitalista belga, que ambos estan enlazados con familias españolas, se hallan ya establecidos definitivamente en esta capital.

(El patriota: periódico de la tarde. 9 de marzo de 1843)

Gustavo de Nouvion era un ingeniero francés, que desarrolló una activa vida profesional en la España del siglo XIX, en campos tan diferentes como las minas, los ferrocarriles y la importación de productos extranjeros.

En 1844, Petronila de Torres y su cónyuge vendieron la fábrica de cristales a Manuel Safont, miembro de una saga catalana que se había enriquecido negociando con los bienes desamortizados de la iglesia.

Para ese año, 1844, la fábrica ya estaba en funcionamiento, considerando la prensa que los productos de “la fábrica de cristales de San Gerónimo de Buena-vista, aunque no tengan la perfeccion de los estranjeros, son demasiado buenos para no necesitar de estos y relevarnos de la afrentosa necesidad de ser tributarios de la indústria estraña” (El Heraldo de Madrid. 12 de junio de 1844)

Por su parte José Amador de los Ríos, en su obra Sevilla Pintoresca, ó Descripcion de sus mas célebres monumentos artísticos, publicado en 1844, también destacaba la importancia de la instalación fabril, cuando afirmó:

“; y en SAN GERÓNIMO DE BUENA VISTA, acaban de echarse los cimientos á una fábrica de cristales que con el tiempo competirán con los mejores estrangeros; pues á tanto ayuda la bondad del clima y la abundancia de primeras materias.

Semejante cambio sufrido por estos edificios les ha dado indudablemente un nuevo interés; pudiendo asegurarse que apenas habrá estrangero que al venir á Sevilla no los visite con gusto, ni español que no desee su prosperidad vivamente.”

Pero a principios de 1848 la prensa madrileña se hacía eco del terrible asesinato del director de la fábrica de cristales de San Jerónimo. El Espectador de Madrid, en edición del día 31 de marzo de 1848, lo recogió así:

En la mañana de ayer ha sido conducido al hospital central de esta capital, el cadáver del director de la fábrica de cristales de San Gerónimo, muerto según se dice, de un pistoletazo en el pecho por uno de los operarios de la misma. Ambos eran estrangeros, de nación belga, según se nos ha Informado. Hasta el presente no podemos asegurar de una manera positiva si el matador ha sido ó no capturado.

La prensa no dio el nombre ni del asesino ni del asesinado, pero no pudo ser Carlos Firoult, ya que el Diccionario Geográfico y Estadístico de Madoz, publicado un año después, recogía “De esta fáb. perfectamente montada y en la que se hacen toda clase de cristales huecos y planos, solo diremos que en la esposicion convocada por la sociedad Económica de aquella c. en 1849, obtuvo su director D. Carlos Firoult, el premio de mencion honorífica por los cristales estampados que presentó al publico.”

¿Fue el asesinato del director el principio del fin de esa industria? El caso es que a partir de 1849 dejamos de tener noticias de la fábrica de cristales de San Jerónimo. Y en la década siguiente el ex convento se convertiría en presidio.

* En esta serie de artículos recojo la información publicada por la prensa de la época, que no necesariamente refleja la verdad judicial de los hechos.