Claustro del convento de Santa Clara (Guadalajara), a mediados del siglo XIX
La existencia de un monasterio
de monjas de San Francisco, situado a algo más de un kilómetro a poniente de la
villa de Valdearenas, la conocemos por las Relaciones Topográficas(1) de esta
localidad.
En
aquella investigación sobre los reinos de Castilla ordenada en tiempos de
Felipe II, conservamos íntegra la correspondiente a Valdearenas. Los vecinos fueron
convocados para responder al exhaustivo cuestionario de 45 preguntas, y a la
trigésimo primera, que interrogaba sobre “Los
edificios señalados que en el pueblo hubiere, y los rastros de edificios
antiguos de su comarca, epitaphios, letreros y antiguayas de que hubiere
noticia”, respondieron que ”hay un
pueblo despoblado á un quarto de legua de dicho lugar hácia la parte del
poniente que se llama Penilla, donde parece haber sido edificios de pueblo,
como lo era, y hay una iglesia que es diezmeria por si, divisa y apartada de la
de este dicho lugar y de otras partes, y es anexa á la parroquial deste dicho
lugar, y ansimismo hay un monesterio arruinado que fue monesterio de S.n
Francisco de monjas claustrales, las quales se pasaron á Santa Clara de la
ciudad de Guadalajara, y aora esta sin poblacion poblacion, y sólo hay una hermita de S.n Benito á donde se va
en procesion algunos dias del año, y esta cerca del dicho pueblo, la qual dicha
hermita y sitio tiene por nombre Teina”.
Que tengamos noticias,
tan sólo dos historiadores se han interesado por la existencia de este
monasterio, Juan Catalina García López y Antonio Herrera Casado, prolífero
autor y cronista de la provincia de Guadalajara. El primero, a principios del
siglo XX, en su Memoria Histórico Español(2), afirmó: No hay vestigio alguno de semejante
monasterio y de él no conozco mención documental. Pero los naturales dicen que
estuvo edificado sobre un cerrillo que hay al otro lado del Vadiel, sobre el
camino que va de Valdearenas á Hita, sitio á que llaman Teina.
El segundo, a finales
del mismo siglo, recoge que: La tradición
del pueblo dice que en el camino que va desde él hacia Hita, en el pago
conocido por el nombre de Teina, hubo en muy remotos siglos un monasterio de
monjas franciscanas, que luego emigraron a Guadalajara, uniéndose a la
Comunidad de Santa Clara de dicha ciudad. En ese lugar se encuentran todavía
elementos constructivos muy antiguos, restos de muros, y arcaduces a medias
sepultados. Aunque de documentos no queda absolutamente nada, por lo que debe
colegirse que esta referencia es un tanto legendaria.
Discrepamos con la
lectura de estos autores que consideran que el monasterio estaba en Teina, ya
que entendemos que allí sólo existía la ermita de San Benito (y sólo hay una hermita de S.n
Benito á donde se va en procesion algunos dias del año, y está cerca del dicho
pueblo, la qual dicha hermita y sitio tiene por nombre Teina), y que en
cambio el monasterio arruinado, la iglesia anexa a la parroquial de Valdearenas
y el despoblado se hallaban en el lugar de Penilla (hay un pueblo despoblado á un quarto de legua de dicho lugar hácia la
parte del poniente que se llama Penilla, donde parece haber sido edificios de
pueblo, como lo era, y hay una iglesia que es diezmería por sí, divisa y
apartada de la de este dicho lugar y de otras partes, y es anexa á la
parroquial deste dicho lugar , y ansimismo hay un monesterio arruinado que fué
monesterio de S.n Francisco de monjas claustrales, las quales se
pasaron á Santa Clara de la ciudad de Guadalajara, y aora está sin poblacion).
Y si efectivamente no se
encuentra ninguna fuente documental que haga referencia al monasterio de Teina,
sí existe al menos un documento, muy revelador, que señala la existencia de un cenobio
de monjas en Penilla, casi cien años antes de las Relaciones Topográficas.
Nos referimos al
Inventario Osuna, una relación de bienes de las familias judías de la villa de
Hita (de la que dependió Valdearenas hasta el siglo XVII) que iban a ser
expulsadas en 1492, mandado a elaborar por el duque del Infantado. En dicho
documento, recuperado casi completo por Cantera y Carrete(3), se habla
reiteradamente de las “monjas de Penilla”:
Así algunas instituciones y detalles tocantes a la
topografía de la villa y a sus diversos moradores de las tres religiones:
cristianos, judíos y moros. V. gr., sus iglesias; curas y cabildos de Santa
María, San Juan y San Pedro; frailes como los de Sopetrán y San Benito; las
monjas de Penilla; […]
Según García López, “Penilla ó Pinilla
estaba situado en un altozano, á unos dos kilómetros más abajo de Valdearenas,
encima de los molinos que allí existen desde tiempo inmemorial. Aunque el sitio
donde se asentaba el poblado es llano, forman el suelo unos bancos de roca que
asoman en los bordes. De estas peñas vino el nombre al lugarejo”(3).
No deja de llamar la atención la falta de referencias
directas si quiera al lugar de Penilla, más allá de las fuentes señaladas. Pero
que existió una aldea con tal nombre es innegable, como dejó escrito García
López: “La mejor prueba de la existencia
de antiguos poblados, aunque no hubiesen dejado rastros materiales después de
su despoblación, es lo que se llamaban sus diezmerias(5), apartadas de las parroquiales
á que se habían unido”(6).
Tal vez se tratase de Paciella, localidad del
Arciprestazgo de Hita en el siglo XIII que hoy no existe y que no ha sido
ubicada hasta ahora. Esta conclusión parte de la relación de localidades con
beneficios eclesiásticos de dicho arciprestazgo en tiempo del rey Sancho IV
recogidas por Gonzálvez Ruiz, que siguiendo las agujas del reloj, comienza al
norte con la localidad de Padiella (Padilla de Hita) y continúa con Muduex,
Valdearenas, Peciella y Trijueque(7). Ello es coherente con la situación de
Penilla según los textos, entre Valdearenas y Trijueque. La relación sigue en el orden de las agujas del reloj por Mensa Domini
(desconocido), Caspueñas,
Valdegrudas, Rebollosa, Ciruelas, Celtianos (desconocido), Miganos
(desconocido), Alariella (Alarilla) y Copernal, hasta cerrar el círculo.
En todo caso, la localidad de Penilla ya no debía
existir hacia 1520, ya que Hernando Colón no la incluyó en su magna obra Descripción y Cosmografía de España(8), opinión que comparte
Salvador de Moxó al afirmar “En la Edad Moderna fueron quedando despoblados Majanta,
Maluque, Barrecas, Zambranos, Torrentes y Pinilla.”(9) Y en relación a los molinos de Penilla, que siguen existiendo en
la actualidad, tenemos constancia desde el siglo XVI al XVIII en el Archivo de
los Condes de Guevara (depositado en el Archivo Histórico Nacional)(10).
Se podría argumentar que
la referencia del Inventario Osuna se remite a las monjas calatravas del
monasterio de San Salvador de Pinilla de Jadraque, y que se trataría de un
error de grafía (Penilla por Pinilla) pero a nuestro entender se trata de una
hipótesis errónea, ya que en el Inventario Osuna se describe en varias
ocasiones a Penilla como lugar de la Tierra de Hita(11).
La falta casi absolutas de
referencias en las fuentes documentales tradicionales con descripción de dicho
monasterio nos obliga a indagar a partir de su final, es decir, a partir de la
historia del monasterio de Santa Clara en la ciudad de Guadalajara donde se
afirmó que se trasladaron las monjas de Penilla.
El monasterio de Santa
Clara de Guadalajara fue fundado en 1284 por doña Berenguela, hija del rey
Alfonso X de Castilla, y refundado por la hija de Sancho IV y María de Molina,
la infanta doña Isabel, señora de Guadalajara, Hita y Ayllón. Su dama de
compañía, doña María Fernández Coronel, compró primero las casas donde se
asentaría el monasterio, y a su fallecimiento dejó al cenobio un importante
patrimonio entre los que se incluían tierras en el valle del Badiel.
Así lo recoge Herrera
Casado al afirmar: Poco después, en 1309,
moría doña María Fernández Coronel, rodeada de todas las monjas Clarisas, de
las que entonces aparecía como abadesa su propia hija doña Teresa. En su
testamento figura el enorme donadío que las deja: tierras, huertos y molinos
por la vega del río Henares (por Alovera, Benalaque, Iriépal, Marchamalo) por
el valle del Badiel (en Hita, Alarilla) y aún más lejos(12).
Dato que
confirma la profesora Alicia Marchant
Rivera al decir: Sabemos que María
Fernández Coronel donó al convento las casas de la colación de San Andrés donde
estaba el monasterio, con las casas que compró y con las huertas, varios
majuelos y molinos en la vega del Henares, así como en otros términos como
Alovera, Illescas, Benalaque, Taracena, Alarilla, Marchamalo o Hita(13).
Incluso Layna Serrano,
detalla la donación al escribir: “del
entusiasmo con que doña Isabel colaboró a la obra emprendida por su querida aya
da fe el hecho de que regalara a la Fernández Coronel varias fincas en la
cercana huerta del Henares y la llamada casa de la Reyna(14) en término de Hita
con todos sus heredamientos, pues estaba convencida de que todo iría a parar al
convento de Santa Clara como aconteción efectivamente”(15).
Si la señora de Hita
regaló una propiedad en su señorío, la Casa de la Reyna con todos sus
heredamientos(16), a su aya Doña María, bienes que finalmente terminaron siendo
donados al monasterio de Santa Clara, no es absurdo deducir que la citada propiedad
en el término de Hita se encontrara en el valle del Badiel, lo que bien podría
suponerse que la misma se encontrara en Penilla, y entorno a esa propiedad
creasen, tal vez no una fundación monástica, pero sí un núcleo monacal, como
una casa de retiro para solaz de las monjas.
No se trataría de un
caso excepcional, sino habitual de conventos situados en villas y ciudades
importantes. En la misma provincia de Guadalajara, la Compañía de Jesús
construyó en el siglo XVI el convento de Jesús del Monte en Loranca del Tajuña
como residencia veraniega del Colegio de los jesuitas de Alcalá de Henares(17).
Por eso, el regreso de
las monjas franciscanas del monasterio de Penilla a su casa matriz, supuso el
abandono, a principios del siglo XVI, del edificio.
Otra cuestión que nos
plantea las declaraciones de las Relaciones Topográficas es la entidad del
lugar de Penilla, que en el siglo XIII era lo bastante importante como para que
su parroquial tuviese beneficios eclesiasticos.
Por ello, creemos que la
iglesia diezmería que funcionaba como anexo a la parroquial de Valdeareas en
1580 no sería la del cenobio, si no la antigua parroquial, distinta a la
monacal.
NOTAS:
1 Relaciones Topográficas de Felipe II de
la Provincia de Guadalajara.
Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. http://www.uclm.es/ceclm/b_virtual/libros/relaciones_gu/VALDEARENAS.htm
Consultado el 19 de julio de 2013.
2 Juan Catalina
GARCÍA LÓPEZ. Memorial histórico español:
colección de documentos, opúsculos y antigüedades que publica la Real Academia
de la Historia - Tomo XLIII (Madrid, 1905) pág. 237.
3 Francisco
CANTERA BURGOS y Carlos CARRETE PARRONDO. La
judería de Hita. Sefarad, 32:2
(Madrid, 1972)
4 Juan Catalina
GARCÍA LÓPEZ. Memorial histórico español:
colección de documentos, opúsculos y antigüedades que publica la Real Academia
de la Historia - Tomo XLIII (Madrid, 1905) pág. 236.
5 Dezmería: Territorio del que
se cobraba el diezmo para una iglesia o persona determinada. DICCIONARIO DE LA LENGUA ESPAÑOLA - Vigésima
segunda edición.
6 Juan Catalina
GARCÍA LÓPEZ. Memorial histórico español:
colección de documentos, opúsculos y antigüedades que publica la Real Academia
de la Historia - Tomo XLIII (Madrid, 1905) pág. 236.
7 “En torno a
Hita se asentaba todo un anillo de pequeñas localidades, que la reconocían como
cabeza de la comarca y desde el punto de vista eclesiástico como capital del
arciprestazgo. […] Eran las siguientes: Padiella, Muduex, Valdearenas,
Peciella, Trijueque, Mensa Domini, Caspueñas, Valdegrudas, Rebollosa, Ciruelas,
Celtianos, Miganos, Alariella y Copernal. Algunas han desaparecido, pero muchas
son todavía localizables”. Ramón
GONZÁLVEZ RUIZ. La persona de Juan Ruiz.
Centro Virtual Cervantes. http://cvc.cervantes.es/literatura/arcipreste_hita/01/gonzalvez.htm#np69
Consultado el 13 de julio de 2013.
8 Hernando COLÓN, Descripción y cosmografía de
España (Madrid, 1908-1909; reed. Sevilla 1988) Tomo II - pág 233.
9
Salvador DE MOXÓ. La sociedad en la
Alcarria durante la época del Arcipreste. Boletin de la
Real Academia de la Historia. TOMO CLXXI. NUMERO II. (Madrid, 1974) pág. 263.
10 GUEVARA,C.4,D.27; GUEVARA,C.4,D.25; etc.
11 Como la viña
de Rabi Sim[u]el Castellano, que poseía una viña, aledaña a la viña de Bartolomé
de Almazan, y que llegaba al río (Badiel) y el camino; o la viña con cincuenta
vides “cabo de Penilla” propiedad de Lezar Baquez de Çuruelas. Francisco
CANTERA BURGOS y Carlos CARRETE PARRONDO. La
judería de Hita. Sefarad, 32:2
(Madrid, 1972) pág. 29 y 39.
12 Antonio HERRERA CASADO. Monasterios Medievales de Guadalajara. AACHE Ediciones (Guadalajara, 2009) pág. 146-147.
13 Alicia
MARCHANT RIVERA. Doña María Fernández
Coronel, aya de la Reina María de Molina: Creadora de lenguaje histórico en la
Edad Media hispánica. Consultado el 11 de julio de 2013.
14 No existen
fuentes orales ni documentales, a parte de este texto, sobre la ubicación de la
casa de la Reyna en la Villa y Tierra de Hita (en la que se incluía Valdearenas
hasta el siglo XVII).
15
Francisco LAYNA SERRANO. Historia de
Guadalajara y sus Mendozas en los siglos XV y XVI Volumen I (Madrid, 1942)
pág. 122.
16 ¿Tal vez la
huerta de Pinilla, una de las dos descritas por parte de las autoridades de
Hita en el Catastro de Ensenada en el siglo XVIII, inculta en aquel tiempo?
Manuel CRIADO DEL VAL. Historia de Hita y
su Arcipreste: vida y muerte de una villa mozárabe. (Guadalajara, 1998) pág.
256.
17 Quintín ALDEA VAQUERO, Tomás MARÍN MARTÍNEZ, José
VIVES. Diccionario de Historia Eclesiástica de
España.
Instituto Enrique Flórez, Consejo Superior de Investigaciones
Científicas, (Madrid, 1975) pág. 2.474.