Comentaba hace algún tiempo mi amigo Miguel P., fino
analista urbano de esta que llaman la ciudad de María Santísima, que la crisis
ha llevado a la mutación de espacios emblemáticos de Sevilla, como la Alameda , donde los locales
más modernos y alternativos creados bajo la hégira del ladrillazo iban cerrando
o mutando en locales de aires más folclóricos y tradicionales.
Sin duda la comprobación de esta teoría la he podido
certificar esta semana al visitar un bar que hacia mediados de la pasada década
abrió en la avenida Marqués de Paradas, justo delante del hotel NH Plaza de
Armas, con el nombre de Mies.
Cuando lo conocí me llamó la atención su sobria decoración
con grandes fotografías de algunos de los edificios de Mies van der Rohe. A
pesar de tratarse de un arquitecto, alemán para más señas, nacido en el siglo
XIX y fallecido en 1969, era toda una declaración de principios en una sociedad
donde aún no se ha sacudido el fantasma del Regionalismo como única
arquitectura propia, llena de bares y cafeterías transidas de costumbrismo
seudo-andaluz, vírgenes dolientes, cabezas de toros, azulejería en las paredes
y ruido, mucho ruido, de camareros, clientes y televisores.
Pero esa ola reaccionaria de vuelta a los orígenes, como si
la angustia de la crisis pudiera mitigarse que la seguridad de los clichés
conocidos y previsibles, también ha tocado al Mies, y desde hace poco ha pasado
a llamarse, a la sevillana manera, Gloria Bendita.
Al entrar, comprobé que con la ola reaccionaria, no sólo
había perdido el nombre sino también aquellas fotografías de la obra de Ludwig,
habiéndose sustituido por otras, de igual tamaño, de la Sevilla eterna: la Giralda , la Torre del Oro, la ribera del
Guadalquivir a su paso por Triana. Pero, debo reconocerlo, me impactó
sobremanera una gran fotografía de las Setas de la Encarnación.
¡Con la escandalera que supuso su construcción, ahora en ese
imaginario colectivo que representa en Sevilla los bares, tascas y garitos, se
igualaba la Giralda
y la Torre del Oro
con las Setas, obra de Jünger Mayer, otro alemán como Mies!
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