domingo, 15 de febrero de 2015

La Sinagoga Mayor de Hita: una propuesta para su localización



Este artículo fue la Comunicación que presenté al XIV Encuentro de Historiadores del Valle del Henares, celebrado del 27 al 30 de noviembre de 2014, y que fue publicada en el Libro de Actas del mismo (ISBN 978-84-88293-05-3)


Cuando Francisco Cantera Burgos y Carlos Carrete Parrondo sacaron a la luz la relación de bienes de los y las judías de Hita expulsados en 1492[1], se centraron en el aspecto más socio-económico del llamado Inventario Osuna[2], es decir, “de sus moradores y de la condición social de los mismos, de su capacidad económica y su propiedad urbana y rural, de sus actividades agrícolas, sus instituciones religiosas y educativas y hasta, en cierto modo, del ambiente campesino en que se movían aquellos judíos de Hita”[3].

Dentro de este interés, Cantera y Carrete percibieron lo relevante de un dato que aportaba dicha relación aunque sin profundizar en él: “Es de verdadero interés el que se consigne la existencia (totalmente ignorada hasta ahora) de dos sinagogas en Hita: la llamada simplemente sinoga y la sinoga mayor”[4]

Autores posteriores, fundamentalmente Manuel Criado del Val[5] y Basilio Pavón Maldonado[6], se hicieron eco de la existencia de la desconocida sinagoga mayor de Hita, pero de forma un tanto confusa y contradictoria, ya que divergieron sustancialmente sobre su emplazamiento.

Así, Criado del Val aventura un emplazamiento lógico, al considerar como mayor la única sinagoga conocida: “No faltaban en Hita dos sinagogas (la Mayor situada en las inmediaciones de la Plaza)…”. Por su parte, Pavón no cree que la ya conocida sinagoga de la plaza fuese la mayor, y la busca en otra parte: “una sinagoga situada en la parte superior de la villa

Al estudiar a ambos autores llegamos a la conclusión que realizan una hipótesis sobre su emplazamiento sin más base que la intuición. Por ello se hacía necesaria una relectura de las fuentes utilizadas por Cantera y Carrete.

Tras revisar la relación contenida en “La Judería de Hita” descubrimos que la referencia sobre la sinagoga mayor de Hita se recoge exclusivamente en la relación de bienes de Don Huda de Çuruelas, y es la siguiente:

36.º DON HUDA DE ÇURUELAS: viña de fasta IIUCCC vides (Valdiel, que se llama El Presal?).- viña de fasta IULCCC vides (el Portillo de la Afrecha).- viña (Valde Golvan) de fasta dos mill vides, pegado a Bernaldo de las Moças.- otro majuelo (la Afreda) de CCC vides.- faça (Peñalgallo) que cabe dos fs. De senbradura.- oliuar con su faça, que puede coger cinco fs.-medya bodega e la metad de las viñas (Çuruelas).-casas e arrenal pehado a las casas (Heras de Arriba).- doza fs. de tierra de senbradura e guerto e quatro pedaços de viñas (Valdearenas).- casas (cabo la SYNOGA MAYOR).-çinco cubas.-tina de XXXV cargas.-tenaja que podran caber dozientos e cincuenta c.-tinilla de diez cargas.- en Çuruelas dos tinillas pequeñas e tina grande.-en Çcuruelas tres cubas.-quatro tenajas, que podian caber todas CC c.-en casa de Diego de Hita vna tenaja de L c. en casa de Jaco de Çuruelas, su hermano, dexo dos tenajas que cabian cinco c.[7]

Como observamos, tal y como se publicó, la referencia de las casas “cabo la SYNOGA MAYOR” en la transcripción del documento queda sin ubicarse en ninguna localidad concreta. Y sólo por la interpretación de Cantera y Carrete reseñada anteriormente (“Es de verdadero interés…”), se localiza en Hita.

Pero si revisamos el texto original, la copia manuscrita del Inventario Osuna, la interpretación es muy diferente:

En Valdares[8] doze fanegas de tierra de sembradura
e guerto e 4 pedaços de viñas_
unas casas cabo la Synoga Mayor_
En la bodega de Curuelas
Çinco cubas tyna de XXXV cargas_

Es decir, las casas junto a la sinagoga mayor aparecen en una relación secuencial de bienes situados fuera de Hita, e incluidas en la descripción de los bienes de Huda de Çuruelas en la entonces aldea de Valdearenas, por lo que, en nuestra opinión, deducir que dichas casas se encontraban en Hita (y por lo tanto dicha sinagoga mayor) carece de todo fundamento.

Aún así, podría alegarse que las casas a las que se hace referencia son las que se recogen en la relación de bienes de Huda de los Puntos y que Cantera y Carrete transcribían así:

28.º HUDA DE LOS PUNTOS: casas en Hita que se dize el Corral de los Cabrones, adls.: casas de DON YUÇAF ALAZAR EL VIEJO e casas de DON HUDA DE ÇURUELAS e las calles publicadas; tiene dos puertas.-[9]

Pero parece extraño que dada la relevancia de una sinagoga mayor, no se haga referencia clara a ella en ninguna descripción de bienes certeramente ubicados en la villa alcarreña, y en la descripción de las casas de Huda de los Puntos en Hita se omita este dato y se prefiera ubicar en referencia (aledañas) a otros propietarios judíos. Por lo tanto, debemos aceptar que las casas de Don Huda de Çuruelas en Hita, aledañas a las de Huda de los Puntos, no son las mismas que las descritas en el punto 36 de Cantera y Carrete, y que la sinagoga mayor a la que se alude en el Inventario no se encuentra en Hita, sino en Valdearenas.

Pero ello nos plantea dos cuestiones principales. Una sería si Valdearenas tenía en el siglo XV suficiente población judía para mantener al menos dos sinagogas, tal y como sugiere la existencia de una intitulada “mayor”; y otra su posible ubicación.

VALDEARENAS JUDÍA

Sobre la primera, nuestra hipótesis es que la de Valdearenas sería la sinagoga mayor no de la localidad sino de toda la Tierra de Hita. Pero tanto si existían dos sinagogas en Valdearenas como si se trataba de la sinagoga mayor de la Tierra de Hita, debemos aceptar que el dato del Inventario de Osuna nos obliga a revaluar la importancia de Valdearenas (hasta ahora tenida como una simple aldea del Alfoz de Hita) dentro de las aljamas judías medievales españolas, a pesar de que Cantera y Carrete consideraron que ésta localidad sólo tenía un modesto asentamiento de judíos[10].

Creemos que esta visión responde, sobre todo, a que Valdearenas no aparece en los distintos Padrones realizados por la corona a efectos fiscales. Pero no hay que olvidar que “Los judíos habitantes de poblaciones pequeñas se agregaban a una de las grandes aljamas en cuanto al pago de los impuestos así como otros asuntos comunes” incluso algunas “que por su antigüedad e importancia merecería a primera vista una total autonomía[11]

En este sentido creemos posible que hasta finales del siglo XIII, principios del siglo XIV, la actual localidad de Valdearenas sólo estuviera habitada por judíos[12]. Somos conscientes de lo rupturista de esta hipótesis, ya que aunque Yitzhak Baer señaló que “A veces se mencionan colonias judías aisladas, sin dependencia de ningún señorío, castillo o iglesia, y sin conexión con ningún municipio cristiano[13], otros autores niegan dicha posibilidad, como Ricardo Izquierdo Benito cuando afirma que “No se conocen casos de comunidades judías que hubiesen vivido completamente aisladas, formando un único e individualizado núcleo de población[14].

Algunos datos que hemos localizado apuntan en este sentido, pero requieren un estudio más pormenorizado con una relectura de las fuentes, una investigación en profundidad del archivo diocesano de Toledo en lo relacionado con Valdearenas y tal vez nuevos trabajos de campo.

Para la segunda cuestión, proponemos una técnica deductiva: describamos las condiciones necesarias para considerar a una sinagoga como mayor y busquemos la mejor ubicación en la trama urbana de Valdearenas.

LOCALIZANDO LA SINAGOGA MAYOR DE VALDEARENAS

Como nos advierte Izquierdo Benito “podían existir varias sinagogas dispersas por la judería, aunque una de ellas, la considerada como más importante, tenía la categoría de sinagoga mayor, normalmente ubicada en la parte central –a poder ser en alto- y siendo casi siempre un edificio externo y de sólida construcción[15]. Extremo que nos confirma Jesús Peláez del Rosal al escribir que los fieles judíos elegían “para construir sus sinagogas el lugar más alto de la ciudad (Tos Meg 4,22-23), procurando, de no ser así, que el edificio superase en altura a los edificios circundantes[16].

En las grandes ciudades” afirma Jaume Riera Sans “la sinagoga Mayor se ubica en el centro de la judería, con al menos tres paredes dando al exterior, e incluso con plazuela al frente[17] al punto que “La Sinagoga Mayor es un edificio recio, noble, sólido y muy patente”.

Por razones legales, dirá Izquierdo, “la mayoría de las sinagogas de Sefarad fueron edificios pequeños, de planta rectangular o cuadrada, con una fachada muy modesta” pero que por el contrario “en su interior podían desarrollarse ricas decoraciones[18], construidas “conforme al estilo arquitectónico imperante en el momento[19].

Miguel Ángel Espinosa Villegas afirma además que en la Castilla medieval, la tradicional puerta occidental “sería más usual desplazarla al muro sur en los de planta de una o dos naves, sin importar mucho las dimensiones mayores o menores de tal planta[20].

Por último, como afirma Peláez del Rosal “Tras la expulsión de los judíos, la mayoría de estas sinagogas medievales, en su mayoría edificios de modestas proporciones, pasaron a pertenecer al tesoro real y los Reyes Católicos las fueron donando, convirtiéndose gran parte de ellas en iglesias”.

Siguiendo a Riera, Izquierdo, Espinosa y Peláez, para localizar una sinagoga mayor en Valdearenas debemos buscar un edificio, o restos de él, que fuera exento, es decir no rodeado de otros edificios, en el centro y en lo más alto de la localidad, de una o dos naves con orientación este-oeste, con una apariencia exterior sencilla pero sólida y recia, en el estilo de la comarca, con un interior lujoso, cuyo acceso estuviera situado en la parte sur y que tras su incautación pudiera haber sido cedida a la Iglesia. Estos datos apuntan directamente a la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción de Valdearenas, tal y como ha sugerido Massimo Bachi[21].

La antigua iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción de Valdearenas (actualmente apenas se conservan en pie algunos muros del ábside y el transepto) era un edificio románico-mudéjar del siglo XIII, parcialmente reformado en el siglo XV, con ábside y transepto de estilo columnario de iglesia de salón de los siglos XVI-XVII[22].

Estaba situada en lo alto de una colina. Exento, el edifico tenía la disposición tradicional de los templos cristianos, con los pies de la nave orientado al poniente, donde se encontraba la torre campanario; y el ábside, donde se situaba el altar mayor y por lo tanto el sagrario, en el levante. Al sur de la iglesia estaba el antiguo cementerio de la localidad, aún pendiente de una restauración que devuelva el decoro al lugar.

En los años ochenta del pasado siglo, el Inventario Artístico de Guadalajara describía el edificio de la forma siguiente: “Iglesia parroquial. Siglo XVI, tipo columnario. En ruinas”. Asimismo informaba del estado de las mismas: “Muros de sillería con contrafuertes. Cabecera ochavada. Nota: Hace unos veinte años quitaron artesonado, rebajaron la altura de los muros y destruyeron parte de la iglesia. Únicamente restan los muros del crucero. Entre los restos del material, pila bautismal de gallones. Lápidas rotas por el suelo. Una del señor Lucas Arias[23].

Ninguno de los autores consultados hacen referencia a sus dimensiones, pero siguiendo los planos del proyecto de construcción de una nueva iglesia en 1966 sobre los restos de la anterior[24], las medidas máximas del templo serían, desde los pies de las naves a la cabecera  de 30 metros de longitud y 18 metros de anchura en las naves y 20 en el transepto. Tenía la nave central una altura máxima de alrededor de 14 metros, y de 20 metros el crucero y la capilla mayor. Su planta, en cuanto al ábside y el transepto se refiere, correspondiente al proyecto de Bocerraiz del siglo XVI-XVII, debería ser muy similar a la de la iglesia parroquial de Abarcón[25].

A pesar de no contar con planos de la iglesia antes de su destrucción en los años 60, gracias a las fotografías que se conservan del exterior del edificio antes de su demolición[26] (en muchas de ellas la iglesia es un elemento más del paisaje), podemos observar varias circunstancias interesantes.

Por un lado, comprobamos que existe una coherencia arquitectónica de la nave de la epístola y la nave central mientras la nave del evangelio parece un añadido posterior. Nos referimos concretamente a las cubiertas a dos aguas del edificio, ya que mientras el tejado sur va desde el caballete de la nave central hasta el muro sur de la nave de la epístola, la nave del evangelio dispone de su propio tejado. Por otro, la cubierta de la nave de la epístola termina justo en la torre campanario, la de la nave del evangelio se prolonga hasta el final de aquella.

También destaca que el muro del siglo XII-XIII arranca con un aparejo de mampuesto con hiladas de ladrillos y esquina de ladrillos, pero sólo hasta una altura aproximada de cinco metros. A partir de ahí hasta el alero del tejado, el muro continúa con aparejo de ladrillos (parece que a tizón) con esquina de sillarejos. Asimismo se observa un pequeño anexo adosado al este del muro sur, con igual aparejo de mampuesto y ladrillo hasta los cinco metros aproximadamente, cubierto por el mismo tejado que el resto de la nave[27].

Del sobrado existente en el muro sur con cuatro columnas (descrito por García López y del que hablaremos más adelante), en la única fotografía conservada del tempo desde su fachada sur, sólo observamos una fracción del tejaroz sobre dos columnas, pero a su izquierda se ven en el muro tres huecos de otra sección, debiendo haber existido otra sección más a la derecha[28].

De las fotografías conservadas, extraña la ausencia casi de ventanas del edificio medieval, ya que tan sólo se observan dos ventanucos en la fachada sur, uno encima del tejaroz y otra sobre la construcción anexa, que más bien parecen oquedades abiertas con posterioridad, y se intuye una ventana tapiada a la altura en la que el muro de mampuesto da paso al muro de aparejo de ladrillos.

En relación a las fuentes documentales, contamos con tres escritos de extraordinario valor, dos de ellos correspondiente al historiador Juan Catalina García López[29] y un tercero correspondiente a Francisco Layna Serrano[30].

La zona más antigua, anterior al proyecto de Bocerraiz del siglo XVI-XVII, que correspondía a las naves (destacando el muro sur, la portada y el artesonado) fue descrita así por García López[31]:

Consta aquel edificio de tres naves que dividen su interior, y en el conjunto de sus construcciones se advierten al punto varias épocas. Porque mientras la fachada del Norte, con su arco de archivolta y los sencillos canes de la cornisa, pertenecen al siglo XV, el muro del Mediodía, de mampuesto é hiladas horizontales de ladrillo, parece corresponder al XII ó principios del XIII. En aquella parte se abre una puerta de arco de medio punto, con tres archivoltas planas y una imposta labrada en escocia, que hace veces de capitel corrido, sobre las jambas; esta portadilla está encerrada en un cuerpo cuadrado á manera de arrabá, con sus pilastrillas prismáticas, todo de ladrillo, lo que con una imposta horizontal dentada, también de ladrillo, que corre encima, da un notorio carácter mudéjar á la construcción, aunque el arco sea de medio punto.

Por falta de dinero ó por otras causas no conocidas, se desmedró esta construcción, algo excelsa en el resto de la iglesia, cuyas tres naves son de mucha menos altura que lo demás, y aun la de la derecha está estropeada por una capillita.

Es interesante la techumbre de la nave central, de madera, en forma de artesa, con las ensambladuras, atirantados, haldas, labores geométricas algo profusas y demás condiciones propias de los artesonados de gusto mudéjar.

En otra de sus obras[32], García López describe esta parte de la iglesia de la forma siguiente:

Pilares cilíndricos separan las naves y la de la derecha está en parte cerrada por un pórtico y lonja que corresponde al mediodía. La central es de techumbre de artesonado con tirantes horizontales en su base, y la traza y líneas son mudéjares, de bastante profusión de pormenores y buena conservación.

He dicho antes que se conserva algún vestigio de la iglesia primitiva. En efecto allí está aun el pórtico del mediodía con arco de medio punto y tres archivoltas planas, todo de ladrillo como el recuadro arrabá en que se encierra, que tiene pilastrillas laterales y encima unas impostas de ladrillos salientes. A derecha e izquierda de esta portadilla de aparejo mudéjar, pero de líneas románicas, hay grandes témpanos del muro, de cal y canto, con hiladas horizontales de ladrillo. Delante pusieron en el siglo XV un sobrado, que soportan cuatro columnistas de capiteles prismáticos apomatados.

Por su parte, Layna Serrano[33], en los años treinta, describió así la fachada sur del templo:

Aún la iglesia de Valdearenas es de mampostería con hiladas de aquel material y el muro de mediodía todavía conserva recuerdos del periodo románico en sus estertores. Allí se abre la pétrea archivolta del ingreso, constituida por tres arcos lisos, en degradación, sobre ancha imposta corrida que simula capiteles de inexistentes columnas, pues las jambas son apilastradas; otra pilastra a cada lado remonta la puerta para formar un arrabá gracias a horizontal cornisa dispuesta en dentellones, pero ese recuadro es de ladrillo, como si quisiera advertir que desde ese pueblo en adelante, la arquitectura mudéjar predomina en la campiña henarense.

A partir de las fotografías conservadas, las descripciones de García López y Layna antes reseñadas y de la planta del proyecto de nueva iglesia de 1966, hemos elaborado el siguiente plano del edificio, que refleja de forma aproximada su planta en los años sesenta, momento de su destrucción[34]:



Como se puede observar, la nave de la epístola es extremadamente estrecha, no más de dos metros, mientras la nave central debió tener una anchura de entre cinco y seis metros, siendo la del evangelio de alrededor de cuatro metros y medio.

Toda la información analizada (fotografías, descripciones y plano de la planta) señala algunas características que alejaban a la parroquial de Valdearenas del patrón de iglesias rurales románico-mudéjar de la actual provincia de Guadalajara.

La primera cuestión gira en torno a la planta y el alzado. Según Layna, a excepción de las iglesias de villas importantes y monacales, “todas las románicas de Guadalajara son de una sola nave[35], pero la de Valdearenas, ubicada en una aldea, nos revela una planta completamente diferente. No sólo los distintos autores describen que tenía tres, sino que además, según nos informa García López, la nave de la derecha “está en parte cerrada por un pórtico y lonja que corresponde al mediodía”.

Creemos que hasta la fecha no se le ha dado la suficiente importancia a esta observación de García López, ya que incluso este autor, aún percibiendo lo extraño de dicha disposición, intenta contextualizarla dentro de los parámetros arquitectónicos previsibles.

Al describirla como una lonja, (que se confirma con la extrema estrechez de la misma) creemos que García López quería señalar que se trataba de un espacio propio cerrado, diferenciado de la nave mayor. Al señalar que el paso de la lonja a la nave central se realiza por un pórtico, refuerza la idea de este espacio como nártex.

Pero en las iglesias románicas rurales de la provincia de Guadalajara sólo se describen exonártex porticados[36], típicos del románico castellano[37], en zonas serranas, muy extrañamente en valles. Y tanto por la descripción de García López como por la fotografía que se conserva de la fachada meridional de la iglesia, incluida en esta comunicación, podemos concluir que no se trataba de una de estas galerías que estuviese parcialmente cerrada o tapiada con posterioridad. Además, la existencia del sobrado descrito por éste autor, sería una solución para albergar las reuniones del concejo[38] ante la ausencia en el edificio de una galería porticada.

También llama la atención la capilla, que según García López estropeaba la nave de la derecha, espacio del que hemos hablado al describir la vista sur de la iglesia. Porque a pesar de la expresión de este autor que vio dicha capilla como una estructura incoherente, es evidente que no se trata de un añadido posterior sino parte del proyecto original del edificio románico-mudéjar. Ello nos lleva a la conclusión de que se trataba de un espacio, de aproximadamente 15 metros cuadrados, que originalmente tuvo otro uso y que sólo después fue reutilizado como capilla.

En relación a las diferencias de la nave del evangelio del resto de las naves, la conclusión a la que llegamos es similar a la alcanzada por Layna para explicar la nave norte de la antigua parroquial de San Bartolomé de Atienza: la necesidad de ampliar la iglesia ante el aumento de la grey de la localidad [39].

Y por último, las diferencias de aparejo del muro sur señalan a nuestro entender que la reforma del cuatrocientos incluyó el recrecimiento de los muros del edificio para darle mayor altura a las naves.

Por todo ello podemos concluir que la planta original del edificio románico-mudéjar constaba de dos crujías, un tercio más bajas de lo que García López y Layna analizaron en el siglo XX. La situada al mediodía, más estrecha, correspondía a una logia, la cual disponía a su derecha una sala. De la logia se accedía a la crujía situada al norte, más amplia, a través de un pórtico.

En cuanto al estilo, Layna también afirma que “Respecto a motivos ornamentales, las iglesias románicas de Guadalajara son pobres en general” pero “En cuanto a canecillos esculturados, no faltan buenos ejemplares, hasta en templos alzados ya en pleno siglo XIII[40] lo cual llama la atención si recordamos que García López describía canes de la cornisa pero en el muro norte de la nave del evangelio, perteneciente al siglo XV. Parece que la intención de los promotores y constructores del muro sur, así como del muro norte de la nave central, era suprimir cualquier recurso iconográfico, incluso en su portada.

Esta influencia mudéjar, no ya radica en la universalidad de las techumbres de madera que muchos autores atribuyen a ese origen, sino en multitud de detalles ornamentales” y describe algunos de los elementos observados en las iglesias románicas con influencias mudéjar: contramarcas de cantería con el clásico ochavo o estrella de seis puntas (sello de Salomón) que también se observa en óculos y celosías de piedra calada; entrelazados de típico sabor mudéjar en arquivoltas; atauriques a modo de metopas entre cada dos canecillos bajo el alero; y las impostas con hojas y flores estilizadas de tendencia geométrica, característicos de los frisos y cornisas y capiteles del arte musulmán. Pero no describe ninguno de esos elementos en la portada sur, ni ninguna de ladrillo con arrabá en construcciones románicas de la provincia, excepto la de Valdearenas.

Pero sorprendentemente, en relación a esta influencia mudéjar en las iglesias románicas de la provincia de Guadalajara, señala que “es de advertir que se refiere sólo a las del norte de Guadalajara, incluyendo Sigüenza, faltando casi en absoluto en todas las de la región central, así como en el sur no obstante persistir en estas tierras numerosas familias de musulmanes sometidos”[41]. Según este autor, la “aparente paradoja que puede explicarse, porque ya al ser construidas las iglesias, la población cristiana se había capacitado progresivamente para las obras finas de cantería”.

Es decir, de aceptar las descripciones realizadas in situ, el programa constructivo típico de las iglesias medievales de la provincia de Guadalajara no fue aplicado a la parroquial de Valdearenas, ya que en vez de la única nave típica del románico rural de la provincia, se levantaron dos crujías, siendo la meridional una lonja; y se construyó la portada en ladrillo, decidiendo sus promotores no incluir ningún programa iconográfico, pero sí elementos mudéjares únicos a pesar de que los promotores del resto de iglesias de la zona rechazaron dicha opción.

Todo ello refuerza la teoría de que, en origen, la iglesia parroquial de Valdearenas sería la sinagoga mayor de la que habla el Inventario Osuna, para lo cual proponemos la siguiente hipótesis de su fundación y evolución hasta su conversión en templo cristiano.

CREACIÓN Y EVOLUCIÓN DE LA SINAGOGA MAYOR DE VALDEARENAS

En el siglo XI, tras la conquista del valle del Badiel por parte de las tropas castellanas de Alfonso VI, la pudiente aljama judía de Hita consigue autorización para construir una sinagoga rica y lujosa, pero no en la propia villa, sino en una aldea cercana, Valdearenas, completamente habitada por judíos. Libre por tanto de algunas de las limitaciones legales de la época, se pudo aplicar sin demasiadas restricciones el programa constructivo ideal de una sinagoga: en el centro de la localidad que además era lo más alto del cerrillo[42].

Se levantó un edificio exento de dos crujías con orientación oeste-este, de unos cinco metros de altura, cerradas con muros modestos de sólida mampostería con hileras de ladrillos, cubierta con un tejado a dos aguas, situando su acceso en la fachada sur. Para esta portada se utilizó el ladrillo dentro de la tradición mudéjar pero al modo románico que habían traído los conquistadores cristianos, sin representaciones de personas ni animales, reales o fantásticos, y sin  resistirse a incluir un arrabá en su composición dentro de la tradición mudéjar.


La portada daba paso a la primera crujía, a modo de zaguán, situándose a la derecha una sala, que correspondía a la galería de las mujeres[43].

En el muro norte que cerraba esa crujía, se abriría un pórtico que daba acceso a la segunda crujía, más ancha que la anterior, que sería la sala de oraciones, cubierta con un rico artesonado, decorándose sus muros con lujosas yeserías[44]. En el muro de levante, mirando a Jerusalén se colocó el hejal, bajo una ventana por las que los orantes podían ver el cielo.

Y en la fachada sur se construiría el patio tradicional que precede a la puerta de las sinagogas de la época[45].

Tal es su magnificencia que los judíos de la Tierra de Hita pasarán a denominarla sinagoga mayor.

En algún momento de finales del siglo XIII, principios del siglo XIV, (tal vez durante los últimos años del reinado de Alfonso X especialmente duros para las aljamas castellanas[46], pero en todo caso mucho antes de los pogromos de 1391 desencadenados por las prédicas del Arcediano de Écija[47]), disminuyó la población judía de Valdearenas (posiblemente por conversiones así como por traslados de familias judías a otras localidades como Hita o Guadalajara, buscando una mayor protección) y simultáneamente apareció una nueva población cristina, lo que llevó a la necesidad de crear un templo para este inédito grupo religioso, sentenciándose el destino de la sinagoga, al decidir las autoridades de la época su conversión en iglesia de los cristianos nuevos y forasteros instalados en la localidad.

Para adecuarla al rito cristiano, se fueron realizando diferentes reformas en los siglos siguientes.

Así, la primera modificación apenas transformó el edificio sinagogal, limitándose a eliminar las yeserías con atauriques y textos judaicos e instalándose el altar en el hueco dejado por el hejal Se construyó una espadaña, así como se transformó el patio de acceso en el nuevo cementerio cristiano, que con el trascurso de los años se irá ampliando con cercanas casas abandonadas.

Posteriormente, ya en el siglo XV, se hizo necesario ampliar el templo parroquial por el aumento de la población cristiana. Por ello se decidió recrecer los muros y convertirla en una iglesia con tres naves, despejándose la crujía sur de las dependencias existentes para convertirla en la nave de la epístola (pero manteniéndose parcialmente el paramento y el pórtico que daba a la nave central). Se construyó, como dos siglos antes en la parroquia de San Bartolomé de Atienza, una nueva nave en el lado del evangelio, sustituyéndose el muro que la separaba de la nave central por pilares cilíndricos y cubriéndose con un tejado más bajo que el de la sala de oraciones. Asimismo se abrió un nuevo acceso en la fachada norte mediante una sencilla portada con un arco de archivolta, para permitir una entrada más fácil a los vecinos, decorándose el alero con canecillos. Y al recrecerse la altura de la antigua sala de oraciones hubo de reformarse el artesonado que lo cubría desde tiempos judíos, tarea de la que se encargó Bartolomé Cherino[48].

Por último, se habilitó la antigua galería de las mujeres como capilla de la familia Garzón, se eliminó la espadaña, construyéndose la torre campanario a los pies de las naves y se levantó un tejaroz a lo largo del muro del mediodía, para las reuniones del concejo.

Pero su pasado sinagogal será tan importante que mucho tiempo después, como ocurre actualmente con la mezquita de Córdoba, se utilizará la denominación de “sinoga mayor” al describirse en 1492 los bienes de Don Huda de Çuruelas con ocasión del inventario ordenado por el duque del Infantado tras la expulsión de los judíos españoles por parte de los Reyes Católicos.



[1] Francisco CANTERA BURGOS y Carlos CARRETE PARRONDO. La judería de Hita. Sefarad, 32:2  (Madrid, 1972)
[2] AHN Toledo Secc. Nobleza Leg. 1670-2 Exp. 7.
[3] Francisco CANTERA BURGOS y Carlos CARRETE PARRONDO. La judería de Hita. Sefarad, 32:2  (Madrid, 1972) p. 253.
[4] Francisco CANTERA BURGOS y Carlos CARRETE PARRONDO. La judería de Hita. Sefarad, 32:2  (Madrid, 1972) p. 256.
[5] Manuel CRIADO DEL VAL. Historia de Hita y Su Arcipreste: Vida y Muerte de una Villa Mozárabe (Guadalajara, 1998) p. 217.
[6] Basilio PAVÓN MALDONADO. Guadalajara Medieval: Arte y Arqueología árabe y Mudéjar. (Madrid, 1984) p. 113.
[7] Francisco CANTERA BURGOS y Carlos CARRETE PARRONDO. La judería de Hita. Sefarad, 32:2  (Madrid, 1972) p. 288.
[8]Los dos topónimos más importantes, además de Hita, Çures y Valdares, tal y como aparecen generalmente en nuestros documentos, nos decidimos a identificarlos con Çuruelas (hoy Ciruelas) y Valdearenas o Valdarenas, lugares de 60 y 300 vecinos respectivamente en la Cosmografía de F. Colón” Francisco CANTERA BURGOS y Carlos CARRETE PARRONDO. La judería de Hita. Sefarad, 32:2  (Madrid, 1972)  pp. 274-275.
[9] Francisco CANTERA BURGOS y Carlos CARRETE PARRONDO. La judería de Hita. Sefarad, 32:2  (Madrid, 1972) p. 284.
[10] Francisco CANTERO BURGOS y Carlos CARRETE PARRONDO. Las juderías medievales en la provincia de Guadalajara. Sefarad 33:1 (Madrid, 1973) p. 3.
[11] Yitzhak BAER. Historia de los Judíos en la España Cristiana (Barcelona, 1998) p. 240.
[12] Nuestra hipótesis actual es que la situación de vacío de poder creada en la comarca desde la conquista de Toledo durante el reinado de Alfonso VI hasta la consolidación del poder castellano en la zona, permitió la existencia de dicho núcleo judío, que los conquistadores no tendrían problema en permitir ya que la Tierra de Hita tenía numerosas aldeas, como Paciella (Penilla) situada a un kilómetros aguas abajo del río Badiel.
[13] Yitzhak BAER. Historia de los judíos en la España cristiana. (Barcelona, 1998) p. 87.
[14] Ricardo IZQUIERDO BENITO. Espacio y sociedad en la Sefarad Medieval. Juderías y Sinagogas de la Sefarad medieval.  (2003) p. 33.
[15] Ricardo IZQUIERDO BENITO. Espacio y sociedad en la Sefarad Medieval. Juderías y Sinagogas de la Sefarad Medieval (Cuenca, 2003) pp. 46-51.
[16] Jesús PELÁEZ DEL ROSAL. Las sinagogas medievales españolas en los documentos de la baja edad media (SS. XIII-XV). Universidad de Córdoba. Consultado el 12 de agosto de 2012 de http://www.uco.es/dptos/antiguedadyedadmedia/griego/publicaciones/docum1016.htm
[17] Jaume RIERA SANS. Acopio y destrucción del patrimonio hispanojudío (1998) p. 108.
[18] Ricardo IZQUIERDO BENITO. Espacio y sociedad en la Sefarad Medieval. Juderías y Sinagogas de la Sefarad Medieval (Cuenca, 2003) p. 46.
[19] Ricardo IZQUIERDO BENITO. Arqueología de una minoría: la cultura material hispanojudía. El Legado Material Hispanojudío. (Cuenca, 1998) p. 276.
[20] Miguel Ángel ESPINOSA VILLEGAS. El modelo arquitectónico sefardí: entre oriente y occidente. Actas del XII Congreso CEHA (Oviedo, 1998) p. 97-104.
[21] Massimo BACHI. Hita y sus vecinos en el año de 1492. Un nuevo enfoque sobre el Inventario de Osuna. (Inédito)
[22] Pablo MORTERERO MILLÁN. Aproximación Histórica a la Iglesia Parroquial Nuestra Señora de la Asunción de Valdearenas, en Guadalajara. p. 18. Consultado el 6 de junio de 2013. http://es.scribd.com/doc/142250857/Aproximacion-Historica-Igl-Valdearenas
[23] José María de AZCÁRATE RISTORI. Inventario Artístico de Guadalajara y su provincia. Tomo II (Navas de Jadraque-Zorita de los Canes), Madrid, Ministerio de Cultura, Dirección General de Bellas Artes y Archivos, Centro Nacional de Información Artística, Arqueológica y Etnológica (1983) p. 300.
[24] El proyecto de 1966 pretendía construir una nueva iglesia sobre los restos de la fallida rehabilitación de 1962, manteniendo el ábside y transepto pero con modificaciones importantes, y alterando profundamente la planta de las naves, aunque manteniendo las dimensiones del templo románico-mudéjar. Pablo MORTERERO MILLÁN. Aproximación Histórica a la Iglesia Parroquial Nuestra Señora de la Asunción de Valdearenas, en Guadalajara. p. 16-17. Consultado el 6 de junio de 2013 de http://es.scribd.com/doc/142250857/Aproximacion-Historica-Igl-Valdearenas
[25] José Miguel MUÑOZ JIMÉNEZ. Las iglesias de salón en la provincia de Guadalajara. Wad-al-Hayara, 23 (Guadalajara, 1996) p. 292.
[26] Memoria gráfica de Valdearenas. Ediciones Bornova y Ayuntamiento de Valdearenas (2010) pp. 8, 9, 136, 140, 141, 142, 146.
[27] García López señaló que “y aun la de la derecha está estropeada por una capillita” [Juan Catalina GARCÍA LÓPEZ. Memorial histórico español: colección de documentos, opúsculos y antigüedades que publica la Real Academia de la Historia - Tomo XLIII (Madrid, 1905) p. 243] Por otra parte, ¿se trataría de la Capilla de Garçon de Valdares del Inventario de Osuna, publicado por Cantera y Carrete y citadado por Criado del Val? [Francisco CANTERA BURGOS y Carlos CARRETE PARRONDO. La judería de Hita. Sefarad, 32:2  (Madrid, 1972) pág. 257 / Manuel CRIADO DEL VAL. Historia de Hita y Su Arcipreste: Vida y Muerte de una Villa Mozárabe (Guadalajara, 1998) p. 237]
[28] Antonio Casado Herrera, prolífero autor, describe en los años 80 del siglo XX que “Esta portada estaba protegida por un tejarzo amplio sostenido por dos columnillas” ya que no conoció in situ la iglesia y habla de oidas y leídas, orientado sin duda por dicha fotografía. Pero en todo caso, significa que desde la descripción de García López, habría desaparecido dos tercios del sobrado. Antonio HERRERA CASADO. Crónica y Guía de la provincia de Guadalajara. (Guadalajara, 1988)
[29] Historiador, literato y cronista oficial de la provincia de Guadalajara, Juan Catalina García López (Salmeroncillo de Abajo, 1845 – Madrid, 1911), cursó las carreras de Filosofía y Letras y Derecho. Desde 1894 fue miembro numerario de la Real Academia de Guadalajara, y desde 1908 catedrático de Arqueología, Numismática y Epigrafía de la Universidad de Madrid, función que simultaneó hasta su muerte con la dirección del Museo Arqueológico Nacional. Universidad de Alcalá. Corpvs Inscriptionvm Latinarvm II. Consultado el 20 de agosto de 2014 de http://www2.uah.es/imagines_cilii/Epigrafistas/textos/Catalina.htm
[30] Francisco Layna Serrano (Luzón, 1893 – Madrid, 1971) fue un médico e historiador de la provincia de Guadalajara, de la que en 1934 llegaría a ser Cronista oficial. Fue además miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y de la Hispanic Society of America, y recibió el Premio Fastenrath de la Real Academia de la Lengua así como la Medalla de Oro de la Provincia de Guadalajara tras su muerte en 1971. Diputación de Guadalajara. Centro de la Fotografía y la Imagen Histórica de Guadalajara. Consultado el 20 de agosto de 2014 de http://www.cefihgu.es/fotografos/francisco-layna-serrano/
[31] Juan Catalina GARCÍA LÓPEZ. Memorial histórico español: colección de documentos, opúsculos y antigüedades que publica la Real Academia de la Historia - Tomo XLIII (Madrid, 1905) pp. 242-243.
[32] Juan Catalina GARCÍA LÓPEZ.  Catálogo Monumental de la Provincia de Guadalajara. Extraído de Memoria gráfica de Valdearenas. Ediciones Bornova y Ayuntamiento de Valdearenas (2010) pp. 138-139.
[33] Francisco LAYNA SERRANO. La arquitectura románica en la provincia de Guadalajara. (Guadalajara, 2001) p. 148.
[34] La rehabilitación proyectada por los prestigiosos arquitectos Rafael de la Joya Castro y Manuel Barbero Rebolledo de 1962, con un presupuesto algo mayor del millón de pesetas, terminó en un completo desastre al decidir la dirección técnica de la obra, ante los supuestos problemas de cimentación, desmontar la iglesia y luego levantarla de nuevo. Se hizo lo primero, pero no lo segundo, destruyéndose todo rastro del edificio románico-mudéjar así como las partes del siglo XV, incluía la portada del muro sur, y desapareciendo el artesonado de la nave central.
[35] Francisco LAYNA SERRANO. La arquitectura románica en la provincia de Guadalajara. (Guadalajara, 2001) p. 37.
[36] Layna niega que dichos atrios fuesen nártex, al afirmar que “…, Puig y Cadalfach, seguido de Lampérez, y otros que después escribieron copiando a éstos, piensan que tales atrios cubiertos fueron nártex para conversos;  […] pero la causa clara y terminante de su adopción en la fría meseta castellana y su rareza en los valles abrigados, no fue otra que el afán de defender a los villanos en sus juntas comunales, del clima ingrato en demasía.” Francisco LAYNA SERRANO. La arquitectura románica en la provincia de Guadalajara. (Guadalajara, 2001) p. 39.
[37]Elemento interesantísimo de muchas iglesias románicas españolas, es la galería exterior […] Estas galerías que ciñen uno, dos o tres muros del templo, son características del románico español, sobre todo del rural y casi exclusivas de la meseta castellana, no hasta el norte de Guadalajara como escriben autores mal enterados, sino hasta la cuenca del Tajuña.” Francisco LAYNA SERRANO. La arquitectura románica en la provincia de Guadalajara. (Guadalajara, 2001) p. 38.
[38] En un texto de 1540 se afirma “…En el dho lugar de Valdearenas este dho dia domingo veynte e quatro dias del dho mes e año suso dho acabando de salir el pueblo de oir la misa mayor se ayuntaron al concejo a campana tañida el concejo el xxx  del dho lugar la mayor parte de los homes buenos pecheros en el cementerio de la yglesia de santa maria del dho lugar donde dijeron se solian e acostumbraba ayuntar a su consejo para las cosas cumplideras...” Archivo de la Real Chancillería de Valladolid. Protocolos y Patrones. Caja 0064.0019.
[39]Examinando con todo detenimiento la iglesia en cuestión, se advierte con toda claridad que cuando obras sucesivas no habían alterado aún la primitiva románica, era el templo de una sola nave cubierta por sencillo artesonado de madera, con ábside cuadrado y galería exterior tendida a medio día y poniente. Hoy, esa contextura aparece muy alterada, pues sin duda por resultar la parroquia insuficiente, en el siglo XIII ya muy adelantado añadieron otra nave al norte, substituyendo el muro por tres arcos apuntados”. Francisco LAYNA SERRANO. La arquitectura románica en la provincia de Guadalajara. (Guadalajara, 2001) p. 58.
[40] Francisco LAYNA SERRANO. La arquitectura románica en la provincia de Guadalajara. (Guadalajara, 2001) p. 41-42.
[41] Francisco LAYNA SERRANO. La arquitectura románica en la provincia de Guadalajara. (Guadalajara, 2001) p. 42.
[42] Como hemos comentado anteriormente, nuestra hipótesis es que las autoridades civiles y religiosas cristianas del siglo XII no se opondrían a que los judíos de la Tierra de Hita construyeran una sinagoga así, al carecer la localidad de Valdearenas de población cristiana que proteger.
[43]…en unos casos se conservó la costumbre de construir una galería en el piso superior; en otros, un espacio o habitación que comunicaba con la sala de oración al mismo nivel” Jesús PELÁEZ DEL ROSAL. Las sinagogas medievales españolas en los documentos de la baja edad media (SS. XIII-XV). Universidad de Córdoba.  Consultado el 12 de agosto de 2012 de http://www.uco.es/dptos/antiguedadyedadmedia/griego/publicaciones/docum1016.htm
[44]Para decorarías, los judíos empleaban versículos de la Biblia, escritos en elegantes caracteres hebreos españoles, imitando de este modo la decoración de las mezquitas con versículos del Corán”. Jesús PELÁEZ DEL ROSAL. Las sinagogas medievales españolas en los documentos de la baja edad media (SS. XIII-XV). Universidad de Córdoba.  Consultado el 12 de agosto de 2012 de http://www.uco.es/dptos/antiguedadyedadmedia/griego/publicaciones/docum1016.htm
[45]Así, el acceso a su interior no se hacía directamente desde la calle, sino a través de un patio o atrio, necesario para determinados usos litúrgicos (para dejar el calzado los días de ayuno o montar las enramadas en la fiesta de las Cabañuelas, por ejemplo) y aprovechable como lugar de estudio al aire libre.” Ricardo IZQUIERDO BENITO. Espacio y sociedad en la Sefarad Medieval. Juderías y Sinagogas de la Sefarad Medieval (Cuenca, 2003)  pp, 47-48.
[46]El lado sombrío del carácter de Alfonso X se puso de manifiesto al final de su reinado […] por un decreto emanado de la voluntad personal de Alfonso X se dejó sentir sobre los judíos castellanos una terrible desgracia, la primera cuyas consecuencias podemos indagar con detalle.” Yitzhak BAER. Historia de los judíos en la España cristiana. (Barcelona, 1998) p. 144
[47] En el siglo XIV, la única iglesia de Valdearenas contaba con beneficios eclesiásticos, como queda constancia en la relación de localidades del arciprestazgo de Hita en tiempo del rey Sancho IV [Ramón GONZÁLVEZ RUIZ. La persona de Juan Ruiz. I Congreso Juan Ruiz, Arcipreste de Hita. Consultado el 12 de agosto de 2014 de http://cvc.cervantes.es/literatura/arcipreste_hita/01/gonzalvez.htm], siendo clérigo de la misma, en 1334, Juan Gómez, [Salvador DE MOXÓ. Los judíos castellanos en el reinado de Alfonso VI. Sefarad 35:1 (Madrid, 1975) p. 149]  Por otra parte, Layna erraba cuando identificó con Valdearenas la localidad de “Val de la Arena” de la carta latina de Don Gonzalo, obispo de Sigüenza, de 1345, publicada en su obra Historia de la Villa de Atienza [Francisco LAYNA SERRANO. Historia de la Villa de Atienza. (Guadalajara, 1984) p. 452-553], ya que  la localidad del Badiel pertenecía al arciprestazgo de Hita, como queda constancia en la relación antes reseñada, y por lo tanto al arzobispado de Toledo, y no al obispado de Sigüenza, de quien dependía Atienza.
[48] Pablo MORTERERO MILLÁN. Aproximación Histórica a la Iglesia Parroquial Nuestra Señora de la Asunción de Valdearenas, en Guadalajara. Pág. 18. Consultado el 6 de junio de 2013 de http://es.scribd.com/doc/142250857/Aproximacion-Historica-Igl-Valdearenas

domingo, 1 de febrero de 2015

Sevilla y la destrucción de bibliotecas



Hoy nos hemos desayunado con la información del incendio del Instituto de Información Científica sobre Ciencias Sociales de Moscú, dependiente de la Academia Rusa de Ciencias (Институт научной информации по общественным наукам, русский академии наук - ИНИОН РАН), y con ella su biblioteca, que según la BBC es una de las mayores del país, en la que se han destruido millones de documentos, aunque las autoridades han informado que los documentos más valiosos no se habían visto afectado.

Como amante de los libros, en los que he encontrado muchos de los mejores momentos de mi vida, siento este tipo de catástrofe como si fuese algo que ocurre en mi entorno familiar y social, aun cuando el incendio se haya producido a miles de kilómetros de mí, como es este caso.

Fue sin duda esa sensación de pérdida la que me llevó hace años a la compra en cuanto lo vi, de la Historia universal de la destrucción de libros, del venezolano Fernando Báez, en una edición de Destino, cuya lectura recomiendo. Báez en el prólogo explica las razones que le llevaron a escribirlo:

“Nuestra memoria ya no existe. La cuna de la civilización, de la escritura y de las leyes, ha sido quemada. Sólo quedan cenizas” Escuché este comentario a un profesor de historia medieval en Bagdad, a quien detuvieron pocos días después por pertenecer al partido Baas. Cuando lo dijo, abandonaba la moderna estructura de la Universidad, donde habían saqueado, sin excepción, los libros de la biblioteca, y destruido aulas y laboratorios. Estaba solo, junto a la entrada, cubierto por una sombra sin pausas, y acaso pensaba en voz alta, o no pensaba, sino que su voz también era parte de ese largo, interminable y sucesivo rumor que es a veces Oriente Medio. Lloraba al mirarme. Creo que espera a alguien, pero quienquiera que fuese nunca llegó y en pocos minutos lo vi alejarse, sin rumbo, bordeando un enorme cráter abierto por un misil junto al edificio.

Horas más tarde, sin embargo, uno de sus estudiantes de historia dio sentido a su frase cuando se acercó y me abordó, con ese aire de autoridad que da el sufrimiento. Llevaba una bata marrón, sandalias, usaba gafas y, a pesar de la barba recortada, era bastante joven, tal vez veinte o veintidós años, una excelente edad para quejarse. No miraba de frente, ni hacia ningún lado, y de hecho ni siquiera sé si miraba. Me preguntó por qué el hombre destruye tantos libros.

Hizo su planteamiento con calma, prosiguió con una cita que no parecía recordar bien, hasta que se le agotaron los adverbios y dijo que durante siglos Irak había sufrido expolio y destrucción culturar. <<¿Usted no es el experto?>>, me preguntó con ironía.

[…]

No sé por qué me sentí tan impotente y por qué ahora, pasados los meses, persiste aquel incidente en mi memoria, lo cual, en el fondo, corrobora que acaso no entendí nada y que todo esfuerzo de razonar ante el horror es inútil y equívoco. Pero, aún así, pienso que debería esbozar una justificación que recupere el valor de esa pregunta del estudiante bagdadí a partir de mi propia experiencia. Esta introducción no pretende nada más. Ni nada menos.

Hay destrucciones de bibliotecas fortuitas, otras criminales por la intención o por la indiferencia de los que están llamados a protegerlas. Según Baez, a lo largo de la historia, la destrucción voluntaria de libros ha acusado la desaparición de un sesenta por ciento de los volúmenes, y el otro cuarenta por ciento debe imputarse a factores heterogéneos como desastres naturales, accidentes, animales, cambios culturales y los materiales sobre los que se han editado.

En Sevilla tenemos algunos ejemplos por los que la desidia, la avaricia o la incultura han impedido que nuestra ciudad disfrute de un patrimonio bibliográfico único.

Sin duda uno de los más sangrantes lo encontramos en la biblioteca de Hernando Colón, hijo del Almirante, que dedicó toda su vida a atesorar una maravillosa biblioteca en su casa palacio situada junto a la puerta de Goles, al poniente de la ciudad. Según Klaus Wagner,  la intención de Colón fue la de crear en Sevilla una biblioteca del saber universal de su tiempo. Para ello dejó en su testamento unas instrucciones muy claras para su mantenimiento, organización y uso, pero la avaricia y la estulticia de sus herederos provocaron su destrucción, que por cierto Báez no recoge en su obra. Sólo se conserva una quinta parte de sus fondos con el nombre de Biblioteca Colombina bajo gestión de la Iglesia Católica.

Otro caso lo encontramos en la magnífica biblioteca del marqués de Jerez de los Caballeros, considerada la segunda mejor de España tras la Biblioteca Nacional y que fue vendida a Archer Milton Hintington, y si bien gracias a esa venta se evitó su dispersión como ocurriera con la de su hermano duque de T´Serclaes, significó una pérdida irreparable para la ciudad y una enorme suerte para la de Nueva York, destino final de miles de libros que engrosaron el magnífico patrimonio de la Hispanic Society. Fue en la década de los 20 del siglo XX, y la ciudad ensimismada fue incapaz de sacar músculo y asegurar que se quedara en Sevilla, nutriendo la de su Universidad o alguna nueva creada ex profeso.

Pero esa apatía, esa estulticia social y política se mantiene hoy en día. Y recientemente lo podemos comprobar en la inane gestión de las bibliotecas municipales de Sevilla por parte del actual gobierno municipal, que mantiene cerradas y con falta de personal alguna de ellas, habiendo metido por sectarismo en un cajón el Plan Director del anterior equipo de gobierno, dejándolas abandonadas a su suerte.
            
Incluso en la era digital, una sociedad sin libros y sin bibliotecas es una sociedad sin futuro. Y muchos aún se preguntan del retraso secular de Sevilla.

miércoles, 28 de enero de 2015

La KENTanización del feminismo


En mi casa, Victoria Kent siempre ha tenido buena prensa. Posiblemente mis orígenes malagueños contribuían a ello, pero incluso a finales de la dictadura franquista mis padres ponían como ejemplo a Kent como la mujer que había llegado a la complicada dirección de prisiones durante la República.

Esa imagen de mujer de carácter, que siempre me han atraído, se reforzó cuando escuché por primera vez el cuplé Pichi, cuando dice la letra “Se lo pués pedir / a Victoria Kent / Que lo que es a mí / no ha nacido quién” (aunque luego la paranoica censura del totalitarismo franquista cambiara la letra por “a un pollito bien”) y mis lecturas de Tiempo de Historia, a finales de los setenta y principios de los ochenta.

Pero en esas lecturas, descubrí el enfrentamiento en el parlamento republicano entre mi Victoria y Clara Campoamor a cuenta del reconocimiento del derecho a sufragio activo de las mujeres. Y reconozco que Kent, admirable en muchas cosas, se equivocaba cuando invocaba aquello de primero República, y que Clara Campoamor llevaba razón.

En estos días, tengo la impresión de que hay una parte del feminismo patrio, no mayoritaria afortunadamente, que se han Kentanizado a cuenta de PODEMOS, aceptando que el discurso feminista quede postergado, e incluso defendiendo el perceptible tufillo machista de las filas de Iglesias, Monedero y Errejón.

Eso hablando de mujeres concienciadas, porque las hay, y muchas, que sin ella aplauden y jalean la deriva patriarcal con un entusiasmo digno de mejor causa, en una dinámica que me recuerda el grito de otro periodo español de reacción, cuando las masas gritaban “¡vivan las cadenas!”.

El hecho más evidente ha sido el gobierno sin mujeres de Alexis Tsipras, sobre el que demasiadas mujeres españolas con proyección pública han callado, al menos en las primeras 24 horas. Afortunadamente hay otras muchas que han alzado la voz, entre ellas la casi siempre acertada Beatriz Gimeno, que ha publicado un artículo en eldiario.es titulado “Decepción” cuya lectura recomiendo.

martes, 25 de noviembre de 2014

Doña Luisa Solano

Ayer tarde falleció doña Luisa Solano Guillén, a los 107 años recién cumplidos.

La conocí cuando había rebasado los 90 años, y aún conservo la primera impresión que me causó: una mujer menuda (tanto que para los miembros más pequeños de la familia, sus bisnietos y tataranietos, era la abuela chica) pero con una mirada penetrante que le hacía parecer mucho más grande.

Fue una mujer excepcional por su experiencia vital, por más que su nombre apenas haya dejado huella en papel y sólo se la recuerde en el futuro en el corazón de las personas que la conocieron. Luchó por sobrevivir en una sociedad injusta, donde la violencia se cebaba en especial sobre las mujeres, de mil maneras diferentes. Pero ella era una sobreviviente nata.

Viuda desde muy joven en una época, la posguerra, en la que ser cabeza de familia de una numerosa prole era difícil. Sufrió en sus carnes casi todas las desgracias y las humillaciones que una persona de su tiempo y su sexo podía sufrir. Pero nunca se rindió. Trabajó y luchó por sacar a adelante a sus hijos. Cuidó y protegió a sus nietos y bisnietos mientra le fue posible. Pudo disfrutar del nacimiento de sus tataranietos. Y conmigo fue siempre respetuosa, incluso cuando sus canas le daban derecho a ser impertinente.

Me trató como a un nieto y me sentí querido. Pasé fugazmente por su vida, apenas un lustro de sus largos cien años, pero ha dejado un recuerdo imborrable en mi memoria.
      
Descanse en paz, doña Luisa. Que la tierra de su Coronil natal le sea leve.

sábado, 22 de noviembre de 2014

El pequeño Nicolás

Si soy sincero, el affair del pequeño Nicolás, esa impostura mediática que responde al civil nombre de Francisco Nicolás Gómez Iglesias (dos nombres muy de familia franquistas, ¿nadie ha reparado?), lo he seguido con desgana. No es algo que me haya llamado especialmente la atención, más allá de las socorridas bromas que empedrean las conversaciones intranscendentes del café laboral de media mañana.

Pero de chusco y carpetovetónico escándalo, pasa a mayores cuando medios como El Mundo ofrecen entrevista al joven, como ha hecho hoy este periódico con la titulada Yo colaboraba con el CNI,Moncloa y Zarzuela, o la programada para esta noche y que emitirá el grupo  MEDIASET.

Algunos se pueden escandalizar por el hecho de que un pequeñajo pueda haber tenido contactos con los servicios de información y las más altas magistraturas de la Nación, lo que demostrarías, como afirma un forero de la noticia de EL MUNDO, que Al final va a ser que el gobierno no solo es el mas inepto de la democracia y presuntamente corrupto en extremo sino ademas de bobos solemnes. De estos del PP me lo creo.

No tengo claro que todo lo dicho por Fran Gómez, como al parecer quiere que le llamen, no corresponda exclusivamente a los delirios narcisista de un joven caradura, que ha conseguido mantenerse el tiempo suficiente en la ambigüedad que generan las relaciones humanas, y que permite que, por ejemplo, otros caraduras se incorporen a los festines propios de bodorrios y comuniones sin que nadie les pregunten de parte que quien van. Pero nada me sorprendería de que fuera cierta su utilización por parte de las cloacas del Estado.

Desde que leí en los 80, en la revista HISTORIA16, que el zar Alejandro II de todas las Rusias había volado por los aires gracias al explosivo entregado a los terroristas por parte de los servicios secretos zaristas, que con esta maniobra intentaban introducirse entre los mismos, o tras la lectura de la entrevista en EL PAIS en los noventas, donde Fernando Morán compartió con los lectores de ese diario que desde la embajada norteamericana le habían confirmado que los chistes sobre su persona era parte de una campaña de la CIA para socavar su autoridad frente a Felipe González, y que afortunadamente no había tenido la efectividad que si había obtenido en otros países sudamericanos, estoy convencido de que el dinero incontrolado de los servicios secretos riegan generosamente la idiotez de sus dirigentes y ejecutores.

Pero esto no me lleva a dudar del eficaz control que nuestros servicios secretos ejercen sobre los más triviales actos de nuestra vida diaria. Al contrario. Estoy convencido que las antenas del CNI llegan a los lugares más insospechados a través de los personajes menos sospechosos. Tengo la convicción de que el Centro Nacional de Inteligencia tiene fichados a personas con las que me codeo habitualmente, con las que tomo café o debaten conmigo en la UGT, en el PSOE o en cualquier otro espacio informal.

Personas que posiblemente ignoren incluso que trabajan para dicho organismo, pero que tiene un amigo en la policía que a cambio de pequeños favores (quitar una multa, facilitar un trámite, etc.) reciben cotilleos más o menos banales que terminan en los despachos más insospechados.

Esto me parece casi normal. El poder del Estado está obligado a preveer todas las acciones que pueden actuar contra él. El problema es que la propia estupidez de los dirigentes de los servicios secretos les llevan finalmente a ocuparse y preocuparse por las más absurdas de las cuestiones, mientras dejan, por ejemplo, que terroristas islámicos dinamiten nuestros trenes de cercanías.

Por eso no me extraña que algún lumbreras del amplio escalafón de las cloacas del Estado decidiera que Fran Gómez, nuestro pequeño Nicolás, un joven narcisista enfatuado, era susceptible de ser utilizado en algún oscuro proyecto que el propio chaval desconozca.

Como en el viejo relato de Agatha Cristie, El caso del empleado de la City, donde para pasar unos comprometidos papeles de Londres a París y que son buscado por los servicios secretos de un país de la Europa central (¿la Alemania nazi?), el sagaz Parker Pyne manda a la capital francesa a un aburrido oficinista convencido de que lleva unos papeles fundamentales para una noble rusa perseguida por los malditos bolcheviques. Los supuestos espías nazis no reparan en el gris oficinista paranoico que no deja de explicar a todo el mundo que estaba siendo vigilado por los malvados espías rusos que querían apoderarse de unos papeles fundamentales para una exótica y atractiva dama rusa.

Si alguien en la CIA cobró un pastón por difundir unos malos chistes sobre Morán, ¿qué tendría de extraño que alguien lo cobre ahora por leer a la prolífera escritora inglesa y aplicarlo en Fran, nuestro pequeño Nicolás?

domingo, 16 de noviembre de 2014

El inquilino de la Casa Blanca no nos quiere

Como ya he comentado en algún otro post, como en El vínculo que llegó del frío, es escandalosa la impostura del neoliberalismo español cuando intenta engancharse a la lucha de Estados Unidos y Europa Occidental en la II Guerra Mundial contra los totalitarismos, para así obviar la convivencia de nuestras élites económicas, políticas y culturales con el régimen fascista más longevo del mundo, el protagonizado por el felón ex general Francisco Franco.

De ahí que cuando la derecha neoliberal española parece orgasmar cuando hablan del vínculo transatlántico, y cualquier ataque al mismo se vive como si se les hubiera mentado a sus muertos.

En mi opinión, el ex presidente José Luis Rodríguez Zapatero se ganó el odio furibundo cainita, como sólo pueden sentirlo los españoles, cuando durante un desfile militar, el entonces secretario general del PSOE permaneció sentado al paso de la bandera de franjas y brillantes estrellas.

Para nuestros neocon, agrupados aquí y allá en think tank como Real Instituto Elcano, medios como El Mundo, ABC o Libertad Digital, y organizaciones empresariales como Amcham Spain, y toda la pléyade de los generosamente pagados ex becarios Fulbright el gesto fue como pegarle una patada en las santas partes de su fantasía, y por eso, al alcanzar la presidencia el secretario general de los y las socialistas españolas, se movilizaron en conseguir que la administración de Bush hijo ninguneara a ZP.

De ahí el indisimulado gozo manifestado por la derecha mediática española por la frialdad del mandatario norteamericano, cuando 25 de septiembre de 2007, tras tres años evitando invitarle a la Casa Blanca, Bush saluda a Zapatero con un rápido "hola ¿cómo está?" durante la cena de la ONU.

Pero lo que son las cosas, siete años después, otro inquilino de la Casa Blanca ha ninguneado al presidente Rajoy, hecho que naturalmente ningún medio de la derecha neoliberal ha recogido pero que sí lo ha hecho la prensa más alejada de él.

Me refiero al robo saludil del gallego, que PUBLICO ha titulado como Rajoy le sablea un saludo forzado a Obama en el G-20 con el mismo indisimulado alborozo que exhibió LIBERTAD DIGITAL en 2007.

Pero lo que estos análisis obvian es lo que para mí resulta más importante: España no es querida ni respetada por el gigante americano. Toda nuestra política exterior se basa en la impostura de que es posible el cariño de las élites norteamericanas, y nada más lejos de la realidad. Somos demasiados latinos para tenernos como socios privilegiados en Europa, y estamos demasiado lejos de su patio trasero para tener algún interés en contar con nosotros. Somos un país periférico, poco poblado, sin grandes recursos, con una economía estadísticamente menguante frente a los gigantes asiáticos, con poco peso en Europa, un cada vez menor peso en la comunidad iberoamericana y unas élites completamente idiotizadas. ¿A quien queremos engañar, si hasta muchos de los nuestros quieren abandonar el barco?

No. Los inquilinos de la Casa Blanca no nos quieren. Nunca nos han querido. Han oscilado entre el desprecio y la indiferencia, con los justos gestos de cariño para asegurarse el negocio de sus compañías, suelo para sus instalaciones, e inmunidad para sus desmanes planetarios contra los comunistas primero y contra los islamistas después.
      
Y como español, ni la frialdad de Bush ni el ridículo de Rajoy me hacen gracia. Ni maldita la gracia.

sábado, 15 de noviembre de 2014

¡Vivan las cadenas!

Hoy se ha conocido el resultado final de las votaciones en el seno de la nueva formación PODEMOS para elegir a sus órganos políticos, habiendo recibido la candidatura de Pablo Iglesias 95.311 votos, el 88,6%, lo que ha supuesto su proclamación como primer secretario general del partido y culmina un proceso congresual bastante atípico dentro del panorama político español. Y me gustaría compartir contigo, amable lector o lectora, algunas reflexiones sobre este proceso.

A principios de junio de este año publiqué un post titulado Que puedan, por el bien de todos, en que manifestaba mi deseo de que la naciente formación política acertase en la articulación de una metodología de partido eficaz, pensando que la demanda de sus simpatizantes y líderes era crear un sistema diferente. Pero me equivocaba doblemente.

Porque si bien el proceso constituyente de PODEMOS ha sido significativamente diferente al del resto de partidos, no ha sido radicalmente diferente y muestra una preocupante quiebra del proceso que le ha hecho crecer como la espuma.

En relación tanto al proceso en sí como a los resultados, se demuestra que no ha funcionado ni la pluralidad ni la participación. Comparando estos resultados con los obtenidos por el PSOE en el proceso de elección directa de la secretaría general, observamos que los votantes que han participado en la elección del secretario general de la nueva formación han sido 107.488 (el 42,65% de los inscritos), frente a los 128.300 votos de los afiliados (el 66% del censo) del proceso de los y las socialistas españolas.

Y si analizamos estos datos teniendo en cuenta el esfuerzo del elector, los datos aún son más favorables a las y los socialistas, ya que para votar en el proceso del PSOE debían ser afiliados, es decir, socialistas que estén al corriente de sus cuotas, y desplazarse un domingo de julio hasta una Casa del Pueblo para depositar su voto. En cambio, en el proceso de PODEMOS tan sólo se requería darse de alta, sin realizar ningún pago previo, y emitir el voto de forma electrónica desde su casa, su móvil o su trabajo, y durante varios días.

Pero lo que más debería preocupar a la nueva dirigencia de PODEMOS es que, por primera vez, la formación ha sufrido un brusco frenazo y marcha atrás en la participación, ya que han votado 4.582 menos que durante la votación de los documentos, hace unas semanas.

En cuanto a la pluralidad, en PODEMOS se observa un hiperliderazgo que algunos lectores de diarios digitales no han dudado de denominarlo a la búlgara, ya que si Pablo Iglesias ha conseguido un total de 95.311 votos, el siguiente postulante, Álvaro Monge, tan sólo ha recibido 995 sufragios.

Si lo comparamos con los resultados de los y las socialistas, no hay color. En dicho proceso el ganador, Pedro Sánchez, alcanzó un total de 62.477 votos, frente a los 46.439 votos de Eduardo Madina, y 19.384 votos de José Antonio Pérez Tapias.

Lo que no hay que poner en duda es que en PODEMOS se han presentado los que han querido, y han votado todos los que lo han deseado, con todas las facilidades del mundo, hasta el punto de asemejarse más a un concurso de televisión que a un proceso político al uso. Entonces, ¿qué ha pasado para que se haya producido una bajísima participación, menos que hace unas semanas, provocando además un hiperliderazgo aparentemente contradictorio con los deseos de pluralidad y horizontalidad? ¿A caso los damnificados materiales y morales de la crisis han vuelto a gritar Vivan las cadenas?

Mi hipótesis es que, en este proceso congresual, se han enfrentado en el seno de PODEMOS dos discursos radicalmente distintos, los que denomino los exiliados de la democracia del 78, y los damnificados por la democracia del 78. Los primeros nunca se habían sentido cómodos en un sistema de democracia parlamentaria y burguesa, los segundo han sido parte intrínseca del mismo, bien por haber participado como militantes y/o dirigentes de partidos y sindicatos como UGT, IU, CCOO, PP y PSOE, bien por haber sido alguno de los segmentos donde durante los dorados años 80, 90 y 2000, fantasearon con pertenecer a una clase media, pertenencia que la crisis les ha demostrado falsa.

Los primeros, recelosos de los modelos partidarios existente pedían algo radicalmente diferente. Los segundos, acostumbrados a dichos modelos, han optado por lo ya conocido, esperando tan sólo un cambio cosmético de actitudes. Y evidentemente han ganado los segundos. Y estos, acostumbrados a los hiperliderazgos de Felipe González y Santiago Carrillo, han buscando un liderazgo semejante en un tándem Iglesias y Monedero, tan parecido al mítico González y Guerra.

Ello ha provocado la fuga de los primeros vía abstención en el proceso de elección de Iglesias, que posiblemente se repita en las elecciones autonómicas y generales, aunque ello no suponga menos éxito electoral. Pero sí menos carácter transformador.

Por lo tanto, me temo que mi deseo expresado en el título de mi post de junio se ha visto frustrado, ya que en estos momentos creo que no han podido, y finalmente la montaña ha parido un ratón, al limitarse a renovar el modelo partidario del 78. Puede ser que PODEMOS alcance una mayoría suficiente para gobernar España, pero en absoluto será esa fuerza motriz que transforme desde sus cimientos el llamado por ellos régimen del 78, limitándose a un lavado de cara, imprescindible por otra parte.
          
Mi amiga Ana Pérez Luna, bloguera, feminista y lideresa sindical, lo afirmó hace meses con fino olfato: el PSOE va, y PODEMOS viene. Esperemos que no venga tanto que al final se cumpla su objetivo de sustituir a la vieja casta de partidos, ocupando su mismo espacio de la vieja política.

viernes, 14 de noviembre de 2014

In Vigilando

Hay que reconocerlo. Lo único de bueno que nos ha traído el caso de los EREs ha sido la ampliación de vocabulario de la sociedad española, cosa que, por otro lado, no está nada de mal visto la pobreza lingüística que se gasta el personal.

Tras la noticia de la decisión del Tribunal Supremo de asumir la investigación de los EREs en lo que afecta a aforados (tanto a los diputados y senadores, como parlamentarios andaluces) el lector de un diario digital se despachaba tan a gusto, afirmando que “aunque Griñán o Chaves, no se hubieran enriquecido directa o indirectamente de la trama corrupta, por culpa "in vigilando" e "in eligendo", responsabilidad política tienen”.

¡Toma ya! ¡Que nivelazo! Dígame, querido lector o lectora, si antes había leído a un simple lector de periódicos utilizar con tanta soltura los latinajos jurídicos. ¡Que arte!

Claro que popularmente también tenemos conceptos similares casi tan antiguos, pero no tanto, como éstos. Me refiero a los castizo refranes “el ojo del amo, engorda el ternero”, y “a pastores dormidos, ovejas descarriadas”.

Pero es bueno que la sociedad española asuma que hay una responsabilidad “in eligendo” y también “in vigilando”. Es decir, también los y las españolas somos responsables de lo que elegimos en las elecciones, o permitimos que se elijan quedándonos en casita, y que una vez elegidos hay que estar “in vigilando”, es decir, nada de entretenidos en las cosas de la vida y dejando hacer.

Claro que este “in eligendo” e “in vigilando” no afecta sólo a la política. De hecho, cada padre y cada madre debe asumir su responsabilidad “in vigilando” si su retoño pasa de las travesuras infantiles a los gamberrismos adolescentes, pintando fachadas, estropeando el ascensor de la comunidad, o dejando o dejándose embarazar. Una responsabilidad que debe recaer no sólo patrimonialmente sino penalmente en los padres.

Claro que me temo que este “in vigilando”, que no “in eligendo” que de ello se encarga la madre naturaleza, gusta menos del que reprochamos a Manuel Chaves y José Antonio Griñán.

Y hay otras facetas de la vida donde el “in eligendo” e “in vigilando” nos exige estar ojo avizor, desde qué ocurre en nuestros colegios y parroquias, hasta lo que pasa en nuestros centros de trabajo o en nuestra comunidad de propietarios.

En fin, parece que en España realmente orientamos mal nuestro indisimulado gusto por el cotilleo, y nos dedicamos a estar “in vigilando” la vida de nuestros famosos, en vez de “in eligendo” correctamente lo que hay que estar “in vigilando"

Que somos unos pamplinosos, vamos.

jueves, 13 de noviembre de 2014

Ya nos volvemos a calentar

A los y las españolas nos va la jarana. Parece que la única manera de librarnos de nuestra secular indolencia moral, es con espasmódicos periodos de convulsiones. Claro que hay quien empiedra el camino: unas élites corruptas y corruptoras, unos nacionalistas sectarios y reaccionarios, una colectividad pasiva y absentista de sus derechos.

Y en ello andamos ahora, con el lío catalán, y con los líos de falda, drogas y corrupción.

Y reconozcámoslo: los nacionalismos españolistas (que a mí me gusta llamar mesetario) y catalanistas se retroalimentan. Los unos ninguneando a la periferia costera (violentando el régimen de competencias, usando el presupuesto del Estado en su vertiente pavloviana, e incendiando las ondas y los papeles con discursos sectarios) y los otros justificando sus desmanes y corruptelas azuzando las más peligrosas de las pasiones humanas: el amor al terruño y el campanario.

Que haya palabras totem es inevitable, y no hay que obsesionarse con ello. Pero hay veces que las mayores de las luchas se basan en palabras y conceptos totem que pasados los años nos parecen ridículos. Una de las personas que parecen librarse de la pozoña intelectual de nuestras clases dirigentes, la presidenta de Andalucía, Susana Díaz, ha afirmado recientemente que el término nación le da igual, siempre que se tenga claro que la soberanía nacional es indivisible y que todos los ciudadanos y las ciudadanas españolas son iguales allí donde nazcan o residan.

Por otro lado, las vomitivas corruptelas que hoy estamos conociendo de manos de nuestros políticos, y que son incomprensibles sin la activa colaboración de las elites económicas e intelectuales españolas y la pasividad de una sociedad que intuía pero prefería mirar hacia otro lado porque pensaba que en el fondo todo ello le beneficiaba, está rompiendo las costuras del proyecto democrático alumbrado en el dificilísimo parto que sucedió a la muerte del genocida.

Como he dejado escrito en otro post, la aparente tranquilidad social tras 1978, convenció a las élites económicas españolas que había llegado el momento de recuperar todo el espacio perdido (que sí, que también la derecha económica y política se dejaron pelos en la gatera de la Transión) y poco a poco, con las mayorías absolutísimas de Aznar y Rajoy, han ido eliminando de facto la negociación colectiva, el derecho a huelga y los derechos laborales.

Pero ¿cuál ha sido la reacción a todo ello? Pues no la firmeza democrática de un pueblo maduro, no la voluntad serena pero radical de parar los desmanes. En absoluto. Ha saltado el “sálvese quien pueda” de los catalanes, y la furia indisimulada contra todo lo que huela a la Transición en el resto del Estado.

Un hombre muy perspicaz, Manuel Azaña (que parecía que si no nos había parido, nos había criado), ya nos advirtió en su discurso de despedida en el ayuntamiento de Barcelona, el 18 de julio de 1938, que antes que después se nos volvería a calentar la sangre, cuando afirmó: cuando la antorcha pase a otras manos, a otros hombres, a otras generaciones, que les hierva la sangre iracunda y otra vez el genio español vuelva a enfurecerse con la intolerancia y con el odio y con el apetito de destrucción, añadiendo, que piensen en los muertos y que escuchen su lección: la de esos hombres que han caído magníficamente por una ideal grandioso y que ahora, abrigados en la tierra materna, ya no tienen odio, ya no tienen rencor, y nos envían, con los destellos de su luz, tranquila y remota como la de una estrella, el mensaje de la patria eterna que dice a todos sus hijos: Paz, piedad, perdón.

Y los líos en los que nos estamos enredando en este momento los españoles (se sienta o no como tal, que para eso es nuestro hecho diferencial ante el mundo), y que periódicamente venimos repitiendo en los últimos siglos, parece que justifica a aquellos que afirman que los y las españolas solo pueden ser gobernados con una bota en el cuello. Militar, naturalmente.
     
Y eso no. Rotundamente No.

sábado, 11 de octubre de 2014

Bye, bye, Catalonia!

Decía Ángel Ganivet que cuando se acaban las certezas hay que armarse de prejuicios. Pero a mí aún me quedan un par de docenas, entre ellas que en la actualidad ningún gobierno puede imponer su voluntad frente a la férrea voluntad de una sociedad, y que como dejó escrito Joaquín Salvador Lavado en esa ejemplar obra de filosofía titulada Mafalda, el patriotismo tiene mucho de comodidad. Porque no tiene mérito ser patriota de donde se nació. El mérito está en ser patriota de aquel lugar que ni siquiera se ha visitado.

Los nacionalismos hispanos, el llamado español (pero que a mí me gusta denominar mesetario), y el llamado catalán, andan subido a una bestia incontrolable del que sus dirigentes intentan no caerse, aunque en la operación la hagan avanzar más deprisa hacia el precipicio.

Me horroriza esa necesidad imperiosa de acumular justificaciones para ejercer derechos, necesidad que lleva en muchas ocasiones a inventárselos directamente. Lo he dejado escrito en algún lugar, que soy internacionalista, a lo más iberista. Los patriotismos textiles y musicales no son lo mío. Reescribir la historia para acomodarla a nuestro proyecto personal o político, para dividir y cercenar, para establecer una lista de buenos y malos, o para justificar el sacrificio de unos por otros, me produce repugnancia.

Pero si en el futuro la sociedad que habita la Comunidad Autónoma de Cataluña deciden, por las buenas o por las malas, hacer zarpar su territorio hacia la aventura de la independencia, tendrá toda mi comprensión.

Y no por aquello de que tanta paz lleven, como descanso dejan. Como bien dice un amigo mío, si algún día hay que levantar la valla entre Fraga y Alcarrás, lo primero que viviremos aquende la frontera, será la mayor ola de patriotismo rojigualda de la historia, (ríete de la resaca mundialista), que deberemos padecer todos los curritos de la descuartizada Nación española.

Siempre que he visitado Cataluña me he sentido como en casa, cómodo y bien tratado. Y eso que nunca he sentido esa barcelonafilia que disfrutan muchas de mis amistades, y urbanísticamente sigo prefiriendo la recia y mesetaria Madrid a la mediterránea capital del Principat. No tengo especial estima al poble català, pero tampoco se la tengo al madrileño, al murciano o al riojano, por poner varios ejemplos.

Sin embargo, sí tengo la seguridad de que si nuestra Cataluña, si su Catalunya, deja de compartir nuestro afligido proyecto nacional, necesitaré vivir el duelo de la pérdida.

Aún recuerdo la carta emocionada del diputado nacional por CIU, Carles Campuzano i Canadés, en respuesta a una enviada por mí en catalán como presidente del Consejo de la Juventud de Andalucía. Por mi parte fue el gesto de decir “Andalucía también es catalana”.

Creo que la diversidad enriquece, que las diferencias existen para desafiarnos y sacar de nosotros mismos lo mejor. Denuncio a aquellos que aquí o allá sólo conciben una sociedad monolítica, todos moros o todos cristianos. Creo que el fracaso del proyecto nacional español se debió a la automutilación que nos afligimos al expulsar de nuestros países a nuestros hermanos y convecinos musulmanes y judíos, primero, y protestantes después.

Por eso, si mañana, o pasado, o el otro, un movimiento telúrico, vigoroso y mayoritario de catalanes deciden irse, no seré yo el que me considere traicionado, ni abandonado. Pero sí me sentiré triste.
      
Muy triste.

domingo, 6 de julio de 2014

El monasterio de Penilla, en Valdearenas. Entre la realidad y la leyenda.

Claustro del convento de Santa Clara (Guadalajara), a mediados del siglo XIX

La existencia de un monasterio de monjas de San Francisco, situado a algo más de un kilómetro a poniente de la villa de Valdearenas, la conocemos por las Relaciones Topográficas(1) de esta localidad.

En aquella investigación sobre los reinos de Castilla ordenada en tiempos de Felipe II, conservamos íntegra la correspondiente a Valdearenas. Los vecinos fueron convocados para responder al exhaustivo cuestionario de 45 preguntas, y a la trigésimo primera, que interrogaba sobre “Los edificios señalados que en el pueblo hubiere, y los rastros de edificios antiguos de su comarca, epitaphios, letreros y antiguayas de que hubiere noticia”, respondieron que ”hay un pueblo despoblado á un quarto de legua de dicho lugar hácia la parte del poniente que se llama Penilla, donde parece haber sido edificios de pueblo, como lo era, y hay una iglesia que es diezmeria por si, divisa y apartada de la de este dicho lugar y de otras partes, y es anexa á la parroquial deste dicho lugar, y ansimismo hay un monesterio arruinado que fue monesterio de S.n Francisco de monjas claustrales, las quales se pasaron á Santa Clara de la ciudad de Guadalajara, y aora esta sin poblacion poblacion, y sólo hay una hermita de S.n Benito á donde se va en procesion algunos dias del año, y esta cerca del dicho pueblo, la qual dicha hermita y sitio tiene por nombre Teina”.

Que tengamos noticias, tan sólo dos historiadores se han interesado por la existencia de este monasterio, Juan Catalina García López y Antonio Herrera Casado, prolífero autor y cronista de la provincia de Guadalajara. El primero, a principios del siglo XX, en su Memoria Histórico Español(2), afirmó: No hay vestigio alguno de semejante monasterio y de él no conozco mención documental. Pero los naturales dicen que estuvo edificado sobre un cerrillo que hay al otro lado del Vadiel, sobre el camino que va de Valdearenas á Hita, sitio á que llaman Teina.

El segundo, a finales del mismo siglo, recoge que: La tradición del pueblo dice que en el camino que va desde él hacia Hita, en el pago conocido por el nombre de Teina, hubo en muy remotos siglos un monasterio de monjas franciscanas, que luego emigraron a Guadalajara, uniéndose a la Comunidad de Santa Clara de dicha ciudad. En ese lugar se encuentran todavía elementos constructivos muy antiguos, restos de muros, y arcaduces a medias sepultados. Aunque de documentos no queda absolutamente nada, por lo que debe colegirse que esta referencia es un tanto legendaria.

Discrepamos con la lectura de estos autores que consideran que el monasterio estaba en Teina, ya que entendemos que allí sólo existía la ermita de San Benito (y sólo hay una hermita de S.n Benito á donde se va en procesion algunos dias del año, y está cerca del dicho pueblo, la qual dicha hermita y sitio tiene por nombre Teina), y que en cambio el monasterio arruinado, la iglesia anexa a la parroquial de Valdearenas y el despoblado se hallaban en el lugar de Penilla (hay un pueblo despoblado á un quarto de legua de dicho lugar hácia la parte del poniente que se llama Penilla, donde parece haber sido edificios de pueblo, como lo era, y hay una iglesia que es diezmería por sí, divisa y apartada de la de este dicho lugar y de otras partes, y es anexa á la parroquial deste dicho lugar , y ansimismo hay un monesterio arruinado que fué monesterio de S.n Francisco de monjas claustrales, las quales se pasaron á Santa Clara de la ciudad de Guadalajara, y aora está sin poblacion).

Y si efectivamente no se encuentra ninguna fuente documental que haga referencia al monasterio de Teina, sí existe al menos un documento, muy revelador, que señala la existencia de un cenobio de monjas en Penilla, casi cien años antes de las Relaciones Topográficas.

Nos referimos al Inventario Osuna, una relación de bienes de las familias judías de la villa de Hita (de la que dependió Valdearenas hasta el siglo XVII) que iban a ser expulsadas en 1492, mandado a elaborar por el duque del Infantado. En dicho documento, recuperado casi completo por Cantera y Carrete(3), se habla reiteradamente de las “monjas de Penilla”:

Así algunas instituciones y detalles tocantes a la topografía de la villa y a sus diversos moradores de las tres religiones: cristianos, judíos y moros. V. gr., sus iglesias; curas y cabildos de Santa María, San Juan y San Pedro; frailes como los de Sopetrán y San Benito; las monjas de Penilla; […]

Según García López, “Penilla ó Pinilla estaba situado en un altozano, á unos dos kilómetros más abajo de Valdearenas, encima de los molinos que allí existen desde tiempo inmemorial. Aunque el sitio donde se asentaba el poblado es llano, forman el suelo unos bancos de roca que asoman en los bordes. De estas peñas vino el nombre al lugarejo”(3).

No deja de llamar la atención la falta de referencias directas si quiera al lugar de Penilla, más allá de las fuentes señaladas. Pero que existió una aldea con tal nombre es innegable, como dejó escrito García López: “La mejor prueba de la existencia de antiguos poblados, aunque no hubiesen dejado rastros materiales después de su despoblación, es lo que se llamaban sus diezmerias(5), apartadas de las parroquiales á que se habían unido”(6).

Tal vez se tratase de Paciella, localidad del Arciprestazgo de Hita en el siglo XIII que hoy no existe y que no ha sido ubicada hasta ahora. Esta conclusión parte de la relación de localidades con beneficios eclesiásticos de dicho arciprestazgo en tiempo del rey Sancho IV recogidas por Gonzálvez Ruiz, que siguiendo las agujas del reloj, comienza al norte con la localidad de Padiella (Padilla de Hita) y continúa con Muduex, Valdearenas, Peciella y Trijueque(7). Ello es coherente con la situación de Penilla según los textos, entre Valdearenas y Trijueque. La relación sigue en el orden de las agujas del reloj por Mensa Domini (desconocido), Caspueñas, Valdegrudas, Rebollosa, Ciruelas, Celtianos (desconocido), Miganos (desconocido), Alariella (Alarilla) y Copernal, hasta cerrar el círculo.

En todo caso, la localidad de Penilla ya no debía existir hacia 1520, ya que Hernando Colón no la incluyó en su magna obra Descripción y Cosmografía de España(8), opinión que comparte Salvador de Moxó al afirmar “En la Edad Moderna fueron quedando despoblados Majanta, Maluque, Barrecas, Zambranos, Torrentes y Pinilla.”(9) Y en relación a los  molinos de Penilla, que siguen existiendo en la actualidad, tenemos constancia desde el siglo XVI al XVIII en el Archivo de los Condes de Guevara (depositado en el Archivo Histórico Nacional)(10).

Se podría argumentar que la referencia del Inventario Osuna se remite a las monjas calatravas del monasterio de San Salvador de Pinilla de Jadraque, y que se trataría de un error de grafía (Penilla por Pinilla) pero a nuestro entender se trata de una hipótesis errónea, ya que en el Inventario Osuna se describe en varias ocasiones a Penilla como lugar de la Tierra de Hita(11).

La falta casi absolutas de referencias en las fuentes documentales tradicionales con descripción de dicho monasterio nos obliga a indagar a partir de su final, es decir, a partir de la historia del monasterio de Santa Clara en la ciudad de Guadalajara donde se afirmó que se trasladaron las monjas de Penilla.

El monasterio de Santa Clara de Guadalajara fue fundado en 1284 por doña Berenguela, hija del rey Alfonso X de Castilla, y refundado por la hija de Sancho IV y María de Molina, la infanta doña Isabel, señora de Guadalajara, Hita y Ayllón. Su dama de compañía, doña María Fernández Coronel, compró primero las casas donde se asentaría el monasterio, y a su fallecimiento dejó al cenobio un importante patrimonio entre los que se incluían tierras en el valle del Badiel.

Así lo recoge Herrera Casado al afirmar: Poco después, en 1309, moría doña María Fernández Coronel, rodeada de todas las monjas Clarisas, de las que entonces aparecía como abadesa su propia hija doña Teresa. En su testamento figura el enorme donadío que las deja: tierras, huertos y molinos por la vega del río Henares (por Alovera, Benalaque, Iriépal, Marchamalo) por el valle del Badiel (en Hita, Alarilla) y aún más lejos(12).

Dato que confirma la profesora Alicia Marchant Rivera al decir: Sabemos que María Fernández Coronel donó al convento las casas de la colación de San Andrés donde estaba el monasterio, con las casas que compró y con las huertas, varios majuelos y molinos en la vega del Henares, así como en otros términos como Alovera, Illescas, Benalaque, Taracena, Alarilla, Marchamalo o Hita(13).

Incluso Layna Serrano, detalla la donación al escribir: “del entusiasmo con que doña Isabel colaboró a la obra emprendida por su querida aya da fe el hecho de que regalara a la Fernández Coronel varias fincas en la cercana huerta del Henares y la llamada casa de la Reyna(14) en término de Hita con todos sus heredamientos, pues estaba convencida de que todo iría a parar al convento de Santa Clara como aconteción efectivamente”(15).

Si la señora de Hita regaló una propiedad en su señorío, la Casa de la Reyna con todos sus heredamientos(16), a su aya Doña María, bienes que finalmente terminaron siendo donados al monasterio de Santa Clara, no es absurdo deducir que la citada propiedad en el término de Hita se encontrara en el valle del Badiel, lo que bien podría suponerse que la misma se encontrara en Penilla, y entorno a esa propiedad creasen, tal vez no una fundación monástica, pero sí un núcleo monacal, como una casa de retiro para solaz de las monjas.

No se trataría de un caso excepcional, sino habitual de conventos situados en villas y ciudades importantes. En la misma provincia de Guadalajara, la Compañía de Jesús construyó en el siglo XVI el convento de Jesús del Monte en Loranca del Tajuña como residencia veraniega del Colegio de los jesuitas de Alcalá de Henares(17).

Por eso, el regreso de las monjas franciscanas del monasterio de Penilla a su casa matriz, supuso el abandono, a principios del siglo XVI, del edificio.

Otra cuestión que nos plantea las declaraciones de las Relaciones Topográficas es la entidad del lugar de Penilla, que en el siglo XIII era lo bastante importante como para que su parroquial tuviese beneficios eclesiasticos.

Por ello, creemos que la iglesia diezmería que funcionaba como anexo a la parroquial de Valdeareas en 1580 no sería la del cenobio, si no la antigua parroquial, distinta a la monacal.

NOTAS:

1 Relaciones Topográficas de Felipe II de la Provincia de Guadalajara. Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. http://www.uclm.es/ceclm/b_virtual/libros/relaciones_gu/VALDEARENAS.htm Consultado el 19 de julio de 2013.
2 Juan Catalina GARCÍA LÓPEZ. Memorial histórico español: colección de documentos, opúsculos y antigüedades que publica la Real Academia de la Historia - Tomo XLIII (Madrid, 1905) pág. 237.
3 Francisco CANTERA BURGOS y Carlos CARRETE PARRONDO. La judería de Hita. Sefarad, 32:2  (Madrid, 1972)
4 Juan Catalina GARCÍA LÓPEZ. Memorial histórico español: colección de documentos, opúsculos y antigüedades que publica la Real Academia de la Historia - Tomo XLIII (Madrid, 1905) pág. 236.
5 Dezmería: Territorio del que se cobraba el diezmo para una iglesia o persona determinada. DICCIONARIO DE LA LENGUA ESPAÑOLA - Vigésima segunda edición.
6 Juan Catalina GARCÍA LÓPEZ. Memorial histórico español: colección de documentos, opúsculos y antigüedades que publica la Real Academia de la Historia - Tomo XLIII (Madrid, 1905) pág. 236.
7 “En torno a Hita se asentaba todo un anillo de pequeñas localidades, que la reconocían como cabeza de la comarca y desde el punto de vista eclesiástico como capital del arciprestazgo. […] Eran las siguientes: Padiella, Muduex, Valdearenas, Peciella, Trijueque, Mensa Domini, Caspueñas, Valdegrudas, Rebollosa, Ciruelas, Celtianos, Miganos, Alariella y Copernal. Algunas han desaparecido, pero muchas son todavía localizables”. Ramón GONZÁLVEZ RUIZ. La persona de Juan Ruiz. Centro Virtual Cervantes. http://cvc.cervantes.es/literatura/arcipreste_hita/01/gonzalvez.htm#np69 Consultado el 13 de julio de 2013.
8 Hernando COLÓN, Descripción y cosmografía de España (Madrid, 1908-1909; reed. Sevilla 1988) Tomo II - pág 233.
9 Salvador DE MOXÓ. La sociedad en la Alcarria durante la época del Arcipreste. Boletin de la Real Academia de la Historia. TOMO CLXXI. NUMERO II. (Madrid, 1974) pág. 263.
10 GUEVARA,C.4,D.27; GUEVARA,C.4,D.25; etc.
11 Como la viña de Rabi Sim[u]el Castellano, que poseía una viña, aledaña a la viña de Bartolomé de Almazan, y que llegaba al río (Badiel) y el camino; o la viña con cincuenta vides “cabo de Penilla” propiedad de Lezar Baquez de Çuruelas. Francisco CANTERA BURGOS y Carlos CARRETE PARRONDO. La judería de Hita. Sefarad, 32:2  (Madrid, 1972) pág. 29 y 39.
12 Antonio HERRERA CASADO. Monasterios Medievales de Guadalajara. AACHE Ediciones (Guadalajara, 2009) pág. 146-147.
13 Alicia MARCHANT RIVERA. Doña María Fernández Coronel, aya de la Reina María de Molina: Creadora de lenguaje histórico en la Edad Media hispánica. Consultado el 11 de julio de 2013.
14 No existen fuentes orales ni documentales, a parte de este texto, sobre la ubicación de la casa de la Reyna en la Villa y Tierra de Hita (en la que se incluía Valdearenas hasta el siglo XVII).
15 Francisco LAYNA SERRANO. Historia de Guadalajara y sus Mendozas en los siglos XV y XVI Volumen I (Madrid, 1942) pág. 122.
16 ¿Tal vez la huerta de Pinilla, una de las dos descritas por parte de las autoridades de Hita en el Catastro de Ensenada en el siglo XVIII, inculta en aquel tiempo? Manuel CRIADO DEL VAL. Historia de Hita y su Arcipreste: vida y muerte de una villa mozárabe. (Guadalajara, 1998) pág. 256.
17 Quintín ALDEA VAQUERO, Tomás MARÍN MARTÍNEZ, José VIVES. Diccionario de Historia Eclesiástica de España. Instituto Enrique Flórez, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, (Madrid, 1975) pág. 2.474.

viernes, 4 de julio de 2014

Del Mies al Gloria Bendita

Comentaba hace algún tiempo mi amigo Miguel P., fino analista urbano de esta que llaman la ciudad de María Santísima, que la crisis ha llevado a la mutación de espacios emblemáticos de Sevilla, como la Alameda, donde los locales más modernos y alternativos creados bajo la hégira del ladrillazo iban cerrando o mutando en locales de aires más folclóricos y tradicionales.

Sin duda la comprobación de esta teoría la he podido certificar esta semana al visitar un bar que hacia mediados de la pasada década abrió en la avenida Marqués de Paradas, justo delante del hotel NH Plaza de Armas, con el nombre de Mies.

Cuando lo conocí me llamó la atención su sobria decoración con grandes fotografías de algunos de los edificios de Mies van der Rohe. A pesar de tratarse de un arquitecto, alemán para más señas, nacido en el siglo XIX y fallecido en 1969, era toda una declaración de principios en una sociedad donde aún no se ha sacudido el fantasma del Regionalismo como única arquitectura propia, llena de bares y cafeterías transidas de costumbrismo seudo-andaluz, vírgenes dolientes, cabezas de toros, azulejería en las paredes y ruido, mucho ruido, de camareros, clientes y televisores.

Pero esa ola reaccionaria de vuelta a los orígenes, como si la angustia de la crisis pudiera mitigarse que la seguridad de los clichés conocidos y previsibles, también ha tocado al Mies, y desde hace poco ha pasado a llamarse, a la sevillana manera, Gloria Bendita.

Al entrar, comprobé que con la ola reaccionaria, no sólo había perdido el nombre sino también aquellas fotografías de la obra de Ludwig, habiéndose sustituido por otras, de igual tamaño, de la Sevilla eterna: la Giralda, la Torre del Oro, la ribera del Guadalquivir a su paso por Triana. Pero, debo reconocerlo, me impactó sobremanera una gran fotografía de las Setas de la Encarnación.

¡Con la escandalera que supuso su construcción, ahora en ese imaginario colectivo que representa en Sevilla los bares, tascas y garitos, se igualaba la Giralda y la Torre del Oro con las Setas, obra de Jünger Mayer, otro alemán como Mies!

Desde su construcción lo tenía claro: las Setas llegaron para quedarse. Y la rapidez con la que el ADN de la sevillanía lo está asimilando me confirma otra de mis hipótesis: a pesar de su factura contemporánea, en el fondo las Setas son la más clásicas de las obras sevillanas. Puro barroquismo.

viernes, 27 de junio de 2014

Generación quemada

En este rosario de situaciones que me sorprende, escandaliza o deprime en que se ha convertido este blog por mor de la crisis, se encuentra la firme convicción de que el tiempo actual es el peor para la juventud.

Esta afirmación, muchas veces promovida y validada por personas de mi edad e incluso mayores, viene a certificar que en el pasado la juventud no se enfrentaba a desafíos tan dramáticos como los que actualmente se enfrenta la juventud española, entendida como tal incluso los que superan los 30 años.

Pero esa afirmación, por mucho que se dé por cierta, no deja de tener tantos matices que casi la hacen incierta.

En las geniales tiras de Mafalda, del insuperable Quino, encontré de nuevo unas viñetas, de finales de los sesenta, que nos desenmascara esta realidad. En la misma, Miguelito le pregunta a Mafalda: Decime, la “generación quemada” de la que se habla tanto… no tiene nada que ver con la nuestra ¿no? A lo que la niña más famosa de Argentina le responde: No, nosotros venimos después, lo que lleva al niño a repreguntar: Ah, ¡y cuando se supone que nos falta para empezar a chamuscarnos? Cada generación, posiblemente desde los sesenta, se ha auto considerado quemada o perdida y ha pensado que no vivirían mejor que la anterior.

Hasta mediados de los 70, la emigración a Europa era la válvula de seguridad que impedía que la insuficiencia de oferta laboral para el baby boom de finales de los cincuenta provocara la implosión del régimen franquista. La crisis del petróleo disparó en España el desempleo en general y el juvenil en particular, ya que los mercados europeos se cerraron a la mano de obra barata española. Fue entonces cuando Felipe González llegó al gobierno en 1981 prometiendo 800.000 puestos de trabajo, que desde luego no llegaron hasta finales de la década. Es la generación quemada de mis hermanos mayores, para los cuales el futuro laboral en España era negro, muy negro.

Mi generación quemada llegó de mano de las movilizaciones estudiantiles de 1986/87, las del Cojo Manteca, en las que ya participé activamente, al punto que en los últimos días tres compañeros y amigos míos y yo conseguimos desalojar de alumnos los Salesianos de Málaga, cosa que según los profesores nunca había ocurrido en tal centro, y que me consta que no ha vuelto a pasar. Ya entonces sentía que para mí había poco futuro en España y de hecho en la Universidad estuve buscando becas para estudiar fuera de España. Pero me enrolé en las movilizaciones sindicales de 1988 contra el Plan de Empleo Juvenil, a través del cual pretendía imponer Felipe González un contrato para jóvenes con salarios más bajos, y que finalizó en la Huelga General del 14-D.

En mi caso continué participando en movimientos juveniles y viví la crisis de 1993, que disparó nuevamente el paro juvenil tras los años intensos de la entrada en la Comunidad Europea y la celebración de la Expo92 y las Olimpiadas de Barcelona. En aquellos años los jóvenes nos preguntábamos como diablos nos íbamos a emancipar y llegó James Petras y su famoso Informe, en el que afirmaba en 1996: Lo más importante para mi investigación era el rostro humano de la "modernización" de Felipe... Descubrí otro mundo que las estadísticas del gobierno y la investigación académica pasaban por alto: los millones de jóvenes trabajadores españoles que quedaban marginados del empleo estable y bien pagado... de por vida.

Pero precisamente fue unos años después, a finales de la década, cuando la economía española empezó a inflarse gracia a los bajos tipos de interés provocados por la llegada del euro y la necesidad de Alemania de digerir la fagocitación de la República Democrática Alemana. Fueron los alegres años 2000, pero no para los jóvenes, ya que hacia la mitad de la década se hicieron tristemente famosos los mileuristas, jóvenes muy cualificados con contratos precarios e ingresos por debajo de la media.

Y la década finalizó con la crisis de Lehman Brothers, la explosión de la burbuja inmobiliaria y los reformazos laborales donde una vez más los jóvenes lo han vivido con especial virulencia.

¿Alguien puede decirme cuando la juventud española ha dejado de ser la generación quemada?

Por eso me irrita sobremanera escuchar los discursos catastrofistas, no de los jóvenes que tienen derecho a construir su propio discurso auto-referencial, sino de los adultos de mi edad o mayores, porque mienten. Nunca España, aquejada de una endémica falta de empleo, ha sido la madre sino la madrastra de su juventud. Por eso, la actual juventud podrá asumir su protagonismo de la misma manera que las anteriores.

Imagino que la fotografía de una juventud sin futuro en la que se empeñan los adultos, y que refuerza la autoimagen de la juventud sobre su futuro, tiene algo de catártico para muchas personas de mi edad. Pero es falsa la idea de que hoy un joven lo tiene mucho peor que un joven de mi época. Y convencerles de lo contrario, aunque sea para mostrar empatía, es el peor regalo que podemos hacerles.
           
La juventud actual tiene un desafío enorme y una misión ilusionante: conseguir que la próxima generación de españoles no se consideren la generación quemada. Algo que desafortunadamente nosotros no conseguimos.