Hay que
reconocerlo. Lo único de bueno que nos ha traído el caso de los EREs ha sido la
ampliación de vocabulario de la sociedad española, cosa que, por otro lado, no
está nada de mal visto la pobreza lingüística que se gasta el personal.
Tras la noticia
de la decisión del Tribunal Supremo de asumir la investigación de los EREs en
lo que afecta a aforados (tanto a los diputados y senadores, como
parlamentarios andaluces) el lector de un diario digital se despachaba tan a
gusto, afirmando que “aunque Griñán o
Chaves, no se hubieran enriquecido directa o indirectamente de la trama
corrupta, por culpa "in vigilando" e "in eligendo",
responsabilidad política tienen”.
¡Toma ya! ¡Que
nivelazo! Dígame, querido lector o lectora, si antes había leído a un simple
lector de periódicos utilizar con tanta soltura los latinajos jurídicos. ¡Que
arte!
Claro que
popularmente también tenemos conceptos similares casi tan antiguos, pero no
tanto, como éstos. Me refiero a los castizo refranes “el ojo del amo, engorda el ternero”, y “a pastores dormidos, ovejas descarriadas”.
Pero es bueno que
la sociedad española asuma que hay una responsabilidad “in eligendo” y también “in
vigilando”. Es decir, también los y las españolas somos responsables de lo
que elegimos en las elecciones, o permitimos que se elijan quedándonos en
casita, y que una vez elegidos hay que estar “in vigilando”, es decir, nada de entretenidos en las cosas de la
vida y dejando hacer.
Claro que este “in eligendo” e “in vigilando” no afecta sólo a la política. De hecho, cada padre y
cada madre debe asumir su responsabilidad “in
vigilando” si su retoño pasa de las travesuras infantiles a los
gamberrismos adolescentes, pintando fachadas, estropeando el ascensor de la
comunidad, o dejando o dejándose embarazar. Una responsabilidad que debe recaer
no sólo patrimonialmente sino penalmente en los padres.
Claro que me temo
que este “in vigilando”, que no “in eligendo” que de ello se encarga la
madre naturaleza, gusta menos del que reprochamos a Manuel Chaves y José
Antonio Griñán.
Y hay otras
facetas de la vida donde el “in eligendo”
e “in vigilando” nos exige estar ojo
avizor, desde qué ocurre en nuestros colegios y parroquias, hasta lo que pasa en
nuestros centros de trabajo o en nuestra comunidad de propietarios.
En fin, parece
que en España realmente orientamos mal nuestro indisimulado gusto por el
cotilleo, y nos dedicamos a estar “in vigilando” la vida de nuestros famosos,
en vez de “in eligendo” correctamente lo que hay que estar “in vigilando"
Que somos unos pamplinosos, vamos.
Que somos unos pamplinosos, vamos.
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