lunes, 28 de abril de 2014

Avanzando hacia el pleno ejercicio de la Identidad de Género

Sin duda, el ruido mediático y político del pasado día 9 de abril, provocado por la entrega de llaves a los okupas de la Corrala Utopía, empalideció otro acontecimiento, de igual o mayor trascendencia social, que se produjo en el Salón de Plenos del Parlamento de Andalucía. En la tarde del mismo día, los grupos parlamentarios andaluces aprobaron por unanimidad de los tres partidos con representación parlamentaria (PP, PSOE e IU) admitir a trámite el proyecto de Ley integral para la no discriminación por motivos de identidad de género y reconocimiento de los derechos de las personas transexuales de Andalucía.

La transexualidad es, sin duda, uno de los fenómenos más incomprendidos por la sociedad y que mayor dosis de demagogia genera entre los opositores al ejercicio de la plena libertad individual. Incomprensión e inquina que responde a que la misma cuestiona todas nuestras certezas en cuanto a lo que cada una y cada uno de nosotros creemos ser.

La transexualidad, la contradicción entre el sexo biológico, con el que se nace, y la identidad de género, que es la que se siente, ha provocado en el pasado el sufrimiento más inhumano a centenares, miles, decenas de miles de personas. Un sufrimiento cuya solución es tan simple en lo objetivo, como compleja en lo cultural: que cada persona viva plenamente con la identidad de género que siente y no con la biológica con la que nació.

En el pasado, ante el fracaso de funestas terapias como el electroshock o la lobotomización, médicos como Harry Benjamin dieron la única solución terapéutica admisible a las personas diagnosticadas como transexuales: vivir de acuerdo con la identidad de género sentida. Unas veces con la reasignación genital, otras veces simplemente con la adopción de roles del género percibido.

Pero ese mismo avance, que liberó a las personas transexuales de las dudas sobre lo que les pasaba y de terapias destructivas para devolverlas al camino correcto, les llevó al laberinto, muchas veces frustrante, de la patologización de la transexualidad. Test de la vida real, operaciones quirúrgicas inaccesibles y complejísimas, hormonación de por vida, eran el peaje para su público reconocimiento como tales.

Afortunadamente, la lucha de las personas transexuales, la aceptación del género como un constructo en parte cultural, y la sensibilización de la sociedad hacia aquellos colectivos que demandan su especificidad, ha permitido avances en los últimos años, como la Ley reguladora de la rectificación registral de la mención relativa al sexo de las personas, que orillaba, pero no eliminaba, ese complejo y doloroso camino.

Pero aún así, las personas transexuales son obligadas a un proceso donde su identidad de género no es el resultado del pleno ejercicio de la libertad para sentirse e identificarse, sino de un complejo laberinto clínico y legal donde otros, jueces, psiquiatras, médicos, etc. dictaminan lo que puede ser, o no, una persona transexual.

La Ley andaluza admitida a trámite el pasado 9 de abril, ayudará a las personas transexuales a tomar las riendas de su identidad, ya que va en la línea de despatologizar la transexualidad y devolver a la persona su pleno dominio identitario.

En este sentido, es de valorar la afortunada casualidad que el jurado de los premios Adriano Antinoo, que en su tercera edición concede la asociación a la que pertenezco y que se entregaron el pasado 26 de abril, se lo haya concedido en la activista transexual Kim Pérez.

Kim Pérez es, sin duda, la más sobresaliente de las activistas del movimiento transexual andaluz, una referencia fundamental para todas aquellas personas que, transexuales o no, hemos querido trabajar por el derecho al pleno desarrollo de la identidad de género en Andalucía. Y este proyecto de Ley nos permite visualizar el largo, duro y fatigoso trabajo realizado por las personas transexuales andaluzas hasta conseguir el derecho fundamental de ser ellas mismas.

Porque mujeres como Kim Pérez, sin pretenderlo, han entrado, con el mayor mérito y dignidad, en el elenco de grandes mujeres de la Historia andaluza.

domingo, 23 de marzo de 2014

María Morterero Felipe, otra maestra de la República.

Expediente de Depuración de María Morterero Felipe, conservado en el Archivo General de la Administración

Recientemente he tenido la oportunidad de disfrutar del visionado del documental Las Maestras de la República, dirigido por Pilar Pérez Solano y promovido por la Federación de Trabajadores de la Enseñanza (FETE-UGT) el cual ha alcanzado el premio Goya al mejor documental. Y no he podido dejar de recordar a una docente familiar mía.

En este mismo blog me he referido a varias miembros de mi familia, las cuales siempre me han causado admiración su talento, su voluntad y lo adelantadas que estaban para su época. Mujeres como mi tía abuela Carmen del Pino, mi tía bisabuela María Felipe, mi bisabuela Enriqueta Rivero, y muchas otras, me muestran que en todas las épocas han existido mujeres que han tenido la voluntad de romper el estrecho mundo que una sociedad católica patriarcal imponía a más de la mitad de la población.

Una de ellas es María Morterero, a la que no llegué a conocer personalmente por fallecer casi diez años antes de nacer yo, pero sobre la que nos hablaba mi madre y mis tías durante las largas sobremesas veraniegas. Y más tarde, le he ido conociendo mejor gracias a algunos documentos que he podido ir recuperando aquí y allá. No se trataba exactamente de la maestra republicana de la que nos habla el documental, ya que pertenecía a una generación anterior, pero sí de una maestra que participó del espíritu republicano incluso antes de proclamarse la II República.

Aquilina María Morterero Felipe, única niña entre tres varones, nació en Trijueque el año 1879, en el seno de una familia muy religiosa de la pequeña burguesía rural de Guadalajara. Su padre, Benito Morterero era un hidalgo venido a menos, que realizó sus estudios en el seminario de Sigüenza y que tuvo varios negocios a lo largo de su vida, desde una escuela para niños hasta la concesión del servicio de bagajes del partido de Brihuega, pasando por una abacería, pero que aún mantenía en la comarca cierto prestigio que le llevó a asumir responsabilidades de juez y fiscal municipal en Trijueque. Su madre, Crisanta Felipe Pajares, era la nieta del escribano de la localidad, y hermana de las profesoras María y Teresa Felipe, y gozaba de cierto prestigio como poeta y por practicar el ovillejo, la improvisación poética, en reuniones sociales y familiares.

Gracias al ambiente de su casa, y de la mano de su tía María Felipe, María Morterero se dedicó a la docencia, estudiando en la Escuela Normal Elemental de Maestras de Navarra, donde alcanzó la revalidad de maestra de primera enseñanza superior en 1899, expidiendo su título la Universidad de Zaragoza.

Con 21 años, fue nombrada maestra auxiliar de Villargordo, en la provincia de Jaén, para luego ejercer el magisterio en un número importante de localidades, como Irún (en 1902), Elciego (de 1902 a 1906), Astesau (de 1906 a 1910), Atienza (de 1910 a 1903), Arcos de Medinaceli (de 1913 a 1916), Brihuega (de 1916 a 1917), Trijueque, su localidad natal (de 1917 a 1929), y finalmente en la ciudad de Guadalajara.

El contacto con su tía María Felipe, autora en 1899 de “Medios para sostener la disciplina en una escuela sin necesidad de castigos corporales”, tuvo una gran influencia en su desarrollo profesional, como reconocía el semanario educativo La Orientación, quien en 1916 publicó: Es la Srta. Morterero una profesora joven, con vocación decidida por la enseñanza y muy versada en este arte, pues a más de haber hecho los estudios de su carrera con gran brillantez, tuvo como maestra, con quien practicó, a su inolvidable tía Dª María Felipe y Pajares (q.e.p.d.), que desempeñó con gran acierto durante muchos años, una escuela municipal de San Sebastián (Guipúzcoa)

Maestra muy comprometida con su magisterio, fue la única mujer de la Junta Directiva de la Asociación de Maestros del partido de Atienza elegida en 1911, así como en la del partido de Brihuega en 1916. En la citada villa de Atienza obtuvo su único Voto de Gracia por parte de la Junta Local de 1ª Enseñanza, en 1912, y promovió, junto con el profesor Isidro Almazán, la primera Mutualidad Escolar de la provincia, y unas de las primeras de España.

Mujer de gran corazón, participaba en cuantas iniciativas, de las que ahora llamamos solidarias, se ponían en marcha a favor de niños y mujeres, quedando constancia de su aportaciones a la suscripción abierta por el diario LA LIBERTAD a favor de los niños de Asturias que habían quedado huérfanos durante la revolución del principado en 1934, la cuestación de FETE a favor de las guarderías y colonias infantiles en julio de 1936, o aportaciones para las víctimas del bombardeo de diciembre de dicho año en Guadalajara.

El golpe de estado de 1936 daría paso a una época de gran amargura. No sólo por el asesinato de su hermano Justo Morterero en Écija (por las órdenes genocidas del felón Queipo de Llano), sino también por la persecución que sufrió, como decenas de miles de maestras y maestros republicanos, por su compromiso con el proyecto educativo de la II República.

La situación no podía ser más temible. El castigo menor era ser expulsada de la carrera, con la consiguiente penuria en casos como los de María Morterero, soltera, y con apenas pequeñas rentas de varias propiedades en su localidad natal. Mucho más grave era ser encarcelada, ya que además de las torturas y vejaciones, el no tener familiares residentes en Guadalajara que pudieran socorrerla supondría su muerte por inanición, como ocurrió con decenas de miles de presos de toda España en aquellos años. Y lo peor, a ser asesinada por un Consejo de Guerra sin ningún tipo de garantías y por acusaciones paranoicas.

Antes, en octubre de 1936, y en cumplimiento del Decreto de la II República Española, María Morterero solicitó la readmisión a su empleo de maestra nacional de una de las escuelas unitarias de Guadalajara. En la misma declaró que desde el 1º de abril de 1936 participaba en la organización Socorro Rojo Internacional  (SRI), una suerte de Cruz Roja impulsada por la Unión Soviética, y desde el 5 de septiembre de 1936 estaba afiliada a FETE, pero que no militaba en ningún partido político.

La victoria del nacional-catolicismo le llevó como a decenas de miles de maestras y maestros, a enfrentarse a un perverso expediente de depuración, tal y como podemos leer en el que se conserva en el Archivo General de la Administración.

En septiembre de 1939, la Comisión de Depuración de la Provincia de Soria comenzó a recabar información sobre el profesorado de la provincia, y en el expediente de María Morterero podemos ver las calificaciones de diferentes informantes. Así, el alcalde de Guadalajara informó que su conducta personal era buena e ignoraba su actuación social en la localidad, pero que durante el movimiento se manifestó francamente de izquierdas, refiriendo que “se asegura que durante el periodo rojo su labor en la Escuela ha sido de acuerdo con las ideas pregonadas por la República”.

Por su parte, el primer jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de Guadalajara, informaba que si bien su conducta personal y social era buena, fue “indiferente antes del Glorioso Movimiento Nacional” aunque “una vez iniciado esta se mostró izquierdista destacada, pertenecía a la FETE”. Asimismo destacó que “trabajó con gran actividad a favor de la causa roja, enseñando teorías contrarias a nuestro régimen, trabajando con gran interés en la confección de ropa para los rojos, por lo que se le considera desafecta a la Causa Nacional”.

Especialmente curiosa es la información suministrada por la Comisión de Padres de Familia, que a todas las preguntas respondieron: Roja; Roja; Roja. Aunque señalaron desconocer si en la escuela inculcaba a los niños ideas contrarias a la Religión, Patria y Familia.

También lo es la información del cura de San Nicolás, que a las preguntas sobre su conducta personal, social y política, respondió: Mala; Mala; Mala. Y terminó afirmando que “Arengaba en escuela a los alumnos inculcándoles ideales marxistas”.

Toda esta información recogida, llevó a la Comisión Depuradora de Guadalajara a elaborar un pliego de cargos por tener ideas izquierdistas y manifestarlas públicamente y orientar la enseñanza en consonancia con las ideas expuestas, y se le daba a María Morterero un plazo de diez días para que presentara su descargo.

Podemos imaginar el terror con el que vivió aquellas circunstancias María Morterero, valorando que información podría aportar en su descargo, cuales podrían volverse en su contra, como apelar a la compasión o al intelecto de sus juzgadores, y a que personas podría conmover a su favor.

María presentó su escrito de siete páginas manuscritas el día 27 de octubre de 1939, donde intentaba desmontar las acusaciones que se le hacían. Para ello empezaba solicitando que se pidiera información sobre ella a distintas personas de la provincia “todas ellas de absoluta solvencia” como eran Josefa Ortega Utrilla; Basilia Martinsan de Arroyo; Isabel Espejo, viuda de Atienza; Blanca Pérez de Cortés; Cipriana Cano Gamo; Antonio Moscoso, notario; Miguel Fluiter, propietario; Julio Elegido, corredor de comercio; Juan Peruela, empleado de la Diputación Provincial; y Juan Diges, empleado del Ayuntamiento de Guadalajara.

La primera acusación, tener ideas izquierdistas, intentó rebatirla con unas tiernas confesiones sobre su fe, además de con un hecho que aún hoy me conmueve. Así, escribió con su propia mano: “Cuando yo era una niña, una persona de mi familia, a quien después de mis padres profesé cariño, regaló a la Iglesia de nuestro pueblo natal, Trijueque, el cuadro de la Santísima Virgen en que en unión de su Benditísimo Hijo se venera con el hermosísimo título del Perpetuo Socorro, y desde el fallecimiento de quien lo regaló, ocurrido en San Sebastián (Guipúzcoa), el día seis de agosto de 1913, hasta que por la terrible hecatombe que hemos padecido, ha quedado destruida la citada Iglesia, le han alumbrado por mi devoción durante el Santo Sacrificio de la Misa, domingos y días festivos, dos velas, de lo cual entre otras personas, pueden dar fe Dª Mª Cañamares de García, que reside en Trijueque y que ha sido la persona que me hizo el favor de que alumbraran desde mi salida del citado pueblo en 1º de diciembre de 1929”.

A la segunda, orientar la enseñanza con ideas izquierdista, respondió que “a esto debo manifestar que nunca ha sido como se me imputa mi labor docente; pues como deber y obligación, siempre he tratado de cumplir lo que las Autoridades competentes han dictado, como no es menos verídico que jamás fueron desterradas de mi clase el que todas, absolutamente todas las enseñanzas fueran un tributo de amor al Autor de la Creación y su Bendita Madre”, añadiendo una lista de textos que utilizaba en clases y proponiendo como informantes a antiguos alumnos suyos.

Pero su escrito no fue suficiente, y el 21 de noviembre de 1939, la Comisión Depuradora de Guadalajara consideró que el correspondiente pliego de cargos “no se desvirtúa por el interesado” aunque “si bien esta Comisión, dentro de la más estricta justicia, tiene en cuenta la avanzada edad de la expedientada”, por lo que le impuso una sanción de dos años de suspensión de empleo y sueldo, con abono del tiempo en que estuvo suspendida, y una vez cumplida la sanción, su jubilación.

Esta resolución fue su muerte como maestra: María Morterero nunca volvería a ejercer la docencia.

Y aún le faltaba librar una última batalla, ya que como afirmaría años más tarde el Juzgado Superior de Revisiones, “al dictar esta resolución [la Comisión de Depuraciones] se padeció error por cuanto la interesada no cumplía los 65 años hasta el día 4 de febrero de 1944 por lo cual la Dirección general de la Deuda devolvió el expediente de jubilación iniciado por no reunir la Maestra las condiciones necesarias”.

Realmente” continuaba afirmando dicho Juzgado “en aquella fecha y por no ser aplicable la sanción impuesta debió de procederse a la revisión de oficio del expediente de depuración, pero no habiéndose hecho así y debiendo limitarse la suspensión impuesta a los dos años marcados una vez cumplido este plazo y mientras la Maestra no cumpliese los 65 años debió ser reintegrada al Magisterio y ocupar el puesto que le correspondiese en el Escalafón pues no es justo que ella sufra las consecuencias de un error que no le es imputable”.

Para ello, María solicitaría en 1947 que no se considerara su jubilación como voluntaria, que suponía una pensión más pequeña, sino forzosa, presentando una batería de cartas en apoyo de su buena condición de lo más granado de la sociedad arriacense. Así, consiguió informes favorables de Claudio Pizarro, sacerdote y profesor adjunto del Instituto de Enseñanza Media de Guadalajara; Juan Victoriano García, farmacéutico e inspector farmacéutico municipal de Guadalajara; Josefa Ortega Utrilla, maestra jubilada de Marchamalo; Cipriana Chércoles Hernando; los nacionales evadidos de la zona roja y excombatientes franquistas Pedro Sanz Viejo, Luis Esteban Gil,  Claudio Sanz Viejo y Julio Esteba Gil; José Burgos Iglesias, comandante de infantería; José Carretero Moreno, farmacéutico de Colmenar Viejo y excombatiente nacional; Daniel Carretero Riosalido, profesor y secretario de la Escuela de Magisterio y esposo de su prima Carolina Moreno Morterero; Alberto Gutiérrez del Olmo y Guerra, teniente de alcalde de Guadalajara; Saturnino Gutiérrez Martínez, curra párroco de San Nicolás el Real y Arcipreste de Guadalajara; y Tomás Navalpotro Laguna, cura ecónomo de Santa María de la Cuesta, de la villa de Durón. Se notaba que ya habían pasado casi diez años después de la Guerra Civil y empezaba a atenuarse el terror de señalarse. Su petición fue finalmente atendida.

María Morterero Felipe fallecería en 1959.

miércoles, 19 de marzo de 2014

¡Que le corten la cabeza!

En 24 horas, las que van desde la denuncia de ElConfidencial hasta su dimisión, Luciano González García, director general de la Agencia de la Energía de la Junta de Andalucía, asumió la responsabilidad política de haber construido años antes una vivienda en suelo rústico y renunció a su cargo en el gobierno regional. Estos son los hechos desnudos, sin opinión.

Pero como no puede ser de otra forma, la aparente certeza de que un responsable de energía de un gobierno autonómico haya construido una vivienda en suelo rústico ha vuelto a abrir la caja de Pandora, y en todo tipo de foros podemos escuchar el mantra acostumbrado hacia los políticos en general y hacia el PSOE en general.

La masa, no la fecunda de la que nos hablaba Besteiro sino la linchadora de las grandes ocasiones, grita, como la Reina de Corazones, ¡que le corten la cabeza!

González García, un particular sin responsabilidad política institucional en ese momento, tomó la decisión de construir una vivienda en suelo rústico, como decenas de miles de familias en todo el Estado. Como todas esas casas ilegales, González García, un particular, consiguió contratar el agua y la electricidad, como consiguen todos los propietarios de las decenas de miles de viviendas construidas ilegalmente en España.

Pero más allá de la sorprendente reacción popular (que empatiza con el extranjero que construyó en suelo rústico y lo considera engañado, y que en este caso grita iracunda) lo cierto es que además de que no tenía que haber construido dicha vivienda en el pasado, tampoco debía haber aceptado un puesto de responsabilidad institucional con ese cadáver en el armario.

Pero hay que reconocer que una vez abierto el ropero y exhibido públicamente el cadáver, ha reaccionado como dios manda: renunciando, ipso facto, a su responsabilidad.

Pero este hecho no ha generado la natural tranquilidad: se ha descubierto una irregularidad en el pasado de un cargo político, y el afectado dimite de inmediato sin que el Partido al que representa haya intentado que aguantara en su responsabilidad.

Y esto también me escandaliza. Si celebramos que un político inglés dimita por haber usado los puntos del carné de conducir de su esposa, y consideramos ejemplar la dimisión de un ministro alemán por haber plagiado su tesis doctoral, ¿porqué no reconocemos la virtud de la política andaluza cuando un gestor público dimite porque años antes de asumir su responsabilidad política había construido una vivienda en suelo rústico?

Si pretendemos una revolución ética en la sociedad española, un rearme ético de nuestra clase dirigente, ya sea política, económica, social o cultural, debemos apoyar los hechos que avancen en la buena dirección. Por ello, como socialista y andaluz, me felicito y agradezco que Luciano González haya dimitido de forma inmediata. Y animo a los compañeros y compañeras del PSOE que vayan a asumir una responsabilidad, que se aseguren antes de no contar con cadáveres en el armario.

sábado, 8 de marzo de 2014

Mi Verdad

Pocas cosas hay en la vida que me enerven más que la dichosa expresión mi verdad. Las primeras veces que la escuché fue en programas que llaman del corazón, pero para sorpresa y escándalo mío, he terminado leyéndola y escuchándola por todas partes, incluso en programas informativos.

Cierto que la expresión mi verdad es muy afortunada como estrategia de comunicación, ya que por un lado es tajante y da verosimilitud de una afirmación, y por otra evita la contradicción con cualquier otra versión de los hechos.

Porque realmente, cuando se dice mi verdad de lo que se trata es de una versión de los hechos, tan legítima o ilegítima como cualquier otra. Y que posiblemente unida a otras muchas versiones puedan ayudarnos a tener una idea cabal de la verdad.

Soy consciente que la verdad es inconmensurable, indescriptible. A lo más que podemos aspirar los seres humanos es a obtener una versión más o menos prolija, que aceptemos que se aproxima a una verdad siempre inaprensible, intuida.

Otra de las imbecilidades que se suelen escuchar es que la verdad judicial es la verdad verdadera. Muchos son los casos, y en este mismo blog he podido recoger algunos, que verdades judiciales han sido desmontadas meses, años después, por pruebas que demuestran que las mismas eran realmente una mentira judicial.

Acepto que la verdad judicial nos es fundamental a la hora de sobrevivir en este mundo. Una sentencia judicial que afirma como probados determinados hechos nos pueden ayudar a superar un dolor profundo, especialmente si se trata de la víctima. Pero argumentar que no se puede cuestionar esa verdad judicial es un desatino.

Ahora bien, cuestionar con argumentos una verdad judicial no significa que la verdad esté más cerca de mi versión que la de la propia sentencia. Y por eso hay que ser siempre prudentes en nuestras propias convicciones.

Eso no significa, evidentemente, que se deba renunciar a una convicción profunda por el simple hecho de que la mayoría sostenga otra versión, o porque exista una sentencia judicial que afirma otra cosa. Pero al mismo tiempo hay que tener la prudencia de evitar imponer mi versión, mi verdad, sobre los demás, sobre todo cuando esa convicción se transforma en delirio místico. Como la de los revisionistas sobre el totalitarismo franquista, los defensores del vínculo transatlántico o la existencia del ser humano desde el mismo momento de la fecundación.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

domingo, 3 de noviembre de 2013

Gallardón, la Iglesia y el Matrimonio



A veces la vida tiene un no se qué de justicia poética muy divertida para los que teniendo ojos quieran ver, y teniendo oídos, quieran oír.

El catolicismo patrio se ha quedado con las vergüenzas al aire, por mucho que con su silencio intente tragar una medida del más derechista de los ministros de Rajoy que degrada el matrimonio a su condición natural de pacto privado entre pares.

Sabiamente, el primer ministro británico Míster Cameron afirmó “Yo no apoyo el matrimonio homosexual a pesar de ser conservador. Lo apoyo porque soy conservador". Porque ampliar el matrimonio a las personas del mismo sexo no sólo no debilita la institución matrimonial, sino que la refuerza al convertirse incluso para las parejas gay y lésbicas en la vía natural para su socialización, evitando que se avance hacia la privatización de las relaciones de pareja.

Y curiosamente, el partido que recurrió el matrimonio igualitario al Tribunal Constitucional, tras su aprobación por el socialista Rodríguez Zapatero, ha adoptado una decisión que sí ahonda en la vía de convertir el matrimonio en una cuestión completamente privada: su formulación ante notario, como cualquier otro pacto entre particulares que no requiere la supervisión del Estado.

Pero aún más sorprendente es el silencio de los siempre verborreicamente incontinentes conservadores obispos españoles, que en expresión castiza podríamos decir que “callan como putas”.

Lo más relevante de la decisión de Gallardón no es, por lo tanto, su deriva privatizadora, sino la destrucción de la institución matrimonial como la hemos conocido hasta ahora, reducida a un contrato comercial entre partes, como tomar un seguro, o vender una vaca.

Al final va a resultar que en España el último conservador fue Rodríguez Zapatero.

domingo, 27 de octubre de 2013

Odia el terrorismo y compadece al terrorista

        
Lo sé. El título de este post, trasunto de la famosa frase de Concepción Arenal (odia el delito y compadece al delincuente) puede causar ampollas a más de uno. Pero no será por lo que sugiere, sino debido a la deriva moral de una parte importante de la sociedad española que está regresando a la ley de Talión.

Sobre las víctimas y su dolor, ya manifesté mi opinión en el post Victimización de la sociedad. Pero lo sucedido en la última semana, que comenzó con la más que justificada, en lo moral y en lo jurídico, sentencia del Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo sobre la aplicación retroactiva del cómputo de los beneficios penitenciarios, hasta la manifestación de asociaciones de víctimas (bueno, sólo de víctimas de ETA, no de todo el terrorismo, no de todas las víctimas) contra dicho Tribunal, pasando por la aprobación del Estatuto de la Víctima por parte del Consejo de Ministros, me lleva a continuar con dicha reflexión.

La única reparación justa para una víctima es que el crimen que le llevó a tal situación no se hubiera producido nunca. Pero eso las leyes no pueden conseguirlo porque la Justicia, así en mayúsculas, o es divina o es imposible. A lo más que pueden aspirar las sociedades emocionalmente sanas, construidas sobre los paradigmas de la igualdad, la libertad y la fraternidad, es dotarse de leyes, que deben ser pocas y bien hechas, de un sistema eficaz que persiga al infractor, y un sistema judicial capaz de sancionarlo.

La demagogia política lleva a pensar que la firmeza moral es proporcional a la cantidad y dureza de las penas contempladas en las leyes. Pero la realidad no es esta. Muchas leyes, hechas de forma apresurada, cambiadas a golpe de acontecimientos, terminan semejándose a un monstruo de frankenstein con penas divergentes para delitos semejante, sin un sistema policial que asegure su cumplimiento, con juzgados colapsados y sin prisiones suficientes, terminan por generar aún mayor frustración social ya que ni se puede perseguir el delito, ni juzgarlo ni hacer cumplir las penas.

Pero la última vuelta de rosca es el perverso principio sobre el que se asienta el inmoral Estatuto de la Víctima. Si a la justicia se le ha representado históricamente como una dama con los ojos tapados, es precisamente para señalar la necesidad de que la persona encargada de juzgar (que no de impartir justicia, que es cosa imposible) esté liberada del dolor de la víctima.

En el plano moral, abrir la senda de que la víctima participe en la sentencia y su ejecución, es una barbaridad. En el plano práctico, es un dislate. Ante el asesinato de una persona, ¿quién es la víctima, el padre, la madre, el esposo, la esposa, los hijos, los nietos? ¿Qué pasará si dos familiares cercanos, un hijo y el esposo pongamos por caso, manifiestan dos posiciones diferentes, una hacia la clemencia y otro hacia la venganza? ¿A quien deberá hacer caso la justicia?

Pero es que además, esta filosofía no sólo no beneficia a la víctima sino que la destruye como persona al cosificarla, obligándola a auto identificarse eternamente como tal, obligándole a vivir pendiente de su agresor. Con este sistema, el vencedor será siempre el criminal, el terrorista: no sólo habrá destruido a la persona, sino que además conseguirá que nunca más supere tal situación.

Por la parte del criminal (el violador, el asesino, el terrorista) centrar todos los esfuerzos en su castigo sin intentar solucionar sus causas, impide ver que la mayoría de los crímenes tienen su origen o en trastornos mentales o en problemas sociales. Y que sin solucionar éstos, es imposible atajar aquellos de forma real.

Estados Unidos es la prueba: un país con un sistema judicial y penitencial durísimo, donde la libertad de armas de fuegos es escandalosa, pero que cuirosamente la tasa de criminalidad y población penitenciaria es altísima. Lo que no se tiene en cuenta que todo ello depende más de una sociedad con una gran injusticia social, sin servicios públicos que cohesionen a la ciudadanía, y con una fractura familiar y social insostenible, que de las leyes, los juzgados y las prisiones.

Con demasiada rapidez, la sociedad española está olvidando que la firmeza moral de una sociedad como la nuestra es la defensa de la ley por encima de la venganza, de la preeminencia de la compasión sobre el rencor. Y el argumento que están usando es una falsa empatía con las víctimas.

La frase de alguna asociación de víctimas de ETA de que debe haber vencedores y vencidos es estremecedora por su parecido a la afirmación del ex general golpista Mola al inicio de la Guerra Civil: “Ni pactos de Zanjón, ni abrazos de Vergara, ni pensar en otra cosa que no sea una victoria aplastante y definitiva”.

¡Que diferencia, que abismo moral, de aquellos republicanos que a punto de ser asesinados, durante la Guerra Civil, durante la durísima posguerra, escribían a sus esposas pidiendo que no educara a sus hijos en el rencor, el odio y la venganza!

viernes, 13 de septiembre de 2013

Gibraltar


Tras la muerte de la serpiente de verano gibraltareña, por inanición debido a otros folclores patrios como el desafío nacionalista catalán, creo que toca hablar en serio de Gibraltar.

Pero ello me obliga previamente a hacer una confesión: mi condición de socialista me hace internacionalista, mi formación intelectual me hace iberista y mi formación emocional me hace andalucista, por lo que mi análisis sobre la cuestión gibraltareña no está teñida por ninguna formulación territorialista.

Ya he argumentado anteriormente, en este mismo blog, que tengo la convicción que uno de los mayores problemas para diseñar y ejecutar una política de Estado para el estrecho de Gibraltar hacia abajo, incluidas Ceuta y Melilla, es la visión mesetaria, atlántica y septentrional de las élites estatales.

La propia cuestión de Gibraltar de este verano es la prueba más palmaria, ya que no se trata de establecer una política coherente sobre una demanda histórica, sino la excusa transitoria de una cuestión de política interna del partido mayoritario en las Cortes Generales. Pero esto ha sido así con Rajoy, con Aznar, pero también con Franco. Esas episódicas exaltaciones patrióticas que en su paroxismo llevó al ex general a ordenar el cierre de la verja, es decir de la frontera, en 1969, para ahogar a la pérfida Albión. Cosa que sólo consiguió llenar de marroquíes el Peñón (contra la intención de los españoles firmantes del Tratado de Utrecht), reforzar el espíritu nacional gibraltareño, y provocar la hambruna en el Campo de Gibraltar, a pesar de la Zona de Preferente Localización Industrial y el desarrollo turístico de la Costa del Sol, que tuvo que absorber gran parte del paro producido por la decisión del Estado franquista.

Se puede discutir hasta la extenuación si Gibraltar debe ser o no española. Razones y argumentos los hay en todos los sentidos. Pero si la sociedad española se fija el objetivo de integrar (o reintegrar) el actual territorio de Gibraltar, lo primero que debe establecer es un programa a largo plazo, consensuado por todas las fuerzas políticas de la Nación con opciones a gobernar (como mayorías o como minorías), y sacado de la actualidad política. Un plan, con todas las diferencias que se quiera, como el que realizó China para recuperar Honk Kong.

En segundo lugar, debe establecer una política de seducción de la sociedad gibraltareña que por razones históricas (tanto internas tras el reforzamiento de la identidad gibraltareña provocada por la decisión mesetaria de cerrar la verja, como por la imposibilidad actual de anexionarse un territorio en contra de la voluntad de sus habitantes), y económicas, se sienten seguras de su estatus actual.

A mi entender, ello pasaría por una oferta formal de las Cortes Generales a la sociedad gibraltareña basada en el respeto a su integridad territorial (no anexándose a Andalucía, por ejemplo), al uso de la lengua inglesa como co-oficial, la posibilidad de la doble nacionalidad anglo-española y un estatus económico transitorio (de 50 años, por ejemplo) suficientemente generoso. También sería pertinente una generosa política de becas para estudiantes gibraltareños en España, y reducir el número de estudiantes de la Roca que acuden a universidades británicas.

Pero además de ofrecer una zanahoria, hay que dar el palo, mediante una férrea política de inspección fiscal y control aduanero, que debería durar lustros e incluso décadas, que impida el uso de Gibraltar por parte de residentes en España como paraíso fiscal. Se debería además crear un cinturón de riqueza alrededor de la colonia británica, tanto en el Campo de Gibraltar como en las zonas aledañas de Cádiz y Málaga, ya que ¿quién querrá sumarse a un Hinterland mucho más pobre, con graves problemas de marginalidad, drogadicción, tráfico de drogas, etc.

En cambio, el desarrollo industrial y tecnológico de la zona, que aumentara significativamente la renta per cápita, la instalación en la zona de grandes equipamientos públicos como hospitales de referencia nacional, universidad, etc. llevaría a los llanitos a ver como deseable sumarse a esa riqueza. Para ello sería fundamental un pacto igualmente de Estado entre el gobierno de la Nación y el de la Junta de Andalucía, que potenciara toda la riqueza endógena (que las hay) con aportaciones fundamentales de proyectos exógenos.

Y por último, faltaría una inteligente estrategia en el corazón del imperio inglés, desde la embajada española en Londres, para que la sociedad inglesa no visualice a los gibraltareños como las víctimas del toro español, sino como unos caprichosos que quieren vivir fastuosamente a costa del contribuyente británico.

Pero, ¿cuál es la realidad? Una política histórica que ha conseguido insuflar una identidad que ni los galos de la aldea de Asterix; una política nacional actual que usa Gibraltar, como el peñón del Perejil, como Ceuta, como Melilla, con exclusivo interés de fervor nacional; una deriva nacional-centrípeta que desprecia y atosiga la singularidad de sus propios territorios con lengua propia; una permisividad escandalosa en materia fiscal y aduanera, en concomitancia con las élites económicas de la Costa del Sol y las mafias locales; un Hinterland pobre, pobrísimo, con una economía fuertemente dependiente del tráfico del tabaco y del hachís; y con una sociedad española que su último problema es lo que pase en una rocalla más allá de Sierra Morena.

Porque si el problema fuera realmente el futuro de los pescadores de Algeciras o la Línea, con ofrecerles un plan de jubilación como a Bárcenas, seguro que estarán encantados con los arrecifes artificiales colocados por el gobierno de Gibraltar.

viernes, 6 de septiembre de 2013

El valor de sólo haber “trabajado” en política


Como muchas, y algunos, han resaltado, desde que Susana Díaz Pacheco empezó a pergeñarse como la futura presidenta de Andalucía, desde diestra y siniestra empezaran a articular un relato en contra de la entonces secretaria general de la Agrupación Provincial Socialista de Sevilla, donde, entre otros elementos, figura uno que concita especial consenso: su falta de experiencia fuera de la política.

Incluso una fina analista como Concha Caballero, en su post “Antisusanismo”, en el que defiende la idoneidad y la oportunidad histórica de la candidatura de Susana Díaz, afirmaba “Susana Díaz es una persona que “no ha trabajado en su vida en la empresa privada ni ha hecho oposiciones en la Administración pública”. Efectivamente esto es así y soy también de las que creen que esto, no es que los inhabilite en absoluto para un cargo, pero supone un cierto déficit.

Este discurso, el del desmérito de haber “echado” los dientes, y solamente, en un partido, me lleva a pensar que para muchos, la gestión de lo público tiene un carácter de amateur como los antiguos juegos olímpicos, donde no se les permitía jugar a los jugadores de baloncestos de la NBA porque eran “profesionales”.

Este discurso es casi hegemónico en la actualidad, posiblemente provocado por la experiencia, en los últimos años, de políticos y políticas que llevan ocupando puestos de responsabilidad durante décadas, sin otro mérito de estar bien relacionados. Pero ello no significa que sea cierto.

Y el argumento es contundente. A la hora de elegir al gestor de un gran hospital público, ¿preferiría a un profesional que ha recorrido todo el escalafón y conozca su estructura y sus dinámicas internas, o a un prestigioso pianista? Para rector de una gran universidad, ¿no sería mejor uno o una que haya pasado desde la condición de becario a la de catedrático, en vez un dentista afamado con consulta abierta? O, por ejemplo, para un gran banco ¿no es mejor aquel que ha desarrollado toda su carrera dentro de la entidad a una magnífica ingeniera superior? Aún recuerdo que entre los panegíricos sobre Alfonso Escámez, presidente en su día del Banco Central, destacaba que había empezado en la entidad de botones, con 12 años.

La política como afición, incluso sin remuneración, proviene del antiguo régimen e incluso del sistema liberal inglés, cuando sólo las clases más privilegiadas, la alta burguesía y la nobleza, se dedicaban a la gestión pública del que obtenían rentas de forma indirecta al defender sus derechos en sus negocios privados. Es memorable la indignación de los partidos liberal y conservador ingleses, en la Cámara de los Comunes, cuando los laboristas, obreros sin rentas de capital, decidieron poner un salario a los miembros del parlamento inglés.

Desde una óptica romántica, cierto amateurismo de la cosa pública puede ser atractivo: ciudadanos libres que ocupan transitoriamente una responsabilidad pública. Pero la realidad de la actual maquinaria administrativa y política convierte esa visión en un suicidio colectivo.

La Junta de Andalucía, por ejemplo, es la mayor organización de Andalucía, la que más personal gestiona, la que mayor recursos capta y la que mayor recursos gasta. De ella dependen nuestro bienestar, nuestra salud, nuestra educación, nuestro medio ambiente, etc. ¿Y es lógico poner a su cabeza al mejor de los bienintencionados que prestigioso en cualquier otra rama de la profesión o el saber, desconozca casi absolutamente el ente que gobierna?

Para mí, el curriculum de Susana Díaz es posiblemente una de sus mayores virtudes políticas: conoce desde dentro el municipalismo; conoce perfectamente la maquinaria política del mayor grupo parlamentario que sustenta el gobierno; conoce las dinámicas de la Corte, para ello ha sido diputada nacional; y ha gestionado la consejería política por excelencia de cualquier gobierno.

Si se hubiera dedicado durante cuatro o diez años a ser procuradora de tribunales, por ejemplo ¿qué mérito añadiría para su candidatura? Si durante una década hubiera sido becaria de un departamento universitario y luego profesora asociada, ¿sería Susana Díaz mejor candidata? Yo, sinceramente, creo que no sólo no sería mejor candidata sino que sería posiblemente una candidata perfectamente prescindible.

Otra cosa es que un candidato o una candidata deba pasar un tribunal calificador. ¿Y que son, si no, las elecciones democráticas? El mejor tribunal del mundo.

jueves, 23 de mayo de 2013

Que una frase no deshonre una vida. Carta abierta a José Chamizo.



Estimado Defensor,

Junto con su relevo al frente del Defensor del Pueblo andaluz se han hecho públicas sus declaraciones en la que apela a la Consejera de la Presidencia de la Junta de Andalucía como la chica de Presidencia .

Hago manifiesto público de mi admiración y simpatía por su labor durante más de década y media al frente de una institución que Vd. le ha dado un significado verdadero.

Este aprecio se ha ido cimentando a lo largo de los años no sólo por el trato personal e institucional que me ofreció cuando estuve al frente del Consejo de la Juventud de Andalucía en los noventa, sino también comprobando, día a día, su defensa de los más desfavorecidos de nuestro pueblo andaluz.

Como prueba, un botón: Andalucía nunca le estará lo suficientemente agradecida por el Informe que elevó al Parlamento Andaluz sobre la situación de las personas transexuales, y que permitió la aprobación por unanimidad de todos los grupos parlamentarios de la iniciativa de creación de la Unidad de reasignación del Hospital Carlos de Haya de Málaga.

Por esto, por el aprecio que le tengo, me veo animado a solicitarle públicamente que reconozca su error al denominar despectivamente a la Consejera de la Presidencia de la Junta de Andalucía como la chica. En una sociedad donde el machismo sociológico anida en las más sorprendentes personalidades, en un pueblo que justifica con los argumentos más peregrinos las discriminaciones por cuestión de género, el uso despectivo de chica para denominar a la mujer más relevante de la administración andaluza, me llena de inquietud. Soy consciente del momento emocional en el que ha pronunciado dichas palabras. Pero por eso mismo, por la dignidad con la que ha ejercido su labor al frente del Defensor, no merece que un borrón manche un brillantísimo expediente.

Reconozca su error y pida disculpa, que ello le honrará. Saber salir de las responsabilidades es tan importante como saber entrar en ellas. Desde un principio, la sociedad andaluza se ha reconocido en sus actos, en sus palabras, en sus denuncias. Por ello, la sombra de misoginia que proyectan  esas palabras sobre sus convicciones es completamente injusta con Vd. e incluso con el pueblo andaluz al que ha defendido con denuedo.

Post Scriptum: A las 21:26 CET del día 23 de mayo de 2013, EL PAIS ha publicado una entrevista a José Chamizo en la que afirmaba: "Pido perdón a la consejera de la Presidencia, a la que llamé “chica”. No era mi intención ofenderle. Tampoco era mi intención ofender al PP. Yo utilizo mucho el término “psicópata” pero no en plan de enfermedad, pero bueno, lo retiro absolutamente. Lo que pasa es que hay comportamientos que no entiendo. Creo que han tenido que ser el presidente de la Junta y la consejera de la Presidencia los que han decidido. "

Esa respuesta le honra. Pero no veo que aún sea consciente de la carga misógina de su comentario.

lunes, 20 de mayo de 2013

Machismo y Xenofobia en la ciudad



Un reciente twit de la asociación Sevilla Se Mueve mostraba la foto que encabeza este post junto a la siguiente reflexión: En el parking de la Plaza Rafael Salgado de Bami parece que no se ha seguido el mismo patrón "ecologista" que en el caso de la Biblioteca del Prado.

Los tribunales de justicia ya se han pronunciado jurídicamente sobre la cuestión, lo que unido a mis escasos conocimientos jurídicos, me invitan a no meterme en el campo minado de las interpretaciones legales. Pero no quiero dejar de compartir contigo, amable lectora o lector, mi hipótesis sobre lo que pasó realmente con la biblioteca universitaria de El Prado.

Hay que recordar que el Prado de San Sebastián ha sido mutilado a lo largo de la historia hasta dejarlo convertido en un rectángulo encajonado entre edificios históricos (Fábrica de Tabacos, Plaza de España, Estación de Autobuses del Prado)e histéricos (edificios de la calle Diego de Riaño). No hay que olvidar que todas esas construcciones fueron levantadas con el aplauso interesado de la sevillanía, que no encontraron nunca problemas en ocupar un espacio que en los ochenta del siglo XX se había convertido en un erial.

Por eso desentonó el alegato en defensa de unas jacarandas plantadas en los noventas durante el gobierno del PA-PP, sin mayor valor botánico, que primero realizaron los vecinos de la calle Diego de Riaño, y después, en tropel, los francotiradores de la sevillanía instalados en toda clase de púlpitos.

Y desentonaba porque sonaba, y sigue sonando, a excusa para tapar otros intereses más inconfesables: la misoginia, la xenofobia y la intolerancia política. Lo que la sevillanía, transida de lo que he dominado espíritu Romero Murube, no podía soportar es que un gobierno de rojos, instalados democráticamente en el ayuntamiento y en el rectorado de la Hispalense, decidieran construir un edificio diseñado por una mujer, que además era extranjera y musulmana justo al lado de Capitanía General. ¡Demasiado para el cuerpo de un sevillanito de dios!

Ahora tenemos la prueba en el parking de la plaza Rafael Salgado, donde una zona verde se ha convertido en una plaza dura, con desaparición de arbolado, y nadie, y menos que nadie el Tribunal Superior de Justifica de Andalucía, ha movido un dedo.

Claro que la obra seguro que ha sido diseñada por hombres blancos, honrados y católicos, y no por la chusma roja y extranjera.