domingo, 1 de febrero de 2015

Sevilla y la destrucción de bibliotecas



Hoy nos hemos desayunado con la información del incendio del Instituto de Información Científica sobre Ciencias Sociales de Moscú, dependiente de la Academia Rusa de Ciencias (Институт научной информации по общественным наукам, русский академии наук - ИНИОН РАН), y con ella su biblioteca, que según la BBC es una de las mayores del país, en la que se han destruido millones de documentos, aunque las autoridades han informado que los documentos más valiosos no se habían visto afectado.

Como amante de los libros, en los que he encontrado muchos de los mejores momentos de mi vida, siento este tipo de catástrofe como si fuese algo que ocurre en mi entorno familiar y social, aun cuando el incendio se haya producido a miles de kilómetros de mí, como es este caso.

Fue sin duda esa sensación de pérdida la que me llevó hace años a la compra en cuanto lo vi, de la Historia universal de la destrucción de libros, del venezolano Fernando Báez, en una edición de Destino, cuya lectura recomiendo. Báez en el prólogo explica las razones que le llevaron a escribirlo:

“Nuestra memoria ya no existe. La cuna de la civilización, de la escritura y de las leyes, ha sido quemada. Sólo quedan cenizas” Escuché este comentario a un profesor de historia medieval en Bagdad, a quien detuvieron pocos días después por pertenecer al partido Baas. Cuando lo dijo, abandonaba la moderna estructura de la Universidad, donde habían saqueado, sin excepción, los libros de la biblioteca, y destruido aulas y laboratorios. Estaba solo, junto a la entrada, cubierto por una sombra sin pausas, y acaso pensaba en voz alta, o no pensaba, sino que su voz también era parte de ese largo, interminable y sucesivo rumor que es a veces Oriente Medio. Lloraba al mirarme. Creo que espera a alguien, pero quienquiera que fuese nunca llegó y en pocos minutos lo vi alejarse, sin rumbo, bordeando un enorme cráter abierto por un misil junto al edificio.

Horas más tarde, sin embargo, uno de sus estudiantes de historia dio sentido a su frase cuando se acercó y me abordó, con ese aire de autoridad que da el sufrimiento. Llevaba una bata marrón, sandalias, usaba gafas y, a pesar de la barba recortada, era bastante joven, tal vez veinte o veintidós años, una excelente edad para quejarse. No miraba de frente, ni hacia ningún lado, y de hecho ni siquiera sé si miraba. Me preguntó por qué el hombre destruye tantos libros.

Hizo su planteamiento con calma, prosiguió con una cita que no parecía recordar bien, hasta que se le agotaron los adverbios y dijo que durante siglos Irak había sufrido expolio y destrucción culturar. <<¿Usted no es el experto?>>, me preguntó con ironía.

[…]

No sé por qué me sentí tan impotente y por qué ahora, pasados los meses, persiste aquel incidente en mi memoria, lo cual, en el fondo, corrobora que acaso no entendí nada y que todo esfuerzo de razonar ante el horror es inútil y equívoco. Pero, aún así, pienso que debería esbozar una justificación que recupere el valor de esa pregunta del estudiante bagdadí a partir de mi propia experiencia. Esta introducción no pretende nada más. Ni nada menos.

Hay destrucciones de bibliotecas fortuitas, otras criminales por la intención o por la indiferencia de los que están llamados a protegerlas. Según Baez, a lo largo de la historia, la destrucción voluntaria de libros ha acusado la desaparición de un sesenta por ciento de los volúmenes, y el otro cuarenta por ciento debe imputarse a factores heterogéneos como desastres naturales, accidentes, animales, cambios culturales y los materiales sobre los que se han editado.

En Sevilla tenemos algunos ejemplos por los que la desidia, la avaricia o la incultura han impedido que nuestra ciudad disfrute de un patrimonio bibliográfico único.

Sin duda uno de los más sangrantes lo encontramos en la biblioteca de Hernando Colón, hijo del Almirante, que dedicó toda su vida a atesorar una maravillosa biblioteca en su casa palacio situada junto a la puerta de Goles, al poniente de la ciudad. Según Klaus Wagner,  la intención de Colón fue la de crear en Sevilla una biblioteca del saber universal de su tiempo. Para ello dejó en su testamento unas instrucciones muy claras para su mantenimiento, organización y uso, pero la avaricia y la estulticia de sus herederos provocaron su destrucción, que por cierto Báez no recoge en su obra. Sólo se conserva una quinta parte de sus fondos con el nombre de Biblioteca Colombina bajo gestión de la Iglesia Católica.

Otro caso lo encontramos en la magnífica biblioteca del marqués de Jerez de los Caballeros, considerada la segunda mejor de España tras la Biblioteca Nacional y que fue vendida a Archer Milton Hintington, y si bien gracias a esa venta se evitó su dispersión como ocurriera con la de su hermano duque de T´Serclaes, significó una pérdida irreparable para la ciudad y una enorme suerte para la de Nueva York, destino final de miles de libros que engrosaron el magnífico patrimonio de la Hispanic Society. Fue en la década de los 20 del siglo XX, y la ciudad ensimismada fue incapaz de sacar músculo y asegurar que se quedara en Sevilla, nutriendo la de su Universidad o alguna nueva creada ex profeso.

Pero esa apatía, esa estulticia social y política se mantiene hoy en día. Y recientemente lo podemos comprobar en la inane gestión de las bibliotecas municipales de Sevilla por parte del actual gobierno municipal, que mantiene cerradas y con falta de personal alguna de ellas, habiendo metido por sectarismo en un cajón el Plan Director del anterior equipo de gobierno, dejándolas abandonadas a su suerte.
            
Incluso en la era digital, una sociedad sin libros y sin bibliotecas es una sociedad sin futuro. Y muchos aún se preguntan del retraso secular de Sevilla.

miércoles, 28 de enero de 2015

La KENTanización del feminismo


En mi casa, Victoria Kent siempre ha tenido buena prensa. Posiblemente mis orígenes malagueños contribuían a ello, pero incluso a finales de la dictadura franquista mis padres ponían como ejemplo a Kent como la mujer que había llegado a la complicada dirección de prisiones durante la República.

Esa imagen de mujer de carácter, que siempre me han atraído, se reforzó cuando escuché por primera vez el cuplé Pichi, cuando dice la letra “Se lo pués pedir / a Victoria Kent / Que lo que es a mí / no ha nacido quién” (aunque luego la paranoica censura del totalitarismo franquista cambiara la letra por “a un pollito bien”) y mis lecturas de Tiempo de Historia, a finales de los setenta y principios de los ochenta.

Pero en esas lecturas, descubrí el enfrentamiento en el parlamento republicano entre mi Victoria y Clara Campoamor a cuenta del reconocimiento del derecho a sufragio activo de las mujeres. Y reconozco que Kent, admirable en muchas cosas, se equivocaba cuando invocaba aquello de primero República, y que Clara Campoamor llevaba razón.

En estos días, tengo la impresión de que hay una parte del feminismo patrio, no mayoritaria afortunadamente, que se han Kentanizado a cuenta de PODEMOS, aceptando que el discurso feminista quede postergado, e incluso defendiendo el perceptible tufillo machista de las filas de Iglesias, Monedero y Errejón.

Eso hablando de mujeres concienciadas, porque las hay, y muchas, que sin ella aplauden y jalean la deriva patriarcal con un entusiasmo digno de mejor causa, en una dinámica que me recuerda el grito de otro periodo español de reacción, cuando las masas gritaban “¡vivan las cadenas!”.

El hecho más evidente ha sido el gobierno sin mujeres de Alexis Tsipras, sobre el que demasiadas mujeres españolas con proyección pública han callado, al menos en las primeras 24 horas. Afortunadamente hay otras muchas que han alzado la voz, entre ellas la casi siempre acertada Beatriz Gimeno, que ha publicado un artículo en eldiario.es titulado “Decepción” cuya lectura recomiendo.

martes, 25 de noviembre de 2014

Doña Luisa Solano

Ayer tarde falleció doña Luisa Solano Guillén, a los 107 años recién cumplidos.

La conocí cuando había rebasado los 90 años, y aún conservo la primera impresión que me causó: una mujer menuda (tanto que para los miembros más pequeños de la familia, sus bisnietos y tataranietos, era la abuela chica) pero con una mirada penetrante que le hacía parecer mucho más grande.

Fue una mujer excepcional por su experiencia vital, por más que su nombre apenas haya dejado huella en papel y sólo se la recuerde en el futuro en el corazón de las personas que la conocieron. Luchó por sobrevivir en una sociedad injusta, donde la violencia se cebaba en especial sobre las mujeres, de mil maneras diferentes. Pero ella era una sobreviviente nata.

Viuda desde muy joven en una época, la posguerra, en la que ser cabeza de familia de una numerosa prole era difícil. Sufrió en sus carnes casi todas las desgracias y las humillaciones que una persona de su tiempo y su sexo podía sufrir. Pero nunca se rindió. Trabajó y luchó por sacar a adelante a sus hijos. Cuidó y protegió a sus nietos y bisnietos mientra le fue posible. Pudo disfrutar del nacimiento de sus tataranietos. Y conmigo fue siempre respetuosa, incluso cuando sus canas le daban derecho a ser impertinente.

Me trató como a un nieto y me sentí querido. Pasé fugazmente por su vida, apenas un lustro de sus largos cien años, pero ha dejado un recuerdo imborrable en mi memoria.
      
Descanse en paz, doña Luisa. Que la tierra de su Coronil natal le sea leve.

sábado, 22 de noviembre de 2014

El pequeño Nicolás

Si soy sincero, el affair del pequeño Nicolás, esa impostura mediática que responde al civil nombre de Francisco Nicolás Gómez Iglesias (dos nombres muy de familia franquistas, ¿nadie ha reparado?), lo he seguido con desgana. No es algo que me haya llamado especialmente la atención, más allá de las socorridas bromas que empedrean las conversaciones intranscendentes del café laboral de media mañana.

Pero de chusco y carpetovetónico escándalo, pasa a mayores cuando medios como El Mundo ofrecen entrevista al joven, como ha hecho hoy este periódico con la titulada Yo colaboraba con el CNI,Moncloa y Zarzuela, o la programada para esta noche y que emitirá el grupo  MEDIASET.

Algunos se pueden escandalizar por el hecho de que un pequeñajo pueda haber tenido contactos con los servicios de información y las más altas magistraturas de la Nación, lo que demostrarías, como afirma un forero de la noticia de EL MUNDO, que Al final va a ser que el gobierno no solo es el mas inepto de la democracia y presuntamente corrupto en extremo sino ademas de bobos solemnes. De estos del PP me lo creo.

No tengo claro que todo lo dicho por Fran Gómez, como al parecer quiere que le llamen, no corresponda exclusivamente a los delirios narcisista de un joven caradura, que ha conseguido mantenerse el tiempo suficiente en la ambigüedad que generan las relaciones humanas, y que permite que, por ejemplo, otros caraduras se incorporen a los festines propios de bodorrios y comuniones sin que nadie les pregunten de parte que quien van. Pero nada me sorprendería de que fuera cierta su utilización por parte de las cloacas del Estado.

Desde que leí en los 80, en la revista HISTORIA16, que el zar Alejandro II de todas las Rusias había volado por los aires gracias al explosivo entregado a los terroristas por parte de los servicios secretos zaristas, que con esta maniobra intentaban introducirse entre los mismos, o tras la lectura de la entrevista en EL PAIS en los noventas, donde Fernando Morán compartió con los lectores de ese diario que desde la embajada norteamericana le habían confirmado que los chistes sobre su persona era parte de una campaña de la CIA para socavar su autoridad frente a Felipe González, y que afortunadamente no había tenido la efectividad que si había obtenido en otros países sudamericanos, estoy convencido de que el dinero incontrolado de los servicios secretos riegan generosamente la idiotez de sus dirigentes y ejecutores.

Pero esto no me lleva a dudar del eficaz control que nuestros servicios secretos ejercen sobre los más triviales actos de nuestra vida diaria. Al contrario. Estoy convencido que las antenas del CNI llegan a los lugares más insospechados a través de los personajes menos sospechosos. Tengo la convicción de que el Centro Nacional de Inteligencia tiene fichados a personas con las que me codeo habitualmente, con las que tomo café o debaten conmigo en la UGT, en el PSOE o en cualquier otro espacio informal.

Personas que posiblemente ignoren incluso que trabajan para dicho organismo, pero que tiene un amigo en la policía que a cambio de pequeños favores (quitar una multa, facilitar un trámite, etc.) reciben cotilleos más o menos banales que terminan en los despachos más insospechados.

Esto me parece casi normal. El poder del Estado está obligado a preveer todas las acciones que pueden actuar contra él. El problema es que la propia estupidez de los dirigentes de los servicios secretos les llevan finalmente a ocuparse y preocuparse por las más absurdas de las cuestiones, mientras dejan, por ejemplo, que terroristas islámicos dinamiten nuestros trenes de cercanías.

Por eso no me extraña que algún lumbreras del amplio escalafón de las cloacas del Estado decidiera que Fran Gómez, nuestro pequeño Nicolás, un joven narcisista enfatuado, era susceptible de ser utilizado en algún oscuro proyecto que el propio chaval desconozca.

Como en el viejo relato de Agatha Cristie, El caso del empleado de la City, donde para pasar unos comprometidos papeles de Londres a París y que son buscado por los servicios secretos de un país de la Europa central (¿la Alemania nazi?), el sagaz Parker Pyne manda a la capital francesa a un aburrido oficinista convencido de que lleva unos papeles fundamentales para una noble rusa perseguida por los malditos bolcheviques. Los supuestos espías nazis no reparan en el gris oficinista paranoico que no deja de explicar a todo el mundo que estaba siendo vigilado por los malvados espías rusos que querían apoderarse de unos papeles fundamentales para una exótica y atractiva dama rusa.

Si alguien en la CIA cobró un pastón por difundir unos malos chistes sobre Morán, ¿qué tendría de extraño que alguien lo cobre ahora por leer a la prolífera escritora inglesa y aplicarlo en Fran, nuestro pequeño Nicolás?

domingo, 16 de noviembre de 2014

El inquilino de la Casa Blanca no nos quiere

Como ya he comentado en algún otro post, como en El vínculo que llegó del frío, es escandalosa la impostura del neoliberalismo español cuando intenta engancharse a la lucha de Estados Unidos y Europa Occidental en la II Guerra Mundial contra los totalitarismos, para así obviar la convivencia de nuestras élites económicas, políticas y culturales con el régimen fascista más longevo del mundo, el protagonizado por el felón ex general Francisco Franco.

De ahí que cuando la derecha neoliberal española parece orgasmar cuando hablan del vínculo transatlántico, y cualquier ataque al mismo se vive como si se les hubiera mentado a sus muertos.

En mi opinión, el ex presidente José Luis Rodríguez Zapatero se ganó el odio furibundo cainita, como sólo pueden sentirlo los españoles, cuando durante un desfile militar, el entonces secretario general del PSOE permaneció sentado al paso de la bandera de franjas y brillantes estrellas.

Para nuestros neocon, agrupados aquí y allá en think tank como Real Instituto Elcano, medios como El Mundo, ABC o Libertad Digital, y organizaciones empresariales como Amcham Spain, y toda la pléyade de los generosamente pagados ex becarios Fulbright el gesto fue como pegarle una patada en las santas partes de su fantasía, y por eso, al alcanzar la presidencia el secretario general de los y las socialistas españolas, se movilizaron en conseguir que la administración de Bush hijo ninguneara a ZP.

De ahí el indisimulado gozo manifestado por la derecha mediática española por la frialdad del mandatario norteamericano, cuando 25 de septiembre de 2007, tras tres años evitando invitarle a la Casa Blanca, Bush saluda a Zapatero con un rápido "hola ¿cómo está?" durante la cena de la ONU.

Pero lo que son las cosas, siete años después, otro inquilino de la Casa Blanca ha ninguneado al presidente Rajoy, hecho que naturalmente ningún medio de la derecha neoliberal ha recogido pero que sí lo ha hecho la prensa más alejada de él.

Me refiero al robo saludil del gallego, que PUBLICO ha titulado como Rajoy le sablea un saludo forzado a Obama en el G-20 con el mismo indisimulado alborozo que exhibió LIBERTAD DIGITAL en 2007.

Pero lo que estos análisis obvian es lo que para mí resulta más importante: España no es querida ni respetada por el gigante americano. Toda nuestra política exterior se basa en la impostura de que es posible el cariño de las élites norteamericanas, y nada más lejos de la realidad. Somos demasiados latinos para tenernos como socios privilegiados en Europa, y estamos demasiado lejos de su patio trasero para tener algún interés en contar con nosotros. Somos un país periférico, poco poblado, sin grandes recursos, con una economía estadísticamente menguante frente a los gigantes asiáticos, con poco peso en Europa, un cada vez menor peso en la comunidad iberoamericana y unas élites completamente idiotizadas. ¿A quien queremos engañar, si hasta muchos de los nuestros quieren abandonar el barco?

No. Los inquilinos de la Casa Blanca no nos quieren. Nunca nos han querido. Han oscilado entre el desprecio y la indiferencia, con los justos gestos de cariño para asegurarse el negocio de sus compañías, suelo para sus instalaciones, e inmunidad para sus desmanes planetarios contra los comunistas primero y contra los islamistas después.
      
Y como español, ni la frialdad de Bush ni el ridículo de Rajoy me hacen gracia. Ni maldita la gracia.

sábado, 15 de noviembre de 2014

¡Vivan las cadenas!

Hoy se ha conocido el resultado final de las votaciones en el seno de la nueva formación PODEMOS para elegir a sus órganos políticos, habiendo recibido la candidatura de Pablo Iglesias 95.311 votos, el 88,6%, lo que ha supuesto su proclamación como primer secretario general del partido y culmina un proceso congresual bastante atípico dentro del panorama político español. Y me gustaría compartir contigo, amable lector o lectora, algunas reflexiones sobre este proceso.

A principios de junio de este año publiqué un post titulado Que puedan, por el bien de todos, en que manifestaba mi deseo de que la naciente formación política acertase en la articulación de una metodología de partido eficaz, pensando que la demanda de sus simpatizantes y líderes era crear un sistema diferente. Pero me equivocaba doblemente.

Porque si bien el proceso constituyente de PODEMOS ha sido significativamente diferente al del resto de partidos, no ha sido radicalmente diferente y muestra una preocupante quiebra del proceso que le ha hecho crecer como la espuma.

En relación tanto al proceso en sí como a los resultados, se demuestra que no ha funcionado ni la pluralidad ni la participación. Comparando estos resultados con los obtenidos por el PSOE en el proceso de elección directa de la secretaría general, observamos que los votantes que han participado en la elección del secretario general de la nueva formación han sido 107.488 (el 42,65% de los inscritos), frente a los 128.300 votos de los afiliados (el 66% del censo) del proceso de los y las socialistas españolas.

Y si analizamos estos datos teniendo en cuenta el esfuerzo del elector, los datos aún son más favorables a las y los socialistas, ya que para votar en el proceso del PSOE debían ser afiliados, es decir, socialistas que estén al corriente de sus cuotas, y desplazarse un domingo de julio hasta una Casa del Pueblo para depositar su voto. En cambio, en el proceso de PODEMOS tan sólo se requería darse de alta, sin realizar ningún pago previo, y emitir el voto de forma electrónica desde su casa, su móvil o su trabajo, y durante varios días.

Pero lo que más debería preocupar a la nueva dirigencia de PODEMOS es que, por primera vez, la formación ha sufrido un brusco frenazo y marcha atrás en la participación, ya que han votado 4.582 menos que durante la votación de los documentos, hace unas semanas.

En cuanto a la pluralidad, en PODEMOS se observa un hiperliderazgo que algunos lectores de diarios digitales no han dudado de denominarlo a la búlgara, ya que si Pablo Iglesias ha conseguido un total de 95.311 votos, el siguiente postulante, Álvaro Monge, tan sólo ha recibido 995 sufragios.

Si lo comparamos con los resultados de los y las socialistas, no hay color. En dicho proceso el ganador, Pedro Sánchez, alcanzó un total de 62.477 votos, frente a los 46.439 votos de Eduardo Madina, y 19.384 votos de José Antonio Pérez Tapias.

Lo que no hay que poner en duda es que en PODEMOS se han presentado los que han querido, y han votado todos los que lo han deseado, con todas las facilidades del mundo, hasta el punto de asemejarse más a un concurso de televisión que a un proceso político al uso. Entonces, ¿qué ha pasado para que se haya producido una bajísima participación, menos que hace unas semanas, provocando además un hiperliderazgo aparentemente contradictorio con los deseos de pluralidad y horizontalidad? ¿A caso los damnificados materiales y morales de la crisis han vuelto a gritar Vivan las cadenas?

Mi hipótesis es que, en este proceso congresual, se han enfrentado en el seno de PODEMOS dos discursos radicalmente distintos, los que denomino los exiliados de la democracia del 78, y los damnificados por la democracia del 78. Los primeros nunca se habían sentido cómodos en un sistema de democracia parlamentaria y burguesa, los segundo han sido parte intrínseca del mismo, bien por haber participado como militantes y/o dirigentes de partidos y sindicatos como UGT, IU, CCOO, PP y PSOE, bien por haber sido alguno de los segmentos donde durante los dorados años 80, 90 y 2000, fantasearon con pertenecer a una clase media, pertenencia que la crisis les ha demostrado falsa.

Los primeros, recelosos de los modelos partidarios existente pedían algo radicalmente diferente. Los segundos, acostumbrados a dichos modelos, han optado por lo ya conocido, esperando tan sólo un cambio cosmético de actitudes. Y evidentemente han ganado los segundos. Y estos, acostumbrados a los hiperliderazgos de Felipe González y Santiago Carrillo, han buscando un liderazgo semejante en un tándem Iglesias y Monedero, tan parecido al mítico González y Guerra.

Ello ha provocado la fuga de los primeros vía abstención en el proceso de elección de Iglesias, que posiblemente se repita en las elecciones autonómicas y generales, aunque ello no suponga menos éxito electoral. Pero sí menos carácter transformador.

Por lo tanto, me temo que mi deseo expresado en el título de mi post de junio se ha visto frustrado, ya que en estos momentos creo que no han podido, y finalmente la montaña ha parido un ratón, al limitarse a renovar el modelo partidario del 78. Puede ser que PODEMOS alcance una mayoría suficiente para gobernar España, pero en absoluto será esa fuerza motriz que transforme desde sus cimientos el llamado por ellos régimen del 78, limitándose a un lavado de cara, imprescindible por otra parte.
          
Mi amiga Ana Pérez Luna, bloguera, feminista y lideresa sindical, lo afirmó hace meses con fino olfato: el PSOE va, y PODEMOS viene. Esperemos que no venga tanto que al final se cumpla su objetivo de sustituir a la vieja casta de partidos, ocupando su mismo espacio de la vieja política.

viernes, 14 de noviembre de 2014

In Vigilando

Hay que reconocerlo. Lo único de bueno que nos ha traído el caso de los EREs ha sido la ampliación de vocabulario de la sociedad española, cosa que, por otro lado, no está nada de mal visto la pobreza lingüística que se gasta el personal.

Tras la noticia de la decisión del Tribunal Supremo de asumir la investigación de los EREs en lo que afecta a aforados (tanto a los diputados y senadores, como parlamentarios andaluces) el lector de un diario digital se despachaba tan a gusto, afirmando que “aunque Griñán o Chaves, no se hubieran enriquecido directa o indirectamente de la trama corrupta, por culpa "in vigilando" e "in eligendo", responsabilidad política tienen”.

¡Toma ya! ¡Que nivelazo! Dígame, querido lector o lectora, si antes había leído a un simple lector de periódicos utilizar con tanta soltura los latinajos jurídicos. ¡Que arte!

Claro que popularmente también tenemos conceptos similares casi tan antiguos, pero no tanto, como éstos. Me refiero a los castizo refranes “el ojo del amo, engorda el ternero”, y “a pastores dormidos, ovejas descarriadas”.

Pero es bueno que la sociedad española asuma que hay una responsabilidad “in eligendo” y también “in vigilando”. Es decir, también los y las españolas somos responsables de lo que elegimos en las elecciones, o permitimos que se elijan quedándonos en casita, y que una vez elegidos hay que estar “in vigilando”, es decir, nada de entretenidos en las cosas de la vida y dejando hacer.

Claro que este “in eligendo” e “in vigilando” no afecta sólo a la política. De hecho, cada padre y cada madre debe asumir su responsabilidad “in vigilando” si su retoño pasa de las travesuras infantiles a los gamberrismos adolescentes, pintando fachadas, estropeando el ascensor de la comunidad, o dejando o dejándose embarazar. Una responsabilidad que debe recaer no sólo patrimonialmente sino penalmente en los padres.

Claro que me temo que este “in vigilando”, que no “in eligendo” que de ello se encarga la madre naturaleza, gusta menos del que reprochamos a Manuel Chaves y José Antonio Griñán.

Y hay otras facetas de la vida donde el “in eligendo” e “in vigilando” nos exige estar ojo avizor, desde qué ocurre en nuestros colegios y parroquias, hasta lo que pasa en nuestros centros de trabajo o en nuestra comunidad de propietarios.

En fin, parece que en España realmente orientamos mal nuestro indisimulado gusto por el cotilleo, y nos dedicamos a estar “in vigilando” la vida de nuestros famosos, en vez de “in eligendo” correctamente lo que hay que estar “in vigilando"

Que somos unos pamplinosos, vamos.