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miércoles, 28 de enero de 2015

La KENTanización del feminismo


En mi casa, Victoria Kent siempre ha tenido buena prensa. Posiblemente mis orígenes malagueños contribuían a ello, pero incluso a finales de la dictadura franquista mis padres ponían como ejemplo a Kent como la mujer que había llegado a la complicada dirección de prisiones durante la República.

Esa imagen de mujer de carácter, que siempre me han atraído, se reforzó cuando escuché por primera vez el cuplé Pichi, cuando dice la letra “Se lo pués pedir / a Victoria Kent / Que lo que es a mí / no ha nacido quién” (aunque luego la paranoica censura del totalitarismo franquista cambiara la letra por “a un pollito bien”) y mis lecturas de Tiempo de Historia, a finales de los setenta y principios de los ochenta.

Pero en esas lecturas, descubrí el enfrentamiento en el parlamento republicano entre mi Victoria y Clara Campoamor a cuenta del reconocimiento del derecho a sufragio activo de las mujeres. Y reconozco que Kent, admirable en muchas cosas, se equivocaba cuando invocaba aquello de primero República, y que Clara Campoamor llevaba razón.

En estos días, tengo la impresión de que hay una parte del feminismo patrio, no mayoritaria afortunadamente, que se han Kentanizado a cuenta de PODEMOS, aceptando que el discurso feminista quede postergado, e incluso defendiendo el perceptible tufillo machista de las filas de Iglesias, Monedero y Errejón.

Eso hablando de mujeres concienciadas, porque las hay, y muchas, que sin ella aplauden y jalean la deriva patriarcal con un entusiasmo digno de mejor causa, en una dinámica que me recuerda el grito de otro periodo español de reacción, cuando las masas gritaban “¡vivan las cadenas!”.

El hecho más evidente ha sido el gobierno sin mujeres de Alexis Tsipras, sobre el que demasiadas mujeres españolas con proyección pública han callado, al menos en las primeras 24 horas. Afortunadamente hay otras muchas que han alzado la voz, entre ellas la casi siempre acertada Beatriz Gimeno, que ha publicado un artículo en eldiario.es titulado “Decepción” cuya lectura recomiendo.

sábado, 14 de junio de 2014

Machos socialistas

Entiéndaseme bien. Es de admirar, con la que está cayendo, que una persona en su sano juicio, y sin un narcisismo patológico, dé el paso al frente y se presente voluntario como candidato a la secretaría general federal del PSOE. Porque en nuestro Partido, como se decía en la mili, voluntario ni para comer lentejas.

Y no ya porque sigamos a pies juntilla la máxima de Pablo Iglesias (el verdadero, no el trucho, dicho con todo cariño) de que nunca hay que elegir al que se ofrece de voluntario para asumir una responsabilidad. Sino porque en las actuales circunstancias, siempre que no sea un temerario, la persona dispuesta a asumir la secretaría general federal de nuestro Partido o es un patriota o un héroe.

Así que vaya por delante mi reconocimiento a todos aquellos compañeros que han dado un paso al frente para reunir los suficientes avales que les permitan competir por la secretaría general.

Pero no deja de sorprenderme esa relación de voluntarios aspirante a reunir casi 10.000 avales esté compuesta en estos momentos exclusivamente de hombres:  Antonio Gutiérrez, Manuel Pérez García, José Antonio Pérez Tapias, Aurelio Belando Martínez, Alberto Sotillos Villalobos, Pedro Sánchez Pérez-Castejón y Eduardo Madina Muñoz,

Dado que el proceso se encuentra en estos momentos en el inicio, donde para postularse tan sólo se requiere ser militante del PSOE, sorprende que no haya ninguna mujer que dando un paso al frente, manifieste su interés en competir por la secretaría general federal. Por lo tanto, parece lógico atribuir a la falta de interés, coraje, temeridad o compromiso el que ninguna haya dado el paso adelante.

Pero en mi opinión, nada más lejos de la realidad.

Cuando un hecho aparentemente casual se repite incesantemente, trascendiendo en el tiempo y en espacio; cuando un comportamiento se reitera una vez tras otra en situaciones de lo más diversas; cuando personas instruidas y con fuerte moral dejan de ocupar los espacios que por naturaleza copan otras personas de igual instrucción y moral; si todo ello se repite, no puede achacarse a un comportamiento individual, aislado.

La única explicación racional es que es el propio sistema quien por leyes ciertas, aunque muchas veces insospechadas y ocultas, impide a esas personas la naturaleza que otras sí desarrollan. Y para que esas leyes mantengan su vigor se hace necesaria la colaboración de todos los individuos que componen el sistema.

Si al inicio de un proceso como el que está viviendo nuestro Partido, sólo se han presentado siete hombres y ninguna mujer, no es porque no haya mujeres militantes con capacidad y mérito para optar a la responsabilidad, sino porque el sistema construido en estos 135 años sigue manteniendo sus códigos y sus leyes inmutables que como dogal de acero impide tal hecho.

Por eso, tras la celebración del Congreso Extraordinario de julio, el Partido, sus militantes y sus dirigentes de ambos sexos, pero especialmente los varones, deberían reflexionar intensamente sobre que hemos hecho mal o que hemos dejado de hacer, y cuales son esos mecanismos que ocultos, inmutables, no hemos tocado y siguen, de facto, asegurando al hombre, al macho socialista, la preeminencia y el monopolio del derecho a optar a la más alta responsabilidad de nuestro Partido.

domingo, 23 de marzo de 2014

María Morterero Felipe, otra maestra de la República.

Expediente de Depuración de María Morterero Felipe, conservado en el Archivo General de la Administración

Recientemente he tenido la oportunidad de disfrutar del visionado del documental Las Maestras de la República, dirigido por Pilar Pérez Solano y promovido por la Federación de Trabajadores de la Enseñanza (FETE-UGT) el cual ha alcanzado el premio Goya al mejor documental. Y no he podido dejar de recordar a una docente familiar mía.

En este mismo blog me he referido a varias miembros de mi familia, las cuales siempre me han causado admiración su talento, su voluntad y lo adelantadas que estaban para su época. Mujeres como mi tía abuela Carmen del Pino, mi tía bisabuela María Felipe, mi bisabuela Enriqueta Rivero, y muchas otras, me muestran que en todas las épocas han existido mujeres que han tenido la voluntad de romper el estrecho mundo que una sociedad católica patriarcal imponía a más de la mitad de la población.

Una de ellas es María Morterero, a la que no llegué a conocer personalmente por fallecer casi diez años antes de nacer yo, pero sobre la que nos hablaba mi madre y mis tías durante las largas sobremesas veraniegas. Y más tarde, le he ido conociendo mejor gracias a algunos documentos que he podido ir recuperando aquí y allá. No se trataba exactamente de la maestra republicana de la que nos habla el documental, ya que pertenecía a una generación anterior, pero sí de una maestra que participó del espíritu republicano incluso antes de proclamarse la II República.

Aquilina María Morterero Felipe, única niña entre tres varones, nació en Trijueque el año 1879, en el seno de una familia muy religiosa de la pequeña burguesía rural de Guadalajara. Su padre, Benito Morterero era un hidalgo venido a menos, que realizó sus estudios en el seminario de Sigüenza y que tuvo varios negocios a lo largo de su vida, desde una escuela para niños hasta la concesión del servicio de bagajes del partido de Brihuega, pasando por una abacería, pero que aún mantenía en la comarca cierto prestigio que le llevó a asumir responsabilidades de juez y fiscal municipal en Trijueque. Su madre, Crisanta Felipe Pajares, era la nieta del escribano de la localidad, y hermana de las profesoras María y Teresa Felipe, y gozaba de cierto prestigio como poeta y por practicar el ovillejo, la improvisación poética, en reuniones sociales y familiares.

Gracias al ambiente de su casa, y de la mano de su tía María Felipe, María Morterero se dedicó a la docencia, estudiando en la Escuela Normal Elemental de Maestras de Navarra, donde alcanzó la revalidad de maestra de primera enseñanza superior en 1899, expidiendo su título la Universidad de Zaragoza.

Con 21 años, fue nombrada maestra auxiliar de Villargordo, en la provincia de Jaén, para luego ejercer el magisterio en un número importante de localidades, como Irún (en 1902), Elciego (de 1902 a 1906), Astesau (de 1906 a 1910), Atienza (de 1910 a 1903), Arcos de Medinaceli (de 1913 a 1916), Brihuega (de 1916 a 1917), Trijueque, su localidad natal (de 1917 a 1929), y finalmente en la ciudad de Guadalajara.

El contacto con su tía María Felipe, autora en 1899 de “Medios para sostener la disciplina en una escuela sin necesidad de castigos corporales”, tuvo una gran influencia en su desarrollo profesional, como reconocía el semanario educativo La Orientación, quien en 1916 publicó: Es la Srta. Morterero una profesora joven, con vocación decidida por la enseñanza y muy versada en este arte, pues a más de haber hecho los estudios de su carrera con gran brillantez, tuvo como maestra, con quien practicó, a su inolvidable tía Dª María Felipe y Pajares (q.e.p.d.), que desempeñó con gran acierto durante muchos años, una escuela municipal de San Sebastián (Guipúzcoa)

Maestra muy comprometida con su magisterio, fue la única mujer de la Junta Directiva de la Asociación de Maestros del partido de Atienza elegida en 1911, así como en la del partido de Brihuega en 1916. En la citada villa de Atienza obtuvo su único Voto de Gracia por parte de la Junta Local de 1ª Enseñanza, en 1912, y promovió, junto con el profesor Isidro Almazán, la primera Mutualidad Escolar de la provincia, y unas de las primeras de España.

Mujer de gran corazón, participaba en cuantas iniciativas, de las que ahora llamamos solidarias, se ponían en marcha a favor de niños y mujeres, quedando constancia de su aportaciones a la suscripción abierta por el diario LA LIBERTAD a favor de los niños de Asturias que habían quedado huérfanos durante la revolución del principado en 1934, la cuestación de FETE a favor de las guarderías y colonias infantiles en julio de 1936, o aportaciones para las víctimas del bombardeo de diciembre de dicho año en Guadalajara.

El golpe de estado de 1936 daría paso a una época de gran amargura. No sólo por el asesinato de su hermano Justo Morterero en Écija (por las órdenes genocidas del felón Queipo de Llano), sino también por la persecución que sufrió, como decenas de miles de maestras y maestros republicanos, por su compromiso con el proyecto educativo de la II República.

La situación no podía ser más temible. El castigo menor era ser expulsada de la carrera, con la consiguiente penuria en casos como los de María Morterero, soltera, y con apenas pequeñas rentas de varias propiedades en su localidad natal. Mucho más grave era ser encarcelada, ya que además de las torturas y vejaciones, el no tener familiares residentes en Guadalajara que pudieran socorrerla supondría su muerte por inanición, como ocurrió con decenas de miles de presos de toda España en aquellos años. Y lo peor, a ser asesinada por un Consejo de Guerra sin ningún tipo de garantías y por acusaciones paranoicas.

Antes, en octubre de 1936, y en cumplimiento del Decreto de la II República Española, María Morterero solicitó la readmisión a su empleo de maestra nacional de una de las escuelas unitarias de Guadalajara. En la misma declaró que desde el 1º de abril de 1936 participaba en la organización Socorro Rojo Internacional  (SRI), una suerte de Cruz Roja impulsada por la Unión Soviética, y desde el 5 de septiembre de 1936 estaba afiliada a FETE, pero que no militaba en ningún partido político.

La victoria del nacional-catolicismo le llevó como a decenas de miles de maestras y maestros, a enfrentarse a un perverso expediente de depuración, tal y como podemos leer en el que se conserva en el Archivo General de la Administración.

En septiembre de 1939, la Comisión de Depuración de la Provincia de Soria comenzó a recabar información sobre el profesorado de la provincia, y en el expediente de María Morterero podemos ver las calificaciones de diferentes informantes. Así, el alcalde de Guadalajara informó que su conducta personal era buena e ignoraba su actuación social en la localidad, pero que durante el movimiento se manifestó francamente de izquierdas, refiriendo que “se asegura que durante el periodo rojo su labor en la Escuela ha sido de acuerdo con las ideas pregonadas por la República”.

Por su parte, el primer jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de Guadalajara, informaba que si bien su conducta personal y social era buena, fue “indiferente antes del Glorioso Movimiento Nacional” aunque “una vez iniciado esta se mostró izquierdista destacada, pertenecía a la FETE”. Asimismo destacó que “trabajó con gran actividad a favor de la causa roja, enseñando teorías contrarias a nuestro régimen, trabajando con gran interés en la confección de ropa para los rojos, por lo que se le considera desafecta a la Causa Nacional”.

Especialmente curiosa es la información suministrada por la Comisión de Padres de Familia, que a todas las preguntas respondieron: Roja; Roja; Roja. Aunque señalaron desconocer si en la escuela inculcaba a los niños ideas contrarias a la Religión, Patria y Familia.

También lo es la información del cura de San Nicolás, que a las preguntas sobre su conducta personal, social y política, respondió: Mala; Mala; Mala. Y terminó afirmando que “Arengaba en escuela a los alumnos inculcándoles ideales marxistas”.

Toda esta información recogida, llevó a la Comisión Depuradora de Guadalajara a elaborar un pliego de cargos por tener ideas izquierdistas y manifestarlas públicamente y orientar la enseñanza en consonancia con las ideas expuestas, y se le daba a María Morterero un plazo de diez días para que presentara su descargo.

Podemos imaginar el terror con el que vivió aquellas circunstancias María Morterero, valorando que información podría aportar en su descargo, cuales podrían volverse en su contra, como apelar a la compasión o al intelecto de sus juzgadores, y a que personas podría conmover a su favor.

María presentó su escrito de siete páginas manuscritas el día 27 de octubre de 1939, donde intentaba desmontar las acusaciones que se le hacían. Para ello empezaba solicitando que se pidiera información sobre ella a distintas personas de la provincia “todas ellas de absoluta solvencia” como eran Josefa Ortega Utrilla; Basilia Martinsan de Arroyo; Isabel Espejo, viuda de Atienza; Blanca Pérez de Cortés; Cipriana Cano Gamo; Antonio Moscoso, notario; Miguel Fluiter, propietario; Julio Elegido, corredor de comercio; Juan Peruela, empleado de la Diputación Provincial; y Juan Diges, empleado del Ayuntamiento de Guadalajara.

La primera acusación, tener ideas izquierdistas, intentó rebatirla con unas tiernas confesiones sobre su fe, además de con un hecho que aún hoy me conmueve. Así, escribió con su propia mano: “Cuando yo era una niña, una persona de mi familia, a quien después de mis padres profesé cariño, regaló a la Iglesia de nuestro pueblo natal, Trijueque, el cuadro de la Santísima Virgen en que en unión de su Benditísimo Hijo se venera con el hermosísimo título del Perpetuo Socorro, y desde el fallecimiento de quien lo regaló, ocurrido en San Sebastián (Guipúzcoa), el día seis de agosto de 1913, hasta que por la terrible hecatombe que hemos padecido, ha quedado destruida la citada Iglesia, le han alumbrado por mi devoción durante el Santo Sacrificio de la Misa, domingos y días festivos, dos velas, de lo cual entre otras personas, pueden dar fe Dª Mª Cañamares de García, que reside en Trijueque y que ha sido la persona que me hizo el favor de que alumbraran desde mi salida del citado pueblo en 1º de diciembre de 1929”.

A la segunda, orientar la enseñanza con ideas izquierdista, respondió que “a esto debo manifestar que nunca ha sido como se me imputa mi labor docente; pues como deber y obligación, siempre he tratado de cumplir lo que las Autoridades competentes han dictado, como no es menos verídico que jamás fueron desterradas de mi clase el que todas, absolutamente todas las enseñanzas fueran un tributo de amor al Autor de la Creación y su Bendita Madre”, añadiendo una lista de textos que utilizaba en clases y proponiendo como informantes a antiguos alumnos suyos.

Pero su escrito no fue suficiente, y el 21 de noviembre de 1939, la Comisión Depuradora de Guadalajara consideró que el correspondiente pliego de cargos “no se desvirtúa por el interesado” aunque “si bien esta Comisión, dentro de la más estricta justicia, tiene en cuenta la avanzada edad de la expedientada”, por lo que le impuso una sanción de dos años de suspensión de empleo y sueldo, con abono del tiempo en que estuvo suspendida, y una vez cumplida la sanción, su jubilación.

Esta resolución fue su muerte como maestra: María Morterero nunca volvería a ejercer la docencia.

Y aún le faltaba librar una última batalla, ya que como afirmaría años más tarde el Juzgado Superior de Revisiones, “al dictar esta resolución [la Comisión de Depuraciones] se padeció error por cuanto la interesada no cumplía los 65 años hasta el día 4 de febrero de 1944 por lo cual la Dirección general de la Deuda devolvió el expediente de jubilación iniciado por no reunir la Maestra las condiciones necesarias”.

Realmente” continuaba afirmando dicho Juzgado “en aquella fecha y por no ser aplicable la sanción impuesta debió de procederse a la revisión de oficio del expediente de depuración, pero no habiéndose hecho así y debiendo limitarse la suspensión impuesta a los dos años marcados una vez cumplido este plazo y mientras la Maestra no cumpliese los 65 años debió ser reintegrada al Magisterio y ocupar el puesto que le correspondiese en el Escalafón pues no es justo que ella sufra las consecuencias de un error que no le es imputable”.

Para ello, María solicitaría en 1947 que no se considerara su jubilación como voluntaria, que suponía una pensión más pequeña, sino forzosa, presentando una batería de cartas en apoyo de su buena condición de lo más granado de la sociedad arriacense. Así, consiguió informes favorables de Claudio Pizarro, sacerdote y profesor adjunto del Instituto de Enseñanza Media de Guadalajara; Juan Victoriano García, farmacéutico e inspector farmacéutico municipal de Guadalajara; Josefa Ortega Utrilla, maestra jubilada de Marchamalo; Cipriana Chércoles Hernando; los nacionales evadidos de la zona roja y excombatientes franquistas Pedro Sanz Viejo, Luis Esteban Gil,  Claudio Sanz Viejo y Julio Esteba Gil; José Burgos Iglesias, comandante de infantería; José Carretero Moreno, farmacéutico de Colmenar Viejo y excombatiente nacional; Daniel Carretero Riosalido, profesor y secretario de la Escuela de Magisterio y esposo de su prima Carolina Moreno Morterero; Alberto Gutiérrez del Olmo y Guerra, teniente de alcalde de Guadalajara; Saturnino Gutiérrez Martínez, curra párroco de San Nicolás el Real y Arcipreste de Guadalajara; y Tomás Navalpotro Laguna, cura ecónomo de Santa María de la Cuesta, de la villa de Durón. Se notaba que ya habían pasado casi diez años después de la Guerra Civil y empezaba a atenuarse el terror de señalarse. Su petición fue finalmente atendida.

María Morterero Felipe fallecería en 1959.

sábado, 23 de febrero de 2013

El camino hacia la República.



El auge del republicanismo que actualmente vemos en España, me llena tanto de júbilo como de estupor. Júbilo, porque criado en una familia de larga tradición republicana nunca he sentido ese juancarlismo que se le presupone a la izquierda en la que me alineo. Estupor porque de nuevo llega la inspiración republicana no desde el corazón y la mente, sino desde las tripas.
          
Que si me queda un tiempo razonable de vida veré la III República Española es tan innegable como que mañana amanecerá. Claro que por republicanos nos definimos los que aspiramos a un revival, en lo positivo, de la filosofía de la II República Española, porque muchos parecen olvidar que repúblicas son también la de Guinea Ecuatorial, Irán, Estados Unidos, Corea del Norte y Haití, por poner algunos y dispares ejemplos.
           
Pero a nuestro concepto de republicanismo no se puede llegar desde la desesperación o el desencanto. Es injusto con el espíritu republicano adherirse a su causa por el bochorno de un sistema político colapsado y por una monarquía asesiada por sus propios errores.
               
A la república se debe llegar por el camino de la dignidad humana, de la ética de los derechos fundamentales del hombre y de la mujer: no ser gobernados por quienes no hayamos tenido la oportunidad de elegir.
                
Se trata del mismo principio filosófico que llevó a la revolución norteamericana a no aceptar impuestos de un gobierno que no habían tenido la posibilidad de elegir. Pero también de la misma lucha feminista, condensada en la expresión No taxation without representation que se negaba al pago de impuestos a esa misma República de los Estados Unidos de América, heredera de la revolución norteamericana, mientras no se permitiera votar a las mujeres.
            
Y no se trata que el gobierno de una república sea, per se, mejor que el de una monarquía, ni que sus leyes y sus políticas sean más beneficiosas para el conjunto de la sociedad que el que tenemos ahora en España. Es la imperiosa necesidad de ser gobernados por un primus inter pares, el primero entre iguales. O como escribió Francesc de Vinatea, jurat en cap de Valencia, al rey Pedro el Ceremonioso: cada uno de nos somos tanto como vos, pero todos juntos mucho más que vos.
              
Aunque sea para cambiar a Juan Carlos I, o a Felipe VII, por Aznar o Rajoy, que ya sería mala suerte.

miércoles, 9 de enero de 2013

Malditas feministas

Cuenta mi padre la anécdota de que en su infancia, tras la guerra, los niños de su clase de los Agustinos en Ceuta, empezando por él mismo, estaban convencido que los rojos tenían rabo y cuernos, no como metáfora sino anatómica y físicamente real.
           
Muchas veces recuerdo esta anécdota cuando leo el uso del término feminista como la mayor de las descalificaciones, desde el ex primer ministro italiano, señor Berlusconi, que ha calificado de feministas y comunistas a las juezas de su divorcio, hasta la actitud despectiva del señor Cantó, diputado por UPYD en su post Entre Feministas, pasando por el inigualable e insustituible obispo-cómico de Córdoba, señor Fernández, y su feminismo radical. En sus bocas, la palabra feminista adquiere un sabor terroso, áspero, desagradable, que por asociación nos lleva a pensar ¡malditas feministas!
     
Porque lo que ha cambiado de la dictadura genocida del felón ex general Franco (expulsado de la carrera militar por el Tribunal Supremo) a nuestra actual democracia es que hemos sustituido a judíos, masones y marxistas por las mujeres que se expresan como mujeres libres. Si el marxismo puso en peligro los caudales de los poderosos y su dominio social, el feminismo hace algo aún más peligroso: pone fin a su dominio en el tálamo conyugal.
     
Este temor llevó incluso a homosexuales como Jacinto Benavente a manifestar una clara hostilidad haca el feminismo, al extremo de rechazar la invitación del Lyceum Club a participar en una charla, con el argumento de que él no hablaba a tontas y a locas. Y la estrategia está teniendo mucho éxito, cuando mujeres inteligentes como Ana María Matute realizan declaraciones despectivas sobre el feminismo, como pudimos ver el pasado día 4 de enero en el programa Imprescindibles de Televisión Española.
     
Contra la imagen prefabricada que se ha impuesto, el feminismo no pretende la revancha, ni convertir a las mujeres en hombres ni eliminar la individualidad de cada ser humano. Como durante la dictadura fascista con el marxismo, lo que se pretende es demonizar el feminismo, un revival del infantil eso no, caca, aunque terminará por fracasar, ya que el feminismo lo que proclama es la igualdad real de todos y todas.
     
Para mí, el feminismo es la última y más verdadera lucha heroica por la justifica social, y por ello las feministas, que el imaginario popular las muestran como mujeres feas, camioneras, depresivas o rencorosas, tienen mi más sincero respeto y admiración.
    
Las feministas no son tontas, ni locas, ni feas ni resentidas: son grandes mujeres que luchan por ti y por mí. Y también por el señor Berlusconi, el señor Fernández y el señor Cantó. Aunque aún no se han enterado.     

miércoles, 20 de junio de 2012

El día que Zoido sufrió un brote de homofobia en el ojo

Saben los que me conocen que nunca he sido muy de eso que llamo “patriotismo textil” y musical. Las banderas, cualquiera, no me conmueven ni exaltan mis instintos territoriales. Cierto es que a algunas les tengo más cariño que a otras, pero nada de un amor arrebatado y transido de emociones patrias. Me conmueve más, pero mucho más, un paisaje serrano, un acto de heroica valentía o la Organización Nacional de Transplante, por poner ejemplos varios.
 
Por ello, el hecho de que el ayuntamiento de Sevilla se niegue a que la bandera arco-iris luzca en la fachada neoclásica de las Casas Consistoriales el día 28 de junio (que muchos llaman del “orgullo gay” y que yo prefiero denominar “día de los derechos de gays, lesbianas, bisexuales y transexuales”), tampoco lo vivo como una agresión, un insulto o un desaire del presidente de la corporación local, sr. Zoido.

Si me parece, en cambio, un desatino, un desafuero y una estupidez, que la mayoría municipal haya permitido en los últimos años que luzca la bandera de la Inmaculada y del pueblo gitano en la fachada noble de Plaza Nueva, y se niegue ahora, de nuevo, a que flamee la bandera de los seis colores.

Al igual que los caminos del Señor son inescrutables, los de la intolerancia, el totalitarismo y la homofobia sigue su curso como el Guadiana, y me temo que el sr. Zoido ha sufrido de nuevo un espantoso brote de homofobia en el ojo, ese órgano que ciego evita que sienta el corazón.

La lucha por la igualdad, no obstante, no depende de un trapo, sino de un papel, el de los derechos, el de las libertades y el que cada uno de los gays, las lesbianas, los bisexuales y los transexuales seamos capaces de vivir día a día, cotidianamente.

Una vez alcanzada la plena igualdad jurídica y conseguida una cierta "normalidad" social de la homosexualidad, la bisexualidad y al transexualidad, la población GLBT debemos no enquistarnos en nuestra "diferencia". Hace unos días, un buen amigo, Miguel P.M., escribió en facebook un comentario a vuelapluma y que sin embargo debería grabarse con letras de oro en nuestras almas: Más peligroso que un gay casado, es una mujer libre.

Exigir nuestros derechos, ejercerlos en el día a día, vivirlos con naturalidad a pesar de que algunos de nuestro entorno les cueste trabajo asumirlo, es un noble empeño que dignifica nuestra existencia. Pero no debemos vivir el rechazo de la derecha patria, tosca, cetrina, retorcida, rencorosa, como una afrenta, sólo como otra estupidez más.

El primer ministro británico, sr. Cameron, afirmó recientemente: “Yo no apoyo el matrimonio homosexual a pesar de ser conservador. Lo apoyo porque soy conservador". La derecha inglesa, siempre “avant-la-lettre”, ha llegado a la conclusión lógica que a nuestra derecha carpetovetónica resabiada y vengativa le es incapaz de alcanzar, por el insuperable lastre de la moral católica romana: el matrimonio, como institución conservadora que es, se fortalece cuando se amplia para dos personas del mismo sexo, y no al contrario.

El hecho revolucionario, rupturistas, trasgresor, es que las mujeres, todas las mujeres, se igualen en derechos y obligaciones a los hombres, a todos los hombres, en cualquier ámbito, también en el de la pareja, la casa y la familia.
 
La idiota negativa del sr. Zoido es un simple brote de homofobia en el ojo. La mafia machista sevillana que extiende sus raíces por toda la sociedad, cohesionando en su acción reaccionaria al mundo jurídico, de hermandades, político, etc. para machacar a las mujeres, sí es el cáncer que nos debería preocupar extirpar.

jueves, 10 de mayo de 2012

El acierto de incluir Igualdad en Presidencia

Unas de las “anécdotas” de la configuración del nuevo gobierno de la Junta de Andalucía, elaborada por el electo presidente, José Antonio Griñán, ha sido la inclusión de los Institutos Andaluces de Mujer (IAM) y Juventud (IAJ) en la Consejería de Presidencia, para lo cual al nombre de la misma se le ha añadido el término “Igualdad”.

Para algunos esta decisión ha podido sorprenderles por novedosa. Pero lo cierto es que de novedoso sólo presenta el nombre, ya que en el pasado, cuando el titular de la Consejería de Presidencia era Gaspar Zarrías, ya gestionaba ambos Institutos.

¿Por qué es un acierto tal inclusión? Por las mismas razones que defendí como presidente del Consejo de la Juventud de Andalucía durante el trámite parlamentario de la Ley de Acompañamiento de los Presupuesto de la Junta de Andalucía de 1997, cuando tras montar un rifirrafe en la audiencia de su tramitación, conseguimos que el Grupo Parlamentario Socialista presentara una enmienda a dicha ley, que creaba el IAJ.

Las políticas de mujer y juventud de una Administración como la Junta de Andalucía deben tener un carácter transversal. Es decir, la perspectiva de edad y género deben incluirse y valorarse en todas y cada una de las acciones políticas y administrativas del conjunto del gobierno andaluz. Por ello, ¿qué mejor que residirlas en la consejería más política que coordina toda la acción de gobierno?

Mi experiencia personal me demostró que los mejores años de políticas de juventud de Andalucía fueron en los primeros años de autogobierno, y tras su inclusión en Presidencia, a finales de la década de 1990. Su traspaso posterior a Igualdad supuso sin duda una menor capacidad de influencia, no por ser más o menos capaces sus titulares, sino por su concepción sectorial y no transversal.

Por ello, el regreso de nuevo a Presidencia, no sólo supone un firme compromiso del presidente de la Junta de Andalucía por las mujeres y la juventud, sino también una mayor posibilidad de “empapar” sus políticas de las perspectivas de género y edad.

jueves, 10 de noviembre de 2011

Feminismo de vagina

Aunque algunas veces me he definido como feminista, posiblemente debería considerarme mejor como un “simpatizante feminista” ya que en este tema, como en muchos otros de la vida, la empatía no es suficiente para vivir en carne propia la discriminación y sus efectos.

Pero desde luego soy un defensor de la dialéctica feminista, esa forma de entender la historia y las relaciones sociales desde un prisma de género que complementa la interpretación de las discriminaciones de clase. Por ello el feminismo, junto al marxismo y el liberalismo, es un valor importantísimo para todas aquellas personas que se consideren de izquierdas y quieran construir una sociedad libre de las trabas sociales que causan las discriminaciones por razón de clase, género o etnia.

Y como los procesos emancipatorios de la esclavitud o la clase, liberarse de los prejuicios machistas nos obliga a mujeres y hombres a un proceso de reflexión intelectual, moral incluso, a nivel personal. Nadie educado en una sociedad esclavista o de clases desarrolla de forma espontánea una conciencia que les lleve no sólo a denunciar la injusticia y luchar contra ella, sino también a interiorizar sus principios y actuar en consonancia. Y no es fácil. La educación nos condiciona de tal manera que en el momento más insospechado salta nuestro inconsciente machista, clasista o racista. Y este proceso es necesario para cada una de las personas de nuestra sociedad, independientemente de su sexo, género, clase, etnia u orientación sexual.

Por eso quiero compartir contigo, querida lectora o lector, mi sorpresa y estupor al observar algunos comportamientos en mujeres que se reivindican feminista sobre la pobre y exclusiva base de tener vagina en vez de pene. Sin considerarme un experto en cuestiones de género pero sí escandalizado por los sibilinos mecanismos mentales que perpetúa la discriminación más repugnante, no puedo dejar de denunciar el comportamiento público de compañeras que utilizan su vagina como quien utiliza su dinero para venderse como feministas cuando lo que hacen es perpetuar los estereotipos machistas, dan pábulo al patriarcado para seguir ejerciendo su dictadura y provocan tal asco en las personas de bien que terminan justificando las estrategias más reaccionarias.

Ser feminista, como ser liberal, no es algo que nace de forma espontánea sino que es un trabajo personal de décadas y que en la gran mayoría de veces nunca termina. Por ello, a esas compañeras que utilizan su "feminismo" de vagina para justificar intereses espúreos, les pediría que en vez de querer conseguir réditos políticos manipulando un lucha decente, se dediquen a estudiar, a leer, a debatir y a seguir los miles de ejemplos de lucha, sufrimiento y pasión que han dado mujeres, y algunos hombres, a lo largo de la historia de España.

viernes, 29 de abril de 2011

Y también las mujeres

En la tarde del día 28 de abril se celebró en la Agrupación Socialista de San Jerónimo (Sevilla) un nuevo homenaje al compañero José Galán Merino, un socialista de los tiempos en que serlo suponía arriesgar la vida propia y el bienestar de la familia. En el momento de su fallecimiento, durante una reunión en la Casa del Pueblo, era secretario general de la Agrupación y todo un símbolo de la gran familia socialista sevillana. Por ello se trataba de un homenaje necesario en tiempos de tribulación, un magnífico ejemplo de entrega, honradez y compromiso, como destacaron sus compañeros de fatiga Pepe Reina y José María Romero. En la reescritura que del franquismo están empeñados en hacer los radicales neoliberales que siempre encuentran púlpito en medios como INTERECONOMÍA, COPE, LA GACETA, etc. nos presentan los treinta y seis años que van de 1939 a 1975 como un tiempo de paz y concordia. Nada más falso. En todo caso era la paz de los cementerios y la concordia de los silencios aterrados de aquellos que eran encarcelados, torturados, despedidos, perseguidos una y otra vez. Por ello, en estos tiempos que se pretende una vez más manipular la historia, los homenajes a hombres honrados y luchadores como Galán Merino, y la recuperación de recuerdos como los que nos ofreció los compañeros Romero y Reina se hacen necesarios.
En el mismo homenaje a Galán, se entregaron varias distinciones tanto a militantes ya fallecidos como a aquellas compañeras y compañeros con más de 25 años de militancia en la agrupación. Y sin duda, la emocionada intervención de la compañera Pepa Cabezón, también homenajeada, la que nos recordó que detrás de aquellos grandes hombres, existían grandes mujeres que eran las que realmente sostuvieron el PSOE de la clandestinidad. Mujeres que mientras sus maridos estaban presos debían cuidar de una familia sin apenas recursos; mujeres que mientras dormían con sus maridos vivían en un perpetuo temor a la llegada de la Secreta; mujeres que debían mantener un hogar con los intermitentes salarios de unos maridos que eran despedidos una y otra vez de sus puestos de trabajo; mujeres, en fin, que a veces compartiendo ideología y otras veces con el simple convencimiento de la dignidad de la luchas de sus hombres, mantuvieron encendida durante décadas la llama de la lucha por la libertad y la solidaridad obrera en una sociedad militarizada y cercenada por el nacional catolicismo. Grandes mujeres ocultas una vez más detrás de grandes hombres.
Por eso me acordé de mi tía abuela Carmen del Pino, de la que ya hablé en otro post, una mujer que con apenas 20 años era encargada de la Tintorería Inglesa de Málaga, con trabajadores a su cargo. Se cuenta en la familia de mi madre, que vivía en Ceuta por aquel tiempo, que el 18 de julio de 1936, tras conocerse el alzamiento nacional, comenzaron a quemar papeles comprometidos de la militancia socialista y masónica de los cuñados David Valverde, Emilio Millán y Antonio del Pino. En ese momento, golpearon la puerta dos falangistas fuertemente armados exigiendo que se abriera la puerta para registrar la casa. Como nos podemos imaginar la situación fue espantosa. Pero mi tía abuela Carmen abrió la puerta y exigió a los falangistas la orden de registro firmada por un juez, a lo que le respondieron que no necesitaba una orden. Entonces, mi tía abuela les dijo que no podían pasar sin una orden de registro, a menos que lo hicieran pasando sobre su cadáver. Tal tuvo que ser la firmeza, la fiereza y el poderío de aquella mujer que los falangistas se retiraron prometiendo que regresarían con una orden del juez, cosa que nunca ocurrió. Al cerrar la puerta, se cuenta en mi familia, mi tía abuela se derrumbó y empezó a llorar, pero consiguieron destruir toda la documentación comprometedora. Meses más tarde, su cuñado David Valverde, alcalde socialista de Ceuta, fue fusilado; y su entonces cuñado, más tarde marido, Emilio Millán fue depurado del Ayuntamiento de Ceuta por su militancia en la UGT.
Esas grandes mujeres no han dispuesto del homenaje necesario. Vivieron dedicadas a mantener la lucha de sus maridos, pero nadie les ha reconocido su propia lucha, tal vez carentes de grandes episodios épicos, pero que llenos de miedo, dolor y sufrimiento hicieron grandes al Partidos Socialista Obrero Español y a la Unión General de Trabajadores.
Por ello, en cada homenaje a un compañero debería existir otro a la mujer que hizo posible aquella lucha. Por ello, quiero que este post sea mi propio homenaje para aquellas grandes mujeres que nos han permitido estar hoy aquí.

martes, 22 de febrero de 2011

A tontas y a locas

Hace un par de semanas llegó a mis manos como regalo de un compañero la tesis doctoral de Olga Paz Torres titulada “Isabel Oyarzábal Smith: Una intelectual en la Segunda República Española. Del reto del discurso a los surcos del exilio” premiada y editada por el Consejo Económico y Social de Andalucía.
Isabel Oyarzábal, también conocida como Isabel de Palencia, socialista del PSOE, fue actriz, periodista, escritora, la primera mujer Inspector de Trabajo de España, la primera embajadora de España, biógrafa de la rusa Kollontay (la primera mujer embajadora de Europa), la única mujer miembro permanente de la Comisión Permanente sobre Esclavitud de las Naciones Unidas, y un largo etcétera en el que también pudo incluir matrimonio y maternidad. Fue una mujer de su tiempo a la vez de una mujer mucho más moderna de lo que le correspondía por su país natal y el siglo en el que nació. Tuvo que soportar desdenes de distinguidos intelectuales como Jacinto Benavente, el cual, en respuesta a una invitación para dar una conferencia en el Lyceum Club del que Oyarzabal era vicepresidenta, respondió “No tengo tiempo. Yo no puedo dar una conferencia a tontas y a locas”, pero también la amistad, el apoyo y el reconocimiento de los hombres y las mujeres más preeminentes de España y de Europa.
Cuando llevo algo más de la mitad del libro debo reconocer que me ha fascinado. No sólo la vida de esta malagueña nacida en 1878 y fallecida en el exilio de México en 1974, sino también la lucha de las mujeres de su tiempo para romper las barreras que la sociedad patriarcal les imponía, no sólo formalmente mediante leyes y prohibiciones, sino también a través de mecanismos sociales más perverso que la condenaban a ser el ángel del hogar.
Aunque como se recoge bien en el libro, esto no afectaba por igual a todas las mujeres. Las mujeres obreras, cuyas limitaciones legales les igualaba a las mujeres burguesas, no sólo no estaban recluidas en el hogar familiar sino que se veían abocadas a interminables jornadas laborales en condiciones deplorables. Un ejemplo, que recoge el libro, se encontraba en la maternidad, cuando justo después de parir las obreras debían reincorporarse al trabajo mientras las burguesas podían seguir bajo el atento cuidado de madres, ayas, matronas, etc.
Este libro, cuya lectura, querido lector o lectora, recomiendo vivamente, nos muestra además como un gigantesco mosaico una visión fragmentada de la realidad de las mujeres de su tiempo, sus luchas, muchas veces intuitivas, para liberarse del yugo patriarcal, sus carencias sociales e intelectuales, pero sobre todo su combatividad.
Conozco en la realidad a muchas mujeres jóvenes y de mediana edad que desconfían profundamente del feminismo. No lo hacen como los hombres de la Restauración cuando afirmaban “Ese tipo extranjero de señora de anteojos de concha, carpeta debajo del brazo, estirada y seca como un sarmiento que hace la exégesis de Kant o Hegel, mientras su marido empuja el carrito del bebé, o limpia los cacharros de la cocina; […] el tesoro de la mujer española es su dulzura, su piedad, su comprensión humanitaria de todos los dolores, y cualquier cosa que pueda cegar estas fuentes lo creemos un sacrilegio” (Julio Romano, La Esfera). No, lo hacen desde la igualdad conseguida por el trabajo de esas mismas mujeres feministas. ¿Cómo es posible? Décadas de demonización del feminismo no pudieron con la necesaria igualdad pero consiguieron adherirle ciertas connotaciones negativas que espanta a muchas mujeres formadas, cultas y dinámicas.
Pero también es cierto que la utilización torticera del feminismo por algunas mujeres, cuya única reflexión sobre el feminismo es su conciencia de tener vulva en vez de pene, hace que otras mujeres miren con espanto esta venerable lucha por la igualdad de la humanidad.
Como socialista creo en el feminismo de la igualdad, al igual que creo en el igualitarismo en vez del comunitarismo homosexual. La vivencia de un sexo o de una orientación sexual determinada te puede, solo puede, dar la posibilidad de comprender la discriminación que se sufre. Pero la empatía y la concienciación nos capacitan para compartir el sufrimiento ajeno, escandalizarnos de la discriminación del otro, y luchar por su erradicación.
Como socialista nunca creeré que la segregación sea la mejor fórmula para alcanzar la igualdad. Aún cuando ello nos obligue a soportar “a tontas y a locas”.