Este
año los “capillitas”, esa fauna no necesariamente católica, no necesariamente
española, no necesariamente de derechas, han estado de en hora buena. La Semana Santa que finalizó ayer
domingo lo hizo con un sol espléndido y unas temperaturas, más que
primaverales, veraniegas de junio. Cielos despejados, naranjos en flor, y
noches frescas que ponían un telón magnífico al rito de muerte y resurrección
que no deja de tener su atractivo.
Pero
las procesiones de Semana Santa van mucho más allá de las grandes ciudades de
Andalucía. Con pequeñas o grandes diferencias, los más de 800 municipios de
nuestra Comunidad viven la pasión, muerte y resurrección de Cristo, con su
punto de impiedad, con su punto de paganismo, con su punto de herejía. De ahí
que la Junta de
Andalucía declarara en 2006 a
todas estas procesiones Fiestas de Interés Turístico.
Por
eso, estos días de Semana Santa se convierten en una oportunidad magnífica para
acercarse a algunos de esos pueblos de campilla o sierra, de costa o montaña,
que habitualmente los capitalinos solo observamos desde la lejanía de las
rondas de circunvalación de nuestras autovías.
Marchena
es uno de esos pueblos, lo bastante alejado de las grandes arterias como la A 92 o la A 4, pero con un pasado
esplendoroso para que hoy sea una localidad ideal para el turismo, una
distancia perfecta, ni demasiado cerca ni demasiado lejos, del conurbano
sevillano que aloja a más de un millón de habitantes, y un patrimonio rico que
sin estar magníficamente conservado (mal de todo el patrimonio medieval
andaluz) tiene elementos más que sobresalientes como antigua corte ducal de los
Ponce de León y una edad contemporánea lo suficiente desigual para haber dejado
hermosas casas de la burguesía agraria del siglo XIX y principios del XX.
Fueron
estas razones, junto a mi pasión por el marchenero Lorenzo Coullaut Valera,
escultor de los monumentos de Becquer de Sevilla y Cervantes de Madrid, y el
extremeño Francisco de Zurbarán, los que me movieron a proponer a mis sobrinos
visitar esta localidad el pasado Jueves Santos. Porque Coullaut Valera tiene su
museo en la localidad que lo vio nacer, y la Iglesia de San Juan conserva una espléndida
colección de nueve Zurbaranes que no se han movido de allí desde que llegaron
en 1637.
Pero
imagina cual fue nuestra sorpresa, desagradable por lo demás, cuando al llegar nos
encontramos con una localidad cerrada a cal y canto por ser festivo. El museo
de Coullaut Valera cerraba el Jueves y Viernes Santo y el Domingo de
Resurrección. Es decir, los días más señalados para el turismo nacional. Y en
cuanto al Museo de Zurbarán, para visitarlo hay que concertar aunque, eso sí,
es de carácter gratuito.
Ante
la imposibilidad de visitar ambos espacios museísticos, decidimos recorrer la
localidad con la esperanza de ver algunas de sus iglesias en uno de los
momentos álgidos del catolicismo popular, cuando las iglesias se llenan de
fieles o simple admiradores de la retórica barroca de los cuerpos dolientes y
las escenas de la Pasión de los pasos de misterio y de palio. Porque Marchena
tiene buenos ejemplos de iglesias gótico-mudéjar y barrocas, desde la parroquiales
de San Juan y Santa María, hasta las conventuales de San Andrés y Santa Clara.
Pero el pasado Jueves Santo sólo tuvimos la oportunidad de visitar la capilla
de la Veracruz y los dos pasos preparados para hacer penitencia aquella noche.
Claro
que pasear por Marchena es siempre un placer, por sus calles de cuidadas
casonas, algún que otro palacio y restos de su muralla medieval y de su
alcázar, muchos de estos edificios perfectamente identificados por unas más que
correctas señalizaciones bilingües castellano-inglés. Y eso hicimos, antes de
almorzar en un mesón de la calle de las Torres.
Marchena
representa el paradigma de la falta de entendimiento de qué es el turismo y
para qué sirve. Porque no se trata de que un número indeterminado de forasteros
se den una vuelta por las calles de una localidad y que lo único que dejen tras
su paso sea la contaminación de los gases de combustión de sus vehículos.
El
cuidado de sus calles, las señalizaciones, la existencia de tres museos y una
oficina de turismo en Marchena son señales de que las autoridades municipales,
provinciales y autonómicas aceptan la importancia del turismo para la creación
de riqueza en los pequeños y medianos municipios andaluces, la mayoría con un
gran patrimonio histórico y monumental.
Pero
los museos, iglesias y centros de información cerrados en días festivos
nacionales y autonómicos muestran que no han entendido que el turismo debe ser
la excusa para posibilitar que el visitante gaste lo máximo posible con la
mayor satisfacción posible. Todo monumento que por su valor histórico,
artístico o etnográfico sea susceptible de ser mostrado al público debe estarlo
los días en los que los y las forasteras pueden visitarlos, con pagos de entrada
bien obligatorios, bien voluntarios como ocurre en el British Museum. Si no hay
recursos para personal asalariado, seguro que pueden existir fórmulas novedosas
de gestión con la participación de voluntarios culturales y/o parroquiales.
Y la
información hasta llegar a los mismos debe planificarse no para el vecino sino
para las y los forasteros que llegan a la localidad sin haber puesto nunca el
pie en la misma.
En
Marchena no hay señales adecuadas para llegar hasta el centro de la villa según
se viene desde la A-92 por la A-364, situación que imagino similar si se llega
por la misma desde Écija, o por la A-380 desde Carmona. Si se consigue llegar
hasta el Arco de la Rosa o Puerta de Sevilla, deberían existir paneles
informativos junto a los aparcamientos existentes que orienten al turista, o
incluso mejor, una oficina de información turística en ese mismo lugar, porque
para llegar a la actual, en la torre de la calle Manuel Rojas Marcos, hay que
ir preguntando.
En
esa oficina de información, que debería estar necesariamente abierta sobre todo
los sábados, domingos y festivos nacionales y autonómicos, debería ofrecerse
información suficiente de la oferta monumental y gastronómica, la cual además debería
estar organizada de forma que el turista fuese tentado a permanecer el mayor
tiempo posible en la localidad, ya que a mayor tiempo, mayores posibilidades de
consumo y de gasto.
Nosotros
al menos nos quedamos a almorzar y además de disfrutar de un precioso y soleado
día de primavera en una hermosa villa, pudimos hacer algún gasto que
repercutiera en la riqueza del municipio. Pero la verdad, nos lo pusieron
difícil.
Toda la razón sr. D. Pablo. Es una lucha continua la que desde varios sectores sociales, y a nivel individual se lleva en este pueblo contra ese súper déficit que comenta. Por cierto desde la asociación DIME a la que pertenezco son varios años los que insistimos en que promocionen nuestro museo de la Memoria e incluso una ruta de lugares de Memoria que tenemos diseñada y ni caso. Personalmente le invito a mi pueblo, dicho museo y ruta cuando desee...
ResponderEliminarUn saludo cordial
Javier Gavira
Historiador y socio de la asociación Dignidad y Memoria de Marchena.
Aunque me moleste como marciense, llevas toda la razón, pero como se suele decir, Marchena es y será lo que los martienses quieren que sea, para lo bueno y para lo no tan bueno.....xD!!!! Si los responsables elegidos han decidido esa forma de actuar en eso y en otros menesteres, pues es la que se lleva a cabo por triste que parezca desde fuera......xD!!!!!
ResponderEliminarAquí en semana santa solo se vive para pasear a los santos y vestirse de bonito.No tenemos un duro pero para trajes si y lucir por que es semana santa.
ResponderEliminarQue mala suerte ha tenido este... hombre. Mira que hay dias en el año para hacer turismo...
ResponderEliminarBuenos días Sr. Morterero.
ResponderEliminarDesde la Oficina de Turismo de Marchena lamentamos los inconvenientes que sufrió el pasado Jueves Santo.
El horario habitual que tenemos es de lunes a viernes de 9.30 a 14.30 y sábados y domingos de 10 a 14h de modo que permite informar a nuestros visitantes todos los días de la semana.
Desde este humilde punto de información nos ponemos a su entera disposición cualquier fin de semana (sábado o domingo) para mostrarles el Patrimonio, que tal como usted tan bien nos relata, posee nuestro pueblo.
Agradeciendo su interés y elección de nuestra localidad como su destino turístico en un día tan señalado, permítanos reiterar nuestra invitación. Para ello puede ponerse en contacto con nosotros a través del correo electrónico turismo@marchena.org o bien a través del teléfono 955321010 ext. 174-175 y con nuestros conociemientos e infraestructura, le atenderemos con la amabilidad que nos caracteriza.
Sin más y a la espera de sus noticias, reciba nuestro más cordial y atento saludo.
Quiero agradecer a las personas que se han molestado en compartir sus opiniones en este blog su amabilidad, y a modo de respuestas compartir algunas reflexiones sobre este tema.
ResponderEliminarEn este post describía una realidad que, como afirmaba, no es privativa de Marchena sino de una gestión de la política turística de la mayoría de los municipios de Andalucía, y no sólo de una administración pública sino al conjunto de administraciones, entidades, asociaciones y vecinos en general.
De hecho, en Andalucía la mayoría de patrimonio cultural, artístico y etnográfico está en manos privadas, desde familias a confesiones religiosas, como la Iglesia Católica, y la gestión turística compete, en diferentes niveles, a varias administraciones. Por eso, mi experiencia del pasado Jueves Santos fue una oportunidad para compartir con mis lectores mi opinión, más o menos fundada, sobre la gestión turística y animar a reflexionar sobre el tema.
Espero sinceramente que este post aparte de ello, sirva para poner en valor el patrimonio de Marchena. Muchos de mis lectores habituales (amigos, familias, etc.) se han sorprendido que en Marchena se conserven nueve zurbaranes, cuya visita posiblemente justifique un viaje a Andalucía solo para ello.
Gracias.