jueves, 19 de abril de 2012

La Fe Neoliberal: Respuesta a Rafael Salgueiro


Estimado señor Salgueiro,


Aunque con retraso, por razones profesionales, familiares y personales que no vienen al caso, paso a responder al amable comentario que realizó vd. a mi post titulad “El totalitarismo de la "chusma" friedmana o neoliberal”, publicado en este blog el pasado día 18 de febrero de 2012.

Al igual que vd., agradezco mucho las lecturas de los post de mi blog así como las críticas razonadas conducentes a promover el debate de ideas, y por ello agradezco enormemente el esfuerzo que supone su respuesta.

Antes de pasar a considerar sus argumentos, me gustaría realizar una consideración general sobre Milton Friedman y sus seguidores, en los que le incluyo sobre todo por no refutarlo en su respuesta a mi anterior post.

Cuando leo y escucho los argumentos que se esgrimen en defensa del Estado “friedmano” y sus principios económicos no puedo evitar asociarlos a los que utilizaba el Régimen de Pol Pot en defensa de su sociedad utópica. Parecía que espantados en el siglo XX de los regímenes totalitarios, y en su concepto el Estado “friedmano” lo es, conocidos los efectos terribles del estalinismo, el maoísmo, el nazismo, el franquismo, etc., nadie en su sano juicio volvería a promocionar un “ideal” totalitario cuya consecución debe alzarse sobre la eliminación de cualquier estructura anterior. En el caso del Estado “friedmano” la estructura a demoler es el Estado de Bienestar.

Si para Saloth Sar (Pol Pot “el suave”), fue el exterminio de la civilización para alcanzar su “ideal”, para el Estado “friedmano” es el exterminio del triángulo de acero para llegar hasta él. De hecho, y una vez aceptada la concepción dialéctica defendida por Marx, la teoría “friedmana” viene a ser un ultra-marxismo deshumanizado, donde el objetivo final no es un mundo utópico de seres humanos, sino un mundo utópico de principios económicos.

Una muestra de ello es que el “programa de máximos” del Estado “friedmano”, el famoso “ladrillo” chileno, se intenta aplicar “urbe et orbi”, sobre cualquier tipo de sociedad, sobre cualquier tipo de economía. Es una “biblia” que se encuentra más allá de discusión. Como el “Libro Rojo” de Mao, el “ladrillo” friedmano es esgrimido para exigir la sumisión a cualquier población del mundo, da igual que sea en España, Bostwana, Chile, Polonia, Nepal o Bután, prometiéndonos un maravilloso paraíso que nadie ha visto y que nadie ha conseguido.

Enlazando mi consideración general con sus argumentos, considero que los éxitos chilenos y chinos a los que vd. hace referencia, ya lo consiguieron otros en el pasado: un sistema con una minoría cada vez más rica, y una mayoría cada vez más pobre. ¿No aumentó el PIB la revolución industrial?, ¿no lo hizo el colonialismo?, ¿no aumentó brutalmente el PIB y la renta per cápita la Rusia de Lenin?

¿Es acaso el crecimiento del PIB y la renta per cápita el único elemento del que puede presumir el Estado “friedmano”? Pero es que aunque pobres, ni siquiera las políticas “friedmanas” consiguieron dichos éxitos aplicadas en países como Argentina (de la mano de la dictadura militar, sea dicho de paso, y no menos de 8.000 asesinados según ha reconocido recientemente uno de sus generales). Claro que en estos casos, al no alcanzar el mínimo necesario para “pasearlo” por el mundo, estas experiencias fallidas se convierten en los hijos bastardos nunca reconocidos por el “friedmanismo”.

Estimado señor Salgueiro, para el conjunto de la sociedad la utilidad de un Estado es que promueva unos niveles de vida digna para el conjunto de la población. Y ahí es donde se produce la quiebra totalitaria del Estado “friedmano”, porque para Milton Friedman en el sistema económico la calidad de vida de los ciudadanos de un Estado es secundario e incluso irrelevante, siempre que las magnitudes macroeconómicas dibujen el bello cuadro de su ideal paranoico.

¿Qué puede hacer un partido socialista o socialdemócrata contra un proyecto totalitario? Si se definiese como “nazi” y promoviera la pureza racial, todos sabríamos como contestarlo. Pero ¿y si oculta su programa de máximos incluso a sus seguidores, lo llama “reformas” durante la campaña electoral, y se define “reformista, liberal y centrista”?

Al igual que cayó el Estado Zarista y el Estado Estalinista, el Estado “friedmano” caerá cuando acumule las suficientes tensiones sociales e ineficiencias económicas propias de todos los estados totalitarios. ¿Y como se enfrenta un partido socialista a un Estado “friedmano” impuesto por una dictadura militar como en Chile? ¿Agudizando las contradicciones y las tensiones para aumentar la fatiga del material y provocar su ruptura violenta? ¿Intentar evitar los mayores perjuicios del Estado “friedmano” entre los que menos tienen aunque con ello se mantenga el propio sistema? Se trata, sin duda, de la gran cuestión que debate la izquierda desde los socialistas “utópicos” de principios del siglo XIX.

Se “sorprende” que me “alarme” ante la mención del Triángulo de Acero, pero me ha entendido mal. No me “alarma”, me ayuda a descubrir las verdaderas intenciones que se ocultan tras el término “reformas”. A estas alturas tengo claro que el PP, promotor del Estado “friedmano” en España, abomina del Triángulo de Acero. Pero a lo que vd. no responde es a mi afirmación sobre que si el Triángulo de Acero es lo que en términos constitucionales se denomina “Estado Democrático y Social de Derecho”, defender la eliminación del Triángulo de Acero es directamente rechazar la Constitución Española de 1978 como espacio de convivencia de todos y todas las españolas.

Si quitamos de la Constitución el sistema parlamentario de partidos, las organizaciones sindicales y empresariales, la negociación colectiva, el derecho a huelga… ¿Qué nos queda del Pacto Constitucional? ¿La monarquía, la libertad de empresa, el derecho a la propiedad privada y a la libertad de empresa? Pues va a ser que no. Si se elimina la mitad de la Constitución, decidamos que la Constitución ya no es ese espacio de convivencia, y demos el siguiente paso. Pero dígase.

Su denostación de los Acuerdos de Concertación es consecuencia natural de su visión economicista “friedmana” del Estado. ¿Cree vd. que si para evitar una guerra con millones de muertos alguien plantea una “concertación” que evite la tragedia alguien honesto objetaría que dicho acuerdo es un “equilibrio de Nash (sí, el de la película) en el cual los agentes no pueden desarrollar ninguna estrategia que conduzca a mejorar su posición relativa”? Ahora bien, señor Salgueiro, si vd. lo que propone es suministrar la gasolina para que otros pongan la cerilla, hablamos de otra cosa. Si por “estrategias” que conduzcan a mejorar la posición relativa de algunos de los firmantes del pacto significa el todo vale, posiblemente convierta Andalucía en un escenario más cómodo emocional e intelectualmente, incluso para mí, aunque mucho más peligrosa para bienes y personas.

De ahí calificar de “deshumanizado” al Estado “friedmano” porque reduce la sociedad a variables matemáticas y económicas, a juegos y estrategias de “rol”. Esa deshumanización tiene un mucho de sicópata, donde se excluye ex profeso la empatía con el que sufre, y justifica el fin a cualquier medio, como se vio en Chile, Argentina y ahora en China.

Su referencia a la dialéctica marxista toma en este sentido un cariz siniestro. Lo que era una consecuencia, la lucha de clases, se convierte en el objetivo, la lucha de la clases, pero esta vez en vez de la lucha de la clase desposeida contra la clase poseedora, pasaremos de manos de Milton Friedman a la lucha de la clase  poseedora para subyugar a la clase desposeída mientras sea necesaria, y eliminarla cuando ya no lo sea.

Sobre su pregunta sobre el resultado de todos estos años de construcción del socialismo en Andalucía, es engañosa en un extremo, ya que en Andalucía no se ha pretendido “construir” el socialismo, sino tan solo “gestionar” desde principios socialistas un Estado cuyas reglas de juego no socialista habían sido pactadas en la Constitución de 1978.

Su afirmación sobre que “la renta per cápita andaluza es hoy la misma, 75% del promedio nacional aproximadamente, que lo fue a primeros de los 80” deberíamos aceptarla también en su sentido contrario, esto es, que el socialismo no ha supuesto un menor avance que en otras Comunidades Autonómicas gobernadas por liberales-conservadores como Madrid, Comunidad Valenciana y Cataluña. Si hemos avanzado al mismo ritmo, puede ser señal que el problema es la aceptación del marco intocable de los mercados como espacios autoorganizados para la asignación de recursos, y no el gobierno de tal o cual Partido.

Pero si bajamos a la calidad de vida de la población, los niveles entre Andalucía y el resto de Comunidades sí se han acercado. Es decir, ha habido más convergencia social que económica, que a la postre es lo que le interesa al ciudadano.

Ahora bien, acepto que la concertación en Andalucía ha tenido fallos clamorosos, como que las asociaciones empresariales hayan disfrutado de la mitad justa de la “tarta” pero sobre todo al servir a determinados dirigentes de la CEA para crear una red clientelar entre la clase empresarial. Pero me temo que su crítica no vaya en esa dirección.

Para finalizar, señalarle que efectivamente la muy conocida frase "Socialista a fuer de liberal" es de Indalecio Prieto, y en mayúsculas la utilizo como subtítulo del blog. En minúscula va la cita de Pablo Iglesias, “Quienes contraponen liberalismo y socialismo, o no conocen el primero o no saben los verdaderos objetivos del segundo”, quien sabía que la democracia “burguesa” termina pervertida para servir a los intereses ilegítimos del capital, ahora mercados, pero nunca propuso una dictadura del proletariado sino la democracia del proletariado, en la que inevitablemente se subsumiría la clase burguesa, pero democracia al fin y al cabo. Posición mucho más liberal que la que defendería la CEDA años más tarde, exactamente en 1936.

Atentamente,

Pablo Morterero

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