domingo, 14 de febrero de 2016

#PECCAmos



Ayer tuvo lugar la novena edición de la Pequeña Muestra de Cine de Ambiente (PECCA) organizada por la asociación LGTB sevillana DeFrente. Sumar nueve ediciones de una actividad asociativa de esas características es todo un éxito que debemos celebrar, y demuestra que contra lo que muchos puedan pensar, Sevilla tiene músculo suficiente para este tipo de iniciativas.

Esta novena edición ha notado el cambio de gobierno municipal, ya que desde el “exilio” de otros años en espacios de la periferia de la ciudad, este año el ayuntamiento ha cedido para su celebración el Teatro Alameda, situado en la Alameda de Hércules, lo que sin duda realza el protagonismo de la PECCA.

Es la primera vez que asisto a esta gala, y desde luego salí deslumbrado. Una impecable organización, una magistral María Quesada como maestra de ceremonias, y una cuidada selección cinematográfica por parte de un jurado de primera (Carlos Durrif, José Luis Cienfuegos, Javier Rojas) contribuyeron a ello.

En cuanto a los cortos, me fascinaron algunos, me sorprendieron otros, y quiero compartir mi opinión sobre ellos, junto con la recomendación de que lo veas si te es posible.

ROSA, de Javier Gómez Sánchez. Abrió la muestra, con lo que tiene de bueno y malo. Una correcta cinta que refleja de una manera actual el posible conflicto de salir del armario, y como la diversidad se va instalando, aunque a retazos.

OH I LOST MY LEGS! de Natasha Rodríguez y Ramírez. En VOS, esta cinta parisina interpretada en inglés fue la única de contenido claramente lésbico. Una cinta que muestra como aún nos encontramos entre la duda y la aceptación de la propia sexualidad.

ROJO, de Carlos Alejandro Molina M. Sin duda mi favorita, este corto venezolano me sorprendió por su origen (la Universidad de Los Andes), un guión muy cuidado, y una realización más que correcta. La decisión de un final previsible no resta un átomo de tensión argumental, en un tema más que escabroso que es tratado con una delicadeza magistral.

FRITAS, de Manuel Gomar. Sin duda el más divertido de todos los cortos, razón por la que posiblemente llevó a ser el favorito del público asistente y premiado con la PECCA de Plata. Una cinta onubense ambientada en 1978, con tintes almodovarianos, que trata la homosexualidad de forma tangencial pero que en ese retazo nos recuerda la realidad de miles de parejas de gays en muchos pueblos y ciudades españolas de aquella época.

MI HERMANO, de Miguel Lafuente. Fue el corto que más me sorprendió. Si lo hubiese visto hace veinte años me habría fascinado su guión. Pero en 2016, me sorprendió que aún exista la necesidad de contar una historia así. Un drama en el que un joven que trabaja en Berlín recibe la noticia de que su hermano de 15 años ha fallecido en extrañas circunstancias. Una producción e interpretación impecable al servicio de una realidad que me sonaba a vieja. ¿O acaso erramos al dar por hecho que hay cosas que ya no ocurren?

TODO SOBRE TI, de Carlos Pineda. Una pequeña joyita con la que disfruté enormemente y que me lleva a una pregunta que me he hecho durante años y que siempre he respondido con un sí rotundo.

DE VUELTA, de Gabriel Dorado Pérez. Para mi gusto, tal vez la más intrascendente de las historias, que se compensa con la actuación de los protagonistas. Un fragmento de realidad casi irrelevante, un momento del paso de la adolescencia a la juventud de dos chavales algo más que amigos, pero que adquiere relevancia cuando se señala.

RARO EL QUE NO ES RARO, de Cristopher Carballo Lerma. Un corto mexicano en el que a veces eché de menos que no estuviera subtitulado en castellano normalizado. Una cinta que me enamoró y que muestra una visión de la realidad gay alejada del drama pero que no evita mostrar el conflicto.

EN RETOUR de Benjamin Wacksmann. Esta cinta francesa cerraba la competición, y plantea una historia que para muchas personas puede sorprender: como el amor puede llegar hasta las relaciones menos convencionales. Un corto de manufactura preciosista, cuidada y en VOS.

Cerró la muestra la obra galardonada con la PECCA de oro, concedida por el jurado. Una obra que trata el hecho LGTBI de forma tangencial pero que está llena de emoción, planteando una cuestión que siempre ha sido una obsesión para mí: ¿cuáles son las últimas palabras que dices a una persona que quieres o amas, cuando no sabes que será la última vez que la veas?

Y no puedo terminar este post sin recordar la actuación de La Rococompani, un divertidísimo dueto que llenó el teatro de carcajadas.


domingo, 7 de febrero de 2016

Despreciables filtraciones

 


Algo que siempre me ha indignado (sí, sí, yo tengo el hábito de indignarme desde mucho antes de que se pusiera de moda) ha sido la tradición de algunos, muchos para mi gusto, de los y las dirigentes del partido en el que milito, de mantener un periodista de cabecera al que utilizar partidistamente en su beneficio, filtrándole noticias para que al día siguiente sean publicadas y trabajen en su favor.

No se trata de un hábito exclusivo de las filas socialistas, ni especialmente novedoso, ya que las denuncias del extraño maridaje entre periodistas y políticos recuerdo haberlas leído durante la Transición.

Por desgracia, esta fue una práctica extendida entre la dirigencia socialista de la ciudad de Sevilla en los últimos años del mandato de Alfredo Sánchez Monteseirín, cuando los debates de los órganos del partido, incluidas las reuniones de la Comisión Ejecutiva Provincial, eran conocidos antes por esos periodistas de cabecera que por los cuadros de las Agrupaciones Locales, entre los que me encontraba.

Y me indignaba, y me indigna, porque tengo la convicción de que los compañeros y compañeras filtradoras piensan que utilizan a esos periodistas en su beneficio, sin comprender la terrible verdad: que son esas compañeras y compañeros dirigentes los que son utilizados por los periodistas y las empresas para las que trabajan, en detrimento fundamentalmente del partido y su ideario. Por ello, mi indignación por las grabaciones filtradas del Comité Federal ha alcanzado la máxima intensidad.

Aún no se ha sabido a ciencia cierta si las mismas se han realizado por parte de algún miembro del Comité Federal, de los servicios administrativos del partido o por parte de personas ajenas al PSOE. Pero en caso de confirmarse de que mi partido no ha sido víctima de un contubernio externo para dinamitar su imagen, la confianza de sus militantes y el apoyo de sus votantes, se trataría de una de las acciones en la vida orgánica más despreciables de las que soy capaz de imaginar.

Sin duda hay otras aún más despreciables (la corrupción y la violencia física o psíquica hacia compañeros, por ejemplo) pero a efectos orgánicos se trata de una de las más graves.

La repugnancia que me produce me ha llevado a negarme a escuchar las grabaciones publicitadas por la cadena Ser, e incluso a cambiar de canal de TV cuando se han emitido fragmentos de las mismas. No me interesa lo más mínimo conocer el debate del máximo órgano socialista entre congresos, robado de forma tan infame.

Porque dicha filtración es una agresión al conjunto de la militancia, ya que la democracia interna descansa sobre la posibilidad real de un debate sin cortapisas allí donde debe producirse. La filtración de la semana pasada colapsa la confianza mutua que permite el mayor grado de sinceridad entre dirigentes, donde debatir las diferencias, y alcanzar los consensos básicos.

Lo único positivo que soy capaz de encontrar a esta acción que concita mi mayor desprecio es que sirva de revulsivo y lleve a la convicción a los y las compañeras dirigentes del partido, sea cual sea su nivel, de que un periodista nunca será un aliado, ya que sirve a otros intereses: el interés general en el mejor de los casos, a su carrera profesional o los intereses de la empresa que le paga el salario, en el caso más habitual.
  
Como socialista me siento injuriado en lo más profundo de mi militancia. Como ciudadano, siendo el mayor de los desprecios hacia el que ha producido la filtración.

domingo, 31 de enero de 2016

¡“Disparen” sobre el militante socialista!



No hay nada nuevo bajo el sol. Y en política posiblemente menos que en ninguna otra materia.

Por eso, las estrategias de las nuevas formaciones políticas españolas no son ninguna novedad, sino la reactualización, muy inteligentemente eso sí, de las prácticas y las teorías políticas antiguas que podemos rastrear a lo largo de la historia.

La máxima divide y vencerás, es una de ellas. Por eso se ha acusado a Pablo Iglesias de crear divisiones en vez de construir. Y con mucha razón. En mercadotecnia, lo principal es la creación de un target que sea receptivo a nuestros productos, que un número suficiente de individuos se sienta diferente a la mayoría y especial por consumirlo.

Porque se trata de vencer, no de convencer. Y tienen muchas posibilidades de vencer, porque disponen de las herramientas necesarias (medios de comunicación afines, potentes creadores de opinión en las redes, el sentimiento de culpabilidad de decenas de miles de revolucionarios de los setenta y ochenta, que a partir de los noventa se aburguesaron y ahora quieren hacerse perdonar y perdonarse radicalizándose y pidiendo lo que no hicieron cuando pudieron), pero ni convencerán ni les importa hacerlo.

Y de eso trata la nueva política española: primero romper los vínculos emocionales que cohesiona el entramado social creando el sentimiento de desapego de los de abajo respecto a los de arriba; luego haciendo lo mismo hacia la dirigencia del país, reactualizando el término casta, que ha pasado de identificar las partes que se divide la sociedad (la casta de cristianos, judíos y moros de las que nos hablaba Américo Castro, o las castas de la India) a designar un segmento social enemigo de la mayoría.

Una vez que has creado ese target político, un número suficiente de ciudadanos que se identifican con los de abajo, y han roto su vínculo emocional con la dirigencia del país, la casta, solo falta el paso de eliminar a los que compiten en tu mismo mercado.

Por eso, tras años donde el objetivo era identificar al PSOE con el PP, las elecciones ha llevado a los ideólogos del entorno de PODEMOS y sus creadores de opinión a una nueva estrategia, basada en disparar, no sobre el PSOE en su conjunto, sino de forma selectiva sobre la dirigencia socialista que podría resistirse a un pacto con ellos, para promover la división dentro de la masa social del socialismo español intentando conformar también un arriba y un abajo (la dirigencia y la militancia) y una casta, algunos de los dirigentes más importantes del socialismo, para intentar que la base socialista los identifique como los enemigos aliados con la casta de la derecha, y por consiguiente que se les identifique a ellos como los aliados de la militancia socialista.

La decisión de la dirección del PSOE de dar la última palabra a la militancia en un pacto de gobernabilidad o gobierno, obligará a redefinir la estrategia de la formación morada.

Porque ahora ya no basta con disparar a los y las dirigentes que puedan oponerse a su estrategia, sino intentar que a la hora de decidir, el militante socialista tenga que definirse si es uno de los de abajo o de los de arriba, si es parte de la casta o el enemigo de ella. Por eso en las próximas semanas sin duda veremos un fuego graneado en las redes sociales y en los discursos públicos de los líderes de PODEMOS intentando satanizar a aquel militante socialista de base que no se muestre favorable a las tesis de esa formación política.

Dividir a la sociedad, dividir al PSOE, dividir a los militantes. En el fondo, la política neopopular de PODEMOS no es tan diferente a la política neoliberal del PP. Crispar, dividir, silenciar. Porque, como ha ocurrido en toda la historia de la humanidad, el fin justifica los medios.
     
O no.