domingo, 13 de enero de 2013

Por qué el PSOE es necesario. Respuesta a Víctor Alonso Rocafort


En un interesante y recomendable artículo del blog Zona Crítica, del diario publico.es, titulado Por qué no nos sirve el PSOE, Víctor Alonso Rocafor (doctor en ciencias políticas por la Universidad Complutense y profesor de Teoría Política en la Universidad de Alicante y en la Universidad Autónoma de Madrid), publicado este fin de semana, afirmaba que El peso del aparato, de la jerarquía, de la cultura política asumida en su seno, de nuestra propia memoria, es tal, que resulta imposible valerse de ese partido para ningún objetivo de la izquierda. Y terminaba diciendo Así que gentes del PSOE, échense a un lado o aproxímense a título individual y sin dobleces, la izquierda real de este país quiere unirse y pide paso.

Pero que recomiende su lectura no signifique que comparta todas y cada una de sus afirmaciones y menos, naturalmente, su conclusión.

Sí comparto su análisis de que, a partir de la Transición, la dirigencia del PSOE asumió una cierta lógica neoliberal. Y yendo más lejos que el señor Alonso, incluso creo que suscribió una suerte de contrato social neoliberal que ahora ha demostrado su falsedad.

Pero describe de forma tan paródica treinta y cinco años de historia, que no puede uno menos que concluir que lo que sobra en pasión le falta en solidez intelectual. Porque al negar, como hace el señor Alonso, avances no solamente socialdemócratas sino verdaderamente socialistas en estas tres décadas resta credibilidad a su análisis.

El señor Alonso parece comenzar la historia de la actual dirigencia del PSOE a partir de 1982, aunque por honestidad intelectual debería retrasarla al menos hasta principios de los años 70. La actual Constitución debe mucho a la izquierda marxista (PSOE y PCE), y con todos sus fallos y limitaciones, supuso una verdadera ruptura con el pasado franquista. Dio a los españoles el derecho a tener derechos.

Y es que, además, fueron los gobiernos de Felipe González, del cual siempre he sido muy crítico, los que por primera vez, desde el 18 de julio de 1936, dieron dignidad a millones de ciudadanos, reconociéndoles, de hecho, derechos como la sanidad, las pensiones, y la educación que les lleva aún hoy a seguir considerándose felipistas. Durante años escuché que el PP lo habría hecho igual. Ahora tenemos la prueba empírica de que no.

A lo largo de su artículo, el señor Alonso parece empeñado en presentar al PSOE de la forma más siniestra con expresiones como fue más duro aún que el PP al abordar la inmigración, o han sido años de miedo a la derecha desde la derecha, al punto que un foráneo podría llegar a la conclusión de que con AP primero, y luego con el PP, nos habría ido mucho mejor a los ciudadanos de este país. Todo ello le lleva a concluir que el PSOE, si alguna vez lo fue, ya no sirve a la izquierda.

En este blog he dejado muestras más que palpables de mi rechazo a muchas de las actuaciones de la dirigencia del PSOE, incluso afirmando que el problema no llega en 2008, ni que la llegada de Rodríguez Zapatero fuese una ruptura sino que se trató de una continuación de la deriva del Partido iniciada en el XXVIII Congreso en 1979.

Asimismo, he afirmado en varias ocasiones, como en el post Qué quiere ser el PSOE de mayor que la actual dirigencia del PSOE, heredera del Congreso Extraordinario de 1979, debe explicar a nuestro electorado un relato coherente de lo sucedido y sin paños calientes. Necesita escuchar claramente que se reconoce que el Partido se ha equivocado, que ha permitido desmanes como los de las cajas de ahorros, la política urbanística y los mercados desregulados. Y que la política de privatizaciones ha traído algunos efectos negativos. Las matizaciones y los juicios históricos deben quedar, aunque sea en ocasiones injusto, para más adelante. Después, reconocer que la dirigencia que se ha equivocado no puede aspirar a seguir dirigiendo el proyecto socialista, aunque sí apoyar los y las nuevas compañeras que asuman la gestión.

Pero lo que se empeña en obviar el señor Alonso es que más allá de la dirigencia del PSOE, más allá de los y las socialistas organizados entorno al partido de Pablo Iglesias, existe un socialismo sociológico real, que siendo profundamente democrático, de izquierdas y crítico, sigue confiando en el PSOE como solución desde la izquierda.

Hace unos meses, el dirigente del IU, Pedro Vaquero, lo explicaba muy bien en su post Votaría cogobierno cuando afirmaba desde IU y desde los movimientos sociales y sindicales se califican las actuaciones de los gobiernos del PSOE como neoliberales o social-liberales, y con razón. Pero pese a eso, tozudamente la sociología del voto sigue demostrándonos que la gente de la calle sigue votando al PSOE porque le considera de izquierdas; moderada, sí, pero izquierdas. ¿Se equivoca la gente? Seguro, al menos desde el punto de vista de la “izquierda real”. Pero incluso a esta “izquierda real” le interesa escuchar a la gente, que se equivocar en la caracterización del PSOE-A, pero no en lo que quiere hacer con su voto.

El PSOE es un partido necesario para la izquierda porque representa una opción real de la izquierda plural de España. Creo sinceramente que si el desapareciera, cosa que a estas alturas del devenir de la historia electoral española no me sorprendería, su electorado no votaría a una opción que hiciera leña del árbol caído del PSOE. Dentro del legítimo debate ideológico, no debemos escandalizarnos el intentar desalojar a fuerza de argumentos al que consideramos nuestro oponente y rival. Pero desde cualquier opción de izquierda con aspiraciones a gobernar es un error querer hacerlo negando la mayor al PSOE, su esencia de izquierda.

O peor que un error. Una estupidez.

sábado, 12 de enero de 2013

Culpables y víctimas



Uno de los primeros post que escribí en este blog, titulado “¿El culpable? ¿O un culpable?”, plasmaba una de las cuestiones que más desasosiego emocional me produce ante un hecho luctuoso: empatizar con el sufrimiento de la víctima hacia el culpable declarado, ya sea por su familia, los medios, la policía o la justicia.
      
Esto me ha pasado siempre, incluso en hechos tan espantosos como la desaparición de la adolescente Marta del Castillo o de los niños Ruth y José Bretón, cuando casi todos muestran una certeza absoluta sobre los autores de los hechos pero en los que las pruebas que se aportan me parecen más circunstanciales que definitorias.

En aquel post de 2009 recordaba el caso de James Bain, condenado por violación, pero que 35 años después se demostró su inocencia gracias al ADN. Hoy traigo a colación el tema por la noticia publicada por elmundo.es sobre el caso de Ismael M.T.

Según la noticia publicada, Ismael “reconoció en el juicio que a las 3.15 horas de la madrugada del 22 de noviembre de 2010 rompió el cristal de un coche detenido en un semáforo de la calle Albañiles de Sevilla y amenazó con un cuchillo de grandes dimensiones a las dos mujeres que lo ocupaban”. Por su parte, las víctimas “reconocieron al condenado, primero mediante fotografías y luego en rueda de identificación, según recuerda el TS.

El caso estaba claro: había habido un delito, se había identificado fuera de toda duda al culpable, y éste incluso había admitido su culpabilidad en el juicio. Estoy seguro que las dos mujeres se sentirían muy tranquilizadas tras la sentencia, y la mayoría de las personas que tuvieron noticias del hecho se sentirían más confiadas sabiendo que Ismael no volvería a delinquir durante una temporada.

La sorpresa viene cuando el Tribunal Supremo anula la condena, ya que “las pruebas definitivas de ADN demostraron que la sangre hallada en el lugar del robo no pertenecía a Ismael, que ninguna otra persona había sangrado en el coche y además la Policía identificó con dicho ADN a un nuevo imputado, Carlos G.R., contra quien se han abierto nuevas diligencias.”

Es decir, las víctimas había convertido en víctima a un delincuente inocente, mientras el verdadero autor de los hechos seguía delinquiendo libremente. Alguno podría alegar que Ismael era de todas formas un delincuente y que sin duda merecía pasar un tiempo en la cárcel.

Pero el hecho es que si con una identificación del supuesto culpable por parte de las víctimas y el reconocimiento de culpabilidad del supuesto criminal el tribunal falló injustamente, ¿qué certeza moral podemos tener ante casos mucho más complejos, donde no existen pruebas periciales claras y cuya secuencia temporal está llena de dudas razonables?

Las víctimas necesitan consuelo y reparación, de eso no hay duda. Pero ¿es lícito ofrecer como sacrificio a un culpable cualquiera en vez al verdadero culpable?

viernes, 11 de enero de 2013

El palio de la Encarnación


Miguel P., un amigo doble (del mundo real y del ciberespacio) colgó recientemente en su perfil de facebook una fotografía del cartel de la asociación de comerciantes del centro de Sevilla AlCentro, subvencionado por el ayuntamiento de la ciudad, para promover las compras navideñas en esa zona. Cartel que rápidamente provocó la hilaridad y los comentarios mordaces de los que habituales de su muro. Porque, como se puede ver, el cartel tiene su enjundia: las famosas Setas de la Encarnación de Sevilla, llamado en su origen germánico Petropol Parasol, sirviendo de pesebre al niño Jesús.
          
Para los que no tienen la dicha ni el placer de vivir en tierra de María Santísima, hay que recordar que el proyecto del alemán Jünger Mayer H fue elegido en 2004 tras un concurso internacional de ideas, cuyo tribunal estuvo compuesto por un jurado de lujo [integrado por los rectores de las universidades de Sevilla y Pablo Olavide, Miguel Florencio y Agustín Madrid, Alejandro Zaera, autor de la terminal del puerto de Yokohama, en representación del Colegio de Arquitectos, el estudio suizo Herzog & De Meuron y el japonés Toyo Ito, ganador del premio Pritzker], y dos jornadas de conferencias abiertas al público de la ciudad, una el 19 de abril y la otra el 11 de junio de aquel año, organizadas por la Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento de Sevilla en la Fundación El Monte, sin olvidar la Exposición de todas las propuestas presentadas que tuvo lugar previamente en la logia del Ayuntamiento.
    
A pesar de lo ejemplar del proceso (abierto a la participación y contando con un jurado que aunaba capacidad intelectual y prestigio internacional), en cuanto el artefacto arquitectónico comenzó a cobrar cuerpo, la sevillanía comenzó su campaña de acoso y derribo que posiblemente le costó las elecciones al PSOE en 2011. Durante estos años, hemos tenido que leer y escuchar los anatemas más incendiarios contra el proyecto, tanto de labios de las más señeras élites ciudadanas abonadas al síndrome Romero Murube y como de muchos de los y las vecinas adoctrinadas en una imagen inmovilista de la ciudad. Al punto que temí por la integridad del edificio, parcialmente construido con madera, especialmente en los momentos en que los y las sevillanas se entregan con fruición a divertimentos ardientes, como en Semana Santa y las festividades futboleras del SCF y el RBB.
    
Pero una vez concluido e inaugurado el edificio, una vez tranquilizada la caverna con la épica victoria de Juan Ignacio Zoido en las elecciones municipales de 2011, y transcurriendo un tiempo prudencial, la antigua ira ante lo nuevo se está convirtiendo en sosiego costumbrista de lo de toda la vida de dios, y las Setas van convirtiéndose en el icono que se pretendía. Y el cartel de marras es parte de esa normalización del hecho setero en el espíritu de la ciudad que tanto defendió Romero Murube.
            
Por eso la afirmación, en ese intercambio jocoso de comentarios sobre el cartel, de Antonio A. (un cosmopolita como solo puede serlo un jerezano apátrida, amigo común y residente a muchos cientos de kilómetros de la capital andaluza, pero experto en la sevillanía por haberla vivido durante su etapa universitaria), de que antes que después, la Setas serían llamadas en la ciudad el Palio de la Encarnación, me pareció genial.
       
E incluso me atrevo a aventurar que las generaciones venideras de la sevillanía afirmarán que el proyecto fue cosa de la alcaldesa Soledad Becerril (PP) y terminado por Juan Ignacio Zoido (PP). Y si no, al tiempo.

miércoles, 9 de enero de 2013

Malditas feministas

Cuenta mi padre la anécdota de que en su infancia, tras la guerra, los niños de su clase de los Agustinos en Ceuta, empezando por él mismo, estaban convencido que los rojos tenían rabo y cuernos, no como metáfora sino anatómica y físicamente real.
           
Muchas veces recuerdo esta anécdota cuando leo el uso del término feminista como la mayor de las descalificaciones, desde el ex primer ministro italiano, señor Berlusconi, que ha calificado de feministas y comunistas a las juezas de su divorcio, hasta la actitud despectiva del señor Cantó, diputado por UPYD en su post Entre Feministas, pasando por el inigualable e insustituible obispo-cómico de Córdoba, señor Fernández, y su feminismo radical. En sus bocas, la palabra feminista adquiere un sabor terroso, áspero, desagradable, que por asociación nos lleva a pensar ¡malditas feministas!
     
Porque lo que ha cambiado de la dictadura genocida del felón ex general Franco (expulsado de la carrera militar por el Tribunal Supremo) a nuestra actual democracia es que hemos sustituido a judíos, masones y marxistas por las mujeres que se expresan como mujeres libres. Si el marxismo puso en peligro los caudales de los poderosos y su dominio social, el feminismo hace algo aún más peligroso: pone fin a su dominio en el tálamo conyugal.
     
Este temor llevó incluso a homosexuales como Jacinto Benavente a manifestar una clara hostilidad haca el feminismo, al extremo de rechazar la invitación del Lyceum Club a participar en una charla, con el argumento de que él no hablaba a tontas y a locas. Y la estrategia está teniendo mucho éxito, cuando mujeres inteligentes como Ana María Matute realizan declaraciones despectivas sobre el feminismo, como pudimos ver el pasado día 4 de enero en el programa Imprescindibles de Televisión Española.
     
Contra la imagen prefabricada que se ha impuesto, el feminismo no pretende la revancha, ni convertir a las mujeres en hombres ni eliminar la individualidad de cada ser humano. Como durante la dictadura fascista con el marxismo, lo que se pretende es demonizar el feminismo, un revival del infantil eso no, caca, aunque terminará por fracasar, ya que el feminismo lo que proclama es la igualdad real de todos y todas.
     
Para mí, el feminismo es la última y más verdadera lucha heroica por la justifica social, y por ello las feministas, que el imaginario popular las muestran como mujeres feas, camioneras, depresivas o rencorosas, tienen mi más sincero respeto y admiración.
    
Las feministas no son tontas, ni locas, ni feas ni resentidas: son grandes mujeres que luchan por ti y por mí. Y también por el señor Berlusconi, el señor Fernández y el señor Cantó. Aunque aún no se han enterado.     

jueves, 3 de enero de 2013

Eminentemente corruptos

En mis conversaciones sobre la actualidad con amigos y familiares no dejo de percibir, en el fondo del debate, el estupor de descubrir que casi todo lo que creían de España, los españoles y la sociedad que estábamos construyendo se basaba sobre convicciones falsas, al punto que hay conservaciones que terminan con mentira, todo es mentira.
            
Esta crisis, además de nuestros trabajos y nuestros ahorros, se está llevando por delante nuestra certeza sobre lo que somos, sobre lo que era España y sobre todo lo que hemos construido desde la muerte del ex general felón Francisco Franco (en su día expulsado de la carrera militar por el Tribunal Supremo).  Esta zozobra puede ser, a la postre, beneficiosa para España como Nación y para los y las españolas como sociedad, siempre que no nos dejemos paralizar por ella y consigamos extraer algunas enseñanzas.

En reiterada ocasiones, he afirmado que la permisividad social para ciertos avances sociales en la muy católica España de la cruzada (aborto, inseminación, matrimonio igualitario, etc.) respondía no tanto a una aprobación sobre los mismos como por un laissez faire, laissez passer cuyo origen atribuyo a la dictadura franquista. No en balde se cuenta la anécdota (no sé si real o no) de aquel consejo de Franco el genocida, quien a un aspirante a político le recomendó: haga usted como yo, no se meta en política.

El franquismo, como toda dictadura (de izquierdas o de derechas), era esencialmente corrupto. No puede serlo de otra forma un sistema que asesinó y expolió impunemente durante la guerra y la posguerra, tomando el país como un enorme botín. Corrupción que continuó desde el robo de niños hasta el mantenimiento de fosas comunes en las cunetas de miles de carreteras y la imposibilidad de inscribir a los asesinados de 1936 a 1939 por los golpistas ya que los jueces aplicaron  a rajatabla la ley del Registro Civil que exige dos testigos para ello, lo que suponía el absurdo de que fuera dos de los asesinos los que declararan que habían muerto en sus manos.

La Transición, que supuso un esfuerzo para superar una España dividida, llevó, equivocadamente, a no buscar respuestas a muchas preguntas, a no meneallo. Al no extirpar la esencia corrupta de la dictadura, ésta fue  extendiendo su podredumbre moral a las nuevas administraciones, a las empresas, a las organizaciones políticas, sociales, sindicales, a la universidad, etc., contaminando todo lo que se iba construyendo.

Pero sería un error pensar que debemos tirar por la borda lo que tanto esfuerzo ha costado construir en estos treinta y cinco años.  Lo que hay que hacer, a mi entender, es impulsar las Comisiones de la Verdad, no sólo por los crímenes de la guerra del 36/39, sino también en otros campos como la psiquiatría (con el inefable López Ibor y sus lobotomizaciones), la sanidad (con el robo de niños y las esterilizaciones forzadas), los expedientes de incautación de los represaliados, el saqueo económico del franquismo, etc.

Una vez sajada la purulenta herida y extraída toda la pus,  podremos cerrar el medio siglo más siniestro de la historia de España, y afrontar el futuro libre de tan pesada carga. 

jueves, 29 de noviembre de 2012

Bonobos: enemigos de dios.

Siempre me ha sorprendido la capacidad de algunos para aceptar sin mayor complicación dos argumentos que se contradicen. Mi maestro siempre ha sostenido que es debido a la existencia de departamentos estancos, de redes sinápticas desconectadas entre sí, en los cerebros de dichos individuos.
      
Pero sin duda no puede dejar de sorprender la utilización torticera del término natural que hace la religión cristiana, al calificar como antinatural determinados comportamientos, como la homosexualidad, para a continuación rechazar categóricamente comportarnos como animales, es decir, de forma natural. ¿En qué quedamos?
    
Afortunadamente la ciencia nos ayuda a desmotar muchos de los prejuicios, aunque debemos aceptar con humildad que ni siquiera ella es capaz de derribar las más profundas convicciones de muchos a los que dios les habla (como recientemente ha reconocido el expresidente Aznar, que al parecer dios le habló después del atentado de ETA, lo que, a decir de algunos, más que fe se trata de esquizofrenia)
    
Recientemente, un blog de publico.es, titulado Principia Marsupia, nos hablaba de las investigaciones de la antropóloga Isabel Behncke, de la Universidad de Oxford, la cual ha investigado a los bonobos, una especie que junto al chimpancés, es la evolutivamente más cercana al ser humano.
    
Pues bien, según Behncke, los bonobos conviven en las sociedades más pacíficas observadas entre los mamíferos. ¿Su secreto? El matriarcado y los altos niveles de actividad sexual.
    
Si los seres humanos recurren al poder para resolver sus problemas de sexo, los bonobos recurren al sexo para resolver sus problemas de poder. Además, estos primates constituyen la única especie animal que practica las mismas actividades sexuales que los humanos: besos con lengua, sexo oral y coito macho-hembra, macho-macho y hembra-hembra.
    
Cuando se presenta un conflicto, los bonobos recurren al sexo entre los contrincantes y por eso los niveles de tensión siempre se mantienen muy bajos. Las sociedades bonobas están dominadas por las hembras que, aunque más débiles físicamente, se organizan en alianzas femeninas que las cohesionan fuertemente.
     
Son los bonobos es otra de las especies animales, junto a los humanos, que claramente utilizan el sexo sin un fin reproductivo, lo que echa por tierra a los exégetas monoteístas, empecinados en vincular sexo y reproducción para mayor gloria de dios. Ya me parece escuchar aquello que debemos no comportarnos como animales ni de forma antinatural, que eso sí que es un contra dios.
       
Pero es sin duda en el campo de la ciencia ficción de la que llaman diseño inteligente donde la existencia de los bonobos puede provocar un cataclismo de dimensiones cósmicas.
      
De aceptar esa teoría, seudocientífica, deberíamos también admitir que en su infinita sabiduría, ese dios que ha dirigido de forma inteligente la creación ha apostado también por una especie animal que sin el pecado original disfruta de las relaciones homosexuales y el sexo oral. Es decir, que en el supuesto diseño inteligente de dios, también hay cabida para el placer sexual sin culpa ni pecado.
       
¡Anda que como se entere Rouco le da un patatús!
       
PD: No es por dar ideas, pero ¿alguien podría sugerir a israelíes y palestinos que solucionen sus diferencias al estilo de los bonobos? Y no porque uno de hamás coiteando con un rabino puede tener su aquel, sino porque tal vez así puedan convivir en esa solución habitacional que llaman  próximo oriente.

sábado, 24 de noviembre de 2012

Genocidas

Ahora que la Fundación Franco va a rendir un homenaje al felón general que violentó su sagrado juramento de fidelidad al gobierno legal de la II República, alentó la masacre del pueblo español a través de una durísima guerra civil de tres años, y mantuvo al país subyugado durante treinta y cinco más, quiero compartir contigo, amable lector o lectora, una reflexión en torno a sus descendientes morales, políticos y sociales.
       
Es habitual que la única respuesta de la derecha reaccionaria, caciquil y resabiada española, esa que encarna tan bien el PP, medios como Intereconomía, La Gaceta, La sin-Razón, y voceros como Jiménez Losantos, César Vidal, etc. utilizar el famoso “y tú más” para intentar silenciar la crítica hacia sus postulados violentos.
   
Un caso paradigmático al que ya dediqué un post es Paracuellos, un caso trágico y repugnante, que intentan reiteradamente utilizar como escudo para defenderse de otros semejantes donde los suyos no fueron las víctimas sino los verdugos: Málaga, Badajoz, etc.
    
Así, ante la crítica al genocida Franco saltan con el genocida Stalin; ante la crítica a Fraga utilizan a Carrillo; ante el asesinato de Miguel Hernández se defienden con el de José Antonio Primo de Rivera.
   
Pero como todo argumento falaz, es fácilmente rebatible, porque en el fondo estamos de acuerdo: Francisco Franco y Josef Stalin eran unos genocidas terribles, cuyas vidas deberían servir de ejemplo, en escuelas e institutos de todo el mundo, de la maldad, la crueldad y la inmoralidad del ser humano.
    
Paracuellos, como Málaga, Gernika y Badajoz son ejemplos de la saña del ser humano hacia el ser humano, y sus autores, ya fuesen milicianos, militares de carrera o civiles, merecen toda nuestra indignación y nuestro desprecio moral.
   
Si Carrillo tuvo alguna responsabilidad en Paracuellos merece nuestro más absoluto desprecio como el que nos merece Manuel Fragra por los asesinatos de presos políticos durante el régimen genocida de Franco.
    
La diferencia fundamental es que mientras yo sí tengo la dignidad humana de rechazar categóricamente todo tipo de genocidios y hechos violentos, vengan de la derecha o de la izquierda, ellos, los herederos económicos, políticos y sociales del franquismo, muestran su maldad y miseria moral al defender los que hicieron los suyos: sus padres, sus abuelos, sus líderes.