Marzo de 1848. Un
enfrentamiento laboral termina en asesinato. Un operario de la fábrica de
cristales instalada desde 1843 en el convento de San Jerónimo asesina a su
director. Para el redactor de la noticia publicada en la prensa española solo
tiene una cosa buena: ambos son extranjeros, belgas para ser más exactos.
A pesar de los buenos propósito de Francisco Alejandro Fernel y Fernández, empresario, político y traductor, su elitista Colegio Politécnico Sevillano instalado en 1839 en el convento de San Jerónimo de Buenavista, a imitación de los mejores colegios europeos, fracasó a nivel económico que no académico, lo que le obligó a ceder el edificio, tomado a censo, a dos mujeres, Petronila de Torres y Clara Elisa Cortés, posiblemente la esposa y la madre del capitalista belga Enrique Hudson-Cortés, para la instalación de una fábrica de cristales, tanto huecos como planos.
La prensa recogió así la noticia:
Dicen de Sevilla.
Progreso fabril. Podemos informar al público, que el suntuoso edificio de san Gerónimo, que lo ocupaba hace poco el colegio del señor Fernel, ha sido vendido por este a una sociedad comercial estrangera que, en unión de una casa capitalista de Madrid, representada por el cónsul de Rusia en esta vá á destinarlo para una gran fabrica de cristales planos y huecos, que competir puedan con los mejores estrangeros; para ello ha asociado al director de la de la Granja, el señor D. Gustavo Nouvian, que se halla ya al frente de este establecimiento, dirigiendo los trabajos preparatorios y a la construcción de hornos. Este sugeto que posee grandes conocimientos en la fabricación de estos artículos, ha quedado sumamente complacido al ver tan espacioso edificio y ya por su proximidad al Guadalquivir, como por las demás proporciones que ofrece, se atreve á asegurar que será muy en breve en su clase la primera fabrica del reino.
El director M. Nouvion, sócio industrial, y su con-socio Mr Hudson, capitalista belga, que ambos estan enlazados con familias españolas, se hallan ya establecidos definitivamente en esta capital.
(El patriota: periódico de la tarde. 9 de marzo de 1843)
Gustavo de Nouvion era un ingeniero francés, que desarrolló una activa vida profesional en la España del siglo XIX, en campos tan diferentes como las minas, los ferrocarriles y la importación de productos extranjeros.
En 1844, Petronila de Torres y su cónyuge vendieron la fábrica de cristales a Manuel Safont, miembro de una saga catalana que se había enriquecido negociando con los bienes desamortizados de la iglesia.
Para ese año, 1844, la fábrica ya estaba en funcionamiento, considerando la prensa que los productos de “la fábrica de cristales de San Gerónimo de Buena-vista, aunque no tengan la perfeccion de los estranjeros, son demasiado buenos para no necesitar de estos y relevarnos de la afrentosa necesidad de ser tributarios de la indústria estraña” (El Heraldo de Madrid. 12 de junio de 1844)
Por su parte José Amador de los Ríos, en su obra Sevilla Pintoresca, ó Descripcion de sus mas célebres monumentos artísticos, publicado en 1844, también destacaba la importancia de la instalación fabril, cuando afirmó:
“; y en SAN GERÓNIMO DE BUENA VISTA, acaban de echarse los cimientos á una fábrica de cristales que con el tiempo competirán con los mejores estrangeros; pues á tanto ayuda la bondad del clima y la abundancia de primeras materias.
Semejante cambio sufrido por estos edificios les ha dado indudablemente un nuevo interés; pudiendo asegurarse que apenas habrá estrangero que al venir á Sevilla no los visite con gusto, ni español que no desee su prosperidad vivamente.”
Pero a principios de 1848 la prensa madrileña se hacía eco del terrible asesinato del director de la fábrica de cristales de San Jerónimo. El Espectador de Madrid, en edición del día 31 de marzo de 1848, lo recogió así:
En la mañana de ayer ha sido conducido al hospital central de esta capital, el cadáver del director de la fábrica de cristales de San Gerónimo, muerto según se dice, de un pistoletazo en el pecho por uno de los operarios de la misma. Ambos eran estrangeros, de nación belga, según se nos ha Informado. Hasta el presente no podemos asegurar de una manera positiva si el matador ha sido ó no capturado.
La prensa no dio el nombre ni del asesino ni del asesinado, pero no pudo ser Carlos Firoult, ya que el Diccionario Geográfico y Estadístico de Madoz, publicado un año después, recogía “De esta fáb. perfectamente montada y en la que se hacen toda clase de cristales huecos y planos, solo diremos que en la esposicion convocada por la sociedad Económica de aquella c. en 1849, obtuvo su director D. Carlos Firoult, el premio de mencion honorífica por los cristales estampados que presentó al publico.”
¿Fue el asesinato del director el principio del fin de esa industria? El caso es que a partir de 1849 dejamos de tener noticias de la fábrica de cristales de San Jerónimo. Y en la década siguiente el ex convento se convertiría en presidio.
* En esta serie de artículos recojo la información publicada por la prensa de la época, que no necesariamente refleja la verdad judicial de los hechos.
Le felicito , señor Morterero , por su labor ingente de la búsqueda de la Historia relacionada con el Monasterio en particular y la de San Jerónimo en general
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