Recientemente,
Beatriz Gimeno ha publicado un interesante artículo en el magazin on-line
Pikara titulado “El bebé de Bescansa, elfeminismo y la nueva política” que aporta un novedoso enfoque sobre un tema
que ha hecho correr ríos de tinta (o en la new age, ríos de bit) en el seno del
feminismo español.
Un
artículo (cuya lectura es muy recomendable),
que viene a plantear una hipótesis valiente: la existencia de un nuevo
feminismo, más vital, que ha superado el feminismo más vinculado a la tradición
de aquellas mujeres de la generación de la propia Gimeno.
Así,
afirma que “Las feministas que criticaron
el gesto de Bescansa pertenecen a otra tradición feminista que, en parte, está
ligada también a otra generación (la mía, por cierto) que ha dado mucho al
feminismo pero que si no mira alrededor con curiosidad y ganas de aprender y,
sobre todo, de escuchar, corre el riesgo de quedarse completamente al margen”.
Gimeno
es un referente de la lucha feminista en nuestro país, y cuya solvencia
intelectual y compromiso social por la igualdad llevó al movimiento andaluz de
Lesbianas, Gays, Bisexuales, Transexuales e Intergénero (LGTBTI) a concederle
el premio Adriano Antinoo en 2012.
Esta
es una de las razones por la que para el movimiento LGTBI al que pertenezco, y
que se define como feminista, la valiente afirmación es muy importante. Porque
efectivamente, si el feminismo no es capaz de trascender sus propios paradigmas
para ajustarlos a la realidad social corre el riesgo de terminar como el
liberalismo, una teoría venerable secuestrada por los intereses espurios de una
minoría que la utiliza para fundamentar sus prejuicios de clase.
Un
ejemplo lo tenemos en el rechazo numantino, de ese mismo feminismo generacional
al que pertenece Gimeno, de la gestación subrogada. El manifiesto “No somos vasijas” está inspirado en el
eje de las críticas feministas hacia Bescansa, que Gimeno cuestiona porque “el feminismo se mueve al ritmo de las vidas
de las mujeres”.
En
su artículo, Gimeno aclara que “Lo
primero que hice antes de ponerme a escribir este artículo fue realizar una
mini encuesta en mi trabajo a mis compañeras diputadas y a las trabajadoras del
Grupo Parlamentario” sorprendiéndole que “Las jóvenes a las que he preguntado
crecieron sabiendo que no tenían que ser madres si no querían, que tenían que
estudiar, que formarse, y que tenían que conseguir un trabajo remunerado sin el
cual no hay igualdad ni tampoco hipoteca posible. Y con lo que se han
encontrado es con lo que de sobra conocemos; que en realidad no pueden ser
madres (ni padres) aunque quieran”.
Por
eso, invito a Beatriz Gimeno que se cuestione también sus paradigmas en relación
a la gestación subrogada. Que salga a la calle y pregunte a mujeres jóvenes que
pueden ser madres pero que han crecido sabiendo que no tienen por qué serlo si
no quieren, si están dispuestas a realizar el generoso acto de solidaridad en
favor de otras mujeres y parejas mediante la gestación subrogada.
El
rechazo frontal hacia una técnica reproductiva como la gestación subrogada no
sólo niega el derecho subjetivo de mujeres y hombres a ser madres y padres,
sino que también el derecho objetivo a la autonomía de las mujeres para decidir
sobre su cuerpo en relación a un acto de generosidad, como la donación de
óvulos, órganos y sangre.
Es
comprensible la prevención del feminismo generacional de Gimeno hacia una
técnica reproductiva que rompe los esquemas preconcebidos. Un sólido análisis
elaborado durante décadas lleva a la convicción de que, como en el caso de la
selva, haga el hombre el amor o la guerra, siempre terminan perdiendo las
mujeres.
Pero como ha escrito Gimeno, si ese feminismo no "mira alrededor con curiosidad y ganas de aprender y, sobre todo, de escuchar, corre el riesgo de quedarse completamente al margen".Y estoy convencido que ese camino ya se está recorriendo con el rechazo visceral hacia la gestación subrogada.
Sólo un apunte. El premio Adriano Antinoo no se lo dio el "movimiento LGTBI andaluz" si no la asociación Adriano Antinoo, cuya única actividad conocida es esa gala de entrega de premios y cuyos miembros son a su vez miembros del PSOE, partido al que, de pura casualidad supongo, todos los años le cae un premio. Una sola asociación no se puede calificar de "movimiento andaluz LGTBI" aunque sea su presidente el mismo que escribe el artículo y tenga esa intención
ResponderEliminarEstimado Antonio, en respuesta a tu "apunte" informarte que la asociación que efectivamente presido, Adriano Antinoo, no sólo tiene como actividad los Premios del mismo nombre, sino otros programas como el de Municipios Orgullosos, que lleva la lucha LGBTI a los pueblos de la provincia de Sevilla, y participa en la organización del Orgullo de Andalucía a través de la Plataforma 28-J. Además, ha participado en leyes como la de Transexualidad y tiene una activa labor política con partidos como PSOE; IU, CIUDADANOS, PARTICIPA SEVILLA, etc.
ResponderEliminarLa afirmación sobre que una sola asociación no puede calificarse de movimiento andaluz LGTBI, informarte que la propuesta de candidatos es el resultado de consultas realizadas a líderes LGBTI de Andalucía y España, tanto de asociaciones como miembros de la cultura, la universidad y los medios de comunicación. Para Adriano Antinoo sí son unos premios que intentan reflejar la opinión de todo el movimiento en Andalucía, y así entendemos que ocurre con la presencia de premiados de otras asociaciones como con la presencia de las mismas en la ceremonia de entrega.
Por último,trasladarte que para desgracia del movimiento LGBTI sólo los partidos de izquierda como PSOE e IU han contribuido a la normalización del hecho homosexual, bisexual y transexual, lo que se refleja en los premios concedidos.
En todo caso, agradecerte tu amabilidad por compartir con todos tu opinión.