lunes, 18 de febrero de 2013
Vamos a terminar muy mal. Respuesta a Pablo Iglesias.
Estimado tocayo,
Esto de dedicarme a lo político-social desde la base desde hace más de veinticinco años me ha permitido ver de cerca la evolución de los movimientos a la izquierda del PSOE. Por eso, cuando saltó el 15-M se me llenó las fosas nasales de la misma naftalina que ya había olido hacía veinte años antes durante mis primeros pasos juventosindicales.
Creo que ya he dejado escrito (me da pereza buscar entre mis antiguos post) que el PSOE siempre ha sido un oso al que es muy difícil abrazar sin que te mate. En Andalucía, ese terror llevó a la Izquierda Unida de Luis Carlos Rejón a pactar la pinza con Javier Arenas (que nadie me lo niegue porque el dirigente de IU lo reconoció a menos de 80 cm de mí). El PA optó por el abrazo, pero el resultado no fue mucho mejor. Aquellas experiencias terminaron como terminaron: tener como contrincante electoral al PSOE es tan peligroso como pactar con él.
Por ello comprendo ese empeño de cierta izquierda en auto intitularse verdadera, intentando desalojar al PSOE por todos los medios, a fuerza de culazos, del frondoso campo de la izquierda. Como ya he dejado igualmente escrito en este blog los errores que a mi entender ha cometido la dirigencia del PSOE y sus bases, así como las posibles salidas que yo percibo, me ahorraré el recurso dialéctico de intentar demostrar mi desapego al coche oficial y a la tarjeta VISA gubernamental, artículos de lujo que por otra parte en mi vida he tenido ni siquiera cuando ocupé un discreto puesto institucional, que por no tener no tenía ni sueldo ni dietas. Pero lo cierto y verdad es que más allá de las siglas y las dirigencias, existe un socialismo sociológico que tenazmente se aferra al partido de Pablo Iglesias, que aún cuando discrepen de la actual dirigencia (y de las anteriores) sigue viviendo como una agresión los ataques de esa otra izquierda que pretende ser la única verdadera.
La crisis ha sacado a la luz toda esta ponzoña moral, y ha dado nuevos bríos a todo ese rencor alimentado durante décadas, pero esta vez con el inestimable concurso de una dirigencia del PSOE errática, colapsada, anquilosada y desquiciada por tantos años de gobierno partidario. Gracias a tiros y troyanos, ese odio (sí, se trata de odio por muy racionalizado que esté) hacia las venerables siglas que fundaran los y las socialistas españolas hace casi siglo y medio, alimentada con el intelecto y la sangre de decenas de miles de las mejores personas que ha dado España desde finales del siglo XIX.
Algunos aprendices de demiurgo, conscientes o inconscientemente, se han visto aupados a lo alto de la cresta de esa ola anti-PSOE, en un proceso retroalimentador que acelera aún más ese odio yo diría casi atávico, en el que lamento tener que incluirte, estimado Pablo.
En estas, Beatriz Talegón pronunció unas palabras ante una reunión de la Internacional Socialista que provocó un pequeño maremoto patrio. Para una parte de la izquierda española, supuso un aire fresco, un desafío a las estructuras del socialismo institucionalizado, y la prueba de que en el seno del PSOE se podían cambiar las cosas.
Pero desde otra izquierda, se ha visto este mensaje de Talegón como una amenaza para el discurso penosamente construido de deslegitimización del PSOE, y rápidamente se orquestó en las redes sociales una teoría conspirativa, foto con beso incluida.
Ayer publicaste un post en tu blog de publico.es Otra vuelta de tuerka, titulado Beatriz Talegón y el efecto boomerang tan brillante como otros muchos que te he leído, aunque esta vez me gustó más por coincidir con mis propios pensamientos. ¡Qué quieres que te diga! Incluso yo soy humano.
Pero como no suelo quedarme en los textos de las plumas a las que sigo sino que no dejo de leer los comentarios que sus post y artículos generan, he visto que de forma mayoritariamente te tachan de iluso, patético y ¡hasta de revisionista!. Y no creas que me alegro (imagino que a ti personalmente te dará igual mis sentimientos) pero creo que puede servir de paradigma de mi posición.
Entre todos hemos activado un monstruo en la izquierda que devora lo que se opone a él (cuyos zarpazos hoy te han rozado), y me temo que, por aquello del karma, generará en el campo de la izquierda otro monstruo de igual intensidad pero en sentido contrario.
Viendo las imágenes con el abucheo de Beatriz Talegón, leyéndote y viendo los comentarios de tus seguidores al referido post, no he podido dejar de recordar las palabras de Julián Besteiro en 1933, que casi podemos calificar de testamento político.
Besteiro, que se enfrentaba a una situación que tenía algunos puntos en común con la actual, decía: Hay en el origen de todas las actitudes de rebeldía, cuanto más meditadas y profundas, mejor, un sentimiento de repugnancia hacia las injusticias y desigualdades, y una aspiración a que éstas sean suprimidas y reparadas; pero mientras el Socialismo no es más que eso, es estéril y muchas veces absolutamente contraproducente.
Por eso yo, añadía el venerable profesor, cuando aparece en nuestras filas, o fuera de ellas, un hombre que habla de Socialismo con un énfasis místico, como si a cada una de sus palabras le precediese el brillo de las zarzas que ardían en el Sinaí, e invoca en cada momento los estados íntimos de la conciencia moral y los refinamientos de la sensibilidad, yo desconfío; desconfío porque para ser socialista eso no vale, eso queda oculto como un sentimiento interno e inicial de las actuaciones.
Y aclaraba: Por entusiasmo místico y sentimental se puede llegar a una posición de superioridad protectora, adoptando la actitud de derramar los beneficios de la sabiduría y de la bondad sobre las masas, cuando éstas son los que tienen que emanciparse por sí mismas, según las palabras de MARX. O se puede, en un impulso de sentimentalidad, adoptar actitudes que tienen una apariencia radical; pero que en el fondo no valen absolutamente para nada. Y tenemos que convencernos, compañeros, que aunque el marxismo, el Socialismo científico, el Socialismo que verdaderamente está cada vez más en el fondo del espíritu de la masa proletaria, aunque ese Socialismo tenga un origen en sentimientos de justicia, en deseos de mejorar, en afectos, en estímulos morales, si queréis, el Socialismo es ante todo inteligencia, es comprensión.
En estos momentos creo que hay miles, decenas de miles de febriles izquierdosos con el brillo de las zarzas ardientes en sus ojos. Me temo que por el camino emprendido, el victorioso sea de nuevo el sistema neoliberal que aprovechará el empeño de la izquierda de repartir carnés de autenticidad para cambiar todo sin que cambie nada. La historia de Julián Besteiro la conocemos: después de quedar relegado en el PSOE murió en prisión por querer compartir su destino con el de sus conciudadanos de Madrid.
Visto lo visto, no creo que nosotros terminemos mejor.
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