El
pasado 12 de agosto se cumplieron 100 años del fallecimiento de la poeta
sevillana Mercedes de Velilla, ocurrido en 1918 en la villa de Camas.
El
“exilio” de Mercedes a Camas, dolorosamente vivido por la poeta, respondió a
necesidades económicas y de la protección brindada por su hermana Reyes y su segundo
marido, Juan Agustín Palomar, maestro de dicha localidad.
Porque
a pesar de las privaciones los últimos años de su vida, la realidad es que
Mercedes de Velilla siempre contó con la aprobación y apoyo de la ciudad,
siendo una actora constante en cuantas actividades culturales y poéticas se
celebraban.
Velilla
fue, sin duda, una de las poetas españolas más señeras y difundida del siglo
XIX, que contó con el apoyo y la simpatía de las élites culturales de su ciudad.
Con obra que se expandió no solo en nuestro país, sino que llegó más allá de
nuestras fronteras (Sudamérica, Italia, Portugal), fue tenida como una de las
mujeres más importantes de su tiempo por intelectuales como el dramaturgo
Adelardo López de Ayala, el hispanista alemán Juan Fastenrath, e incluso el
poeta onubense Juan Ramón Jiménez.
Pero
finalmente su mayor temor se convirtió en realidad. Expatriada en la localidad
de Camas, escribió, en el que considero el más conmovedor de sus poemas, “Consolar
al triste. A los poetas sevillanos”
Hermanos,
ved lo que os pido:
no de
dejéis siempre sola
en mi
sepulcro escondido,
porque me
espanta la ola
quieta y
muda, del olvido.
Me espanta, que á mi alrededor
entre sepulturas
huecas
brame el
viento mujidor
y cubran
las hojas secas
mi tumba
sin una flor.
Llegue
también vuestra égida
á mi
eterna soledad,
que una
memoria sentida,
es también
en la otra vida,
una flor
de caridad.
Pero
Sevilla, siempre madrastra, nunca madre, pronto la olvidó. Como
se dolía su hermano José de Velilla, en la corona poética de la otra gran poeta
sevillana Concepción de Estevarena (con quien tanto compartió Mercedes), “Sevilla, esta ciudad ilustre, tan querida de
sus hijos, como para ellos ingratas, y olvidadiza de sus glorias”.
Ese
manto de olvido también ha cubierto a Mercedes, al punto que la ciudad de
Sevilla (ni su ayuntamiento ni sus instituciones culturales como al Real
Academia de las Buenas Letras o el Ateneo) no le ha dedicado ningún acto al centenario
de su muerte.
Ha
sido la modesta villa de Camas, esa “aldea” en la que Mercedes vivió como una
exiliada, la que reconociendo su figura ha realizado varios actos en esta
efeméride.
Uno
de ellos ha sido la publicación de la biografía novelada “Las Hojas en Blanco de la Velilla”, de la que soy autor, presentada
el 8 de marzo de 2018 en Camas, y que el próximo 29 de octubre presentaremos en
la Biblioteca Infanta Elena, de Sevilla.
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