En su campaña contra la contemporaneidad, el catolicismo más
reaccionario ha hecho un “totum revolutum” en la que mezclan sin sentido los
avances por la igualdad de gays y lesbianas, las terapias de fecundación, el
feminismo y la manipulación de embriones, que en los últimos días ha abanderado
el ínclito Reig. Pero no debemos entrar en el juego del catolicismo radical. Y
por ello hay que destacar lo inhumano, cruel y bárbaro de la posición de Juan
Antonio Reig en torno a las terapias de reasignación sexual.
Las personas diagnosticadas de disforia de género, esto es,
cuyo sexo “sentido” no coincide con su sexo biológico, no están enfermas en el
sentido tradicional de la palabra. Pero su “diferencia” puede causar graves
trastornos que sí generan enfermedades que producen un gran sufrimiento y generan
un coste importante para los sistemas de salud.
La medicina, la ciencia, sólo ha sido capaz de dar respuesta
al sufrimiento de las personas transexuales mediante las terapias que fomentan
y favorecen que estas personas puedan vivir socialmente con el sexo sentido y
no con el sexo biológico. Y dentro de ellas, no en todos los casos, también la
reasignación sexual.
Por eso, el discurso de Reig Pla es tan cruel e inhumano, ya
que por ideología niega, a unas personas que sufren, la única terapia que la ciencia
médica puede ofrecer. Es tan cruel como la mutilación genital femenina que
ciertos elementos del Islam defienden, o la negativa a las transfusiones de
sangre que niegan los Testigos de Jehova.
Cualquier persona emocionalmente sana, empática, cualquier
persona no radicalizada por su ideología totalitaria, se daría cuenta que negar
un tratamiento estrictamente médico a una persona que lo necesita es de una
inhumanidad terrible. Pero además, alguien que se presenta al mundo como
abanderado de una religión compasiva basada en el amor, es una aberración
emocional e intelectual absolutamente escandalosa.
El señor Reig Pla, no sólo es un radical católico
ensoberbecido por su dogmatismo, no sólo es un loco peligroso que contagia su
inmoralidad y crueldad a sus seguidores, sino que además es el responsable
moral de causar un sufrimiento insoportable a decenas de miles de personas de
nuestro país, así como facilitar argumentos que está sembrando de odio y
violencia a decenas de miles de sus seguidores, los cuales pueden terminar
cometiendo crímenes terribles.
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