martes, 25 de abril de 2023

Visita de la reina Victoria Eugenia a Benajarafe

Victoria Eugenia con mantilla, por Joaquín Sorolla

En la pequeña historia de Benajarafe es bastante desconocida la visita que la reina Victoria Eugenia, esposa de Alfonso XIII, realizó en 1926. Aquí recordamos dicho acontecimiento.

La costa de Málaga: la Riviera española.

Muchas personas piensan que la proyección turística de la costa malagueña fue un “invento” del franquismo. Si bien es cierto que el turismo europeo de veraneo llegó en los años 50 y 60, gracias a las políticas de los partidos socialdemócratas del norte de Europa que permitió a millones de familias trabajadoras disfrutar de un mes de vacaciones al año, la realidad es que las políticas turísticas en la provincia de Málaga empezaron muchas décadas antes, de cuando sólo viajaban las familias burguesas europeas, buscando climas templados durante los duros inviernos de la Europa septentrional.

En 1912 encontramos este artículo firmado por León Rollín en La Correspondencia de España, que hacía una apología de la provincia de Málaga como destino turístico invernal.

El autor escribía:

Yo he viajado mucho. Y digo sincera y honradamente que no he visto región que reúna tantas condiciones para ser una estación de inviero de primer órden como la que baña la bahía de Málaga.

La costa que se extiende, ondulante y bellísima, entre Torrox y Fuengirola es tan á propósito para la organización de la industrias del turismo, que desde este punto de vista no reconoce rivales.

El clima en ella es ideal. El termómetro á la sombra, oscila, durante lo smeses de noviembre á marzo, de los 20 á los 16 grados, y durante la noche, de los 12 á los 7.

Y Rollín añadía:

Tantas veces ha sido descrita la campiña malagueña; tantos poetas, novelistas y pintores dedicaron á ella su inspiración, su estilo, sus pinceles, que no me atrevo á aventurarme á descripciones nuevas de los montes de Málaga, de los encantadores pueblecillos que se llaman Álora, Fuengirola, Benagalbón, Benajarafe, Almayate, etc.

Recordaba solamente la impresión inolvidable que experimentara la tarde en que, con varios amigos, dejé pasar las horas como en un sueño, sentado en la peña que separa el conjunto de colinas donde se esconde Almayate, entre cañas y rosales, y el magnífico valle de Vélez.

Delante de nosotros extendíase una costa azul turquí, que se recortaba caprichosamente desde Torrox hasta Fuengirola.

Y compitiendo con ella en hermosura, el panorama del valle de Vélez se desarrollaba amplio y bellísimo, con sus tres líneas de montañas azuladas, moradas, bermejas, que escalaban los cielos y parecían clavar en ellos sus cumbres, cubiertas de nieve.

Y yo, viendo aquello, pensaba:

- ¡Qué magnífico decorado para una Riviera!....

Alfonso XIII visita Málaga.

Como nos recuerda el malagueño Carmelo Pellejero Martínez, en su artículo La política turística en la España del siglo XX: Una visión general,

Fue bajo la presidencia del liberal Montero Ríos cuando se inició la organización administrativa del turismo en España. Por Real Decreto de 6 de octubre de 1905 se creó una Comisión Nacional encargada de fomentar en nuestro país, y por cuantos medios estuvieran a su alcance, las excursiones artísticas y de recreo del público extranjero. […] El turismo español recibió un nuevo impulso oficial con la creación, por Real Decreto de 19 de junio de 1911, de la Comisaría Regia del Turismo y Cultura Artística, encargada de procurar el desarrollo del turismo y la divulgación de la cultura artística popular.

Pero no sería hasta los años 20 cuando en nuestro país se impulsó de forma significativa el turismo como una industria nacional. Por Real Decreto de 25 de abril de 1928 se creó el Patronato Nacional del Turismo, aprobándose distintos instrumentos para su fomento como fueron el Servicio de Crédito Hotelero, para estimular la construcción de hoteles; el Título de Establecimiento Recomendado, un marchamo de calidad turística; la Cámara Oficial Hostelera; una Guía Oficial turística; el Libro Oficial de Reclamaciones; así como la Red de Paradores y Albergues de Carretera.

La segunda mitad de la década de los años 20 supuso la inauguración de grandes hoteles en Andalucía, como los hoteles Alfonso XIII (Sevilla) y Atlántico (Cádiz) en 1929, el Hotel Príncipe de Asturias, más tarde Hotel Miramar (Málaga) en 1926...

En febrero de 1926 los reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia visitaron la ciudad de Málaga, dentro de ese impulso de convertir la costa malagueña en un destino turístico invernal, para inaugurar el Hotel Príncipe de Asturias. Y no sólo fue el espaldarazo con la presencia real de aquel proyecto turístico malagueño, sino que el rey llegaría a manifestar a la prensa

que se hallaba encantado con el clima de Málaga, prometiendo que durante la cuaresma vendrá a ésta capital las Reinas doña Victoria y Doña Cristina, la Princesa de Axdir y el Príncipe de Asturias.

Y agregó: también vendré yo, especialmente durante la estación invernal a curarme los catarro.

La reina Victoria Eugenia visita Benajarafe.

No es de extrañar que algunos de los actos abordados durante la visita real se orientara a la promoción turística, de lo cual se harán ecos medios como El Telegrama del Rif, que recoge en su edición del 14 de febrero de 1926 la siguiente noticia:

LOS REYES PASEAN POR LOS ALREDEDORES DE LA CIUDAD.

Luego visitan los hospitales. Don Alfonso dice que vendrá a Málaga durante la estación invernal.

Doña Victoria dedicó gran parte del día a pasear por la carretera de Almería, llegando hasta Benajarafe, cerca de Vélez Málaga.

Al regresar a la ciudad, continuó el paseo hasta Torremolinos, no pasando por el pueblo de la Carihuela.

Acompañaban a Doña Victoria, los Infantes Don Carlos y Doña Luisa, la Princesa de Salm Salm y las Infantas Doña Isabel y Doña Alfonsa.

[…]

El Rey, después del almuerzo, efectuó una excursión en automóvil a los mismos lugares en que estuvo por la mañana su augusta esposa, llegando hasta cerca de Vélez Málaga.

Pero aquella visita no sirvió para que Benajarafe se uniera a los destinos turísticos europeos de invierno, y tendría que esperarse hasta finales de los años 50, para que el sr. Farnós Melgarejo, a través de la Urbanizadora Esperanza, SA, impulsara un completo proyecto turístico en el que se incluían una urbanización, La Esperanza, situada sobre terrenos de la antigua finca San José, un establecimiento hotelero (el Hostal La Esperanza), un club de tiro al pichón (en la carretera que sube a Benajarafe alto) e incluso un tentadero.

Pero ya enfocado al turismo veraniego que trajo la extensión de derechos laborales después de la Segunda Guerra Mundial.


domingo, 15 de enero de 2023

Los Morterero de Imón


 

En su obra “Imón y sus salinas. La tierra de la sal”, Tomás Gismera Velasco incluye a Silvestre Morterero Baquero y José Morero Morterero como dos de los nombres para la historia del pueblo guadalajareño, dedicando al primero una pequeña biografía.

Con este artículo, quiero ampliar la información ofrecida por Gismera en su interesante obra sobre la localidad del norte de la provincia de Guadalajara.

Imón y los Morterero.

Desde el siglo XVII la familia Morterero siempre estuvo vinculada a Valdearenas y localidades cercanas, como Trijueque y Argencilla, lo que puede sorprender que una de sus ramas se estableciera en el siglo XIX en la localidad de Imón, donde nacerían los dos miembros que destacaba Tomás Gismera: Silvestre Morterero Baquero y José Moreno Morterero.

La vinculación de los Morterero con Imón hay que buscarla en el matrimonio de Teresa Cano y Olmo, natural de la misma, con Lino Morerero y Lorenzo, natural de Valdearenas, en 1805, celebrado en la parroquial de Ribas de Santiuste.

Teresa era hija de José Cano Álvarez (nacido en Peñafiel el cual había probado su nobleza en la Real Chancillería de Valladolid en 1749) y Manuela del Olmo Alcolea. Parte de la fortuna de los Cano Olmedo provenía del mayorazgo instituido por José Daza Cano, abogado de los Reales Consejos.

Por su parte, Lino era hijo de Patricio Morterero Muñoz y de Paula Isabel Lorenzo Orantes, nacido en Valdearenas alrededor de 1760, descendiendo de Manuel Morterero, el cual se había destacado en la Guerra de Sucesión y al que Felipe V había concedido el privilegio de hidalguía.

Del matrimonio Morterero y Cano, nacieron cinco hijos varones (Valentín, Toribio, Ángel, Eusebio y Rafael) y dos mujeres, cuyos nombres no hemos localizado.

En el reparto de las tierras del matrimonio Morterero y Cano, Toribio, nacido alrededor de 1825, heredó las tierras en Imón, Alcolea de las Peñas y Ribas de Santiuste. Y en esa localidad contrajo matrimonio, posiblemente con una hija de Francisco Vaquero Cabrera, guarda almacén de la Salina Principal de Imón de 1837 a 1851, y más tarde oficial inspector de la misma y por lo tanto hermana del malogrado pintor Juan Baquero y Zarza, que participó con varios óleos en la Exposición Nacional de 1881.

Toribio tuvo cuatro hijos: Silvestre, Idelfonsa, Juana, que aparece en 1883 como propietaria en Imón junto a Silvestre, y Damian Morterero, que en 1885 aparecía como titular de un ultramarinos en Imón. Falleció en marzo de 1891, según se recogió en la prensa de la época.

Silvestre Morterero y Baquero.

Silvestre Morterero y Baquero nació en Imón, localidad en la que residían sus padres. Por su expediente en la Universidad Central, y que conserva el Archivo Histórico Nacional, sabemos que se licenció en farmacia en 1868.

Tras sus estudios en la Corte, su familia adquirió para él la botica de Imón, que había poseído el farmacéutico Juan Tova Cabrera, y de la que fue titular hasta su fallecimiento en 1914.

Casado con Concepción Lázaro Adradas (hermana de Jerónimo Lázaro Adradas, descrito como “médico de la Corte” en la prensa de la época), no sabemos si llegó a tener descendencia.

Fue gracias al filósofo José Ortega y Gasset cuando Silvestre adquirió relevancia mundial, aunque de forma tan confusa que nadie lo relacionó con él. Y es que tras la Guerra Civil, y ante la imposibilidad de volver a impartir clases en la Universidad, durante el curso 1948/1949, Ortega impartió una serie de conferencias (doce en total) en el Instituto de Humanidades. En la primera de ellas, titulada “ Sobre una nueva interpretación de la Historia Universal. Exposición y examen de la obra de A. Toynbee, A Study of History”, el filósofo afirmó:

A este respecto, perdónenme un recuerdo personal. Tenía yo diecisiete años cuando por primera vez hice una excursión tierra adentro de España, cosa entonces sobremanera insólita. No iba solo; me llevaba un hombre admirable, de excelente condición, el primero que ha andado toda la Península, paso a paso, cuando nadie lo hacía entonces, que era artista y crítico de arte, pero cuyo verdadero valor consistía en su vida. Y como la vida tiene esa misma elegancia de ser fungible, es decir, que desaparece conforme va siendo, el valor de la vida de Francisco Alcántara no puede ser percibido ni reconocido por las nuevas generaciones. Por eso me creo obligado a recordar su vida. Fuimos los dos a la comarca rayana entre Guadalajara y Segovia, en esa tierra de pinares donde se desgranan, como un rosario roto, una serie de pueblos de nombres encantadores: Gálvez, Villacadimia, Los Condemios, Campisábalos... En Campisábalos tenía Alcántara un gran amigo, el boticario. Este boticario parecía predestinado a su oficio por su apellido: se llamaba Morterero. En efecto, los Mortereros, de padres a hijos, regentaban la botica de Campisábalos desde el siglo XVII. Por eso, el establecimiento presentaba el aspecto de una farmacia de comienzos del siglo XVIII. Allí estaba las paredes cubiertas con tarros de Talavera, y del mejor tiempo, que es el final del siglo XVII. En sus lomos se veían, junto a los adornos azules, letras también azules que decían los nombres latinos y españoles de la vieja farmacopea: aceite de almendras dulces, en uno; acero de Madrid, en otro; la uña de la gran bestia… En un rincón estaba un pequeño anaquel lleno de menudos botecillos que contenían venenos. El anaquel estaba cerrado con una puerta de vidrio donde había pintado un ojo, el famoso ojo del vigilante del boticario. Pero lo que más me impresionó fue ver en el centro, como gobernando aquella democracia de remedios, un gran tarro de Talavera en cuya panza leí por primera vez en mi vida `Triaca máxima´.

Pero los años traicionaron la memoria de Ortega. El viaje al que hace referencia lo realizó en el verano de 1899, junto al periodista Francisco Alcántara, que trabajaba para el diario EL IMPARCIAL fundado por Eduardo Gasset Artime y dirigido a finales del siglo XIX por su yerno José Ortega Munilla, padre del filósofo. Y efectivamente, Alcántara conocía y era amigo del boticario Morterero, pero no en Campisábalo como recordaría Ortega 48 años después, sino en Imón.

Alcántara conocía la localidad antes de visitarla junto el jovencísimo Ortega. De hecho, en la edición de EL IMPARCIAL del 8 de abril de 1899, se publicó un artículo suyo, que decía “partimos para Imón, donde dedicamos un recuerdo al malogrado pintor Juan Baquero, y pudimos admirar en la farmacia del Sr. Morterero el botamen de riquísima loza española del siglo XVI en perfecto estado de conservación.”

Y sabemos que el viaje iniciático de Ortega fue en 1899 porque en
la edición del 13 de agosto de aquel año el semanario FLORES Y ABEJAS de Guadalajara publicó: El ilustrado redactor de EL IMPARCIAL don Francisco Alcántara veranea actualmente en Imón y el mes de Septiembre lo pasará en Atienza.

Silvestre falleció en 1914, y FLORES Y ABEJAS lo anunció así: En Imón ha fallecido el ilustrado farmacéutico D. Silvestre Morterero Baquero.

Por su parte el periódico conservador LA UNIÓN publicaba la siguiente necrológica: En Imón ha fallecido D. Silvestre Morterero Baquero probo y culto farmacéutico. A su distinguida familia le enviamos el pésame más sentido.

LA FARMACIA ESPAÑOLA daba noticia de su fallecimiento de la siguiente manera: Ha fallecido en Imón (Guadalajara), el día 3 del corriente mes, el farmacéutico de aquella villa D. Silvestre Morterero y Baquero, muy querido amigo nuestro. El Sr. Morterero que hizo sus estudios en Madrid en una época de muy agradable recuerdo, en la que se educaron en el antiguo Colegio de San Fernando alumnos que sobresalieron mucho en la cátedra, en el laboratorio y en el ejercicio de la profesión, fue un enamorado de la farmacia, y en su larga carrera profesional, mostró siempre adhesión incondicional á las doctrinas aprendidas en las aulas universitarias y contribuyó á la realización de todo proyecto encaminado al enaltecimiento de la clase farmacéutica. Descanse en paz el querido compañero, y admita su desconsolada viuda y demás familia, de la que forma parte el distinguido médico D. Jerónimo Lázaro Adradas, nuestro sentido pésame por esta irreparable desgracia.

Dª Idelfonsa Morterero y Baquero.

Hermana de Silvestre, Idelfonsa Morterero y Baquero nació en 1848. Se casó con el teniente coronel Baltasar Moreno, y para 1893 ya era viuda. Tuvo dos hijos, José Moreno Morterero y Carolina Moreno Morterero.

Falleció en 1933, y el semanario LA ORIENTACIÓN publicó la siguiente necrológica: Anteayer falleció en esta capital, a los 85 años de edad, doña Idelfonsa Morterero, viuda de Moreno, madre política de nuestro amigo el Profesor de la Normal y Presidente del Consejo provincial de Primera enseñanza don Daniel Carretero. El cadáver de dicha señora fue trasladado para su inhumación al cementerio de Imón. A sus hijos don José y doña Carolina Moreno y al señor Carretero, enviamos sentido pésame.

D. José Moreno y Morterero.

José Moreno y Morterero es otro de los nombres citados Tomás Gismera en su obra “Imón y sus salinas”.

Como hemos dicho, era hijo del teniente coronel Baltasar Moreno y de Idelfonsa Morterero. Estudió en la Universidad Central de Madrid, desarrollando en aquellos años una activa militancia republicana, participando en numerosos actos políticos, tal y como recoge la prensa de la época, militancia que mantuvo a lo largo de su vida.

Tras licenciarse en derecho, ejerció de abogado y procurador en Sigüenza. En abril de 1917 contrajo matrimonio con Dª Eugenia García Pérez, hermana del alcalde de Sigüenza, Antonio García. Fatalmente, Eugenia fallecería en enero de 1928, posiblemente del mismo accidente de automóvil del que se recuperaría José Moreno Morterero meses más tarde.

Dos años después, en junio de 1930, José Moreno Morterero contraería matrimonio en segundas nupcias con Dª Dolores González García en Zaragoza. De ninguno de ellos tendría descendencia, o al menos ninguno llegaría a la edad adulta.

De una situación económica desahogada, sabemos que era accionista del Banco Zaragozado y del Banco de Aragón durante los años 30.

En 1918 formó parte de la Federación republicana en Sigüenza, y unos años después, en 1924 lo encontramos como concejal seguntino, siendo de nuevo elegido por la candidatura radical socialista en junio de 1931 ocupando ese mismo año, y hasta 1932, la alcaldía de Sigüenza, tras lo cual siguió de concejal.

Es curiosa la reflexión publicada por el semanario católico EL HENARES en 1934, que decía: Es casi seguro que si D. José Moreno Morterero hubiese continuado en la Alcaldía con todo y ser radical socialista, no hubiera tratado tan duramente a las parroquias. Y es sensible que un Alcalde y unos concejales llevados al Ayuntamiento por las derechas, procedan tan duramente con las parroquias.

A pesar de su larga trayectoria republicana, fue asesinado el 14 de agosto de 1936 por fuerzas de izquierdas, acusado de haber adquirido armamento para las fuerzas golpistas.

En el Boletín Oficial de la Provincia de Soria1 se publicó el siguiente edicto en 1937: D. José Beguiristaín Eguilaz, Juez de 1ª instancia de esta ciudad y su partido, Hago saber: Que en este Juzgado pende expediente sobre declaración de herederos abintestato por fallecimiento de D. José Moreno Monterero, a favor de su hermana Dª Carolina Concepción Emiliana Moreno Monterero y viuda doña Dolores González García, en el que en proveído de hoy se ha acordado anunciar el fallecimiento de dicho D. José Moreno Monterero, natural de Imón y vecino que fue de esta ciudad, ocurrido en la misma el día 14 de Agosto del año último, sin haber otorgado testamento, reclamando la herencia la hermana y viuda según se expresa anteriormente; llamando por el presente a los que se crean con igual o mejor derecho para que comparezcan en este Juzgado a reclamarlo dentro de treinta días. Y para que el presente edicto sea publicado en el Boletín oficial de la provincia de Soria, pongo el presente en Sigüenza a 24 de Marzo de 1937. José Beguristain. Ante mí, Julián Rubiales.

Dª Carolina Moreno y Morterero.

Hija de Baltasar Moreno e Idelfonsa Morterero y Baquero, Carolina Concepción Emiliana Moreno Morterero nació en 1889. Casada con el catedrático de matemáticas de la Escuela Normal de Guadalajara, Daniel Carretero Riosalido, tuvo seis hijos.

Falleció el 18 de junio de 1960. La esquela publicada en FLORES Y ABEJAS decía así: LA SEÑORA Dª Carolina Moreno Morterero. Ha fallecido en Guadalajara el 18 de Junio de 1960. A los 71 años de edad. Habiendo recibido los Santos Sacramentos y la bendición de Su Santidad. RIP. Su afligido esposo D. Daniel Carretero Riosalido; hijos D. José, Dª Mª Elena, D. Luis, Doña Mª del Carmen, D. Daniel y Dª Carolina; hijos políticos Dª Mª del Carmen Albiñana, D. Luis Cerrada y Dª Montserrat Rebés; hermana política Dª Dolores González; nietos, sobrinos, primos y demás familia: RUEGAN la tenga presente en sus oraciones.

domingo, 4 de abril de 2021

¿Fue la localidad alcarreña de Mensa Domini, y no Torija, en la que pudo haber estado escondida la Mesa de Salomón?

 


Las personas que gustan de los misterios posiblemente hayan escuchado la historia de la viajera Mesa de Salomón, antiguamente custodiada en el Templo de Jerusalem y en la que estaba escrita el verdadero nombre de dios, aquél que no se podía verbalizar. Según diferentes fuentes medievales, la mesa terminó en el reino de Toledo, donde fue localizada por el bereber Tarik, invasor musulmán del reino visigodo.

El periodista Álvaro Anula traza su historia de forma muy amena en su blog, en un post titulado Torija: cuando los Templarios buscaron la Mesa deSalomón en Guadalajara, cuya lectura recomiendo, cuando relata:

El historiador Abd al-Hakam sugiere que Tariq solo se dirigió a Toledo en busca de la preciada Mesa, pero tras las indicaciones judías se dirigió al lugar donde se hallaba el tesoro y lo consiguió sin grandes sobresaltos; […] el cronista Ibn Hayyam relata el periplo de Tariq para buscar la Mesa de Salomón después de salir de Toledo: “Tariq, desde Toledo se encaminó hacia Wad-Al-Hiyara (río que está en la actual Guadalajara) , y desde aquí se dirigió al monte y lo cruzó por el valle que lleva ahora su nombre. Y al otro lado, tras el monte, llegó a la ciudad de la Mesa de Salomón, hijo de David, mesa que era de esmeraldas”. El manuscrito anónimo Ajbar machmúa cuenta que Tariq llamó denominó a la ciudad de la Mesa como ‘Medina Almeida’.

Todos los autores contemporáneos que para localizar el lugar donde habría estado escondida la Mesa de Salomón utilizan como fuente a Ibn Hayyam, concluyen que dicha localidad de Medina Almeida (que debemos traducir como Ciudad de la Mesa) corresponde a la actual Torija. Conclusión que, por otra parte, es bastante razonable si no tenemos en cuenta que al menos hasta el siglo XIV existió una localidad próxima a Torija, denominada Mensa Domini que en castellano se traduce como Mesa del Señor, y de la que hoy no queda rastro.

Es lógico que nadie haya relacionado la historia de la Mesa de Salomón con la localidad de Mensa Domini, ya que sólo he encontrado una referencia histórica a dicha localidad. La recoge Ramón Gonzálvez Ruiz (quien fue archivero de la Catedral de Toledo) en su artículo La persona de Juan Ruiz, cuando relaciona las localidades del arciprestazgo de Hita con beneficios eclesiásticos en tiempos del rey Sancho IV:

En torno a Hita se asentaba todo un anillo de pequeñas localidades, que la reconocían como cabeza de la comarca y desde el punto de vista eclesiástico como capital del arciprestazgo. Al menos una vez al año el arcipreste las visitaba una por una y enviaba una relación pormenorizada a la curia arzobispal de Toledo. La estadística de los beneficios de la diócesis nos ha conservado los nombres de aquellas localidades que poseían beneficios eclesiásticos. Menciono todas las que constan, porque en Hita y en este entorno geográfico se movió principalmente la vida de Juan Ruiz como párroco y como arcipreste. Eran las siguientes: Padiella, Muduex, Valdearenas, Peciella, Trijueque, Mensa Domini, Caspueñas, Valdegrudas, Rebollosa, Ciruelas, Celtianos, Miganos, Alariella y Copernal. Algunas han desaparecido, pero muchas son todavía localizables.

Si comprobamos sobre un mapa las localidades que aún existen, describe las mismas siguiendo el recorrido de las agujas de un reloj empezando por el norte con Padiella (Padilla de Hita). Según esta relación, Mensa Domini se encontraría entre Trijueque y Caspueñas, posiblemente en las cercanías de la actual carretera CM-2011, que conecta Torija con Brihuega.

El uso de un topónimo latino, Mensa Domini, es, en cualquier caso, extraordinario en su contexto temporal (siglo XIV) y espacial (el reino de Toledo). Tal vez los castellanos, tras conquistar la Alcarria y siendo conocedores de la historia de la Mesa de Salomón, decidieran traducir Medina Almeida (Ciudad de la Mesa) por Mensa Domini (Mesa del Señor) pero manteniendo su expresión latina, en señal de respeto por el origen del preciado altar judío.

La existencia de una localidad en las cercanías de Torija denominada Mensa Domini, sin duda añade interés y curiosidad a la historia de la Mesa de Salomón en la provincia de Guadalajara.

sábado, 26 de diciembre de 2020

Buceando en los orígenes de Benajarafe.

Vélez-Málaga según un grabado francés de principios del siglo XVIII

Rastrear el pasado de Benajarafe es harto complicado, y puede parecer, a primera vista, que más allá de la torre Moya (siglo XVI) y la ermita de Nuestra Señora del Rosario (siglo XIX), no hay restos más antiguos que atestigüe su pasado.

De forma intuitiva, podemos imaginar que el origen de Benajarafe hay que buscarlo en la dominación islámica. Cosa que puede parecer cierta, como informa la web municipal de Vélez Málaga, al afirmar que Benajarafe es una “Pedanía costera cuyo origen fue una antigua alquería medieval del territorio de Vélez, de hecho su nombre corresponde a un antropónimo árabe.”

El origen musulmán de Benajarafe siempre ha sido recogido por los distintos autores que han escrito sobre la historia de la Axarquía, como Idelfonso Marzo, quien en su Historia de Málaga y su provincia (1850) incluyó a Benajarafe como una de las 300 localidades árabes existente en la provincia antes de la conquista castellana (el de Benajarafe ó Benajaraf cerca de Macharaviaya, hoy poblado con 55 casas.) encuadrada en la lista de despoblados medievales malagueños.

De la misma opinión era Agustín Moreno y Rodríguez, al afirmar en su Reseña histórico-geográfica de Vélez Málaga y su partido (1865) que Benajarafe era una antigua alquería moruna al S.O.

¿Es esto cierto?

Según los datos obtenidos por prospecciones arqueológicas, tal y como consta en el Catálogo de Bienes Protegidos del Término Municipal de Vélez-Málaga (2018), la alquería nazarí de Benajarafe se situaba en el cortijo Los Balcones, frente a la actual ermita de Nuestra Señora del Rosario.

Pero según el mismo Catálogo, Benajarafe es muy anterior. Porque durante las citadas prospecciones, además de los restos nazaríes de los siglos XIII al XV, en el cortijo Los Balcones se han encontrado vestigios de época Fenicia (Siglos VIII-VI a. C.) y de época Púnico-Romana (Siglos IV-I a. C.)

Se puede concluir que al menos desde el siglo VIII antes de Cristo, se mantuvo una población estable en la zona del cortijo Los Balcones, aunque la alquería de Benajarafe sí tuvo un perfil típicamente musulmán del periodo nazarí.

Alquería, según la segunda acepción del diccionario de la Real Academia Española, es caserío, conjunto reducido de casas. Por lo tanto, debemos imaginar que el Benajarafe anterior a la conquista castellana como una aldea, más que como un pueblo.

¿Qué pasó con Benajarafe tras la conquista castellana de la Axarquía para que de la alquería nazarí apenas queden actualmente restos arqueológicos?

La política de repartimientos realizada por los Reyes Católicos fue asentando población cristiana en la zona, al punto que en 1510 se erigió en Benajarafe la parroquia de Nuestra Señora de la Concepción. Este dato poco conocido, además de poner en valor la importancia del vecindario conquistador, señala la posible existencia de una mezquita musulmana u oratorio que fuese convertido en iglesia cristiana.

Tras la revuelta de las Alpujarras en la Nochebuena de 1568, las autoridades castellanas ordenaron el despoblamiento de gran parte de la costa de la Axarquía, tanto de moriscos, por temor a que sirvieran de cabeza de puente de una invasión turca, como de cristianos, ante la posibilidad de caer presos de las razias berberiscas que periódicamente asolaban las costas.

Las posteriores políticas de repoblación exceptuaron varias alquerías de la costa, como Almayate, Benahalis (en Macharaviaya), Benamayor (cerca de Torrox), etc. las cuales quedaron despobladas.

El principal factor para mantener estas localidades despobladas era por la dificultad de amurallarlas para defenderse de los ataques de los piratas de Berbería y sus razias, que en muchas ocasiones terminaban con el apresamiento de cristianos para su venta como esclavos o el cobro de rescate.

¿Fue este fue el destino de Benajarafe? No parece claro, ya que, para esas fechas, ya no aparece en la relación de localidades de la Axarquía. Tal vez su despoblamiento había ocurrido con anterioridad.

En todo caso, para el segundo tercio del siglo XVI, Benajarafe había perdido su vecindario, vio arruinados sus edificios y eliminada su parroquia de Nuestra Señora de la Concepción.

Esta situación cambió durante el siglo XVIII, cuando en esta parte de la Axarquía se concitaron dos factores que sin duda impulsó la puesta en producción de tierras abandonadas o escasamente trabajadas.

Por un lado, desde la Corona borbónica, se promovió nuevas edificaciones defensivas (como la casa fuerte de Bezmiliana, de los castillos del Marqués y de Torre del Mar, y de las torres almenaras de Chilches) que mejoraron la seguridad de la zona. Por otro, la familia Galvez promovió una activa política de desarrollo desde su localidad de Macharaviaya, con medidas como la modernización de la agricultura en la zona, así como la introducción de nuevos cultivos, como el del aguacate, en su finca de Almayate.

Para conocer ese nuevo Benajarafe del siglo XIX hay que acudir al Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus posesiones de Ultramar, publicado entre 1845 y 1850, y conocido como Diccionario Madoz, por el nombre de su impulsor, el ministro Pascual Madoz.

En este diccionario, se define a Benajarafe no como una localidad sino como campo poblado en la prov. y dióc. de Málaga […] Se compone de 155 casas diseminadas por el térm.

Es decir, los nuevos pobladores no construyeron una nueva localidad sobre los restos del Benajarafe nazarí (que no eran desconocidos ya que Madoz dejaba constancia que se conservaban restos de una pobl. del tiempo de los moros, conocida por el nombre de BENAXARAF) sino que se desperdigaron por su cambo, creando un diseminado con viviendas que Madoz denomina de regular distribución interior y á propósito para la agricultura, sobresaliendo algunas por sus buenas comodidades, huertos y árboles frutales que las rodean entre las que figuran como más notables, los cortijos Cabrera, y el de la Culebra.

Fue entonces, a finales del siglo XVIII, cuando se hizo necesaria la construcción de un templo católico que atendiera espiritualmente a la creciente población, cosa que se produjo a principios del siglo XIX, cuando se construyó por parte de los vecinos, no de la Iglesia, la ermita de Nuestra Señora del Rosario.

Este Diccionario nos da un dato muy importante, al afirmar que hay una ermita bajo el título de Ntra. Sra. del Rosario aneja de Macharavialla: está sit. en la márg der. del arroyo dicho de las Adelfas en una esplanada que mira al S.: empezó á edificarse á principios de este siglo conservándose en buen estado.


lunes, 14 de diciembre de 2020

Antonio Pardo, el Rubio de Benajarafe, héroe de la Guerra de la Independencia

 

Ejecución mediante garrote vil del padre Gallifa y cinco personas más, acusadas de conspiración por los jueces militares franceses en Cataluña. Grabado de 1816

Siempre me ha sorprendido la amnesia de la sociedad española sobre su propia historia, y el olvido al que somete a muchas de las personas que en su época fueron reconocidos por su capacidad y mérito. Una desmemoria que afecta tanto a hombres como mujeres, a políticos, militares, científicos y literatos.

Así, a lo largo de estos años me he topado con personalidades que no han merecido ni siquiera una monografía cuando destacaron en su época. Militares como José de Vallejo, intelectuales como Mercedes de Velilla, o políticos como Francisco Alejandro Fernel, apenas han dejado rastro en nuestra historiografía.

Igual ocurre con las historias locales. En muchos barrios y pueblos de Andalucía, lo acontecido hace ochenta o cien años parece haber ocurrido en tiempos de moros o godos. ¡Imaginemos cuando hablamos de cientos de años!

Investigando entorno a la localidad de Benajarafe, en la costa de la Axarquía, me he tropezado con un personaje muy atractivo y del que nunca había escuchado hablar. Me refiero a Antonio Pardo González, apodado El Rubio de Benajarafe, guerrillero de la Guerra de la Independencia, asesinado por los franceses en 1812.

Si buscamos por internet, no encontraremos apenas referencias de Pardo, siendo prácticamente su única biografía localizable la de Narciso Díaz de Escovar, en su escrito mecanográfico Antiguallas Curiosas de Málaga y su Provincia, conservado en la Biblioteca Cánovas del Castillo, de Málaga.

Hoy quiero compartirla en mi blog, como homenaje a un buen malagueño y audaz guerrillero, que se perdió por el amor a la hija de una ventera.

El Rubio de Benajarafe1

Desde que las tropas de Napoleón se apoderaron de la ciudad de Málaga, nunca faltaban partidas de leales españoles que hostilizaban a los invasores y los tenían en constante movimiento. La vida de los franceses se hacía difícil. Por un lado, las tropas del general Ballesteros no dejaban de amenazar y se esperaba que el día menos pensado llegasen a las puertas de Málaga, cuya guarnición escasa mal podría resistir a una columna numerosa. Por otro lado, los serranos de Ronda, a diario, ocasionaban grandes pérdidas a las tropas que se atrevían a penetrar en aquellos montes, habiéndose dado el caso de ser derrotados Regimientos enteros por grupos de guerrilleros, conocedores del terreno y audaces hasta la exageración.

En las cercanías de Málaga, en los términos de Vélez Málaga y Torrox, en el Torcal de Antequera y en otros puntos, las partidas se multiplicaban. Esperan en sitios estratégicos al enemigo, les ocasionaban daños y luego desaparecían, siendo inútiles buscarlos.

Esta singular táctica desesperaba al Mariscal Mr. Horacio Sebastiani, Jefe de las fuerzas invasoras en Andalucía.

Entre esos guerrilleros se destacaba un individuo, valiente como pocos y amante decidido de la independencia española. Había nacido en Benamocarra; pero debió criarse y vivir en tierras de Benajarafe, pues era conocido por el apodo del “Rubio de Benajarafe”.

Su nombre era Antonio Pardo González.

Se lanzó al campo a luchar por su patria, apenas resonó en Andalucía, como en toda España, el hermoso grito de ¡Viva la Independencia! Primero estuvo a las órdenes de un capitán malagueño, que pereció en un encuentro con los dragones del Impero, no lejos de Archidona.

Muerto su jefe, al que profesaba un gran cariño, aceptó que se le concediesen el mando de la partida los veinte o treinta lugareños que se salvaron del encuentro, gente toda de escasos conocimientos militares pero decidida.

El Rubio de Benajarafe realizó hechos heroicos desafiando los peligros. Aprovechando la oscuridad de la noche, más de una vez llegó hasta las mismas avanzadas de la ciudad, a las que desarmó.

Hombre de gran corazón, jamás consintió en fusilar a los prisioneros que cogía, contentándose con despojarlos de sus armas y municiones, y enviarlos a la ciudad, más de una vez con mensajes burlescos.

El General Gobernador de Málaga tenía un gran empeño en capturar al Rubio; pero cuando más seguro lo creía, se le escapaba, apareciendo a los dos o tres días en sitio muy distante.

Como no faltaban espías, vendidos al dinero del invasor, uno de aquellos trajo cierta noche la confidencia de que Pardo se hallaba en una venta del camino de los Montes, a la que con frecuencia llegaba atraído por los encantos de la hija de la ventera.

La confidencia era cierta. Un destacamento cercó el edificio. El Rubio se encontraba allí sólo con dos o tres hombre de su partida. Al apercibirse de que la huida era difícil, se defendió cuanto pudo, haciendo fuego desde las ventanas. Sus compañeros se sintieron heridos y él se vio sin municiones.

Sólo en ese momento pudo ser preso y lo trajeron a la cárcel de Málaga, en unión del ventero, la mujer de éste y su hija.

Se le formó Consejo de Guerra y como era de esperar se le condenó a muerte. Hubo discusión sobre si debía ser fusilado o sufrir la pena de garrote. Este criterio tuvo mayoría.

El 23 de mayo de 1812 se levantó el patíbulo y a manos del verdugo dejó de existir aquel defensor de la Independencia Española.

1.      En la transcripción de este texto mecanografiado he corregido las erratas y actualizado con las normas actuales.

 Posdata:

Creo sinceramente que el Ayuntamiento de Vélez Málaga debería dedicarle un espacio (calle, plaza, paseo) o un equipamiento público (biblioteca, parque, centro cívico) a este insigne vecino de Benajarafe.

miércoles, 19 de agosto de 2020

HISTORIA | Crónicas criminales de San Jerónimo*: El Asesinato del panadero de la Algaba.

 

Primera noticia de El Noticiero Sevillano sobre el asesinato del panadero de La Algaba

Mayo de 1914. Europa se prepara para la guerra, pero Sevilla se levanta espantada por el terrible degüello de un panadero de La Algaba en el cortijo de “Tercia”.

Hasta la industrialización de finales del siglo XIX, la amplia vega del Guadalquivir al norte de Sevilla era un mosaico de huertas y cortijos que sin duda harían las delicias de muchos y muchas.

Pero de ese ambiente bucólico y pastoril, destaca el pasado turbulento del cortijo de Tercia, un verdadero "cortijo siniestro" de accidentes y violencias.

La prensa de la época recogió algunos de esos sucesos, como el accidente del joven José Cruz Torres, de 18 años, en 1896. El diario La Andalucía, en su edición del 6 de octubre, recogía la siguiente noticia:

En el cortijo de «Tercia,» conocida por «Las playas del Espartero,» propiedad de los señores don Pablo y Diego Benjumea, ha ocurrido una desgracia.

Un individuo llamado José Cruz Torres, de 18 años de edad, posee en aquellas tierras un mato.

Al ir Cruz á recoger sus cabras, tropezó en una piedra, siendo esto causa de que cayera al suelo y se le disparara la escopeta.

Quedó gravemente herido. Por su padre y su primo, que estaban en el mato, fué conducido al Hospital. El infeliz se quedó muerto al practicársele la primera cura

No faltaban tampoco las riñas con armas blancas o los asesinatos.

Como la agresión que se produjo en el cortijo de Tercia en agosto de 1902. Según El Noticiero Sevillano, en su edición del 25 de agosto, 

Anoche, de madrugada, marchaba por el camino que conduce al cerrado con las piaras de ganados, la que cuidaba Chamorro se apartó un tanto de la vereda, reprendiéndole por ello Fernandez.

Una vez dentro del cerrado, Chamorro dijo à su compañero: ¿Qué es lo que tú me dijiste antes?, respondiéndole el otro con tono natural:

—Hombre, á fin de que no se extraviaría el ganado, te dije que lo ahuyentases de la ladera aquella.

Entonces Chamorro pronunció frases poco correctas para Fernandez, y haciendo uso del palo que llevaba, la descargó un terrible golpe en un hombro.

Al verse Fernandez agredido tan repentinamente, parece trató de utilizar su palo; pero comprendiéndolo su contrincante, le sujetó por la espalda, golpeándole nuevamente.

Entonces la lucha que se entabló entre ambos fué encarnizada; lucha á que dio fin el zagal, que asustado de la reyerta corrió al cortijo á dar noticia de lo que pasaba.

Cuando de ésta salieron varios trabajadores, encontraron á Fernandez tendido en el suelo, arrojando sangre en abundancia por varias heridas que presentaba en la cabeza.

El agresor se había dado á la fuga.

Aunque al parecer el fugado fue detenido en la carretera de Sevilla a Huelva por la Guardia Civil, al presentar algunas heridas. Y después de ser conducido a la Casa de Socorro de la calle Martínez Montañés de Sevilla, fue conducido a prisión.

Un trabajador especialmente conflictivo del Cortijo de Tercia fue Antonio Lora, el cual en 1923 se enzarzó a navajazos con otro trabajador el cortijo, llamado Juan Illade. Según La Libertad, en su edición del 18 de noviembre,

En el cortijo de Tercia, próximo a Sevilla, promovieron una reyerta los trabajadores del mismo Juan Illade y Antonio Lora. Este agredió con una navaja a su contrincante y le produjo una herida en la región gástrica penetrante en la cavidad.

Illade ingresó esta mañana en el hospital en grave estado y el agresor fue detenido.

Pero como quien la persigue la consigue, años después Antonio Lora cayó asesinado en otra riña.

El diario La Voz, en su edición del 17 de enero de 1927, lo recogió así:

Trágica reyerta.-Un muerto y un herido

Sevilla 17.-En el cortijo de “Tercia”, próximo a esta capital, se ha registrado un sangriento suceso.

Los gañanes de dicha finca Antonio Lora y José Garrido Rodríguez, entre quienes se suscitaban frecuentes disputas por antiguos resentimientos, vinieron a las manos, agrediéndose mutuamente.

Antonio, esgrimiendo una horquilla, asestó varios golpes a su contrincante, hiriéndole en la cabeza.

Garrido, que esgrimía una navaja, dio varias puñaladas a su adversario, hasta dejarlo muerto.

Cuando los operarios de la finca advirtieron el suceso, dieron cuenta a la guardia civil, que se presentó en el cortijo, practicando la detención del agresor, convicto y confeso de su delito.

Entiende en el asunto el juzgado del distrito de San Román.

El Caso del asesinato del panadero de La Algaba

Pero sin duda, el crimen que más repercusión tuvo en prensa, fue el asesinato del panadero de La Algaba cuando iba camino Sevilla a vender el pan el 10 de mayo de 1914. Un caso que apareció en las páginas de El Noticiario Sevillano hasta mediados de 1915.

Las primeras noticias que tuvieron los habitantes de la capital fue por la noticia publicada por El Noticiario Sevillano, del 11 de mayo de 1914, la cual decía:

Un crimen

En los vallados de la huerta de «Tercia», perteneciente a los señores Vázquez, apareció esta mañana horriblemente degollado el cadáver de un panadero de la Algaba, conocido por «Antoñito», que venía con dirección a Sevilla.

Según las noticias que se tienen hasta ahora de este suceso, el infeliz panadero, que diariamente venía con una carga de pan a nuestra ciudad, debió ser sorprendido por algunos criminales que le esperaban para robarle.

Parece ser que la víctima se resistió a entregar siete duros que llevaba a los bandidos, que no vacilaron en perpetrar el crimen.

De la fábrica de La Lucilina del Empalme vino esta mañana al cuartal de la Puerta de Osario un jornalero que dió cuenta de lo que ocurría.

Inmediatamente se dió aviso al juzgado de guardia, que se trasladó al lugar del suceso acompañado de una pareja de la benemérita de aquel puesto, instruyendo las diligencias propias del caso.

A última hora de la tarde se trasladó el cadáver del infeliz panadero al departamento anatómico. 

Hasta ahora se ignora quienes sean los autores de este horrendo crimen, practicándose activas diligencias para su descubrimiento.

El suceso ha causado gran sensación en la Algaba y en aquellos contornos, donde el desdichado panadero gozaba de gran estimación por sus buenas condiciones morales.

El Noticiario Sevillano fue uno de los diarios más importantes de su tiempo, con ediciones matutinas y vespertinas, dirigido por su propietario, Francisco Peris Mencheta, y mostró un gran interés por este truculento asesinato.

Por eso no es de extrañar que días después El Noticiario, en su edición de 16 de mayo de 1914, publicara las declaraciones de la viuda de Antonio Calvo, Salvadora Cano Carranza, y su hijo Salvador Calvo Cano.

El juez señor Alvarez Feria interrogó a Salvadora sobre ciertos antecedentes relacionados con la vida que seguía su marido y sobre sus relaciones en general con los vecinos de la Algaba y con los parroquianos que tenía por su negocio.

La declarante manifestó que su marido gozaba de la estimación general por la afabilidad de su carácter, por lo que ni en el pueblo ni en las fincas que diariamente recorría tenía enemigos.

Respecto al dinero que pudiera llevar consigo el día de autos dijo que no podía precisarlo por no estar enterada, pero que de ello podría darle exactos pormenores su hijo mayor.

Terminó diciendo que el dia del suceso salió de su casa a la hora acostumbrada, no recelando que pudiera ocurrirle ninguna desgracia, porque el interfecto no le habia manifestado nunca temores de ningún género, ignorando si la persecución de que se ha dicho era objeto su marido con anterioridad al crimen era o no cierta, que no sospechaba de nadie y que se inclinaba a creer que el autor del crimen fuese (ilegible)

Por su parte, el hijo mayor declaró que

por su oficio de carretero se hallaba de viaje en Aznalcóllar, no teniendo noticias del crimen hasta el dia siguiente de haber ocurrido.

A preguntas del juez sobre la cantidad que pudiera llevar consigo su padre manifestó que de su casa habia sacado unos 25 duros, a los que habia que agregar las pequeñas cantidades que hubiera cobrado a los parroquianos de las huertas que recorrió aquella mañana.

Según lo publicado por El Noticiario ese día,

Seguidamente comparecieron a la presencia judicial los guardas del cortijo de Tercia Antonio Pacheco Mayor y Diego Bonilla Perez, quienes se limitaron a manifestar que tuvieron noticias del crimen por el aperador del cortijo de Tercia y que tan pronto como lo supieron se dedicaron a la busca del criminal, perdiendo el rastro de sus pasos en la huerta de la Florida.

La huerta de La Florida ocupaba el espacio sobre el que hoy se levanta el parque de San Jerónimo.

También compareció acto seguido Antonio Macia Marquez, trabajador de una casilla próxima, quien dijo que estando dedicado a sus faenas, vió pasar corriendo a un hombre, a quien no pudo distinguir por la gran distancia que del mismo le separaba.

El Noticiario Sevilla, en su edición del 28 de mayo, volvía a hacerse eco de la investigación de crimen bajo el título “El panadero degollado”:

Ayer tarde compareció en el juzgado de la Magdalena el capataz del melonar del cortijo de “Tercia”, Antonio Macías.

Este testigo, que fue el primero que descubrió el cadáver del panadero, nos manifestó que, impresionado por aquel cuadro de horror, marchó apresuradamente al cortijo, donde dio cuenta del suceso al aperador.

Este dispuso que salieran inmediatamente para el sitio indicado varios operarios por si se trataba de un hombre herido a quien pudieran ser útiles los auxilios.

Los trabajadores del melonar recordaron que próximo al sitio donde se hallaba el cadáver habian visto a la distancia de unos doscientos pasos saltar del vallado a un hombre de bastante estatura, de recia complexión, al parecer del campo, que representaba unos 45 años y que vestía chaqueta larga y blusa y sombrero del mismo color.

Aquel hombre, al saltar del vallado, se tiró de bruces sobre la gavilla, pretendiendo ocultarse en la profundidad de aquella y atravesó corriendo por el melonar, volviendo de vez en cuando la cabeza atrás, creyendo que alguien le seguía.

El fugitivo continuó corriendo por la huerta de la Florida, con dirección a la carretera de la Algaba, en cuyo punto lo perdieron de vista.

El testigo terminó diciéndonos que el infeliz asesinado era un hombre de buen carácter y de excelente humor, a quien todos estimaban.

Con lo manifestado por este testigo queda, pues, en pie la afirmación de que el criminal debe ser un hombre campesino.

Luego la prensa dejó de hablar del caso del panadero degollado, hasta que el 4 de agosto, volvió a colarse en las páginas del El Noticiario Sevillano, para informar de las últimas novedades del caso:

Nuevamente vuelve a tener actualidad el horroroso crimen cometido en el cortijo de “Tercia” el día 10 de mayo pasado, del que resultó victima el panadero de la Algaba Antonio Calvo.

Las circunstancias que concurrieron en este delito hacen muy interesante el esclarecimiento del mismo, a cuyo fin, tanto la guardia civil como la policía no han cesado de realizar investigaciones.

A raíz del suceso todas las sospechas cayeron en Pedro Herrera Carranza (a) Narices, quien comparecido a la presencia judicial negó su participación en el expresado delito, justificado hasta la saciedad los sitios que frecuentó la mañana en que ocurrió el sangriento suceso.

El señor Alvarez Feria, no hallando cargo alguno contra el Narice, lo puso en ilbertad(sic).

Por aquella época se practicó por la benemérita de la Macarena una diligencia de reconocimiento del Pedro Herrera, que no dio resultado.

La opinión pública, a pesar de ello, siguió señalando al Narices como presunto autor del crimen cometido en el cortijo de “Tercia”.

Posteriormente, Francisco Vara Vazquez, obrero que trabajaba por la época del suceso en la Huerta de la Coja, manifestó en la “Venta de la Lata”, sita en la carretera del Rio, que habia reconocido en el “Narices” al sujeto que el 8 de Mayo pasó por la expresada huerta, en donde se hallaba segando yerba el infeliz Antonio Calvo.

Con relación al Pedro Herrera, el panadero parece que dijo a Francisco Vara: “Ese meviene siguiendo hace unos dias, pero yo no le tengo miedo y si se acerca daré cuenta de él con esta hoz.”

Estas manifestaciones hechas en distintos sitios por el testigo mencionado fueron recogidas por la guardia civil de la Macarena, que  ayer procedió a la detencion del Pedro Herrera Carranza.

DILIGENCIAS DE RECONOCIMIENTO

El cabo Recuerda, una vez detenido el Narices, llamó al cuartel a Francisco Vara Vazquez, quien afirmó ser ciertas las manifestaciones hechas en la “Venta de la Lata”.

Agregó que la primera vez que fue citado para esta diligencia no se atrevió a decir que había reconocido al Narices, por temor a venganzas de familia.

Obtenida esta declaración se celebró un careo entre el declarante y el detenido, afirmando el primero ser el Narices el sujeto que pasó el 8 de Mayo por la “Huerta de la Coja”, afirmación que negó rotundamente el Herrera Carranza.

OTRAS DILIGENCIAS

… de esta acusación con otras muchas que se susurran, decidió a la benemérita a practicar con el detenido una diligencia en el lugar del suceso.

Una vez trasladados al sitio de la ocurrencia se reconstituyó la escena del crimen, haciéndose correr al Narices para que a la distancia que consta en el sumario fue visto por Manuel Sanchez y Francisco Tirado, trabajadores del melonar del “Cortijo de Tercia”, manifestasen si reconocían en el Narices al sujeto que a doscientos metros del tajo vieron correr por aquellos lugares momentos después de cometido el crimen.

Los citados trabajadores se ratificaron en las declaraciones que sobre este suceso tienen presentadas, añadiendo que coincidían su estatura y demás circunstancias con el sujeto a quien vieron cruzar corriendo por los terrenos del melonar el dia de la ocurrencia del crimen.

DICE EL DETENIDO

El detenido ha negado con firmeza su participación en el delito que se le atribuye, insistiendo en cuanto sobre este asunto tiene manifestado, y añadiendo que ni el ocho de Mayo ni muchos días antes ni algunos después del dia de autos habia ido a la Algaba.

Se tienen noticias de que el expresado dia estuvo el Narices en la Algaba, conversando con un hermano que allí tiene.

También se dice que fue visto por otras personas, a quienes intimidó con amenazas para que guardasen silencio.

El suceso, en suma, aparece tan embrollado como al principio, no existiendo hasta ahora otros inicios que el cargo hecho por el testigo Francisco Vara Vazques.

El detenido pasó esta tarde a la cárcel.

A última hora de la tarde recibió el juez señor Alvarez Feria el atestado instruido por la guardia civil, proponiéndose dedicar a este asunto preferente atnción.

Mañana comenzarán las diligencias judiciales.

Ya veremos si los que hablan donde sus palabras no pueden servir de otra cosa que de distracción, tienen valor cívico para hacer sus manifestaciones en el juzgado.

Pero la pista sobre la autoría del “Narices” no llevó a nada, y por eso El Noticiario Sevillano, en su edición del 24 de octubre, comunicaba a sus lectores que

El juez de instrucción de la Magdalena ha requerido a la viuda del panadero Antonio Calvo asesinado en las inmediaciones de la Algaba, para que dentro del plazo señalado por aquel conteste si se muestra parta en el sumario, pues en caso contrario dará este por terminado y lo remitirá a la Audiencia.

Dos meses después, El Noticiero, en su edición de 8 de diciembre, volvía a incluir información sobre el asesinato de Antonio Calvo, panadero de la Algaba al publicar que

Los señores Medina Togores y Espinosa Vargas, abogado y procurador respectivamente, como representantes de la acusación privada en el sumarlo que se sigue por el asesinato da Antonio Calvo, panadero de la Algaba, ocurrido hace unos meses en las proximidades del cortijo de Tercia, han presentado un escrito en el juzgado de instrucción de la Magdalena solicitando el procesamiento de Pedro Herrera Carranza.

El juez señor Alvarez Feria ha denegado la pretensión interesada.

Y no sería hasta mayo del año siguiente, cuando la información sobre el caso retomara su presencia en la prensa sevillana.

Así, El Noticiario Sevillano, en su edición de 13 de mayo de 1915, publicó en relación al asesinato del panadero de la Algaba, que

Hace próximamente un año que, como recordarán nuestros lectores, fue asesinado en las inmediaciones del cortijo de “Tercia”, del término de La Algaba, el panadero de dicha localidad Antonio Calvo.

Por aquella época el juzgado de instrucción de la Magdalena, a quien correspondió conocer del proceso, adoptó cuantas resoluciones compatibles con la ley le fueron posibles.

La guardia civil y la policía trabajaron también con celo en el esclarecimiento de este delito.

Cuantas investigaciones y diligencias se practicaron resultaron infructuosas para dar con el paradero del asesino.

El proceso, una vez terminado, se remitió a la Audiencia donde quedó sobreseído.

Esta tarde se decía que un individuo de La Algaba ha manifestado a varias personas que el autor de aquel asesinato viaja con frecuencia entre Sevilla y La Algaba, siendo conocido por muchos vecinos de aquel pueblo.

Nosotros acogemos esta versión a título de rumor público y por lo que pueda a contribuir a desarrollar la acción de la justicia.

Por lo que se lee, El Noticiario Sevillano tomó partido a favor de la familia de Antonio Calvo, intentando que la justicia no abandonara el caso. Por eso no extraña que en su edición del día siguiente, publicara la siguiente información:

El asesinato del panadero de la Algaba

Según muestra noticias, el sumario instruido por el asesinato del panadero de la Algaba, continúa abierto, pudiendo, por tanto, deponer en él cuantos tenga algo que decir para el esclarecimiento del suceso.

El acusador privado pidió últimamente al juzgado la detención de cierto individuo, a lo que se negó el juez.

El referido letrado apeló de esta providencia y el recurso se encuentra pendiente de resolución.

Se asegura que el juzgado está practicando diligencias y que la guardia civil ha recibido una confidencia que podrá arrojar bastante luz en este misterio suceso.

Después de esta noticia, no volvemos a ver publicada en la prensa sevillana ninguna referencia sobre este trágico asunto, por lo que entendemos que nunca se llegó a procesar y juzgar a ningún sospechoso.

* En esta serie de artículos recojo la información publicada por la prensa de la época, que no necesariamente refleja la verdad judicial de los hechos.