sábado, 15 de enero de 2011

Nuestras ignorantes élites


La estulticia de nuestras élites sevillanas no es nueva. De hecho, ya encontramos antecedentes en la actitud del Cabildo Catedral del siglo XVI que en vez de cumplir el mandato testamentario de Hernando de Colón, lo que habría supuesto para Sevilla poseer una de las mejores bibliotecas de todos los tiempos, prefirió hacer el “paripé”, que hoy se llama Biblioteca Colombina, y repartirse los caudales depositados para la compra y conservación de su biblioteca. O también en la actitud de la sevillanía del siglo XVIII durante el proceso de la Santa Inquisición a Pablo de Olavide, antecedente de la persecución judicial a la biblioteca de Zaha Hadid (que la Universidad de Sevilla quiere construir en el Prado de San Sebastián), que consiguió encarcelar, juzgar y condenar al Intendente cuyo pecado fue intentar llevar a nuestra ciudad del antiguo régimen a la modernidad.
Esta variante de idiotez patria, que casi podríamos calificar de congénita, la encontramos desde los años treinta en el campo de la arquitectura. Tras la Exposición Iberoamericana de 1929, el regionalismo arquitectónico pasa, poco a poco, a convertirse en la arquitectura natural de la ciudad, hasta el punto que la doctora María del Valle Gómez de Terreros afirma, en relación a la posguerra, que “Los arquitectos del momento saben perfectamente que no es esa la esencia de nuestro casco histórico, pero son incapaces de evitar el rechazo, a veces también popular, a las nuevas tendencias”.
De esta forma la mejor arquitectura del casco antiguo de Sevilla, la almohade de la Giralda, la gótica-mudéjar de las iglesias fernandinas, la gótica de la catedral y el Real Alcázar, la renacentista de la Casa de los Pinelos, de Riaño en el Ayuntamiento, la barroca de San Telmo, del Divino Salvador y San Luis de los Franceses, la ecléctica de la Casa de las Sirenas y la Casa Rosada, la popular de todos las collaciones, queda directamente subsumida en el historicismo regionalista de Aníbal González.
Aunque parezca increíble, adentrados una década en el siglo XXI, esa imagen congelada de una falsa Sevilla de ladrillo, cerámica y cerrajería, sigue hoy en día condicionando las mentes de nuestras élites. Un ejemplo claro lo encontramos en la falta de cuestionamiento público de todo lo que se construya con esos elementos, como ocurre en el amanerado jardincillo de Cristo de Burgos, el espantoso ordenamiento jardinero de la calle Josefa Reina Puerto (entre La Magdalena y San Eloy) y el absurdo de los Jardines del Prado de San Sebastián, paradigma de ese falsa esencia de la que hablaba la doctora Gómez de Terreros, y por el contrario la inquina cainita contra el proyecto de la “Piel Sensible” en la Alfalfa y alrededores, que tuvo la osadía de usar acero en vez de hierro forjado, granito en vez de cerámica, y madera en vez de ladrillo.
Es cierto que esa “esencia” se reserva para el casco antiguo, ya que todo lo que hay más allá de la muralla almohade debe considerarse en esas mentes deformadas por la sevillanía, como “terra incógnita” inmune al contagio de su esencia. Igualmente, esta actitud no es nueva. Basta recordar la movilización de las élites de la posguerra contra el edificio adscrito al Movimiento Moderno llamado despectivamente “Cabo Persianas” (actual número 2 de la calle San Pablo) con exigencia de demolición incluida, y la tolerancia hacia el Instituto Anatómico Forense, de promoción municipal, diseñado igualmente en esa corriente arquitectónica, pero construido en el arrabal macareno (actual calle Don Fabrique), que consiguió el apoyo público para ser inaugurado por el jefe del Estado, general Franco.
En el debate social de hoy nos encontramos en una situación similar. El proyecto “Metrosol Parasol” ha concitado la misma inquina de nuestras élites, llamadas por su formación y capacidad a liderar la ciudad. Leyendo la prensa local podemos encontrar a muchos intelectuales de nuestras élites, poseídos por el síndrome que llamo de “Romero Murube”, que les lleva a despotricar contra las “Setas de la Encarnación” con descalificaciones más próximas al paroxismo trastornado que a un debate de altura que se les presupone. Calificar de “chorrada” (Antonio Burgos) o “carnicería arquitectónica” (Carlos Colón) a las Setas, nos recuerda a la denuncia de José Pemartín ante la Dirección General de Bellas Artes contra el edificio “Cabo Persianas”, por los daños que producía a la ciudad su existencia, y de Romero Murube pidiendo la demolición del mismo. En aquellos años la cordura la impuso el arquitecto Juan Talavera y Heredia, al que se le pidió un informe sobre dicho edificio. En el mismo consideró que el estilo arquitectónico del edificio “es hoy generalmente admitido en todas las ciudades españolas”, “con harto desagrado de muchos pero también con altos elogios de otros”. Y hoy, ¿quién pone cordura en el debate?, ¿qué caso debemos hacer a nuestros “romeromurubistas” de hoy? Ninguno, como en el pasado.
Para ello quiero analizar uno de los movimientos organizados de este síndrome, la Asociación Ben Baso, que con un patriotismo de mejor causa publicó el pasado 1 de junio de 2010 un Comunicado sobre su posición sobres las Setas, y que recomiendo leer con detalle. Excepto en lo referente a la afectación del patrimonio arqueológico, que según sus redactores ha quedado eliminado por los cimientos de los pilares de las Setas, hecho que desconozco, el resto de argumentos están transidos del síndrome "Romero Murube”.
Así, en relación al patrimonio histórico y urbano, califican de “falta total de respecto al entorno”. ¿Pero, santo dios, que patrimonio? La Iglesia de la Anunciación señalan, y añaden: "entre otros". Claro, es que no hay más. Pero es que la Anunciación, espléndida iglesia, lo es tan sólo en su interior, ya que su exterior es de lo más anodina y discreta, con la excepción de su sobria portada que da a la calle Laraña. Y por ello precisamente las Setas se han alejado lo suficiente para no obstaculizar ni la visión de la portada ni del edifico en su conjunto. ¿A qué otro patrimonio se refiriere la asociación Ben Baso? Los edificios que dan a la plaza de la Encarnación van de finales del siglo XIX a la década de los ochenta del siglo XX, ninguno de valor, muchos de ellos realmente espantosos en cuanto al gusto y anodinos en cuanto a sus trazas arquitectónicas. ¿O tal vez se refieran a los edificios de la calle Imagen? ¿O a la obra de la Facultad de Bellas Artes, un trasnochado edificio “historicista” de los años setenta bastante burdo?
Con respecto a la ciudad, Ben Baso afirma que “ha roto con el perfil y el modelo urbano tradicional de Sevilla”. ¡Ay, "pare", que ya ha aparecido el síndrome! Romper no ha roto nada, ya que el “skyline” no se ha tocado, como se puede comprobar tanto desde cualquier azotea del casco histórico como desde las calles Regina, José Gestoso y Puente y Pellón. Y el modelo urbano tradicional, a la vista de los doctos profesores para la difusión y protección del patrimonio histórico, me temo que se trata del hierro forjado, la cerámica y el ladrillo visto. En Sevilla no existe un modelo urbano tradicional, y la misma plaza de la Encarnación es la prueba de ello: un solar producto del derribo de un convento, al que se accede por dos calles, Imagen y Laraña, producto de políticas de ensanche y ornato público que destruyeron el caserío tradicional. Por eso, cuando Ben Baso escribe “modelo urbano tradicional” se refiere al modelo regionalista que se convirtió contra todo pronóstico y absurdamente en el cliché mental que las élites tienen del casco histórico.
La afirmación de Ben Baso sobre que “el aspecto del casco histórico hasta ese momento y en esa zona era coherente en cuanto a su morfología, el viario y la textura de los edificios”, raya lo ridículo. Ni la morfología de la plaza era coherente con su entorno (un entramado medieval violentado por un brutal derribo en el siglo XIX), ni el viario es el tradicional sino que es producto de la destrucción del siglo XX para abrir paso a las calles Laraña (Plan de "Reformas de Sevilla y de obras conexas al certamen" de 1927) e Imagen (Plan General de 1946) ni la textura de los edificios era coherente. ¿Qué tendrá que ver la Anunciación con el edificio frontero (número 2 de la calle Laraña), ni los dos edificios que dan paso a la calle Puente y Pellón (uno de los años 20 y el municipal de los años setenta), por no hablar de los números 1 y 2 de la calle Imagen con el resto de la plaza? Recomiendo la función Street View de Google Earth , la lectura del post que le dedica el blog "Cultura de Sevilla" al análisis del impacto del proyecto, o incluso mejor, el paseo por la plaza de la Encarnación para comprobar la veracidad de lo escrito.
En relación a la actividad económica, las Setas nacen como un revulsivo cuyos efectos veremos a medio plazo. Pero la rehabilitación privada y pública de viviendas en la zona, que si bien no ha evitado al menos ha limitado los efectos de gentrificación de las collaciones al norte de la Encarnación, aseguran la demanda y el mantenimiento de un comercio tradicional y de proximidad, tanto en el propio mercado como en las calles de los alrededores, José Gestoso, Regina, etc.
Y lo que no dice Ben Baso es que, a diferencia de los proyectos que destruyeron infinidad de edificios de valor artístico por todo el casco antiguo de Sevilla con el silencio o el aplauso de sus élites (Plaza Nueva, Avenida de la Constitución, Plaza de la Virgen de los Reyes, Puerta de Jerez, Plaza de la Gavidia, El Corte Inglés, Galerías Preciados, Ocaso, Burguer King, etc. en la mayoría de los casos para ser sustituidos por espacios públicos o edificios arquitectónicamente mediocres), la decisión política para levantar las Setas no estuvo acompañado del derribo de ninguno.
La oposición frontal a las Setas de la Encarnación podría suponer que Sevilla dispone de un músculo intelectual de élites dispuestas a defender la cultura con mayúsculas. Lamentablemente no es así. La batalla de las Setas es tan solo uno de los síntomas del síndrome “Romero Murube” (la batalla de la biblioteca del Prado sería otro) y no la señal de unas élites cultas y formadas que abanderan la ciudad.
Y para ello señalaré un sencillo pero bochornoso ejemplo. Para conmemorar el tercer centenario de la muerte de Miguel de Cervantes, en 1916 (hace casi cien años) el Ayuntamiento mandó colocar una serie de azulejos en edificios, calles y plazas incluidos por el genio en sus libros, especialmente en sus Novelas Ejemplares.
En la calle Huelva, esquina con la calle Jesús de las Tres Caídas, se colocó la siguiente placa, que aún hoy se puede leer in situ: “EL PRINCIPE DE LOS INGENIOS ESPAÑOLES / MIGVEL DE CERVANTES SAAVEDRA / MENCIONA ESTA CALLE NOMBRADA VN TIEMPO DE LA CAZA / ANTES DE LA GALLINERIA COMO VNA DE LAS TRES COSAS / QVE EL REY TENIA POR GANAR EN SEVILLA / EN LA NOVELA EJEMPLAR / RINCONETE Y CORTADILLO”.
Durante casi cien años, autoridades, intelectuales, ciudadanos de toda clase y condición han leído dicha placa, que contiene un error garrafal, monumental, bochornoso: las tres cosas que tenía el rey por ganar en Sevilla, la calle de la Caza, la Costanilla y el matadero, lo escuchó Berganza de un hombre discreto, en la novela “Coloquio de los Perros” y no en “Rinconete y Cortadillo”.
¡Qué horror, qué vergüenza! El príncipe de la República de las Letras Castellanas honrado con una placa que deja desnuda las vergüenzas de nuestras élites. Ni Carlos Colón, ni Antonio Burgos, ni la Asociación de Profesores para la Difusión y Protección del Patrimonio Histórico Ben Baso, ni la Real Academia Sevillana de las Buenas Letras, ni la Facultad de Filosofía y Letras de la vetusta Universidad de Sevilla, ni el Ilustre Colegio de Doctores y Licenciados de Filosofía y Letras de Sevilla, ni siquiera Romero Murube, ese defensor a ultranza del “espíritu” de la ciudad, se percataron del error mayúsculo, que durante décadas ha llenado de oprobio y vergüenza a cualquier amante de la ciudad y de las letras castellanas. Pero al menos Romero Murube tenía sin duda una buena justificación: el gazapo está escrito sobre cerámica. La buena cerámica del espíritu de la ciudad.

miércoles, 5 de enero de 2011

La solidaridad de los inmigrantes

Cuando alguien de mi entorno me comenta como puede la sociedad española ser xenófoba cuando durante más de un siglo ha sido un país de emigrantes, suelo responderle que precisamente son los descendientes de los que decidieron no emigrar los que rechazan la inmigración, ya que la mayoría de los y las españolas que se fueron desde los años setenta del siglo XIX nunca regresaron. En España se quedaron los más pudientes y los más pusilánimes, los que no tuvieron reaños de enfrentarse al dolor de la emigración.
Como hijo de la emigración y como descendiente de familias que durante más de un siglo se han desplazado por todo el país en búsqueda de oportunidades para sobrevivir, conozco eso dolor de no ser de aquí ni de allá, de tener tantos muertos enterrados en tantos lugares que al final te sientes de todas partes y de ninguna.
Ser inmigrante y emigrante (dolor en donde llegas, incomprensión de donde te fuiste) es un proceso complejo que a falta de referencias intentas solucionarlo como puedes. Los hay que en la segunda o tercera generación se vuelven más papistas que el papa y se convierten en ultra del país que los acogió (como los hijos de andaluces en el País Vasco convertidos en abertzale), los hay que intenta recuperar un origen falsificando su pasado y su presente (como las y los jóvenes andaluces en Cataluña que aprenden sevillanas aun cuando sus padres o sus abuelos eran de Almería donde nunca se bailó tal cosa o como los jóvenes musulmanes de Europa que abrazan un integrismo islámico que espanta a sus padres y abuelos). Aunque la mayoría lo resuelven intentando integrarse lo mejor posible en la sociedad que los acoge. Si los dejan, claro.
En la edición digital de EL MUNDO aparece hoy una noticia que debería alegrar a todos y todas las andaluzas: Andalucía supera a Estados Unidos en supervivencia de trasplantados renales. No en número, que por la falta de sanidad pública en la gran república norteamericana es muy inferior a la española, sino en calidad de los que se practican.
Pero lo que más me ha sorprendido ha sido el final de la noticia, que afirma: “En cuanto a los inmigrantes, que proceden de países donde se es más reacio a la donación que en España, el porcentaje de donación de órganos es idéntico al de la población andaluza, ya que en 2010 hubo 25 donantes inmigrantes.” A todos esos descerebrados, mutilados emocionales que argumentan que los inmigrantes vienen a abusar de nuestro sistema social y sanitario, y olvidan que la falta de recursos es producto de una mala gestión política y no por culpa de los usuarios, les leería este párrafo para recordarles que también nuestros familiares y amigos se han beneficiado de la inmigración con el regalo más importante que pueda recibir una familia: corazones, riñones y pulmones.

domingo, 2 de enero de 2011

Demetrio, o el mérito de la estulticia católica

Demetrio Fernández, obispo de Córdoba y uno de los “niños” mimados del radicalismo católico español, ya nos prometía momentos de hilarante diversión cuando propuso, no hace mucho, eliminar el término de “mezquita” del mobiliario urbano y en los carteles de información y promoción turística del complejo catedralicio de su ciudad, con el argumento de que "llamarla simplemente Mezquita siembra por lo menos confusión, en algunos casos intencionada, y se presta a no saber de quién es y para qué sirve hoy".
A pesar del rubor de propios y las carcajadas de extraños, el bueno de Demetrio no proponía más que una actualización de la costumbre católica de eliminar el pasado que no interesa renombrando y eliminando. Porque al fin y al cabo, lo que proponía el obispo cordobés se asemejaba mucho a lo que Stalin hizo durante décadas: eliminar de las fotos todos aquellos personajes que ya no gustaban al dictador.
Y siguiendo al dicho (quien tiene un vicio, si no se mea en la puerta se mea en el quicio) Demetrio nos ha regalado, con ocasión de las fiestas de navidad, una nueva ocasión de reírnos a mandíbula batiente con otras de sus perlas pastorales. Tan surrealista me pareció al leer la noticia en facebook que comprobé que no fuera la típica broma del 28 de diciembre, día de los santos inocentes. Pero no, la web que recogía la homilía pronunciada en la catedral de Córdoba el día 26 de diciembre de 2011, infocatolica.com, era de “fiar”. Luego, periódicos con EL MUNDO han recogido la noticia, lo que asegura que no se trata de una broma.
En un extenso parlamento, el obispo cordobés hace un cántico de argumentos peregrinos insostenibles a la luz de los evangelios reconocidos por la propia Iglesia Católica. Pero estando acostumbrado a estos desatinos, un párrafo del mismo sí que sorprende, escandaliza pero termina provocando la risa. Se trata del que dice: “El “ministro” de la familia en el gobierno del Papa, el cardenal Antonelli, me comentaba hace pocos días en Zaragoza que la Unesco tiene programado para los próximos 20 años hacer que la mitad de la población mundial sea homosexual. Para eso, a través de distintos programas, irá implantando la ideología de género, que ya está presente en nuestras escuelas.
¡Ay!, ¡ay!, ¡que me da un ataque de risa! Si el bueno de Demetrio se ha inventado tan terrible bulo, demostraría que se trata de un perfecto imbécil. Pero si ha sido el cardenal Antonelli, lo que demuestra es que el imbécil es el jefe vaticano que lo ha nombrado. Si la ciencia ha demostrado la inutilidad (además del enorme sufrimiento) de técnicas psiquiátricas y quirúrgicas para convertir en heterosexuales a los homosexuales, ¿con unas “charlitas” van a conseguir lo contrario? Llevado a sus último estadios, el argumento de Demetrio nos llevaría al absurdo de aceptar que el estado “natural” de los seres humanos es la homosexualidad (ya que cualquier heterosexual se convertiría con unas cuantas charlitas) y la “contra natura” la heterosexualidad (ya que es imposible convertir en heterosexual al homosexual aunque se le lobotomice).
Si fuera factible convertir en homosexual a la mitad de la población mundial (¡2.500 millones de seres humanos!), a la Iglesia Católica debería serle mucho más fácil heterosexualizar a sus muchos sacerdotes gays, como, por ejemplo, al teólogo alemán ultraconservador, exprofesor de la Academia Pontifica de Santo Tomás de Aquino, que reciente declaró a EL PAIS que “Me fascinaba el mundo masculino de las antiguas liturgias tridentinas. Fueron para mí la droga de iniciación. Luego entre los teólogos conservadores siempre encontré tantos homosexuales que pensé que las dos cosas podían coexistir", explica.
Pero más allá de la “boutade” del supuesto programa de la UNESCO, que cualquier persona con su capacidad intelectual intacta sería incapaz de inventar o repetir, Demetrio sigue la estela de los radicales católicos españoles de confundir intencionadamente identidad de género con orientación sexual, de manipular intencionadamente igualdad de género llamándola ideología de género.
En su homilía (texto digno de ser editado por la colección "Al Monigote de Papel") Demetrio afirma “según la ideología de género, uno no nacería varón o mujer, sino que lo elige según su capricho, y podrá cambiar de sexo cuando quiera según su antojo. He aquí el último “logro” de una cultura que quiere romper totalmente con Dios, con Dios creador, que ha fijado en nuestra naturaleza la distinción del varón y de la mujer.
Puesto que la Iglesia Católica ha inventado la “ideología de género” corresponde a ella llenarla de contenido. Pero lo que afirman corrientes intelectuales como la Teoría Queer es que la identidad de género es en gran medida un constructo social, que la forma en la que nos socializamos como hombres y mujeres depende de la sociedad en la que creemos, que nada tiene que ver que luego te sientas atraído o atraída por una persona de sexo biológico distinto o igual al tuyo.
Pero lo más penoso es que “Educación para la ciudadanía”, bestia parda para “intelectuales” de la talla de Demetrio o Antonelli ni siquiera se acerca a corrientes como la Teoría Queer y se limita a llevar a cabo la igualdad social que jurídicamente consagra la Constitución Española de 1978.
Aunque hay que reconocer que, en el fondo, nuestro texto constitucional es el enemigo a batir por los radicales católicos.
PD: Para los cansinos que me vendrán con que el islám para allá y el islám para acá, les adelanto que en mi opinión las tres religiones monoteistas comparten ADN, y la crítica hacia el catolicismo se puede extrapolar al Islám y al Judaismo.

domingo, 14 de noviembre de 2010

Altares y Setas

Una de las recompensas emocionales que me produce eso de bichear por las librerías de viejo, o más modernamente por las web iberlibro.com y uniliber.com, es descubrir autores y obras poco conocidas para mí que a lo mejor resultan muy valoradas entre los especialistas.
Así descubrí hace años a Antonio Ponz cuando compré primero el volumen XVIII de su obra “Viage de España” impreso por la viuda del gran Ibarra en 1794 (que luego supe completado por su sobrino por la muerte del autor) y después el segundo volumen de su obra “Viage fuera de España” de 1785. Lo único malo de su magnífica obra fue que, según dicen, sirvió de guía a las tropas napoleónicas para expoliar el mejor arte de nuestro país.
Este autor, cuya obra recomiendo vivamente, bien en alguna de las dos reediciones de su obra (una crítica en la Editorial Aguilar en 1947 y otra facsímil por Editorial Atlas en 1973), bien en Google Books, vivió intensamente la ilustración con una larga estancia en Italia que lo convirtió en uno de los más importantes reformistas españoles del Siglo de las Luces. Una de las cosas que más me sorprendió fue su odio furibundo hacia el barroco, especialmente el que se hizo en Andalucía en general y en Sevilla en particular a lo largo de su siglo.
Buscando por Google Books, he tropezado con un volumen que hacía tiempo quería leer, el noveno, o nono, de su “Viage de España” dedicado a Sevilla, en un ejemplar que se conserva en la biblioteca de la Universidad de Michigan (Library of the University of Michigan) y me he vuelto a encontrar con el mejor Ponz anatema del barroco.
Especial sonrisa me ha provocado la lectura del texto dedicado a la iglesia del Salvador. Este templo, recientemente rehabilitado en medio de una importante movilización del “todo Sevilla” y que muestra de forma orgullosa lo mejor de sí misma, fue claramente despreciada por el abad Ponz con pocos miramientos. Recojo a continuación su opinión:
El segundo lugar después de la Catedral lo tiene la Colegiata, que llaman del Salvador, situada en una de las plazas de Sevilla, donde se venden frutas, y otros comestibles.
Tuvo la desgracia de haberse pensado en su reedificación, quando el buen estilo de la arquitectura habia llegado á su precipicio; y así fue arruinada la antigua fábrica, que mantenia la forma de Mezquita, en 1669, acabándose la nueva en el de 1712. Se venera en esta Iglesia una Imagen de nuestra Señora, que llaman de las Aguas, por haberse conseguido estas mediante su proteccion en años de sequedad. No hay para qué detenernos aquí, ni V. se detendría un instante al ver los costosos, y extravagantes retablos, que poco ha se han hecho: lástima que las personas piadosas, que en ello han gastado su dinero, no se hayan informado bien antes, para emplear con mas acierto por lo tocante al artificio. El de la Comunion es de lo mas ridículo que se puede imaginar, y por el mismo término el mayor, como el de nuestra Señora, donde hay dos estatuas de lo primero que D. Felipe de Castro hizo hallándose muy joven en Sevilla. La sillería sigue el orden de los referidos altares: han embarazado con ella el medio de la Iglesia, y por haberse hecho todo esto poco ha, es mas sensible. En la nave al lado de la Epístola se encuentra un S. Christobal de escultura del Montañés
.”
Comenzado el siglo XXI, el barroco, en su versión andaluza y sevillana, podrá gustar más o menos, pero no se puede poner en duda su mérito y su aportación al Arte. De hecho, los altares de la Colegiata del Divino Salvador, que tanto despreció Ponz, son magníficas obras de talla y dorado, grandiosos monumentos de fe que nos aturullan con su inmensidad y su impacto visual.
¿Se equivocaba, pues, nuestro buen abad? No, en absoluto. En cuestión de arte, como en otras muchas facetas de la vida, lo que hoy gusta, o disgusta, mañana no lo hará. U obra o autores que hoy son muy honrados por su arte, mañana pasarán al olvido, o al contrario.
Suele referirse la anécdota de la Torre Eiffel, de París, cuya construcción provocó el rechazo de numerosos artistas franceses, entre ellos Guy de Maupassant, como antes había provocado el rechazo por parte de los organizadores de la Exposición de Barcelona de 1888 a quien Eiffel había presentado su propuesta, y que tras la celebración de la Exposición para la cual fue construida se convirtió en un emblema de la ciudad, circunstancia por la cual no fue desmantelada como estaba previsto.
También tenemos en Sevilla la experiencia de la Giralda, una torre almohade del siglo XII rematada por un campanario renacentista del siglo XVI, yuxtaposición arquitectónica que hoy sería imposible, no sólo legalmente sino también socialmente.
El libro de Ponz me lleva a pensar en las popularmente llamadas Setas de la Encarnación, el proyecto Metrosol Parasol, que se está construyendo en el antiguo solar del Mercado de la Encarnación de Sevilla.
Como en el París de Eiffel, los argumentos repetitivos para rechazar su construcción son su impacto sobre el skyline de la ciudad y su impacto en el tejido de la ciudad y sus monumentos. Como la crítica del abad Ponz al barroco, se califica el proyecto como “chorrada” o “carnicería arquitectónica”, por poner sólo dos ejemplos. Y posiblemente, dentro de cincuenta años alguien sonreirá al leer estas críticas como yo cuando leía la opinión de nuestro buen abad sobre el retablo de la Virgen de las Aguas de la iglesia del Salvador.

sábado, 30 de octubre de 2010

Casas

Hace unos meses publiqué un post titulado “Familias como casas”, en la que trazaba un paralelismo entre ambas. En este post en cambio quiero compartir contigo varias reflexiones que siempre me surgen cuando veo el programa de LA SEXTA “¿Quién vive ahí?”.
El eslogan escogido por la cadena para promocionar su programa ya tiene enjundia: “¿Crees que tu casa es distinta a las demás?”. Cuando comencé a ver el programa me temía que fuera un canto indecente a la opulencia, con un repertorio de mansiones carísimas habitadas por las clases sociales más improductivas del país. Pero me equivoqué: pasado el tiempo he comprobado que no es así. Más bien al contrario, se trata de una radiografía de la sociedad española, con más miserias que grandezas.
Soy consciente que la colección de casas mostradas no es una muestra estadística de las casas españolas, ya que lo son de familias con un punto exhibicionista necesario para mostrar a la curiosidad universal nuestro espacio más privado, nuestro domicilio. Pero si se hace es porque se piensa que los demás lo harán bien con admiración, bien con envidia. No creo que nadie muestre sus espacios más íntimos si piensan que los que los contemplan pensarán en lo cutres y vulgares que son sus habitantes.
En los distintos capítulos que he visto, han aparecido casas de todo tipo: de nuevos ricos, de clases medias, de nobles venidos a menos, de diseñadores y arquitectos para promocionarse, y propietarios con casas en venta.
En general, las casas con diseños más modernos se dan en la costa mediterránea y Madrid, generalmente de propietarios vinculados a la “industria del ladrillo”, las más tradicionales en la cornisa cantábrica, y las más kitsch, curiosamente, en Sevilla.
A mí personalmente me llama la atención la historia de las señoras de, metidas a decoradoras amateur para soportar el aburrimiento de una vida de consorte sin función. También me han sorprendido los espantosos interiores de las casas de Sevilla que han aparecido en el programa, una mezcla de decoración tradicional modernizada “avant la lettre”. Y por supuesto la ridiculez de algunos propietarios de mostrar su mal gusto, generalmente de los nuevos ricos de la construcción (recuerdo dos casos, uno en Almería y otro en Madrid), aunque otros, más jóvenes, mostraban casas modernas de unas líneas espectaculares, tanto en Mallorca como en la costa levantina.
Era en la costa precisamente, en una casa de modernas líneas, donde su orgullosa propietaria afirmaba que en ella, contra la opinión de su madre, no había colgado ni un solo cuadro. ¿Cómo esperamos, me pregunté estupefacto, que en nuestra sociedad surjan coleccionistas de arte moderno si a lo más que llegan tanto las clases medias como los nuevos ricos es a coleccionar televisores?
Aunque también recuerdo con ternura la sinceridad de una chica que mostrando una casa espectacular en la sierra de Madrid reconocía que el impoluto comedor era solo para mostrarlo a las visitas, ya que ellos comían en la cocina.
Pero de todas las casas lo que más me ha sorprendido, asombrado y entristecido era la ausencia de libros y bibliotecas. En casas de familias que se decían tituladas universitarias, de la nobleza, o de nuevos ricos, no recuerdo ni una que mostrara un espacio dedicado a los libros. En casas que exhibían enormes televisores en salones, comedores, dormitorios, cuartos de baño y cocinas, no existía ni una sola estantería con libros.
Casas con salas de cine privadas, con garajes para varios automóviles, con piscinas, con caros muebles exóticos, etc. realmente desoladas por la ausencia de libros, es decir, de cultura. Y me temo que esa sea la realidad en la gran mayoría de casas españolas.

martes, 12 de octubre de 2010

La Reforma silenciosa

Hasta hace unas décadas, a la Iglesia Católica gustaba de escenificar sus grandes giros teológicos en los Concilios que reunían a toda la “intelectualidad” católica en grandes asambleas. Así fue el de Trento y el Vaticano II.
Pero con el paso de Juan Pablo II, un oscuro actor polaco, y especialmente la llegada del germano Benedicto XIII, la Iglesia Católica se sumó al mundo policéntrico, sin cabeza, que llegó sin avisar con internet.
No, no ha habido un Vaticano III o un Trento II para que la contrarreforma del catolicismo haya galvanizado toda la jerarquía católica, expulsando a los más revolucionarios, silenciando a los más reformistas, y promocionando a los más reaccionarios, de tal forma que la Iglesia Católica de hoy poco tiene que ver con la que conocíamos hace veinte años.
En las últimas semanas, varios han sido los hechos que nos demuestran que la jerarquía católica ha perdido el pudor y ha pasado al ataque, señalando las líneas ideológicas de esta contrarreforma: tienen un discurso total (¿totalitario?) y la voluntad de imponerlo. De nuevo, ya no se conforman con servir al pobre y mostrar un referente moral, sino que buscan la imposición de sus principios a toda costa.
Por eso, hoy es imposible la escena del arzobispo de Sevilla reunido con asociaciones de gays y lesbianas, como ocurrió en los noventa con fray Carlos Amigos. En cambio, Juan José Asenjo, actual mitrado hispalense, ha cargado contra la celebración del IX Congreso de la Federación Internacional de Profesionales del Aborto, lo que ha arrastrado a que el Consejo de Hermandades de Sevilla a que organicen “acciones de alcance que dentro de la más absoluta legalidad, puedan apoyar nuestras muy maltratadas convicciones".
Pero éste no es un hecho aislado. En la Comunidad Valenciana, donde más poder está recuperando la Iglesia Católica junto con Madrid por la convivencia del PP con la jerarquía más reaccionaria, recientemente el ayuntamiento de su capital, encabezado por la alcaldesa Rita Barberá, ha comunicado la decisión de prohibir a la Coordinadora de Asociaciones de Lucha contra el Sida de la Comunitat Valenciana (Calcsicova) que utilice la Plaza de la Virgen para celebrar los actos organizados con motivo del Día Mundial del Sida el próximo 1 de diciembre, bajo el argumento que el acto puede resultar «burlesco debido a la connotación religiosa» del emplazamiento, junto a la Catedral y la Basílica de la Virgen de los Desamparados. ¡Toma argumento! Ahora resulta que se impide un acto plenamente acorde con la legalidad por el carácter religioso del lugar.
En éste sentido, la Comunidad Valenciana parece haberse convertido en cabeza de puente de la contrarreforma al Vaticano II. Otro ejemplo lo tenemos en la polémica surgida tras la suspensión de los cursos de información sexual que se imparten en colegios de dicha Comunidad Autónoma por parte del gobierno de Camps, tras las críticas del arzobispado de Valencia antes del verano, al entender que ofrecían una “visión muy reduccionista del ser humano”. Y dado que los contenidos de dichos cursos están respaldados por la Academia Española de Especialistas en Sexología, la Academia Española de Intervención en Sexología, la Fundación Española de Contracepción o la principal sociedad de médicos de familia, Semfyc, nos señala que, de nuevo, para la Iglesia Católica, la ciencia ofrece una visión muy reduccionista del ser humano. Claro que algo menos que reduccionista que la versión del Génesis. Pero ahora no se limita a orientar a sus fieles sino que pretende imponerlo de nuevo en las aulas.
Pero la nueva jerarquía católica andaluza no se queda atrás. Demetrio Fernández, obispo de Córdoba (España), ha pedido la supresión del término mezquita al referirse a la actual catedral católica de la Asunción de Nuestra Señora. El mitrado cordobés defiende su postura argumentando que llamarla mezquita supone "una expropiación a nivel del lenguaje". Resulta curioso este argumento por parte precisamente de los que critican la lucha del feminismo contra el lenguaje machista al que despectivamente llaman “ideología de género”. ¿Está la Iglesia Católica Española iniciando una apología de la “ideología religiosa excluyente”?.
El giro de 180º de la jerarquía católica es comprensible. Responde al miedo de perder un protagonismo social mundial que el Vaticano II, desde su opinión, no sólo no lo evitó sino que lo provocó. Esta visión, que en mi opinión no es nada acertada, ya que el último Concilio católico lo que abrió fue la puerta a que la Iglesia Católica sobreviviera y no desapareciera, les ha llevado a regresar no ya al Concilio Vaticano I sino a Trento, lo que definitivamente les conducirá al desastre final, al canto del cisne de los últimos seguidores de Cristo, hasta convertirse en algo así como los Amish de occidente.
De la Iglesia Católica ya no podemos esperar los católicos escépticos, agnósticos y ateos sólo el ejercicio de su responsabilidad pastoral, sino que ha entrado de lleno en la lucha ideológica y partidista. Y por ello la jerarquía católica y sus fieles deben asumir que la batalla ideológica no se quedará fuera de los muros de sus “casas” sino que llegará a su interior e incluso a los escalones de sus altares.

lunes, 4 de octubre de 2010

Funcionarios

Este post va de la función pública. Si esperas, querida lectora o lector, que en él se viertan diatribas contra los funcionarios y la función pública, mejor que dejes de leer. Y vaya por delante que no soy funcionario público ni nunca he tenido intención de serlo. Trabajar en una administración pública no es algo que me haya motivado nunca, y de hecho las únicas oposiciones a las que me presenté, más por presiones familiares que por convencimiento propio, se resolvieron con un pavoroso fracaso.
Pero siempre he sentido un especial cariño por el trabajador público. En un esquema ideológico, toda vez que el aparato del Estado se democratizó, dejando de ser el instrumento de los poderosos para mantener sus intereses, los funcionarios públicos se convirtieron en la mejor salvaguardia de los intereses de aquellos que antiguamente se conocía como clase obrera, y hoy en día como clase media.
Que los servidores públicos sean el primer dique de contención del Estado democrático les ha convertido en el objetivo preferente de los totalitarios NeoConservadores radicales, que han eliminado a la persona de su esquema y sustituido por el mercado. Y por eso los ataques permanentes y muchas veces sutiles que se han utilizado en su contra.
Primero se empezó por una parte de los servidores públicos, los políticos, como una forma de socavar los cimientos de un poderoso edificio: el Estado democrático. Cuando se convencieron que en la opinión de la ciudadanía los políticos estaban suficientemente desprestigiados, continuaron por los profesionales de la cosa pública: los funcionarios, a los que tachan de vagos, insolidarios, burócratas, etc.
Sería estúpido por mi parte, no obstante, negar que la mala fama del conjunto de la función pública tiene su origen en muchas equivocaciones, particulares y colectivas, de los propios funcionarios, sus organizaciones sindicales y los políticos que lo gestionan. Pero también es igualmente cierto que a pesar de todo ello, en España tenemos una clase funcionarial muy profesional, diligente, responsable y eficaz.
Para los que siempre estuvimos excluidos de la clase dirigente del Estado burgués, el aparato del Estado democrático, la Administración, es la base de la defensa de nuestros intereses.
Una función pública adecuadamente dotada económicamente, prestigiada y de calidad es fundamental si pretendemos que el Estado siga siendo democrático y no derive hacia un totalitarismo de mercado.
Para eso, sin duda, hay que hacer reformas, tanto en el acceso como en la gestión de los amplios recursos que manejan.
Mantener el acceso a la función pública de acuerdo con los principios de mérito y capacidad, tal y como establece nuestra Constitución, es fundamental. Pero no creo que el mecanismo de oposiciones hasta ahora mantenido sea el mejor. He podido comprobar en todos estos años que acceder a la función pública mediante oposiciones obliga a los opositores, en muchísimos casos, a dedicar los mejores años de su vida, cuando más pueden aportar profesionalmente, a prepararse amplísimos temarios, sacrificando su vida personal y familiar, con un costo económico altísimo para sus familias, posponiendo sine die la formación de una familia o la paternidad y la maternidad, sin tener nunca la seguridad que tanto esfuerzo llegue a buen puerto.
Cuando finalmente se accede a una plaza, tras lustros o incluso décadas de estudios, se encuentran con un panorama laboral muchas veces rutinario, de promoción decimonónica, que lleva a muchos y a muchas, equivocadamente sin duda, a pensar que el esfuerzo que debían hacer en su vida laboral ya está hecho y sólo les queda aguantar hasta la jubilación.
La función pública que conocemos, la de oposiciones, puestos de trabajo para toda la vida, etc. nació como solución al problema de los cesantes del siglo XIX, que tan bien describió en “Miau” nuestro admirado Benito Pérez Galdós. Pero pasados casi cien años, se han producido y acumulado un sinnúmero de efectos perniciosos, casi tan graves como los que se intentó eliminar con su implantación.
Claro está que, en todo caso, se trata de un problema colectivo de nuestra sociedad, no un problema de los funcionarios. Tampoco se trata de buscar fórmulas para abaratar los costos de la administración, ni de sortear con fórmulas que rozan la legalidad la obligación de seleccionar a los trabajadores públicos en función de su mérito y capacidad.
También es cierto que no tengo la fórmula perfecta, aunque a veces pienso que una opción tipo MIR podría ser adecuada: un grado para luego acceder, por nota, a un curso de especialización, en el cual ya se cobraría, y si se supera éste con éxito, se incorporaran sin más a la administración.
Creo en la administración pública, creo en nuestros funcionarios no sólo porque mi experiencia vital me ha enseñado que se puede confiar en ellos, sino que además mi orientación ideológica me señala que la clase funcionarial es el soporte que garantiza la mayoría de nuestros derechos constitucionales.

lunes, 27 de septiembre de 2010

ASÍ, NO. Yo también haré Huelga el 29-S

Si has seguido este blog hasta ahora, querida lectora o lector, habrás comprobado que mi opinión siempre ha sido favorable hacia el gobierno de la Nación y hacia su presidente, José Luis Rodríguez Zapatero.

Pero en esta ocasión, no puedo estar más en desacuerdo con su acción de gobierno. La iniciativa que ha llevado al Reformazo Laboral de junio, agravada más si cabe tras su trámite parlamentario, condensa en sí misma el mayor de los desatinos y la acción más alejada de los postulados de Pablo Iglesias.

Por ello, me uno a los que desde el ejercicio legítimo de un derecho constitucional (tan constitucional como el derecho a la libertad de prensa, la propiedad privada y la libertad de empresa) rechazan de forma tajante una reforma laboral que sólo beneficia al capital y destruye las bases de nuestro estado de bienestar, y digo, ASÍ, NO, compañeros, ASÍ, NO.

En la web de UGT encontrarás todos los argumentos en contra de la reforma laboral.

viernes, 27 de agosto de 2010

Diga vd. la verdad

Dicen de Rajoy muchas cosas, entre otras que es soso. Pero su mayor virtud es la reiteración. Eso puede ser señal de varias cosas: convicción, cabezonería, cortedad mental o discurso prefabricado.
Y Rajoy tiene mucho de prefabricado. Es como las piezas del TENTE que igual servía para construir un barco que un helicóptero. Uno de los 11 principios de Goebels, el de orquestación, afirma que “La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentarlas una y otra vez desde diferentes perspectivas, pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas”. De aquí viene también la famosa frase: «Si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad».
La Verdad del PP de Rajoy es la supuesta mentira de ZP. Si recordamos (o buscamos por Google que es más fácil) encontraremos que los chavalotes de la FAES entregaron al PP desmoralizado del 14-M un principio de orquestación que, hay que reconocerlo, vale su peso en oro: Diga usted la verdad.
Así, a vuelo pluma, encontramos la reiteración no solo en labios de Rajoy sino también en los de otros destacados miembros del Partido Popular:
Rajoy exige a Zapatero que 'diga la verdad' sobre Afganistán en el Congreso” (EL MUNDO); “Rajoy pide a la ministra Salgado que diga la verdad sobre la situación económica” (PUBLICO); “Rajoy pedirá a Zapatero que diga "la verdad" sobre el proceso de paz” (LA VOZ DE ASTURIAS); “Mayor Oreja pide al Gobierno que diga la "verdad" sobre la negociación con ETA” (DIARIO DE SEVILLA); No me ha contestado”, ha replicado Rajoy, que ha pedido al presidente que “diga la verdad” respecto a la subida impositiva porque “la gente tiene derecho a saber(ADN).
La fortaleza de la frase es que extiende un manto de sospecha sin necesidad de concretar nada. Si exijo a alguien que diga la verdad, lo que realmente estoy afirmando es que lo que dice la otra persona es mentira, pero sin la necesidad de demostrar cual es a mi entender la verdad. Pero sobre todo consigue otro efecto que Goebbels califica de principio de simplificación: adoptar una única idea, y es que ZP siempre miente… incluso cuando dice la verdad, como llegó a afirmar el director de La Gaceta, Carlos Dávila, "Al mentiroso nunca se le cree, aun cuando diga la verdad".
Y la insistencia sobre el discurso de "diga usted la verdad" ha conseguido que una amplia capa de la población llegue a tener la impresión de que ZP es un mentiroso compulsivo, que mintió sobre el 11-M, sobre la negociación con ETA, sobre la guerra de Afganistán, sobre la crisis económica, etc. Pero esa es una verdad-mentira perfectamente fabricada.
La verdad de la güena, no la “verdad” del PP, la FAES y los Radicales Neoliberales Totalitarios (RNLT), es que la aplicación de los 11 principios goebbelianos es fascismo puro y duro. Y parece que los muchachotes del PP no conocen otra “biblia” en su acción política.

miércoles, 25 de agosto de 2010

Familias como casas

Dedicado durante unos días a poner orden en mi espacio laboral para afrontar el nuevo curso en paz conmigo mismo y con mi mesa, venía reflexionando sobre la semejanza de las familias con los espacios que habitamos, ya sean nuestras casas o nuestras mesas de trabajo.
Así, podría decirse que hay tres tipos de casas como hay tres tipos de familias.
Una son las que en todas las habitaciones reina el orden y la pulcritud. Es decir, donde todos los miembros de la familia están sanos emocionalmente.
La otra es la casa donde todas las habitaciones están en orden, menos una (trastero, cuarto de invitados, etc.) que es a la que van a parar todos los bártulos que sobran del resto. Es decir, que el supuesto orden de la casa se mantiene con el sacrificio de una habitación donde habita el desorden. En este tipo de familias, la mayoría de sus miembros aparentan una estabilidad emocional que se mantiene gracias al desorden emocional de uno o varios de sus miembros, que suelen ser el pobrecito fulano, o la pobrecita mengana, que es bulímica, anoréxica, tiene trastorno de personalidad, no está muy bien de la chota la pobre, etc.
Y por último están las casas en las que todas las habitaciones se encuentran en desorden y anarquía. Estas son las familias desestructuradas, donde todos sus miembros muestran desórdenes funcionales y emocionales.
Imagino que de alguna forma, las casas reflejan el espíritu de las personas que la habitan. Y aunque no sé si se puede establecer una correlación sobre como están nuestras casas y nuestras familias, sería bueno evitar que en nuestro espacio físico y emocional existan espacios y personas sobre la que volquemos todas nuestras basuras, aunque con ello consigamos que el resto muestre un aparente orden y una espléndida pulcritud.

sábado, 21 de agosto de 2010

Anabolic Party

Hoy me siento generoso, debe ser el aburrimiento de un sábado por la tarde en una ciudad del interior, con treinta y tantos grados en el exterior. Y avalado por el refrán, del enemigo el consejo, me voy a atrever a dar uno a nuestros amigos de la derecha radical neoliberal (DRNL), esa doctrina totalitaria que andan impulsando aquí y allá con gran entusiasmo nuestro musculazo expresidentes Aznar.
Me extraña, pero no he observado que nuestros chavalotes de la derecha de toda la vida de dios hayan importado esa simpática mesa camilla que es el Tea Party. Se trata sin duda de un error garrafal que debe ser estudiado con ahínco por parte de los sesudos (y bien pagados, que para eso lo valen) muchachos de la FAES.
Pero reitero, como me siento generoso, les voy a proponer un movimiento radical neoliberal totalitario a la española que deberían denominar “Anabolic Party”.
¿Verdad que hay que ser desinteresado para ofrecer gratis una idea tan genial? Porque desde luego, vistos los comportamientos de algunos líderes de la DRNL española, casi no cabe la duda, y no lo digo por esas tabletas abdominales que algunos lucen, propia de la crisis de los cincuenta que a otros les da por cambiar de legítima (o ilegítima), de auto o de casa.
He leído por ahí que las personas que abusan de los anabolizantes, además de ver reducida sus gónadas a la mínima expresión cosa que no nos atrevemos a comprobar, muestran algunas alteraciones del comportamiento, realmente alarmante. Se afirma que puede ocasionar importantes trastornos psiquiátricos, causando extrañas alteraciones del estado de ánimo, que incluyen síntomas similares a los maníacos y que llevan a episodios violentos, incluso homicidas. A veces se observa depresión cuando se dejan de tomar los esteroides, lo cual puede contribuir a la dependencia.
Así, investigaciones recientes indican también que muchos usuarios pueden sufrir celos paranoides, irritabilidad extrema, delirio y alteraciones del juicio que surgen de sentimientos de invencibilidad.
¡Que nadie se escandalice! Que no estoy describiendo el comportamiento de nuestro simpático ex presidente del gobierno de la Nación, señor Aznar. Claro que algunos, no sin cierta razón, pueden afirmar que el comportamiento de don Josemari describe, palabra por palabra, el comportamiento de los que abusan de anabolizantes (v.g. esas alteraciones de ánimo, ora con melena, ora sin bigotes; ese ardor guerrero por llevar la guerra con él, desde Irán a Venezuela, de Melilla a las Provincias Vascongadas; ese gesto desabrido cuando se le pregunta por las armas de destrucción masiva que tan seguro estaba ocultaba el dictador Hussein; esa ensoñación de que España, con apenas cincuenta millones de habitantes y solamente 500.000 kilómetros cuadrados está llamado a ser, de su mano, el gran gendarme del Mundo).
Me refiero al comportamiento social de la DRNL que muestra un carácter bipolar, donde pasamos a sus ojos de ser el fanal que ilumina al mundo (durante la hégira del Josemari el Grande) al agujero donde la ven ahora; esa irritabilidad tan descontrolada que muestran sus voceros en la COPE e Intereconomía; esa convicción de solucionar todos los problemas del país e incluso del mundo a mamporro limpio. Estoy casi seguro que la Derecha Radical Neoliberal Española ingiere ingentes cantidades de anabolizantes ideológicos y emocionales, prescritos y dosificados por sus gurús como Rouco Varela, Jimenez Losantos, Enrique de Diego, Eduardo García Serrano, Carmen Tomás, Agapito Maestre, Alfonso Rojo, Isabel Durán, Carlos Dávila, Miguel Ángel Rodríguez, Alejo Vidal-Quadras, Gustavo de Arístegui, Xavier Horcajo, Román Cendoya, Miguel Durán, Carmen Gurruchaga, Jaime González, Pedro Juan Viladrich y Juan Manuel de Prada, por poner algunos nombres.
Por eso, creo que el nombre de “Anabolic Party” les viene como anillo al dedo, aunque en mis tiempos alguno diría que no, que en todo caso serían el Party de los fumáos….

jueves, 19 de agosto de 2010

Soler el Separador

Juan Soler-Espiaubu, así, con guión, cosa de dar prosapia a un apellido algo común imagino, y yo compartimos sitio de bitácora. Y espero que poco más aunque debo reconocer que como “escribiente” de post le envidio su capacidad para llamar la atención, ya que yo sólo consigo algún comentario elogioso de amigos que me quieren y la benévola censura de algún que otro desconocido, todo lo más. Nada de primicia en noticiarios nacionales de televisión.
Pero hay que reconocer que hay éxitos envenenados, y parece que Juan Soler, así, sin guión, ha conseguido uno de esos. Cierto es que leído el post de marras es mucho menos injurioso de lo que podríamos deducir si nos limitamos a escuchar o leer las noticias que han aparecido en el día de hoy. Pero sí pienso que ese comentario se inserta, en mi opinión, en un magma emocional de la derecha centralista de Madrid, y da idea de lo que realmente piensan sobre España más allá de los almibarados discursos sobre la unidad nacional.
Porque el comentario en sí es de lo más estúpido. ¿A caso el acento malagueño de Cánovas, o el cordobés de Alcalá-Zamora, o el jerezano del General Primo de Rivera les impidió representar lo español y lo madrileño con gran aplauso de esa misma derecha?
Pero no es tan estúpido lo que transpira: un concepto monopolístico lingüístico-cultural de España, donde lo periférico solo es aceptado si se conforma con ser folclórico.
Dicen los medios (vete a saber) que en la localidad de Vélez-Málaga, a la que tengo gran cariño tras décadas de pasar mis veranos en su término municipal, anda muy revuelta por las palabras de Juan Soler (así, sin guión). Y no me extraña porque esas salidas de tono que estoy seguro que la derecha reaccionaria y centralista que tan bien representa Juan Soler (así, sin guión) encuentra de lo más graciosa, le sienta al resto del país como una patada en la boca del estómago, por no decir en las gónadas.
Debemos reconocer a ciertos nacionalismos periféricos su miaja de razón cuando habla de separadores. Y es que no separa quien quiere sino quien puede. Y gracias a “simpáticos” chavalotes de la derecha caciquil, centralista y madrileña como Juan Soler (así, sin guión) allanan el camino a los que maldita la gracia les hace ese simpático humor mesetario.
Hace años que acepté que desde Madrid, acostumbrado a ser el epicentro de una meseta subyugada y empobrecida por el sumidero que supone la capital de España (a la que históricamente debían acudir desde para ir al especialista médico, hasta para estudiar en la universidad o ir de compras), les sorprenden que existan territorios como el País Vasco, Cataluña o Andalucía que puedan vivir sin mirar permanentemente a Madrid y de la que sólo les llega periódicamente el BOE y las “gracietas” y chulerías de sus líderes políticos.
No soy separatista porque como ya he dicho no separa quien quiere sino quien puede, y Juan Soler (así, sin guión) no tiene lo suficiente para que me anime a recorrer ese camino. Pero estoy seguro que hoy en Andalucía, en Vélez-Málaga, en Dos Hermanas, hay más de dos y más de tres que piensen ¿y para eso necesitamos a España?

miércoles, 18 de agosto de 2010

Amores marroquíes.

Desde hace años albergo una certeza: las élites marroquíes admiran a Francia y aman a España. El problema para los españoles, es que ese amor se manifiesta como el amor de un amante despechado, haciendo verdad la letrilla famosa: “Ni contigo ni sin ti, tienen mis penas remedio: contigo porque me matas, y sin ti porque me muero”. O con el amor del niño malcriado hacia una madre distante, de la que quiere llamar su atención con rabietas y gamberradas.
Las élites marruecas se saben inferiores a las francesas, a las que admiran, pero se imaginan iguales a las españolas. Y por eso (algo parecido pasa con Portugal) llevan muy mal la indiferencia española hacia ellos.
Sostengo que la sociedad española procesa el rechazo con indiferencia. Cuando en 1640, Juan IV declaró la independencia de Portugal de la España de Felipe IV, las tropas lusas apostadas en la frontera esperaron en vano la llegada de los ejércitos castellanos, al punto que el duque de Medina-Sidonia de la época afirmó que si hubiera sabido lo fácil que era independizarse de la monarquía hispánica se habría declarado rey de Andalucía. No llegaron las tropas españolas pero sí enviamos nuestra indiferencia, hasta el punto que Portugal sigue siendo para la mayoría de la sociedad e incluso para nuestras élites un territorio ignoto situado entre Extremadura y el Atlántico.
De la misma forma, y a pesar de Joaquín Costa, la sociedad española ha asumido que, parafraseando a Ortega, Marruecos es el problema. Y con esta sentencia muestra la mayor de las indeferencias que tan mal sienta a las élites marroquíes. Si somos iguales, ¿porqué nos desprecian? se deben preguntar a diario.
La respuesta oficial de las élites marroquíes, representadas en el majzen medieval, siempre ha sido la misma: llamar nuestra atención periódicamente.
Hace años tenían la solución a mano, los barcos pesqueros españoles. Cada vez que Marruecos sentía la necesidad de llamar la atención del hermano español, retenían un par de barcos y ya tenían la atención de la sociedad española durante una temporada. En este sentido, el mayor error de la monarquía marroquí fue finiquitar a finales del siglo XX el convenio de pesca, ya que con ello perdía un recurso fácil de llamar la atención de la sociedad española.
La siguiente vez que las élites marroquíes quisieron llamar la atención del hermano español se encontraron que no tenían barcos que apresar, así que a alguna “lumbrera” se le ocurrió apresar un barco pétreo varado en mitad del Estrecho: la Isla de Perejil.
Acostumbrados como estaban a que las periódicas llamadas de atención se solucionaran con un indemnización y algo de cariño y dedicación de la prensa española, se sorprendieron cuando el presidente Aznar (que como buen resentido es humilde ante los grandes y chulesco ante los pequeños) mandó a la Armada a desalojar a los pobres gendarmes marroquíes que ocupaban el islote.
Ahora a otra lumbrera se le ha ocurrido la brillante idea de llamar nuestra atención con un conflicto fronterizo fantasma en Melilla que a la primera de cambio se infla y se desinfla como el globo que es.
Las élites marroquíes deben asumir que hoy por hoy la sociedad española no considera a Marruecos ni el hermano pequeño ni el primo lejano, y que acumular horas en los telediarios y páginas en la prensa no significa que el hermano español le dedique atención, más bien lo contrario, retroalimentan el hartazgo y la indiferencia social española hacia Marruecos. Si realmente la monarquía alauita quiere que la sociedad española sea un aliado firme en el continente europeo debe comenzar a comprender que emocionalmente la sociedad española solo valora las muestras de admiración. En cuanto nos dicen lo buenos que somos, ronroneamos como gatos. En cambio, el desdén con desdén pagamos.
Por otra parte, la sociedad española y sus élites no pueden mantener indefinidamente esa mirada tan mesetaria de considerar África todo lo que hay después de Gibraltar. Cierto que desde el rabo todo es cerdo, pero Marruecos es mucho más que África, es el cerrojo de la llave que posee España. El empeño de las potencias europeas desde el siglo XVI de evitar que España dominara en solitario el Estrecho se ha transformado en el esfuerzo de las potencias mundiales de evitar el acuerdo de ambas monarquías que controlan sus orillas. Pero además, Marruecos es el socio natural de más de media península, y sustituir a Francia en el corazón magrebí es posible.
Pero lo que hoy tenemos es a un Aznar que se imagina Santiago a caballo que en la frontera melillense cierra España, unos “militantes” de los derechos humanos controlados por el largo brazo del majzen y una sociedad española tan cansada del conflicto marroquí como de las gotas frías que periódicamente asolan nuestros pueblos y ciudades.

miércoles, 28 de julio de 2010

Va de toros

Hoy, a una hora poco torera, el Parlamento de Cataluña ha aprobado la Ley que prohíbe la lidia de toros en tierras de esa Comunidad Autónoma.
Aportar algún elemento novedoso al debate es imposible. Posicionarse resulta temerario por la mezcla de metadiscursos. Escribir un post sobre ello en una tierra como Andalucía, francamente estúpido. Pero a pesar de ello, no quiero dejar de apuntar algunas reflexiones.
Reconozco que de haber sido hoy uno de los parlamentarios catalanes lo habría pasado fatal. Soy poco partidario de prohibir, pero soy incapaz de disfrutar de la belleza de un espectáculo que siéndolo termina con la muerte atroz de un animal con sistema nervioso central.
Hoy en Cataluña hemos vivido un vodevil al estilo de una reunión familiar o una reunión de vecinos donde todo el mundo se enfrenta con argumentos que nada tienen que ver con lo que realmente se discute. A trazos gruesos, ni los que han votado en contra defendían la fiesta “nacional” ni los que votaban a favor les importaba un higo el sufrimiento de los animales.
¿Es la lidia de toros arte? En mi opinión, sí. Es una danza ritual y simbólica, ancestral y precristiana, que organiza un baile entre el hombre y la naturaleza, donde los dioses de la tierra, el agua, el fuego y el viento, muestra su favor hacia la humanidad si ésta es capaz de sacrificar la res, o hacia la naturaleza si finalmente el hombre es corneado por la bestia, dándole muerte.
¿Es tradición? Si. Quevedo la hacía fiesta de moros, pero su raíz es muy anterior, antes de Roma, de tiempos íberos y tartésicos.
¿Qué una actividad sea arte y tradición justifica su celebración? No. Hay tradiciones abominables, como la ablación del clítoris, y artes como la cocina de especies en extinción que no se justifican bajo ningún parámetro. En el caso de la lidia, la muerte que sufre el animal, con los pulmones encharcados de sangre, tras haber sido asaetados de banderillas y picado, la convierte en un arte y en una tradición deleznable.
¿No sufren también los animales sacrificados para el consumo humano? Cierto. Pero las normas que todos nos hemos dado pretenden mitigar en el máximo posible el estrés de los animales durante su crianza y sacrificio. Y si son necesarias más medidas, bien venidas sean. Pero nadie en su sano juicio valora más una carne de vacuno, ave o cerdo si se le hace sufrir, y si eso ocurriera posiblemente se le imputaría algún delito a los que lo hicieran y los que compraran dicha carne. En cambio, ningún aficionado toleraría una fiesta donde el toro no fuera picado y matado con sangre y gran sufrimiento.
¿Es economía? Por supuesto. La lidia del toro bravo supone una importante industria, que va desde su cría en la dehesa, su transporte y su muerte en la plaza; desde la formación de los matadores hasta los modistos que cosen los trajes de luces.
¿La riqueza que genera una industria justifica su mantenimiento? No. La actual industria del tráfico de personas y su explotación sexual, como la antigua esclavitud, es una industria aún más potente e incluso de nivel global, que con este argumento justificaría su mantenimiento.
Pero aún más, la actitud intransigente del propio mundo del toreo que ha impedido una evolución en el arte de la lidia, ajustándolo a los parámetros morales de la sociedad de hoy la condena a su expulsión de la sociedad civilizada. Porque una tradición precristiana, aceptada a regañadientes por el catolicismo, ya no puede tener vigencia en una sociedad del siglo XXI como la española.
¿Se tortura en la lidia de toro? Si. Se le condena a una muerte lenta, cruel y dolorosa, donde en realidad el toro no tiene ninguna posibilidad de salir con vida.
¿Es la muerte dolorosa del toro un acto máximo de sadismo? Efectivamente. Provocar dolor conscientemente para procurarse placer propio es un comportamiento sádico.
¿Justifica la tortura sádica del toro el apoyo de ERC y IC a la Ley que prohíbe la Lida del toro? No. Si realmente la actitud de ambos partidos fuese la defensa de los toros, habrían aprovechado para ampliar la prohibición de otros tipos de festejos con toros donde, sin matarlos, se les maltrata, se les hace sufrir y los participantes disfrutan sádicamente de ese dolor.
Porque, reconozcámoslo, de lo que realmente se debate no es sobre toros, sino sobre la fiesta de lidia como paradigma de lo español y su rechazo como bandera de lo antiespañol.
Lo que defienden los nacionalistas catalanes es visualizar su rechazo a una de las expresiones de un españolismo trasnochado, ya que el toreo era antes de la Guerra Civil el equivalente a nuestra Liga Nacional de Fútbol, algo que “cosía” nuestra España plural.
Y lo que defienden tanto el PP como Ciudadanos no es tanto la lidia de toros bravos como el rechazo al rechazo catalanista a España.
Lo malo de debatir con argumentos que nada tiene que ver con el debate es que refuerzan los prejuicios y los odios cainita. Y, lamentablemente, ese si que es un vicio que nos une a todos los españoles y españolas, peninsulares, isleños y africanos incluidos.

martes, 27 de julio de 2010

Maricones viejos

Hace unas cuantas semanas, al pasar por el mercadillo del jueves de Sevilla, que desde el siglo XIII se celebra todos los jueves (menos en jueves santos, corpus cristi y ascensión) en la calle Feria, observé sobre una manta una cuartilla de cartulina que ponía “novelas gays”. Me sorprendió que en ese batiburrillo de “chamarileros, chalanes y anticuarios” donde terminan los objetos más kitsch se mostraran para su venta novelas para gays.
Solo pude detenerme algunos segundos, ya que llegaba tarde al trabajo, pero pude comprobar que se trataban de novelas eróticas o pornográficas (de esas que, antes de Internet, se leían con una sola mano) en inglés y que por las ilustraciones de sus portadas diría que eran de los años setenta, años ochenta lo más.
Aquel día camino del trabajo, y varias veces después, he pensado en el propietario de aquellos volúmenes que habían terminados en un cutre mercadillo a los ojos de todos los que lo quisieran ver, hasta imaginarme un hombre nacido entorno a la Guerra Civil, un muchacho de buena familia, al que nunca se le conoció pareja, culto. Un hombre que en los setenta leía en inglés, podía trasladarse a Inglaterra o Estados Unidos y traerse libros que por aquellas fechas difícilmente podrían encontrarse legalmente en España, y que como un pequeño tesoro, seguramente oculto en lo más escondido de su biblioteca, acumulaba un par de docenas de novelas donde historias de hombres que se amaban terminaban con un final feliz. Un hombre que moriría viejo y solo, dejando todo su patrimonio a sus sobrinos los cuales al descubrir su pequeño tesoro de papel sonreirían jocosos, mirad el maricón del tío.
Reconozco que se trata tan solo de una fantasía. Igual se trata de una colección de libros de algún viajero anglosajón enamorado de Sevilla, o los restos de una librería gay friendly con poco éxito en esta ciudad nuestra.
Pero en todo caso, este fantasmagórico personaje me lleva a dedicar un sentido homenaje a todos aquellos gays y lesbianas, las fernandas y luisas de nuestros pueblos, encaladores, vestidores de vírgenes, anticuarios, putas y putos, que durante centenares de años, pero especialmente durante la dictadura del felón Franco, sufrieron y lograron sobrevivir ante la incomprensión de los suyos y el desprecio de los demás.
Posiblemente mi vida y la de mi fantaseado maricón viejo que atesoraba novelas ocultas en una librería tengan pocos puntos en común. Pero no por ello puedo dejar de reconocerme en ellos y reconocerles mi gratitud por sus vivencias y supervivencias. Ya que si no es por muchos de ellos, mi vida posiblemente habría sido muy parecida a las suyas.

domingo, 25 de julio de 2010

Cajasur: el secreto guardado… o no?

En Andalucía siempre se ha afirmado que Cajasur era algo más que una caja de ahorros andaluza, ya que la Iglesia Católica y incluso el Estado Vaticano la utilizaban como su banca para gestionar los recursos, realizar inversiones, controlar transferencias, etc.
Por ello, la defensa numantina para escapar del control de una administración socialista se ha interpretado como el esfuerzo para evitar que el “enemigo” se apoderara de secretos sensibles para la economía católica.
Primero fue el enfrentamiento para evitar que se le aplicara la Ley de Cajas andaluza, salvada in extremis por la intermediación de Rodrígo Rato desde el ministerio en Madrid. Luego ha sido la fusión con Unicaja, donde la dirigencia religiosa de Cajasur ha preferido ser encausada por el Banco de España antes de permitir que el largo brazo de la Junta de Andalucía llegara a enterarse de sus “secretos”.
Según algunos, varias han sido las maniobras de la Iglesia Católica Española para asegurarse un cierto control de la Obra Social de la extinta Caja andaluza, pero la opción BBK, según algunos mentideros andaluces, va mucho más allá.
Se rumorea que desde la Iglesia Católica vasca se ha asestado un golpe a Rouco Varela, consiguiéndose un as para parar el golpe de los radicales rouquista que en los últimos años han ido cercando y desmontando la iglesia autónoma vasca. Apoderándose de Cajasur a través de BBK, la Iglesia Católica de Euskadi se apodera de sus secretos. Con lo cual todos los esfuerzos de Rouco Varela y los suyos para huir del enemigo socialista ha terminado en la entrega de todos sus secretos al cordial enemigo amigo. Lo que no deja de provocar cierta hilaridad en Andalucía, ya que la venganza se sirve en frío.

viernes, 23 de julio de 2010

El premio es el Estado

Si seguimos las noticias por los medios de comunicación o escuchamos los comentarios de amigos y familiares, lo importante ahora es el paro y la economía. Y como casi siempre, lo evidente es engañoso.
La crisis económica actual no deja de ser una crisis más del sistema capitalista, necesarias cada cierto tiempo para resolver sus contradicciones intrínsecas. Lo que le hace completamente diferente no es el aumento del paro, la quiebra de empresas o la bajada del PIB sino las respuestas e imposiciones que desde múltiples instituciones adscritas al Radicalismo Neoliberal (RNL) están transformando nuestra realidad no ya económica sino institucional.
El control que hasta la Segunda Guerra Mundial ejercía el Capital en los sistemas políticos de occidente saltó por los aires a través de la socialdemocracia europea que permitió la participación real, por primera vez en la historia, de la base de la pirámide social (clase trabajadora, clases populares, o como quiera llamársele) en las instituciones del Estado.
Por primera vez en la historia de las democracias, el Estado y su aparato (administración, justicia, policía, ejército) ya no era coto privado del Capital sino que debía compartirlo e incluso cederlo al conjunto de la sociedad.
La reacción del Capital fue lenta, incluso inexistente en un primer momento. La fuerza de la ideología marxista, el temor real a la extensión del comunismo en su versión soviética, etc, paralizó al Capital, dejando con su inacción espacio a la democratización profunda de los Estados.
Cuando llegó, la reacción del Capital se vehiculizó a través de los Think Tank (traducible como Depósitos de Ideas) creándose la corriente Neoliberal, que usurpando el término a la venerable ideología decimonónica, la transformó en un verdadero movimiento totalitario.
El objetivo del Radicalismo Neoliberal es volver a privatizar el poder. Dado que era imposible recuperar el Estado, éste se convertía en el enemigo a batir. Y para ello era necesario sustituirlo por el Mercado.
Si observamos las propuestas del Radicalismo Neoliberal para superar esta crisis observamos que la propuesta final es la sustitución del Estado Nacional por el Mercado Internacional. Dado que los Estados Nacionales están más o menos democratizados, lo que esconde la propuesta es sustituir sistemas democráticos por un sistema totalitario.
Por ello, el Mercado es, en sentido estricto, similar al nazismo y al comunismo soviético. Un sistema totalitario que escapa del control democrático, que es gestionado por las élites y cuyo enemigo a batir son los sistemas democráticos.
Sorprendentemente, la sociedad democrática asiste paralizada al mayor trasvase de poder de un conjunto de sistemas democráticos a un sistema totalitario.
Al Radicalismo Neoliberal le sirven todos los errores de los sistemas democráticos y sus gestores, los y las políticas. La corrupción, los nacionalismos periféricos, el descrédito de la clase política y de la función pública, etc, son parte del asfaltado necesario para llegar al objetivo final.
Muchos son los desafíos del Radicalismo Neoliberal, entre otros, China. Pero para las sociedades democráticas como la española, la pérdida de ese poder puede llegar a ser dramático. Cuanto más se vacía el Estado, cuanto más se privatiza la gestión pública, más irrelevante se convierte el sistema democrático y menos poder real tienen las y los trabajadores y gran parte de la antigua burguesía. En un último estadio, al Radicalismo Neoliberal no le importa el mantenimiento del Estado como carcasas vacías, meramente protocolarias, que en el mejor de los casos sean sus extremidades ejecutoras.
Por eso, hoy la Revolución es recuperar el Estado, devolverle su poder y su función. La democratización del Estado fue el gran éxito de las sociedades occidentales a mediados del siglo XX. Y su vaciamiento el premio del Capital.

sábado, 26 de junio de 2010

Orgullo sin orgullo

Otra vez estamos en junio, e inevitablemente en diferentes ciudades del mundo, entre ellas Sevilla, se organiza el show llamado Orgullo, el Gay Pride anglosajón. ¿Show? Si, naturalmente. No es tendenciosidad, es reiteración de un posicionamiento que vengo defendiendo desde hace años.
Si preguntas a cualquier heterosexual (sobre todas chicas) que hayan participado en un “Orgullo” lo primero que te dirán es que se lo han pasado muy bien, que se han divertido mucho.
¿Divertirse? Si realmente el llamado “Orgullo” fuese un acto reivindicativo (y no la hipermercantilización de una discriminación) nadie emplearía el término “divertido”.
¿Quién se imagina a un obrero de la Revolución de Octubre diciendo que se habían divertido mucho asaltando el Palacio de Invierno? O a un sans-culottes de la Revolución Francesa afirmando ¡uy, que bien nos lo hemos pasado quemando medio Paris! O a un soldado republicano en la batalla del Ebro decir ¡ostia, que divertido! Y por supuesto, nadie, tras observar el primer suicidio reivindicativo feminista, el de Emily Davidson en Epson, podría afirmar ¡que bien me lo he pasado! Ninguna lucha es divertida. Y hacerla divertida a fuerza de disfrazarla, ridiculizarla y parodiarla, en el supuesto de tratarse de una verdadera reivindicación, es una estrategia de banalización que únicamente sirve a la discriminación.
Pero muchos y muchas somos conscientes que bajo el Orgullo lo que se esconde es un lucrativo negocio que expande sus tentáculos a prohombres del movimiento gay, gayempresarios (muchos de ellos heteros, of course) y políticos necesitados de impulsar la industria turística.
El “Orgullo” es un acto exclusivamente comercial, carnavalesco, que sirve a la postre para justificar tanto la ausencia de políticas de igualdad en materia GLBT y el constante coqueteo de una parte la izquierda con la Iglesia Católica, como para justificar a la derecha más reaccionaria sus prejuicios y homofobia. Y todo ello permitiendo a unos cuantos hacer caja.
¡Esto sí que es divertido, oiga!

viernes, 18 de junio de 2010

Espadas, el austero

Más allá de haber leído su nombre en algunas noticias y en el BOJA y visto su retrato en algún periódico, mi desconocimiento sobre el compañero Juan Espadas (Sevilla, 1966) era absoluto hasta hace un par de meses. Tras su elección como candidato a la alcaldía de Sevilla para las próximas elecciones municipales en mayo de 2011, me comenzaron a llegar, de personas de mi confianza, algunas opiniones elogiosa sobre su figura.
Como militante del Partido Socialista tiendo a rechazar a los candidatos chistera, esos que el sanedrín del partido suele elegir, aterrizan como paracaidistas y generalmente terminan con un fracaso sonoro. Por eso llegué entre espectante y reticente a la charla que el compañero Juan Espada ofreció en la Agrupación Local de San Jerónimo el pasado día 17 de junio de 2010.
Y debo reconocer que la impresión que me ha causado el compañero ha superado mis espectativas. Sabiendo que las personas somos como los melones (solo abriéndolos sabemos si son dulces o pepinos) hasta que el compañero Espadas no comience a ejercer tanto de candidato como de alcalde, si así lo queremos los y las sevillanas, solo podemos hablar de impresiones y me atrevo a calificar la mía de positiva.
Juan Espadas reconoce lo complicado de presentar un nuevo proyecto a las y los ciudadanos sevillanos, tras venirse gobernando desde 1999 y en medio de una profunda crisis económica, social y psicológica que puede llevar a un voto de castigo. Pero apuntó algunas reflexiones con las que no sólo estoy de acuerdo sino que además muestra a un candidato que sabe a lo que se enfrenta.
En un momento de su intervención reconoció que en el próximo mandato no se darán las circunstancia para apostar por los grandes proyectos que permite a un alcalde pasar a la posteridad, señalando, a continuación, que está dispuesto a liderar la corporación municipal en dicho escenario. También reconoció que es el momento de apostar por rentabilizar al máximo los recursos disponibles, incluyendo la reforma administrativa del ayuntamiento.
Toda su intervención transpiraba una apuesta por la política a pie de calle, donde menos es más, y la necesidad virtud. Tras vivir la sociedad española una década por encima de sus posibilidades, Juan Espadas parece dispuesto a gestionar la escasez con imaginación, trabajo y optimización de los recursos públicos. Espadas, el austero. Y ese candidato sí me gusta.

miércoles, 28 de abril de 2010

Donde termina la laicidad y donde empieza la libertad de culto

Aunque pueda parecer lo contrario, el debate sobre el uso de elementos religiosos en espacios públicos lo llevo escuchando desde mis tiempos en los Salesianos de Málaga. Pero es verdad que en los últimos años ha adquirido rango de debate social que, en mi opinión, muchas veces mezclan churras con merinas lo que provoca la imposibilidad del debate sereno y abre la puerta a los discursos demagógicos, xenófobos y chauvinistas.
El marco teórico sobre la religión en España está claro y se recoge en el artículo 16 de nuestra Constitución, que para aquellos que lo hayan olvidado (o nunca lo hayan leído) dice lo siguiente:
1. Se garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y las comunidades sin más limitación, en sus manifestaciones, que la necesaria para el mantenimiento del orden público protegido por la ley.
2. Nadie podrá ser obligado a declarar sobre su ideología, religión o creencias.
3. Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones
.”
En este artículo hay a mí entender dos elementos fundamentales: primero, que el estado carece de religión estatal, esto es que ninguna expresión del estado podrá exhibir elementos religiosos, y segundo que la manifestación religiosa solo tiene como límite el orden público.
Sobre el debate de crucifijos en las aulas, poco hay que hablar. Ningún continente público, es decir, propiedad del Estado y por lo tanto de cualquier administración (central, autonómica, local) puede mostrar elementos confesionales. Entiendo además, que los funcionarios públicos en el ejercicio de su función tampoco podrán mostrarlos, como son los profesores contratados por la administración en cualquiera de sus modalidades. Pero tampoco jueces, personal sanitario, ni el jefe del Estado. Claro que una vez que dejen de ejercer su función pública, en sus vidas cotidianas, podrán ejercer su libertad a manifestar su religión.
Otra cosa es el ciudadano, que tiene libertad completa “sin más limitación en sus manifestaciones, que la necesaria para el mantenimiento de orden público protegido por la ley”. Por lo tanto, el uso de cualquier vestido, uso o costumbre que cualquier persona pueda desarrollar es decisión personal y respetable, siempre que mantenga el orden público, como puede ser un velo, una cofia, un uniforme, un pañuelo, una kipá, collares, aros, etc. y su uso nunca puede estar restringido, excepto, naturalmente, por cuestiones de seguridad o sanidad, por ejemplo.
¿Qué pasa entonces con el velo que usan algunas mujeres en el mundo islámico para cubrirse el pelo o hiyab? Está claro que legalmente no existe ninguna limitación como complemento de vestir, y como símbolo religioso, al no alterar el orden público, constitucionalmente no puede ser prohibido.
Ahora bien, existen normas legales o consuetudinarias que limitan determinados usos. En occidente, tener la cabeza cubierta en un recinto cubierto se ha considerado históricamente como una falta de educación. Hay una anécdota muy reveladora hasta qué punto era importante esta tradición. Durante la coronación de Carlos V como emperador del Sacro Imperio se produjo un grave conflicto cuando los Grandes de España, haciendo uso de sus prerrogativas, pretendían permanecer con la cabeza cubierta durante la ceremonia, mientras los príncipes alemanes tenían que estar descubiertos, Tensión que solo finalizó con la petición del futuro emperador para que los españoles transigieran y renunciaran a un derecho fundamental de los Grandes de España.
Considerar de mala educación permanecer con la cabeza cubierta bajo techo lleva a muchas instituciones a fijar la prohibición de usar gorras, sombreros, etc. En este caso sí sería lógica la prohibición del hiyab, pero no por cuanto elemento religioso sino como prenda de vestir. Claro que para ser creíble esta prohibición debería ser por igual para todos, incluidas monjas y sacerdotes, por ejemplo.
Estoy de acuerdo con la decisión del gobierno de la Nación de negarse a prohibir legalmente el hiyab porque sería ir contra la constitución ya que solo tendría sentido basándose en su uso religioso. Y me parece correcto que sean los centros, educativos, sanitarios, etc., los que establezcan sus normas internas de usos que, entre otras cuestiones y no la principal, regularan la posibilidad o no de estar con la cabeza cubierta.
Para finalizar, señalaré que a mi entender un argumento realmente contraproducente es el que compara las normas legales de países islámicos para impedir u obligar a seguir las costumbres españolas. Porque al hacerlo inconscientemente se compara una sociedad avanzada y democrática como la nuestra con sociedades en ocasiones medievales y sin garantías ni derechos humanos. Precisamente somos una sociedad decente porque defendemos el ejercicio de los derechos humanos y de la ley. Compararnos con ciertos países es una forma como otra cualquiera de insultarnos como sociedad.

domingo, 25 de abril de 2010

El regreso de la Memoria

La sociedad española observa atónita como un nuevo precipicio se abre a sus pies. La Memoria Histórica parece que ha desencadenado un torbellino de pasiones peligrosas, en el cual, como es humano, cada uno intenta arrimar el ascua a su sardina.
Tales dislates estamos leyendo y oyendo en los últimos meses, que me gustaría aportar algunas ideas que te ayuden a clarificar los debates.
Empecemos cronológicamente en el tiempo. En 1931, al abdicar Alfonso XIII, tras las elecciones municipales que dio una amplia mayoría a los partidos que abogaban por la república y por eso llamados republicanos, por motu proprio y en contra de los consejos de algunos de sus leales monárquicos, se abrió paso, de forma pacífica y sin fractura social, a la II República Española. Durante su existencia se sucedieron tres mayorías: la republicano socialista en un primer periodo, en la que se aprobaron la Constitución y las leyes más progresistas; la CEDA, que consistió básicamente en un periodo donde se intentó o produjo la “contrarreforma” de los gobiernos anteriores; y el Frente Popular, que apenas dispuso de unos meses para su desarrollo antes de que una parte de la jerarquía militar y de la alta burguesía, junto con la Iglesia Católica, promovieran un levantamiento militar que tras su fracaso se convertiría en nuestra Guerra Civil (a veces llamada Incivil por sus efectos) y que duró casi tres años (de julio de 1936 a abril de 1939).
A lo largo de esos casi tres años el gobierno constitucional intentó por una parte ganar la guerra y por otra mantener el control de su zona, rápidamente soliviantada por el rechazo social a los militares sublevados y a grupos revolucionarios más o menos organizados. Por su parte, los militares felones, rápidamente liderados por Francisco Franco, desarrollaron una campaña de terror y exterminio en los territorios que fueron ocupados, teniendo como ejemplo a Gonzalo Queipo de Llano y sus proclamas radiofónicas.
En ambos territorios se torturó, se robó, se confiscó, se asesinó. Es decir, en ambas zonas se produjeron miles, centenares de miles de víctimas inocentes.
La diferencia fundamental es que mientras en la zona “republicana” eso ocurrió contra la voluntad de la presidencia, el gobierno y las cortes, en la zona “nacional” fue instigada por las fuerzas militares con el objetivo de eliminar física, emocional y socialmente cualquier resistencia. La expresión más clara de ello la obtenemos de uno de los primeros y principales instigadores del alzamiento militar contra el gobierno constitucional, el general Mola, el cual proclamó el 15 de agosto de 1936 en Radio Castilla: “En resumen: ni rendición, ni abrazo de Vergara, ni pactos de Zanjón […] para los que alentaron a sabiendas una guerra de infamias, crueldades y traiciones, para esos jamás; antes la Justifica de la Historia, la nuestra, la de los patriotas, que ha de ser inmediata y rápida”.
Para los militares felones solo una justicia expedita que eliminara físicamente a los republicanos era aceptable. Y a ello se dedicaron durante y después de la guerra.
Por su parte, la voluntad de la República, expresada por su presidente Manuel Azaña durante su discurso en el Ayuntamiento de Barcelona el 18 de julio de 1938, fue la contraria: "Es obligación moral, sobre todo de los que padecen la guerra, cuando se acabe como nosotros queremos que acabe, sacar de la lección y de la musa del escarmiento el mayor bien posible, y cuando la antorcha pase a otras manos, a otros hombres, a otras generaciones, que se acordarán, si alguna vez sienten que les hierve la sangre iracunda y otra vez el genio español vuelve a enfurecerse con la intolerancia y con el odio y con el apetito de destrucción, que piensen en los muertos y que escuchen su lección: la de esos hombres, que han caído embravecidos en la batalla luchando magnánimamente por un ideal grandioso y que ahora, abrigados en la tierra materna, ya no tienen odio, ya no tienen rencor, y nos envían, con los destellos de su luz, tranquila y remota como la de una estrella, el mensaje de la patria eterna que dice a todos sus hijos: Paz, Piedad y Perdón.”
La victoria de los militares capitaneados por Franco se tradujo en la inmediata reparación de sus víctimas: empleos, pensiones, subvenciones, honores, etc. Durante años se persiguieron, juzgaron y en muchas ocasiones se ajustificaron a sus autores. Por el contrario, las víctimas de los franquistas y sus familiares siguieron sufriendo la discriminación, la pérdida de empleos, el expolio, la depuración, la prisión, e incluso el asesinato.
En 1975, año de la muerte del dictador, no solo no se habían reparado a las víctimas republicanas de la Guerra Civil sino que se añadieron muchas más a lo largo de los 36 años de gobierno totalitario. Decenas de miles habían sufrido cárcel entre 1940 y 1975, habían sido expedientados, disponían de antecedentes policiales, etc. Por ello, las fuerzas de izquierda exigieron como condición indispensable para cualquier avance la Amnistía. Es decir, la exigencia que a los acusados, perseguidos y condenados por cuestiones políticas durante la dictadura se le extinguiera su responsabilidad penal. Por ello, en 1977 se promulgó la Ley de Amnistía, que contra lo que hoy se pretende, no trataba de amnistiar los delitos producidos por la Guerra Civil, sino los producidos por las leyes franquistas, tanto para los acusados como para los acusadores.
Si leemos con detenimiento el artículo segundo lo podemos comprender: “En todo caso están comprendidos en la amnistía: a) Los delitos de rebelión y sedición, así como los delitos y faltas cometidos con ocasión o motivo de ello, tipificados en el Código de Justicia Militar; b) La objeción de conciencia a la prestación del servicio militar, por motivos éticos o religiosos; c) Los delitos de denegación de auxilio a la justicia por la negativa a revelar hechos de naturaleza política, conocidos en el ejercicio profesional; d) Los actos de expresión de opinión, realizados a través de prensa, imprenta o cualquier otro medio de comunicación; c) Los delitos y faltas que pudieran haber cometido las autoridades, funcionarios y agentes del orden público, con motivo u ocasión de la investigación y persecución de los actos incluidos en esta Ley; d) Los delitos cometidos por los funcionarios y agentes del orden público contra el ejercicio de los derechos de las personas.”
Es decir, con la Ley de Amnistía se “perdonaron” los delitos cometidos por las fuerzas de izquierdas (incluidos los terroristas) y de derechas (incluidos los terroristas) así como los perpetrados por funcionarios públicos por cumplimiento o no de las leyes franquistas, como políticos, jueces y policías, entre otros.
Durante los gobiernos de Felipe González se produjeron algunas reparaciones a las víctimas republicanas, como fueron indemnizaciones, reconocimientos del grado a los militares republicanos, etc, pero sin proceder a las terapias de recuerdos de "comisiones de verdad" donde se investigaran todos los crímenes cometidos. En este sentido, la Transición supuso el compromiso colectivo de todos de olvidar, a cambio de asegurar el futuro del país.
¿Quién rompió el pacto de la Transición en España?
Por un lado, la Iglesia Católica, comenzó en 1996 un proceso masivo de beatificación de sacerdotes asesinados entre 1936-1939 durante la Guerra Civil en la zona republicana (los fusilados por los franquistas no han tenido el mismo trato), víctimas y familiares que ya habían sido reparadas tras la Guerra Civil, como durante décadas se podía observar en las lápidas de tapias y descampados con los nombres de los sacerdotes fusilados en las zonas republicanas. La falta de tacto de la Iglesia Católica hacia los asesinados por los franquistas (muchos de ellos ni siquiera descansaban en tierra sagrada y continuaban en cunetas de todo el país), junto a una interesada política de reparación de las víctimas del terrorismo de ETA por parte del PP que sólo a ellas consideró "dignas" de recuerdo y reparación, provocó que muchos de los y las familiares que aceptaron en los setenta “olvidar” a sus muertos, decidieran dar el paso y exigir ahora su recuerdo y reparación.
Ahora el Partido Popular y la jerarquía de la Iglesia Católica no pueden alegar sorpresa. Con su actitud chulesca, prepotente, insensible y desarmada, despreciaron a centenares de miles de víctimas torturadas y asesinadas por instigación de la propia Iglesia Católica, los militares y la Falange, y provocaron la justa indignación de sus familias. Con todo, lo que se ha venido exigiendo era tan solo poder abrir las fosas comunes, identificar a los muertos y enterrarlos decentemente, y hasta esto se ha negado la derecha sociológica y religiosa de nuestro país. La actitud insensible y humillante de la Iglesia y del PP hacia las víctimas del bando franquista ha animando a sus familias ir más allá: no solo pedir recuerdo y reparación, sino también justicia con la identificación de los verdugos y asesinos. Vicente Aleixandre afirmó que “olvidar es morir”. No podemos olvidar, ni el terror de ETA y sus víctimas, ni el terror de la Guerra Civil y sus víctimas, también las torturadas, asesinadas y secuestradas en las zonas controladas por los militares felones y las cometidas después en todo el territorio nacional.
La jerarquía de la Iglesia Católica ha demostrado una vez más un egoísmo perverso y maligno al despreciar a las víctimas que no son suyas aunque sean víctimas de ella. La derecha sociológica española ha demostrado que su único interés es intentar “reescribir” la historia y evitar así la "mancha" del pasado fascista que le aleja de la derecha democrática europea.
Y una vez más, el centro liberal y la izquierda sociológica española deberá asumir la responsabilidad de la historia y sin dejar de honrar y recordar a sus muertos, pero sin odio ni rencor mandar a toda la sociedad un mensaje de paz, de piedad y de perdón.

martes, 13 de abril de 2010

Si yo fuera padre…

Si yo fuera padre y tuviera un hijo en un colegio, católico o no, me preocuparía por saber el protocolo de para la detección y tratamiento en casos de abusos de los menores por parte de otros alumnos o adultos (profesores, personal deportivo, etc.)
Si yo fuera padre y tuviera una hija en catequesis, me preocuparía por conocer cuáles son las medidas preventivas para detectar a los posibles pedófilos que puedan rondar por el grupo.
Si yo fuera padre y tuviera un hijo en un grupo scout, laico o católico, o en un club deportivo estaría ojo avizor para evitar que fuera objeto de abusos sexuales por parte de compañeros, monitores o directivos.
Afortunada o lamentablemente no soy padre. Pero me sorprenden los miles, millones de padres que ante la posibilidad de que en la Iglesia Católica se esté amparando, protegiendo y ocultando pedófilos, lejos de preocuparse de sus hijos, ataquen verbalmente de forma agresiva a los que sí se preocupan.
¿Qué tiene la religión que lleva a un padre o a una madre a renunciar a su mayor vocación y obligación, que es la protección de la integridad física y emocional de su hijo, por defender a una organización que a la vista de todos ha demostrado que no ha sido celosa en la denuncia y la persecución de los pederastas que se han escondido en sus filas?
Los argumentos que vengo escuchando en defensa de la jerarquía católica me parecen peregrinos.
Unos dicen que no todos en la iglesia son pederastas, y que solo representan una pequeña parte. ¡Naturalmente! Si se llegara a pensar que la mayoría de los sacerdotes son pedófilos la única solución sería disolver a la Iglesia Católica.
Otros justifican que en otros ámbitos también hay pedófilos, incluso más. ¡Evidentemente! Debe ser así ya que los sacerdotes es una parte muy pequeña de la sociedad. Pero si se pudiera comparar los porcentajes, posiblemente el tanto por ciento de sacerdotes pederastas es mucho más alto que su tasa en la población en general.
Los hay que invierten la acusación exigiendo que se culpabilice también al colectivo de profesores o de monitores deportivos, por ejemplo. ¿Quién ha escuchado a un consejero o ministro de educación dando órdenes de ocultar casos de pedofilia y proponiendo el traslado del pedófilo a otro centro? En cambio hay pruebas documentales e incluso confesiones de miembros de la jerarquía católica en este sentido.
También los hay que se suman a la declaración Tarcisio Bertone quien ha afirmado que sí existe vinculación entre homosexualidad y pedofilia y no entre ésta y celibato. ¿Y los hombres pedófilos occidentales que acuden a los prostíbulos de niñas en oriente son homosexuales?
La Iglesia Católica ha creado un universo que atrae y promueve los comportamientos sexuales más desordenados. Al demonizar el deseo sexual crea creyentes con grandes complejos y sentimientos de culpa que castran el desarrollo sano de la persona. Al promover el celibato y la castidad, aumenta los sentimientos de culpa de sus miembros ante el deseo sexual natural del ser humano, además de servir de refugio a aquellos hombres que pretenden ocultar su falta de interés hacia las mujeres, bien porque sean homosexuales, bien porque sean pedófilos. Al segregarlos espacialmente, separándolos de su localidad de nacimiento y en centros exclusivos de hombres y de mujeres, dificulta el lógico control social que la familia y los vecinos ejercen en la vida de cualquier ciudadano. Al dedicarse a la educación, se ofrece un trampolín perfecto para los pedófilos.
Todo este sistema atrae a los pervertidos sexuales, fomenta el trastorno afectivo-sexual, y favorece la creación de redes pedófilas de apoyo mutuo dentro de la Iglesia Católica que les permiten burlar la denuncia y el castigo. ¿Y cual es la respuesta de la Iglesia Católica?
Hoy sabemos que desde marzo de 1974, existe una "Instrucción" del entonces secretario de Estado, el cardenal Jean Villot, en la que se establecía que "En determinados asuntos de mayor importancia" entre ellos la pedarstía "se requiere un particular secreto, que viene a ser llamado secreto pontificio y que ha de ser guardado con obligación grave... Quedan cubiertos por el secreto pontificio..." estando obligados a dicho secreto "Los cardenales, los obispos, los prelados superiores, los oficiales mayores y menores, los consultores, los expertos y el personal de rango inferior, los legados de la Santa Sede y sus subalternos".
Es decir, hoy sabemos que si nuestros hijos sufrían abusos sexuales por parte del sacerdote que les educaba no solo no se dispararía un protocolo de detección, sino que se activaría un protocolo de ocultación y silencio. ¿Quienes entre los que han tenido hijos en colegios religiosos, clubes, asociaciones parroquiales, etc. pueden estar seguro que no han sufrido abusos los cuales han sido silenciados por una potentísima maquinaria de ocultación por voluntad de la Santa Sede?
Si yo fuera padre, siempre estaría preocupado por la integridad física y emocional de mi hijo, estaría sobre aviso en la guardería, el colegio, el club o sus amiguitos. Y si tuviera relación con la Iglesia Católica mucho más.
Y lo que me sorprende es que a miles, decenas de miles de padres responsables, no les preocupe en absoluto y sigan tan tranquilo dejando en manos de la Iglesia Católica a sus niños y niñas.

domingo, 11 de abril de 2010

La muerte de un cretino

Ya sabemos que es costumbre patria hablar solo bien de los muertos. Parece que la muerte es un salvoconducto hacia la bondad o la puerta a un miedo ascentral a la venganza de los muertos.
Pero en este caso hay que reconocerlo: el presidente polaco Kaczynski era un cretino y con su muerte el mundo es un lugar un poco mejor.
Los adjetivos que me atrevo a utilizar son amplios: homófobo, idiota, imbécil, soberbio, prepotente, reaccionario, tóxico.
Sobre las causas de su muerte, EL MUNDO ofrece un amplio abanico que muestra que el mayor responsable de la tragedia fue la propia estupidez del presidente polaco. "Kaczynski ordenó a su piloto aterrizar en Tiblisi en 2008 pese a los controladores - El presidente polaco fallecido hizo uso de sus facultades como comandante en jefe del Ejército para ordenar el aterrizaje" Este antecedente parece que puediera estar detrás de la insistencia del piloto de realizar cuatro intentos de aterrizaje a pesar de las órdenes de los controladores para que aterrizaran en otro aeropuerto por la mala visibilidad.
"Kech Kaczynski pronunció esta frase: ahora que he visto a un primer ministro ruso lamentar la matanza de Katyn, puedo morir tranquilo" (EL MUNDO – edición papel : 11 de abril de 2010, página 34). La propia formulación de la frase muestra la estulticie del que la emite.
"Pero es que, además, este viaje nunca debió producirse. Porque el miércoles ya tuvo lugar un acto histórico en Katyn de homenaje a las víctimas, presidido por el primer ministro polaco, Donald Tusk, y por Putin, con el que se trataba de iniciar una nueva página en las intrincadas relaciones entre Varsovia y Moscú. Kaczynski se negó a asistir por sus irreconciliables diferencias tanto con Tusk como con el Kremlin. Y decidió organizar una ceremonia alternativa ayer, que incluso le iba a privar de su intención de acudir al Bernabeu para ver el Real Madrid-Barça" (EL MUNDO – Edición papel : 11 de abril de 2010, Editorial página3).
Se demuestra que para el presidente polaco lo principal no eran las víctimas estalinistas sino su propia soberbia. Su inmenso ego albergado en tan pequeño cuerpo no podía aceptar compartir el homenaje con su propio primer ministro y Putin, sino que necesitaba su propia ceremonia acorde con su vanidad, importándole un pepino las víctimas.
Los dos hechos más conocidos en España de su presidencia han sido su boicot a la Constitución de la Unión Europea, aprobada por el pueblo español en su version original, y por las Cortes Generales en su versión reducida; y su empeño en perseguir a los gays y las lesbianas de Polonia.
Hablamos no solo de iniciativas legales para prohibir la promoción de la homosexualidad o cualquier otra desviación de los centros educativos con el despido, multas o el encarcelamiento, sino también de estupideces como la de promover una investigación para conocer si tras los Teletubbies se escondía una campaña de promoción de la homosexualidad.
Bajo su presidencia, miembros del gobierno y la mayoría parlamentaria han pronunciado frases como “No confundamos la propaganda brutal de la homosexualidad con llamamientos a favor de la tolerancia. Se trata de un tipo de locura, y en vista de esto, para ellos, nuestro gobierno será sin duda una noche oscura”, “Si los desviados comienzan a manifestarse, habrá que aporrearlos” o “Las prácticas homosexuales conducen al drama, el vacío y la degeneración”. Muy recomendable es leer la entrada “Homosexualidad en Polonia” que le dedica Wikipedia.
Su homofobia ha causado dolor y sufrimiento en miles, decena de miles de gays y lesbianas polacas. Un dolor causado de forma intencionada, planificada y voluntaria. En definitiva, el presidente polaco era un sádico homófobo, prepotente, paranoico, torturador y estúpido al que pudo más su soberbia que su inteligencia y responsabilidad. Los gays y las lesbianas del mundo estamos de enhorabuena. Con su muerte, las personas de bien debemos alegrarnos de que Polonia y Europa sean lugares un poco mejor.