En este escenario, las opciones de la derecha (conservadoras, neoliberales, liberales) capitalizan el sentimiento del electorado que piensa que con más neoliberalismo pueden salvar los muebles. Y los que rechazan de raíz dichas políticas no encuentran dentro de los partidos tradicionales de la izquierda un discurso que refleje sus aspiraciones de cambio.
En Europa encontramos dos ejemplos paradigmáticos de partidos de izquierdas que a pesar de muchos otros factores, representan lo que quiero exponer. El partido socialista griego, el PASOK, se vio superado por la crisis en el gobierno. Su dirigencia no ha sido capaz de asumir la nueva realidad, y anclado en una realidad que ya no existe, ha sido barrido por un nuevo partido, Syriza, que ha abanderado las aspiraciones del electorado de izquierda.
El otro ejemplo lo encontramos en el partido socialista francés, el PS. Posiblemente por haber vivido la crisis fuera del gobierno, su dirigencia ha dispuesto de la perspectiva necesaria para acertar, aunque sea parcialmente, con el diagnóstico y ofrecer al electorado de izquierda un proyecto que en espíritu se asemeja al de Syriza: el neoliberalismo es el problema, y la izquierda la solución.
Para mí la conclusión es relativamente sencilla: los partidos de izquierda que sepan conectar en estos momentos con su electorado no sólo sobrevivirán sino que además será los hegemónicos en las próximas décadas. En cambio, los partidos de izquierda que se atrincheren en sus códigos tradicionales serán superados e incluso desaparecerán.
El punto de partida de nuestro partido socialista, el PSOE, es mucho más parecido al PASOK que al PS. Partido gobernante cuando saltó la crisis, su dirigencia parece no poder asumir que la realidad ha cambiado y que los paradigmas asumidos a lo largo de las últimas cuatro décadas ya no sirven.
Entre el electorado de izquierda ha calado la idea, nada descabellada por otra parte, que en estos treinta años de competencia electoral y gobernanza, el PSOE ha asumido las maneras de la dirigencia conservadora y neoliberal, no sólo en el discurso sino, lo que es peor, también en las formas.
Estar gobernando cuando saltó la crisis hace sin duda más complicado el esfuerzo del PSOE para resintonizar con su electorado tradicional y otros votantes de izquierda. La opción Hollande es en España insuficiente. Aquí no vale DAFO alguno, sino el más tradicional de examen de conciencia, reconocimiento de culpa y promesa de enmienda.
En Europa encontramos dos ejemplos paradigmáticos de partidos de izquierdas que a pesar de muchos otros factores, representan lo que quiero exponer. El partido socialista griego, el PASOK, se vio superado por la crisis en el gobierno. Su dirigencia no ha sido capaz de asumir la nueva realidad, y anclado en una realidad que ya no existe, ha sido barrido por un nuevo partido, Syriza, que ha abanderado las aspiraciones del electorado de izquierda.
El otro ejemplo lo encontramos en el partido socialista francés, el PS. Posiblemente por haber vivido la crisis fuera del gobierno, su dirigencia ha dispuesto de la perspectiva necesaria para acertar, aunque sea parcialmente, con el diagnóstico y ofrecer al electorado de izquierda un proyecto que en espíritu se asemeja al de Syriza: el neoliberalismo es el problema, y la izquierda la solución.
Para mí la conclusión es relativamente sencilla: los partidos de izquierda que sepan conectar en estos momentos con su electorado no sólo sobrevivirán sino que además será los hegemónicos en las próximas décadas. En cambio, los partidos de izquierda que se atrincheren en sus códigos tradicionales serán superados e incluso desaparecerán.
El punto de partida de nuestro partido socialista, el PSOE, es mucho más parecido al PASOK que al PS. Partido gobernante cuando saltó la crisis, su dirigencia parece no poder asumir que la realidad ha cambiado y que los paradigmas asumidos a lo largo de las últimas cuatro décadas ya no sirven.
Entre el electorado de izquierda ha calado la idea, nada descabellada por otra parte, que en estos treinta años de competencia electoral y gobernanza, el PSOE ha asumido las maneras de la dirigencia conservadora y neoliberal, no sólo en el discurso sino, lo que es peor, también en las formas.
Estar gobernando cuando saltó la crisis hace sin duda más complicado el esfuerzo del PSOE para resintonizar con su electorado tradicional y otros votantes de izquierda. La opción Hollande es en España insuficiente. Aquí no vale DAFO alguno, sino el más tradicional de examen de conciencia, reconocimiento de culpa y promesa de enmienda.
El electorado necesita primero escuchar de labios de nuestra dirigencia un relato coherente de lo sucedido y sin paños calientes. Necesita escuchar claramente que se reconoce que el Partido se ha equivocado, que ha permitido desmanes como los de las cajas de ahorros, la política urbanística y los mercados desregulados. Y que la política de privatizaciones ha traído algunos efectos negativos. Las matizaciones y los juicios históricos deben quedar, aunque sea en ocasiones injusto, para más adelante.
Después, reconocer que la dirigencia que se ha equivocado no puede aspirar a seguir dirigiendo el proyecto socialista, aunque sí apoyar los y las nuevas compañeras que asuman la gestión. La actual dirigencia, que es la misma que ha dirigido el Partido en los últimos cuarenta años, tiene servidumbres emocionales que lastran y que pueden llegar a hundir al partido definitivamente.
Y por último, asumir un proyecto político sin servidumbres del pasado. La acción política del PSOE que aspira a gobernar no puede estar cautivo de las decisiones tomadas en los años de gobierno, asumiendo sin complejos aquellas políticas que se consideren necesarias a pesar de que puedan ser las contrarias a las defendidas hace cinco, diez, o veinte años.
El PSOE ha contado desde 1977 con un electorado sólido, comprometido y comprensible. Pero creo que algunos dirigentes socialistas han llegado a la conclusión de que el electorado socialista es esencialmente sumiso y acrítico. Y nada más lejos de la realidad. Ese electorado ha seguido confiando en nuestro Partido a costa de consumir un caudal de credibilidad atesorado durante más de 100 años, y que ya se está acabando. Porque no ha sido inmune a la convicción de que en el reino de España hay muchas cosas que huele a podrido.
Ahora está en manos de la dirigencia optar por el modelo PASOK o PS. Porque si se deja la decisión en manos de los y las militantes y votantes puede que el PSOE no llegue a cumplir los 150 años.
Después, reconocer que la dirigencia que se ha equivocado no puede aspirar a seguir dirigiendo el proyecto socialista, aunque sí apoyar los y las nuevas compañeras que asuman la gestión. La actual dirigencia, que es la misma que ha dirigido el Partido en los últimos cuarenta años, tiene servidumbres emocionales que lastran y que pueden llegar a hundir al partido definitivamente.
Y por último, asumir un proyecto político sin servidumbres del pasado. La acción política del PSOE que aspira a gobernar no puede estar cautivo de las decisiones tomadas en los años de gobierno, asumiendo sin complejos aquellas políticas que se consideren necesarias a pesar de que puedan ser las contrarias a las defendidas hace cinco, diez, o veinte años.
El PSOE ha contado desde 1977 con un electorado sólido, comprometido y comprensible. Pero creo que algunos dirigentes socialistas han llegado a la conclusión de que el electorado socialista es esencialmente sumiso y acrítico. Y nada más lejos de la realidad. Ese electorado ha seguido confiando en nuestro Partido a costa de consumir un caudal de credibilidad atesorado durante más de 100 años, y que ya se está acabando. Porque no ha sido inmune a la convicción de que en el reino de España hay muchas cosas que huele a podrido.
Ahora está en manos de la dirigencia optar por el modelo PASOK o PS. Porque si se deja la decisión en manos de los y las militantes y votantes puede que el PSOE no llegue a cumplir los 150 años.
MUY BUEN ARTICULO
ResponderEliminarPablo, es extraordinario. Espero que tomen nota porque lo has expuesto de forma nítida y contundente. Se les ha dado una nueva oportunidad, en Andalucía, que no están aprovechando en absoluto. Ignoro si es que tienen muy mala memoria o por el contrario no se enteran de la película; en definitiva no están cumpliendo las expectativas del electorado. Mercedes.
ResponderEliminarTe felicito, querido amigo. Por la valentía de éste y otros gestos, la fuerza de tus palabras, la agudeza de tu diagnóstico, tu coherencia personal, porque ya es hora de que alguien sea capaz de dejar a un lado este terrible contexto económico para no buscar culpas ajenas, el peso de la historia frente a la amnesia colectiva, la diablura y mezquindades de la (en Andalucía) oposición, y ponerse con todas sus ganas (y neuronas, que las tienes muy bien puestas) a revisar lo que nos sucede adentro a los-nadie. A los de izquierdas de toda la vida, con un diario difícil y peor el fin de mes, que pese a todo ello, dormimos peor al recordar que Rajoy es Presidente que al revisar los números rojos de la cuenta. A quienes votamos muchas veces sin ganas, pero ahí seguimos, conscientes de que la tarea también es nuestra aunque tantas y tantas veces no se haga nada para nosotros, de que algún cambio a carmesí tiene que haber, o de que al menos, con el voto, evitaremos que lo más terrible pase, aunque al final eso, en las generales, haya pasado.
ResponderEliminarEn fin querido amigo, GRACIAS, suscribo 100% tus palabras.
Nos vemos el 20, un abrazo.
ACB
Querido Pablo. estando básicamente de acuerdo contigo en todo lo demás, tengo que discrepar contigo en dos cosas (hoy tengo ganas de polemizar):
ResponderEliminarEl principio, y el final. Y basicamente por la misma razón.
Me explico.
Tu hipótesis inicial es más un "desideratum" que una realidad. El párrafo final te ha quedado bonito pero un poco "apocaliptico".
La razón para disentir de estos dos puntos, es la misma. Los "organismos" tienden a perpetuarse.Un abrazo. Javier
Fantástico! Coincido plenamente!!
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