jueves, 10 de noviembre de 2011

Feminismo de vagina

Aunque algunas veces me he definido como feminista, posiblemente debería considerarme mejor como un “simpatizante feminista” ya que en este tema, como en muchos otros de la vida, la empatía no es suficiente para vivir en carne propia la discriminación y sus efectos.

Pero desde luego soy un defensor de la dialéctica feminista, esa forma de entender la historia y las relaciones sociales desde un prisma de género que complementa la interpretación de las discriminaciones de clase. Por ello el feminismo, junto al marxismo y el liberalismo, es un valor importantísimo para todas aquellas personas que se consideren de izquierdas y quieran construir una sociedad libre de las trabas sociales que causan las discriminaciones por razón de clase, género o etnia.

Y como los procesos emancipatorios de la esclavitud o la clase, liberarse de los prejuicios machistas nos obliga a mujeres y hombres a un proceso de reflexión intelectual, moral incluso, a nivel personal. Nadie educado en una sociedad esclavista o de clases desarrolla de forma espontánea una conciencia que les lleve no sólo a denunciar la injusticia y luchar contra ella, sino también a interiorizar sus principios y actuar en consonancia. Y no es fácil. La educación nos condiciona de tal manera que en el momento más insospechado salta nuestro inconsciente machista, clasista o racista. Y este proceso es necesario para cada una de las personas de nuestra sociedad, independientemente de su sexo, género, clase, etnia u orientación sexual.

Por eso quiero compartir contigo, querida lectora o lector, mi sorpresa y estupor al observar algunos comportamientos en mujeres que se reivindican feminista sobre la pobre y exclusiva base de tener vagina en vez de pene. Sin considerarme un experto en cuestiones de género pero sí escandalizado por los sibilinos mecanismos mentales que perpetúa la discriminación más repugnante, no puedo dejar de denunciar el comportamiento público de compañeras que utilizan su vagina como quien utiliza su dinero para venderse como feministas cuando lo que hacen es perpetuar los estereotipos machistas, dan pábulo al patriarcado para seguir ejerciendo su dictadura y provocan tal asco en las personas de bien que terminan justificando las estrategias más reaccionarias.

Ser feminista, como ser liberal, no es algo que nace de forma espontánea sino que es un trabajo personal de décadas y que en la gran mayoría de veces nunca termina. Por ello, a esas compañeras que utilizan su "feminismo" de vagina para justificar intereses espúreos, les pediría que en vez de querer conseguir réditos políticos manipulando un lucha decente, se dediquen a estudiar, a leer, a debatir y a seguir los miles de ejemplos de lucha, sufrimiento y pasión que han dado mujeres, y algunos hombres, a lo largo de la historia de España.

3 comentarios:

  1. muy bueno Pablo. Aunque se a que te refieres al mencionar algunas conductas lamentables, también he de decirte que las considero minoritarias y puntuales, eso sí como en otras cuestiones hacen demasiado ruido. Felicidades por el artículo y por las modificaciones que veo en tu blog.

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  2. Ana, afortunadamente las "feministas de vagina" como las he denominado (en otro post utilizo el término de "feminista de vulva", tal vez más correcto) son minoritarias, muy minoritarias. Pero también son la excepción utilizada por los involucionistas para justificarse. Pero por mi parte sería una temeridad no comprender que las "feministas de vagina" son a su vez víctimas, y por destaco la necesidad de leer, reflexionar y debatir para avanzar en la dirección de la igualdad.

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  3. Estimado D.Pablo Morterero;
    Las personas como Ud. deberían hacer un análisis de conciencia para tomar conciencia. La política llevada a cabo por el Psoe en materia de igualdad no ha fomentado el feminismo sino el hembrismo y el abigarramiento: denuncias falsas, aparición de nuevos lobbies.En definitiva,el hombre y la mujer son complementarios, no un espectro o continuo multicolor.

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