domingo, 28 de junio de 2009

Los falsos profetas del Orgullo Gay

A las falsas profecías le salen a menudo falsos profetas. Recientemente, uno de los grandes “profetas” del gayland madrileño se empeñaba en establecer una analogía entre estar en contra del “orgullo” gay y ser de derechas, aprovechando que en Sevilla el PP ha intentado sacar ganancias en río revuelto.

Pero como la realidad es tozuda, y no todo el mundo se maravilla ante los oropeles que despliega el gayempresariado que para hacer caja es capaz de vender como progresista la estrategia empresarial de mister Rockefeller, hay muchos organizaciones tanto GLBT como sociales y políticas que se muestran en contra de la franquicia del orgullo por todo el país.

Así, en Barcelona también una parte significativa del movimiento organizado, y no precisamente de derechas o conservador, se ha mostrado en contra de la exportación de la marca madrileña, lo que entre otras cosas, ha supuesto la celebración de dos actos en el día de ayer.

EL PAIS lo recoge así:

El Día del Orgullo Gay, dividido en Barcelona

BERTRÁN CAZORLA - Barcelona - 28/06/2009

Las calles del centro de Barcelona se volvieron a convertir ayer en una fiesta al paso de la tradicional manifestación del orgullo gay y lésbico. Los partidos políticos y asociaciones de activistas homosexuales que participaron en la marcha, sin embargo, echaban en falta la unidad de años pasados. Y es que a este acto reivindicativo, heredero de la primera marcha de gays españoles que, en 1977, destaparon sus anhelos de libertad en la Ciudad Condal, le ha salido un competidor: esta tarde, Barcelona vivirá por primera vez un desfile con menos pancartas y más carrozas, más festivo que el acto de ayer y, según criticaban muchos manifestantes, más comercial.

"Ha de ser posible salir todos juntos a la calle", decía ayer el histórico activista gay Armand de Fluvià al frente de la manifestación. Representantes de Esquerra Unida, Iniciativa y Esquerra Republicana, que también acudieron al acto, insistieron igualmente en tratar de recuperar el año que viene la unidad perdida.

Los integrantes de asociaciones de activistas homosexuales presentes en la marcha eran algo más críticos. "Nuestra sexualidad no está en venta", gritaban los manifestantes de la Plataforma Revolucionaria Antipatriarcal. Una de las integrantes de este grupo independentista aseguraba que el desfile de hoy "está convocado por el capitalismo rosa". "Esta mercantilización nos perjudica, crea estereotipos", añadía Laura Palomer, del colectivo Sinvergüenza, que decía que este año han tenido más problemas para dar a conocer la marcha porque muchas personas la confundían con el desfile de hoy.

Estoy convencido que muchas buenas personas de izquierda, honestas, han creído que lo que se llama “el orgullo”, es decir la pseudomanifestaciones con carrozas y conciertos, ayudan a la visibilidad. Pero lamento tener que afirmar que están completamente equivocadas: lo que están apoyando es una ideología profundamente injusta, discriminatoria y disgregadora.

viernes, 26 de junio de 2009

Verdades veraces

Una de las mayores aportaciones a la hermenéutica de los programas televisivos del corazón (del que soy esporádico pero irredento tele-espectador) es la expresión “mi verdad”, que sorprendentemente se ha extendido a otros formatos televisivos. Debo estar haciéndome viejo, ya que al escuchar dicha expresión me entra la misma exasperación que sufre mi padre cuando oye en los telediarios gazapos del estilo “espacio exterior” para referirse a una órbita geoestacionaria, o cifras a las que faltan unos cuantos ceros, o les sobran, por poner un par de ejemplos.

Comparto la idea (de esas de andar por casa) de que la verdad es un como un poliedro de infinitas caras. Cada uno, al observar la verdad, verá una o varias facetas de la misma, pero es casi imposible contemplar y asimilar la verdad completa, en su conjunto.

Cuando se afirma “esta es mi verdad” quieren decir “esta es mi versión de los hechos”. Sin duda, la expresión que se ha puesto en boga es más rotunda, aunque completamente absurda. Solo existe una verdad, aunque sea inaprensible.

Mi sugerencia, amable lector o lectora, es que la próxima vez que escuches a alguien decir “esta es mi verdad”, te permitas pensar: “este tío (o tía) es gilipollas”.

domingo, 21 de junio de 2009

Bodas, bautizos y otros ritos de paso.

El pasado día 15 de junio de 2009, en la sección de Cartas del DIARIO DE SEVILLA, se publicó una de Javier Compás (Sevilla), que dice lo siguiente:

Ha tenido bastante eco recientemente en los medios de comunicación la llamada, de manera cursi, ceremonia de acogimiento de nuevo ciudadano (o algo así), una especie de bautizo por lo civil para los recién nacidos. Pero lejos del tono entre jocoso y caricaturesco que algunos comentaristas le han dado al tema, es más serio de lo que parece y, como todo lo que planea la izquierda española (PSOE) no carece de objetivos de mayor calado. Se ofrece a los padres una ceremonia civil y la excusa oportuna para el banquete correspondiente. Ya está, ya no tendrán los padres que bautizar a sus hijos en el seno de la Iglasia católica. Público y notorio es que muchos padres, sin estar casados por la Iglesia, o divorciados o, simplemente, no practicantes o, incluso, no creyentes, siguen bautizando a sus hijos, ahora se les ofrece la forma para dejar de hacerlo. Restemos feligreses a la Iglesia, bajemos las estadísticas que cifran el número de católicos en España, sigamos minando las bases de nuestra tradición cultural y religiosa, perdamos nuestras raíces de identidad. Ahora deben de inventar algo para sustituir la Primera Comunión, les ofrezco ideas: la solemne entrega al niño, tras acabar Primaria y superar los cursos de Educación para la Ciudadanía, de un diploma de ciudadano consciente, o una ceremonia donde el niño, ya graduado en Educación para la Ciudadanía, realice el Primer Juramento Constitucional.

Hay que felicitar al Sr. Compás por la elección del tema de su carta al director, ya que perspicazmente se ha dado cuenta de que se trata de un tema de gran trascendencia social que debemos resolver. Los “ritos de paso” se dan en todas las culturas: el nacimiento, la llegada a la pubertad, el matrimonio o la muerte son estadios de la vida de una persona que, tal y como señaló a principios del siglo XX el francés Van Gennep, suponen un constituyente esencial de la vida social, y no se llevan a cabo de forma individual, sino que se celebran de forma ritual y comunitaria.

A partir del Concilio de Nicea, el cristianismo convertido en religión oficial del Imperio Romano buscó el camino más fácil para su consolidación mediante la conversión de las fiestas paganas en fiestas cristianas. Sin extenderme sobre todas las fiestas y ritos expropiados, señalaré algunos como son el solsticio de verano el 24 de junio (de acuedo con el calendario juliano, el 21 de junio en el calendario gregoriano) que pasó a celebrarse la festividad de San Juan, los Saturnales que los romanos celebraban del 19 al 25 de diciembre con ocasión del solsticio de invierno, siete días de bulliciosas diversiones, banquetes e intercambio de regalos, convertidos en la fiesta de Navidad. Naturalmente los ritos de paso también fueron adecuadamente adoptados, fijando el cristianismo en ellos algunos de sus sacramentos: bautizo, comunión y confirmación, matrimonio y extremaunción.¿No les parece curioso que en los países anglosajones donde la religión oficial no se celebra el rito de la primera comunicón tenga lugar la fiesta de los 15 años, donde las jóvenes se visten de princesitas y los jóvenes de caballeros, costumbre inexistente en los países del orbe católico?.

Esta política de la jerarquía cristiana expropió un patrimonio intangible a las sociedades sobre las que se asentó e impidió su libre desarrollo. Es por lo tanto lógico que en aquellas sociedades donde la Iglesia Católica tiene grandes dificultades, legal o culturalmente, para imponer su doctrina renazca la necesidad social de recuperar los ritos de pasos descristianalizándolos.

En un exceso cuasi paranoico, tan caro al Sr. Jiménes Losantos, el Sr. Compás achaca esta demanda social a una estrategia de la izquierda española (PSOE) que me recuerda a los contuvernios del felón Franco. No creo sinceramente que dicha necesidad de desacralizar los ritos de paso sea parte de ninguna estrategia partidaria. Lo que algunas formaciones políticas están intentando, con la mejor intención, es dar respuesta a esa necesidad. Pero, en mi opinión, pasar de ritos de pasos cristianizados a institucionalizados es un error. Laizar lo antes sacralizado, como el hecho que animó al Sr. Compás a escribir su carta, no es el camino correcto. Como tampoco profundizar en la mercantilizanción que alienta la cultura católica, sino promoviendo una reflexión sobre dicha necesidad y permitiendo que cada cual reconstruya desde su libertad los ritos de pasos que desee.

Lo que deben hacer las administraciones públicas es adaptar los procesos y las instalaciones públicas para permitirlo. Es inaceptable que los juzgados ofrezcan una fría ceremonia burocrática a un rito de paso tan importante como el matrimonio. O que en los cementerios y tanatorios sea imposible despedirse del finado de forma digna sin tener por ello que someterse al arbitraje de un sacerdote católico.

Pero también otros agentes sociales deben favorecerlo. Recuerdo con frustración como hace unos años, por encargo de un grupo de compañeros, ordené insertar una esquela del fallecimiento de un amigo común en dos medios de comunicación sevillanos, con la indicación expresa, y por escrito, de no incluir ningún símbolo religioso en la misma. DIARIO DE SEVILLA así lo hizo, mas no ABC que colocó la consabida cruz sobre el texto del mismo. Si se presta atención, todas las esquelas de éste periódico contienen algún elemento religioso, bien una cruz, bien una estrella de David. Esa muestra de intolerancia religiosa sobre los ritos de paso es la que debemos sacudirnos entre todos.

Como colofón, me gustaría señalar que muy acertadamente el Sr. Compás señala en su carta la mayor de las paradojas: ¿como interpretar que un sacramento católico sea celebrado masivamento por descreidos, agnósticos e incluso ateos?. Pero deja la cuestión sin responder. Mi respuesta es que las costuras del catolicismo, una vez privado de la violencia institucional sobre la que asentó sus reales (que comenzó por su espúreo pacto con Constantino y que en España terminó con el general Franco), saltan por donde se comenzó a manipular a la sociedad romana.

sábado, 20 de junio de 2009

Cuando no todo lo gay es guay


Publicado en la sección de opinión del DIARIO DE SEVILLA del 20 de junio de 2009.

Pablo Morterero: UN cierto progresismo mal entendido, e incluso una secular mala conciencia, está llevando a muchas buenas personas de izquierda a aprobar con entusiasmo cualquier iniciativa que en el ámbito de la defensa de los derechos GLBT (gays, lesbianas, bisexuales, transexuales) se plantean en la actualidad. Pero no todo lo que se etiqueta bajo dichas siglas nos lleva al mismo puerto.

Dentro del movimiento homosexual, bisexual y transexual existen dos modelos reivindicativos, bastante semejantes por otra parte a los generados dentro del movimiento feminista o de personas sordas: aquel que prescribe la diferenciación de las personas homosexuales sobre el resto, y por ello la necesidad de fomentar la autosegregación, o la que promueve la normalización del hecho homosexual en el ámbito natural de cada persona homosexual.

El modelo anglosajón, denominado comunitarismo, apuesta por la primera opción, la de mayor calado mercantilista, ya que si las empresas del sector convencen a un número significativo de gays de su diferencia podrá construir un target rentable para colocar productos específicos. De ahí no sólo las empresas de ocio gay, sino de servicios (hoteles, agencias de viajes e incluso de servicios al hogar), partidos políticos y sindicatos gays, o barrios como Chueca, destino ideal para muchos gays de todo el país pero prohibitivo por sus precios para la gran mayoría.

El modelo continental europeo, más en línea con los modelos socialdemócratas, es la opción de otra parte de la reinvindicación GLBT. Mucho más político, el llamado modelo igualitarista no pretende la segregación sino la normalización del hecho homosexual en el entorno natural de la persona homosexual: su familia, su barrio, su ciudad. Es decir, que la vida cotidiana de cualquier persona no se vea afectada por algo tan intrascendente como es que su orientación sexual sea diferente de la mayoría de su círculo. Esta formulación difumina el perfil gay del consumidor y lo iguala, valga la redundancia, a los de sus iguales naturales.

El paradigma del modelo comunitarista es el llamado "orgullo" (una desafortunada traducción al castellano del ingles pride) y que entremezcla interesadamente reivindicación, fiesta y consumo. Una muestra clara de ello es el patrocinio por parte de empresas comerciales de todas las actividades de la Marcha del Orgullo. ¿Se imagina, querido lectora o lector, que en la cartelería y pasquines del primero de mayo o del Día contra la Violencia de Género se incluya publicidad de grandes almacenes, cadenas de restauración, sex shops, etcétera?

Cada persona o colectivo es libre de defender sus derechos o luchar por sus aspiraciones por cualquier medio o estrategia, siempre que se realicen dentro de la ley. Por ello, no es cuestionable la decisión de aquellos homosexuales, bisexuales y transexuales que piensen que el comunitarismo es la estrategia que mejor defiende sus intereses.

Lo cuestionable es intentar hacer pasar por progresista o de izquierda lo que no lo es. E incluso peor, venderlo como tal lo que es una estrategia claramente contraria a los valores que tradicionalmente ha defendido la izquierda en Europa. Por ello, miles de gays, lesbianas, bisexuales y transexuales de Andalucía no nos sentimos identificados en absoluto con iniciativas como las marchas del orgullo cuyo fin último, bajo una apariencia reivindicativa, es convertirnos en consumidores y no en ciudadanos, segregarnos de nuestro entorno natural y convencernos de que las personas heterosexuales son homófobas por naturaleza.

jueves, 11 de junio de 2009

Lo ¿malo? de ser muy listo

A la gente no le preocupa si Camps o yo somos culpabres”. Carlos Fabra.

Medios de toda solvencia (El MUNDO, PÚBLICO, etc.) se hacían eco de la noticia de la Agencia EFE, según la cual Carlos Fabra. Presidente del PP de Castellón, declaró el pasado lunes 8 de junio que “la gente es muy lista” para a renglón seguido afirmar “a la gente no le preocupa si Camps o yo somos culpables”.

Sin que sirva de precedente, debo afirmar que comparto ambos extremos. La gente, los ciudadanos en general son listos. Posiblemente no individualmente, pero sí colectivamente. Y esto lo hemos comprobado a lo largo de la corta historia democrática de la España actual. Elegir a Adolfo Suarez en las primeras elecciones generales era la decisión más “lista”, elegir a Felipe González en 1982 también. Como sustituirlo en 1996 por José María Aznar. Y, evidentemente, optar por José Luis Rodríguez Zapatero en vez de Mariano Rajoy en 2004 y 2008.

Y, parece evidente, a los y las votantes del PP en general, y a los de Madrid y la Comunidad Valenciana en particular, no les ha preocupado si Camps, Fabra o Aguirre son culpables de cualquier delito. Si bien es cierto que ninguno se presentaba a las elecciones europeas, todos, propios y extraños, han entendido el aumento del voto en ambas comunidades autónomas en favor del PP como una “absolución” popular (y nunca mejor dicho) de las acusaciones que varios juzgados siguen contra dirigentes del Partido Popular. Y parece casi imposible que algún votante que eligiera la papeleta de la gaviota no fuera consciente de ello.

La interpretación de la dirigencia del PP del apoyo obtenico como indulto a sus posibles conductas delictivas, los acerca a los principios morales de Hugo Chavez, Silvio Berlusconi y Vladimir Putin. Y lo que es peor, al “absolver” plebiscitariamente a los imputados judicialmente, el votante del PP ha unido su dignidad moral al destino penal de los mismos. Si finalmente Camps o Fabra son declarados culpables, la condena moral se extenderá a aquellos que los absolvieron con sus votos.

Y como dice Fabra, y yo comparto, son muy listos: no podrán alegar ignorancia o desconocimiento. Y para la moral colectiva española, esto es trágico, tanto como la anuencia del pueblo alemán con el régimen nazi.

Debate sobre qué es violencia de género


Publicado en la sección Lectores de PÚBLICO del 22 de abril de 2009.

Por Pablo Morterero / Sevilla. El debate en el seno del movimiento GLBT (gays, lesbianas, bisexuales y transexuales) sobre la necesidad de que la Ley Integral sobre Violencia de Género incluyera a las parejas compuestas por dos personas del mismo sexo viene de antiguo.

En su momento, mi posición en las asociaciones en las que participaba era contraria, en línea con lo expresado en este periódico por Miguel Lorente Acosta, delegado del Gobierno para la Violencia de Género, ya que la violencia que persigue dicha ley es la basada en la desigualdad y, en cambio, se supone que las relaciones construidas entre dos personas del mismo sexo parten de la igualdad. Pero hoy no lo aseguraría.

Parece cada vez más claro que el género es un constructo social como se afirma desde la Teoría Queer. La forma de cómo asumen gays y lesbianas su homosexualidad es lo bastante desconocida como para impedir afirmaciones tajantes. Parece posible que personas homosexuales asuman uno y otro rol de género. Es decir, hombres homosexuales que se construyan como homosexuales con roles femeninos y masculinos y mujeres homosexuales que se construyan con roles femeninos y masculinos.De ser así, no sería extraño que algunas parejas de personas del mismo sexo adopten en su convivencia actitudes de género similares a las de una pareja de personas de distinto sexo, objeto de la Ley Integral.

La negativa a discutir esta posibilidad me sorprende. Posiblemente se perciba como un ataque a un proyecto legislativo necesario, pero también puede deberse a prejuicios de los movimientos GLBT. Lo importante, en mi opinión, es proteger a la parte más débil de una relación emocionalmente construida en la desigualdad de género, la ejerza quien la ejerza y la sufra quien la sufra.