Mostrando entradas con la etiqueta San Jerónimo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta San Jerónimo. Mostrar todas las entradas

miércoles, 19 de agosto de 2020

HISTORIA | Crónicas criminales de San Jerónimo*: El Asesinato del panadero de la Algaba.

 

Primera noticia de El Noticiero Sevillano sobre el asesinato del panadero de La Algaba

Mayo de 1914. Europa se prepara para la guerra, pero Sevilla se levanta espantada por el terrible degüello de un panadero de La Algaba en el cortijo de “Tercia”.

Hasta la industrialización de finales del siglo XIX, la amplia vega del Guadalquivir al norte de Sevilla era un mosaico de huertas y cortijos que sin duda harían las delicias de muchos y muchas.

Pero de ese ambiente bucólico y pastoril, destaca el pasado turbulento del cortijo de Tercia, un verdadero "cortijo siniestro" de accidentes y violencias.

La prensa de la época recogió algunos de esos sucesos, como el accidente del joven José Cruz Torres, de 18 años, en 1896. El diario La Andalucía, en su edición del 6 de octubre, recogía la siguiente noticia:

En el cortijo de «Tercia,» conocida por «Las playas del Espartero,» propiedad de los señores don Pablo y Diego Benjumea, ha ocurrido una desgracia.

Un individuo llamado José Cruz Torres, de 18 años de edad, posee en aquellas tierras un mato.

Al ir Cruz á recoger sus cabras, tropezó en una piedra, siendo esto causa de que cayera al suelo y se le disparara la escopeta.

Quedó gravemente herido. Por su padre y su primo, que estaban en el mato, fué conducido al Hospital. El infeliz se quedó muerto al practicársele la primera cura

No faltaban tampoco las riñas con armas blancas o los asesinatos.

Como la agresión que se produjo en el cortijo de Tercia en agosto de 1902. Según El Noticiero Sevillano, en su edición del 25 de agosto, 

Anoche, de madrugada, marchaba por el camino que conduce al cerrado con las piaras de ganados, la que cuidaba Chamorro se apartó un tanto de la vereda, reprendiéndole por ello Fernandez.

Una vez dentro del cerrado, Chamorro dijo à su compañero: ¿Qué es lo que tú me dijiste antes?, respondiéndole el otro con tono natural:

—Hombre, á fin de que no se extraviaría el ganado, te dije que lo ahuyentases de la ladera aquella.

Entonces Chamorro pronunció frases poco correctas para Fernandez, y haciendo uso del palo que llevaba, la descargó un terrible golpe en un hombro.

Al verse Fernandez agredido tan repentinamente, parece trató de utilizar su palo; pero comprendiéndolo su contrincante, le sujetó por la espalda, golpeándole nuevamente.

Entonces la lucha que se entabló entre ambos fué encarnizada; lucha á que dio fin el zagal, que asustado de la reyerta corrió al cortijo á dar noticia de lo que pasaba.

Cuando de ésta salieron varios trabajadores, encontraron á Fernandez tendido en el suelo, arrojando sangre en abundancia por varias heridas que presentaba en la cabeza.

El agresor se había dado á la fuga.

Aunque al parecer el fugado fue detenido en la carretera de Sevilla a Huelva por la Guardia Civil, al presentar algunas heridas. Y después de ser conducido a la Casa de Socorro de la calle Martínez Montañés de Sevilla, fue conducido a prisión.

Un trabajador especialmente conflictivo del Cortijo de Tercia fue Antonio Lora, el cual en 1923 se enzarzó a navajazos con otro trabajador el cortijo, llamado Juan Illade. Según La Libertad, en su edición del 18 de noviembre,

En el cortijo de Tercia, próximo a Sevilla, promovieron una reyerta los trabajadores del mismo Juan Illade y Antonio Lora. Este agredió con una navaja a su contrincante y le produjo una herida en la región gástrica penetrante en la cavidad.

Illade ingresó esta mañana en el hospital en grave estado y el agresor fue detenido.

Pero como quien la persigue la consigue, años después Antonio Lora cayó asesinado en otra riña.

El diario La Voz, en su edición del 17 de enero de 1927, lo recogió así:

Trágica reyerta.-Un muerto y un herido

Sevilla 17.-En el cortijo de “Tercia”, próximo a esta capital, se ha registrado un sangriento suceso.

Los gañanes de dicha finca Antonio Lora y José Garrido Rodríguez, entre quienes se suscitaban frecuentes disputas por antiguos resentimientos, vinieron a las manos, agrediéndose mutuamente.

Antonio, esgrimiendo una horquilla, asestó varios golpes a su contrincante, hiriéndole en la cabeza.

Garrido, que esgrimía una navaja, dio varias puñaladas a su adversario, hasta dejarlo muerto.

Cuando los operarios de la finca advirtieron el suceso, dieron cuenta a la guardia civil, que se presentó en el cortijo, practicando la detención del agresor, convicto y confeso de su delito.

Entiende en el asunto el juzgado del distrito de San Román.

El Caso del asesinato del panadero de La Algaba

Pero sin duda, el crimen que más repercusión tuvo en prensa, fue el asesinato del panadero de La Algaba cuando iba camino Sevilla a vender el pan el 10 de mayo de 1914. Un caso que apareció en las páginas de El Noticiario Sevillano hasta mediados de 1915.

Las primeras noticias que tuvieron los habitantes de la capital fue por la noticia publicada por El Noticiario Sevillano, del 11 de mayo de 1914, la cual decía:

Un crimen

En los vallados de la huerta de «Tercia», perteneciente a los señores Vázquez, apareció esta mañana horriblemente degollado el cadáver de un panadero de la Algaba, conocido por «Antoñito», que venía con dirección a Sevilla.

Según las noticias que se tienen hasta ahora de este suceso, el infeliz panadero, que diariamente venía con una carga de pan a nuestra ciudad, debió ser sorprendido por algunos criminales que le esperaban para robarle.

Parece ser que la víctima se resistió a entregar siete duros que llevaba a los bandidos, que no vacilaron en perpetrar el crimen.

De la fábrica de La Lucilina del Empalme vino esta mañana al cuartal de la Puerta de Osario un jornalero que dió cuenta de lo que ocurría.

Inmediatamente se dió aviso al juzgado de guardia, que se trasladó al lugar del suceso acompañado de una pareja de la benemérita de aquel puesto, instruyendo las diligencias propias del caso.

A última hora de la tarde se trasladó el cadáver del infeliz panadero al departamento anatómico. 

Hasta ahora se ignora quienes sean los autores de este horrendo crimen, practicándose activas diligencias para su descubrimiento.

El suceso ha causado gran sensación en la Algaba y en aquellos contornos, donde el desdichado panadero gozaba de gran estimación por sus buenas condiciones morales.

El Noticiario Sevillano fue uno de los diarios más importantes de su tiempo, con ediciones matutinas y vespertinas, dirigido por su propietario, Francisco Peris Mencheta, y mostró un gran interés por este truculento asesinato.

Por eso no es de extrañar que días después El Noticiario, en su edición de 16 de mayo de 1914, publicara las declaraciones de la viuda de Antonio Calvo, Salvadora Cano Carranza, y su hijo Salvador Calvo Cano.

El juez señor Alvarez Feria interrogó a Salvadora sobre ciertos antecedentes relacionados con la vida que seguía su marido y sobre sus relaciones en general con los vecinos de la Algaba y con los parroquianos que tenía por su negocio.

La declarante manifestó que su marido gozaba de la estimación general por la afabilidad de su carácter, por lo que ni en el pueblo ni en las fincas que diariamente recorría tenía enemigos.

Respecto al dinero que pudiera llevar consigo el día de autos dijo que no podía precisarlo por no estar enterada, pero que de ello podría darle exactos pormenores su hijo mayor.

Terminó diciendo que el dia del suceso salió de su casa a la hora acostumbrada, no recelando que pudiera ocurrirle ninguna desgracia, porque el interfecto no le habia manifestado nunca temores de ningún género, ignorando si la persecución de que se ha dicho era objeto su marido con anterioridad al crimen era o no cierta, que no sospechaba de nadie y que se inclinaba a creer que el autor del crimen fuese (ilegible)

Por su parte, el hijo mayor declaró que

por su oficio de carretero se hallaba de viaje en Aznalcóllar, no teniendo noticias del crimen hasta el dia siguiente de haber ocurrido.

A preguntas del juez sobre la cantidad que pudiera llevar consigo su padre manifestó que de su casa habia sacado unos 25 duros, a los que habia que agregar las pequeñas cantidades que hubiera cobrado a los parroquianos de las huertas que recorrió aquella mañana.

Según lo publicado por El Noticiario ese día,

Seguidamente comparecieron a la presencia judicial los guardas del cortijo de Tercia Antonio Pacheco Mayor y Diego Bonilla Perez, quienes se limitaron a manifestar que tuvieron noticias del crimen por el aperador del cortijo de Tercia y que tan pronto como lo supieron se dedicaron a la busca del criminal, perdiendo el rastro de sus pasos en la huerta de la Florida.

La huerta de La Florida ocupaba el espacio sobre el que hoy se levanta el parque de San Jerónimo.

También compareció acto seguido Antonio Macia Marquez, trabajador de una casilla próxima, quien dijo que estando dedicado a sus faenas, vió pasar corriendo a un hombre, a quien no pudo distinguir por la gran distancia que del mismo le separaba.

El Noticiario Sevilla, en su edición del 28 de mayo, volvía a hacerse eco de la investigación de crimen bajo el título “El panadero degollado”:

Ayer tarde compareció en el juzgado de la Magdalena el capataz del melonar del cortijo de “Tercia”, Antonio Macías.

Este testigo, que fue el primero que descubrió el cadáver del panadero, nos manifestó que, impresionado por aquel cuadro de horror, marchó apresuradamente al cortijo, donde dio cuenta del suceso al aperador.

Este dispuso que salieran inmediatamente para el sitio indicado varios operarios por si se trataba de un hombre herido a quien pudieran ser útiles los auxilios.

Los trabajadores del melonar recordaron que próximo al sitio donde se hallaba el cadáver habian visto a la distancia de unos doscientos pasos saltar del vallado a un hombre de bastante estatura, de recia complexión, al parecer del campo, que representaba unos 45 años y que vestía chaqueta larga y blusa y sombrero del mismo color.

Aquel hombre, al saltar del vallado, se tiró de bruces sobre la gavilla, pretendiendo ocultarse en la profundidad de aquella y atravesó corriendo por el melonar, volviendo de vez en cuando la cabeza atrás, creyendo que alguien le seguía.

El fugitivo continuó corriendo por la huerta de la Florida, con dirección a la carretera de la Algaba, en cuyo punto lo perdieron de vista.

El testigo terminó diciéndonos que el infeliz asesinado era un hombre de buen carácter y de excelente humor, a quien todos estimaban.

Con lo manifestado por este testigo queda, pues, en pie la afirmación de que el criminal debe ser un hombre campesino.

Luego la prensa dejó de hablar del caso del panadero degollado, hasta que el 4 de agosto, volvió a colarse en las páginas del El Noticiario Sevillano, para informar de las últimas novedades del caso:

Nuevamente vuelve a tener actualidad el horroroso crimen cometido en el cortijo de “Tercia” el día 10 de mayo pasado, del que resultó victima el panadero de la Algaba Antonio Calvo.

Las circunstancias que concurrieron en este delito hacen muy interesante el esclarecimiento del mismo, a cuyo fin, tanto la guardia civil como la policía no han cesado de realizar investigaciones.

A raíz del suceso todas las sospechas cayeron en Pedro Herrera Carranza (a) Narices, quien comparecido a la presencia judicial negó su participación en el expresado delito, justificado hasta la saciedad los sitios que frecuentó la mañana en que ocurrió el sangriento suceso.

El señor Alvarez Feria, no hallando cargo alguno contra el Narice, lo puso en ilbertad(sic).

Por aquella época se practicó por la benemérita de la Macarena una diligencia de reconocimiento del Pedro Herrera, que no dio resultado.

La opinión pública, a pesar de ello, siguió señalando al Narices como presunto autor del crimen cometido en el cortijo de “Tercia”.

Posteriormente, Francisco Vara Vazquez, obrero que trabajaba por la época del suceso en la Huerta de la Coja, manifestó en la “Venta de la Lata”, sita en la carretera del Rio, que habia reconocido en el “Narices” al sujeto que el 8 de Mayo pasó por la expresada huerta, en donde se hallaba segando yerba el infeliz Antonio Calvo.

Con relación al Pedro Herrera, el panadero parece que dijo a Francisco Vara: “Ese meviene siguiendo hace unos dias, pero yo no le tengo miedo y si se acerca daré cuenta de él con esta hoz.”

Estas manifestaciones hechas en distintos sitios por el testigo mencionado fueron recogidas por la guardia civil de la Macarena, que  ayer procedió a la detencion del Pedro Herrera Carranza.

DILIGENCIAS DE RECONOCIMIENTO

El cabo Recuerda, una vez detenido el Narices, llamó al cuartel a Francisco Vara Vazquez, quien afirmó ser ciertas las manifestaciones hechas en la “Venta de la Lata”.

Agregó que la primera vez que fue citado para esta diligencia no se atrevió a decir que había reconocido al Narices, por temor a venganzas de familia.

Obtenida esta declaración se celebró un careo entre el declarante y el detenido, afirmando el primero ser el Narices el sujeto que pasó el 8 de Mayo por la “Huerta de la Coja”, afirmación que negó rotundamente el Herrera Carranza.

OTRAS DILIGENCIAS

… de esta acusación con otras muchas que se susurran, decidió a la benemérita a practicar con el detenido una diligencia en el lugar del suceso.

Una vez trasladados al sitio de la ocurrencia se reconstituyó la escena del crimen, haciéndose correr al Narices para que a la distancia que consta en el sumario fue visto por Manuel Sanchez y Francisco Tirado, trabajadores del melonar del “Cortijo de Tercia”, manifestasen si reconocían en el Narices al sujeto que a doscientos metros del tajo vieron correr por aquellos lugares momentos después de cometido el crimen.

Los citados trabajadores se ratificaron en las declaraciones que sobre este suceso tienen presentadas, añadiendo que coincidían su estatura y demás circunstancias con el sujeto a quien vieron cruzar corriendo por los terrenos del melonar el dia de la ocurrencia del crimen.

DICE EL DETENIDO

El detenido ha negado con firmeza su participación en el delito que se le atribuye, insistiendo en cuanto sobre este asunto tiene manifestado, y añadiendo que ni el ocho de Mayo ni muchos días antes ni algunos después del dia de autos habia ido a la Algaba.

Se tienen noticias de que el expresado dia estuvo el Narices en la Algaba, conversando con un hermano que allí tiene.

También se dice que fue visto por otras personas, a quienes intimidó con amenazas para que guardasen silencio.

El suceso, en suma, aparece tan embrollado como al principio, no existiendo hasta ahora otros inicios que el cargo hecho por el testigo Francisco Vara Vazques.

El detenido pasó esta tarde a la cárcel.

A última hora de la tarde recibió el juez señor Alvarez Feria el atestado instruido por la guardia civil, proponiéndose dedicar a este asunto preferente atnción.

Mañana comenzarán las diligencias judiciales.

Ya veremos si los que hablan donde sus palabras no pueden servir de otra cosa que de distracción, tienen valor cívico para hacer sus manifestaciones en el juzgado.

Pero la pista sobre la autoría del “Narices” no llevó a nada, y por eso El Noticiario Sevillano, en su edición del 24 de octubre, comunicaba a sus lectores que

El juez de instrucción de la Magdalena ha requerido a la viuda del panadero Antonio Calvo asesinado en las inmediaciones de la Algaba, para que dentro del plazo señalado por aquel conteste si se muestra parta en el sumario, pues en caso contrario dará este por terminado y lo remitirá a la Audiencia.

Dos meses después, El Noticiero, en su edición de 8 de diciembre, volvía a incluir información sobre el asesinato de Antonio Calvo, panadero de la Algaba al publicar que

Los señores Medina Togores y Espinosa Vargas, abogado y procurador respectivamente, como representantes de la acusación privada en el sumarlo que se sigue por el asesinato da Antonio Calvo, panadero de la Algaba, ocurrido hace unos meses en las proximidades del cortijo de Tercia, han presentado un escrito en el juzgado de instrucción de la Magdalena solicitando el procesamiento de Pedro Herrera Carranza.

El juez señor Alvarez Feria ha denegado la pretensión interesada.

Y no sería hasta mayo del año siguiente, cuando la información sobre el caso retomara su presencia en la prensa sevillana.

Así, El Noticiario Sevillano, en su edición de 13 de mayo de 1915, publicó en relación al asesinato del panadero de la Algaba, que

Hace próximamente un año que, como recordarán nuestros lectores, fue asesinado en las inmediaciones del cortijo de “Tercia”, del término de La Algaba, el panadero de dicha localidad Antonio Calvo.

Por aquella época el juzgado de instrucción de la Magdalena, a quien correspondió conocer del proceso, adoptó cuantas resoluciones compatibles con la ley le fueron posibles.

La guardia civil y la policía trabajaron también con celo en el esclarecimiento de este delito.

Cuantas investigaciones y diligencias se practicaron resultaron infructuosas para dar con el paradero del asesino.

El proceso, una vez terminado, se remitió a la Audiencia donde quedó sobreseído.

Esta tarde se decía que un individuo de La Algaba ha manifestado a varias personas que el autor de aquel asesinato viaja con frecuencia entre Sevilla y La Algaba, siendo conocido por muchos vecinos de aquel pueblo.

Nosotros acogemos esta versión a título de rumor público y por lo que pueda a contribuir a desarrollar la acción de la justicia.

Por lo que se lee, El Noticiario Sevillano tomó partido a favor de la familia de Antonio Calvo, intentando que la justicia no abandonara el caso. Por eso no extraña que en su edición del día siguiente, publicara la siguiente información:

El asesinato del panadero de la Algaba

Según muestra noticias, el sumario instruido por el asesinato del panadero de la Algaba, continúa abierto, pudiendo, por tanto, deponer en él cuantos tenga algo que decir para el esclarecimiento del suceso.

El acusador privado pidió últimamente al juzgado la detención de cierto individuo, a lo que se negó el juez.

El referido letrado apeló de esta providencia y el recurso se encuentra pendiente de resolución.

Se asegura que el juzgado está practicando diligencias y que la guardia civil ha recibido una confidencia que podrá arrojar bastante luz en este misterio suceso.

Después de esta noticia, no volvemos a ver publicada en la prensa sevillana ninguna referencia sobre este trágico asunto, por lo que entendemos que nunca se llegó a procesar y juzgar a ningún sospechoso.

* En esta serie de artículos recojo la información publicada por la prensa de la época, que no necesariamente refleja la verdad judicial de los hechos.


sábado, 1 de agosto de 2020

HISTORIA | Crónicas criminales de San Jerónimo*: Asesinato en la fábrica de cristales de San Jerónimo


Vista del ex convento de San Jerónimo en la década de 1850 cuando era presidio.

Marzo de 1848. Un enfrentamiento laboral termina en asesinato. Un operario de la fábrica de cristales instalada desde 1843 en el convento de San Jerónimo asesina a su director. Para el redactor de la noticia publicada en la prensa española solo tiene una cosa buena: ambos son extranjeros, belgas para ser más exactos.

A pesar de los buenos propósito de Francisco Alejandro Fernel y Fernández, empresario, político y traductor, su elitista Colegio Politécnico Sevillano instalado en 1839 en el convento de San Jerónimo de Buenavista, a imitación de los mejores colegios europeos, fracasó a nivel económico que no académico, lo que le obligó a ceder el edificio, tomado a censo, a dos mujeres, Petronila de Torres y Clara Elisa Cortés, posiblemente la esposa y la madre del capitalista belga Enrique Hudson-Cortés, para la instalación de una fábrica de cristales, tanto huecos como planos.

La prensa recogió así la noticia:

Dicen de Sevilla.

Progreso fabril. Podemos informar al público, que el suntuoso edificio de san Gerónimo, que lo ocupaba hace poco el colegio del señor Fernel, ha sido vendido por este a una sociedad comercial estrangera que, en unión de una casa capitalista de Madrid, representada por el cónsul de Rusia en esta vá á destinarlo para una gran fabrica de cristales planos y huecos, que competir puedan con los mejores estrangeros; para ello ha asociado al director de la de la Granja, el señor D. Gustavo Nouvian, que se halla ya al frente de este establecimiento, dirigiendo los trabajos preparatorios y a la construcción de hornos. Este sugeto que posee grandes conocimientos en la fabricación de estos artículos, ha quedado sumamente complacido al ver tan espacioso edificio y ya por su proximidad al Guadalquivir, como por las demás proporciones que ofrece, se atreve á asegurar que será muy en breve en su clase la primera fabrica del reino.

El director M. Nouvion, sócio industrial, y su con-socio Mr Hudson, capitalista belga, que ambos estan enlazados con familias españolas, se hallan ya establecidos definitivamente en esta capital.

(El patriota: periódico de la tarde. 9 de marzo de 1843)

Gustavo de Nouvion era un ingeniero francés, que desarrolló una activa vida profesional en la España del siglo XIX, en campos tan diferentes como las minas, los ferrocarriles y la importación de productos extranjeros.

En 1844, Petronila de Torres y su cónyuge vendieron la fábrica de cristales a Manuel Safont, miembro de una saga catalana que se había enriquecido negociando con los bienes desamortizados de la iglesia.

Para ese año, 1844, la fábrica ya estaba en funcionamiento, considerando la prensa que los productos de “la fábrica de cristales de San Gerónimo de Buena-vista, aunque no tengan la perfeccion de los estranjeros, son demasiado buenos para no necesitar de estos y relevarnos de la afrentosa necesidad de ser tributarios de la indústria estraña” (El Heraldo de Madrid. 12 de junio de 1844)

Por su parte José Amador de los Ríos, en su obra Sevilla Pintoresca, ó Descripcion de sus mas célebres monumentos artísticos, publicado en 1844, también destacaba la importancia de la instalación fabril, cuando afirmó:

“; y en SAN GERÓNIMO DE BUENA VISTA, acaban de echarse los cimientos á una fábrica de cristales que con el tiempo competirán con los mejores estrangeros; pues á tanto ayuda la bondad del clima y la abundancia de primeras materias.

Semejante cambio sufrido por estos edificios les ha dado indudablemente un nuevo interés; pudiendo asegurarse que apenas habrá estrangero que al venir á Sevilla no los visite con gusto, ni español que no desee su prosperidad vivamente.”

Pero a principios de 1848 la prensa madrileña se hacía eco del terrible asesinato del director de la fábrica de cristales de San Jerónimo. El Espectador de Madrid, en edición del día 31 de marzo de 1848, lo recogió así:

En la mañana de ayer ha sido conducido al hospital central de esta capital, el cadáver del director de la fábrica de cristales de San Gerónimo, muerto según se dice, de un pistoletazo en el pecho por uno de los operarios de la misma. Ambos eran estrangeros, de nación belga, según se nos ha Informado. Hasta el presente no podemos asegurar de una manera positiva si el matador ha sido ó no capturado.

La prensa no dio el nombre ni del asesino ni del asesinado, pero no pudo ser Carlos Firoult, ya que el Diccionario Geográfico y Estadístico de Madoz, publicado un año después, recogía “De esta fáb. perfectamente montada y en la que se hacen toda clase de cristales huecos y planos, solo diremos que en la esposicion convocada por la sociedad Económica de aquella c. en 1849, obtuvo su director D. Carlos Firoult, el premio de mencion honorífica por los cristales estampados que presentó al publico.”

¿Fue el asesinato del director el principio del fin de esa industria? El caso es que a partir de 1849 dejamos de tener noticias de la fábrica de cristales de San Jerónimo. Y en la década siguiente el ex convento se convertiría en presidio.

* En esta serie de artículos recojo la información publicada por la prensa de la época, que no necesariamente refleja la verdad judicial de los hechos.

 


miércoles, 29 de julio de 2020

HISTORIA | Crónicas criminales de San Jerónimo*: Una riña en las proximidades del monasterio acaba en dos muertes



Febrero de 1885. El domingo 8, el Diario La Andalucía se hacía eco de un homicidio doble producido en las inmediaciones del monasterio de San Jerónimo el viernes anterior, en el que el guardia del edificio apuñaló a un cazador, y éste respondió con un disparo al primero.

En el verano de 1885 el edificio del ex convento de San Jerónimo de Buenavista adquirió un nuevo protagonismo a nivel nacional, al haberse instalado en 1884 un lazareto para los posibles contagiados del cólera morbo asiático, que aquel año llegó a Alicante procedente de la Argelia francesa alcanzando gran virulencia a mediados del año siguiente, y cuyo cierre fue objetivo del Gobierno de la Nación y de la prensa de Madrid, frente a la resistencia de las autoridades locales y municipales, así como de la prensa local, como lo conté en un anterior post, titulado La epidemia como motor del regionalismo andaluz: el “cantón sanitario sevillano” de 1885.

Pero meses antes, en febrero de 1885, la prensa española (tanto la sevillana como la de Madrid y otras provincias) publicaron la noticia del homicidio doble producido el viernes 6 de febrero, entre el guardia del ex convento de San Jerónimo y un cazador, al parecer llamado Feliciano, por culpa de los disparos realizados por el segundo sobre las palomas que vivían en las ruinas del convento.

El diario La Andalucía, en su edición dominical del 8 de febrero, lo recogió así:

De un terrible crimen tenemos que dar cuenta á nuestros lectores.

En las últimas horas de la tarde de anteayer se suscitó una acalorada cuestion entre el guarda del ex-convento de San Gerónimo de Buenavista y un sugeto que, según parece, estaba cazando en las inmediaciones del histórico y derruido monasterio que se levanta en la ribera del Guadalquivir.

La cuestión parece que se originó por haber hecho el cazador algunos disparos a las palomas que existen en el referido edificio.

Los interlocutores pasaron de las palabras á via de hecho, asestando el guarda una terrible puñalada al cazador, el cual disparó su escopeta contra su agresor.

Los dos quedaron mortalmente heridos, y ayer se dijo que habian fallecido de resultas de las heridas.

El cazador parece que se llama Feliciano, y es dueño de un establecimiento de bebidas situado en la calle de la Feria.

Además de en La Andalucía, hemos encontrado recogida la noticia por los diarios La Correspondencia de España (Madrid), El Correo de Cantabria (Santander), y La Paz (Murcia).

* En esta serie de artículos recojo la información publicada por la prensa de la época, que no necesariamente refleja la verdad judicial de los hechos.

 


sábado, 25 de julio de 2020

El camino viejo de La Algaba, a su paso por San Jerónimo.



Hasta que no se finalizó la carretera que unía Sevilla con la carretera de Lora del Río a Santiponce, a la altura de La Algaba, la capital andaluza se comunicaba con esta última localidad a través de lo que más tarde se llamó camino viejo de la Algaba, una vía de la que ya quedan pocos tramos, y todos con nombres diferentes.

¿Cuál era el recorrido del camino viejo de la Algaba? ¿Qué fincas bordeaban el camino? Este post aclara algunos de estas cuestiones.

A principios del siglo XX, se diseñaron nuevas y modernas carreteras para conectar muchas de las localidades de la provincia de Sevilla unidas hasta entonces por caminos de trazados medievales.

Una de ellas fue la carretera de Lora del Río a Santiponce, que pasaba por La Algaba. Y de igual manera se proyectó una nueva carretera para conectar a Sevilla con dicha vía a la altura de la villa algabeña, trazado que actualmente se le conoce con la nomenclatura A-8006, hasta su cruce con la avenida José Galán Merino, cuando se convierte en la calle Navarra, hasta la glorieta de los Ferroviarios.

 Pero antes de su construcción, la comunicación viaria entre al capital de la provincia y La Algaba se hacía por un camino completamente diferente, que tras la construcción de la A-8006 se conoció como “camino viejo de La Algaba”.

Este camino comenzaba en el cruce de la actual avenida Sánchez Pizjuán con la calle José Díaz, con un ancho tramo que abarcaba desde la actual calle Fedra hasta la avenida paralela que atraviesa la urbanización Macarena Tres Huertas, hasta llegar al actual Colegio de Educación Primaria (CEIP) Pedro Garfías. El camino de La Algaba continuaba atravesando por la parcela de este colegio hasta aproximadamente el cruce de la avenida Concejal Alberto Jiménez Becerril con la calle Venta de los Gatos.  

La actual avenida Concejal Alberto Jiménez Becerril se levantó sobre las vías del ferrocarril que unía Sevilla, desde la estación Plaza de Armas, con Córdoba. El camino viejo de La Algaba cruzaba bajo las vías del ferrocarril en ese punto, y continuaba paralelo al río Guadalquivir por la actual avenida José Galán Merino hasta llegar al cruce con la calle Larache. A partir de ahí, seguía por el actual Parque de San Jerónimo, rozando el Huevo de Colón, y tras la Ronda Supernorte, continuaba por el actual carril rural que lleva hasta el Centro de Formación del Agua de Emasesa. Desde este punto, el camino ha sido ocupado por las fincas agrícolas colindantes por lo que ya no se puede seguir su rastro.

¿Qué fincas bordeaba el camino viejo de la Algaba desde sus inicios en la avenida Sánchez Pizjuan?

Hasta los años sesenta, la mayoría del recorrido del camino viejo de La Algaba trascurría entre fincas agrícolas, ya que incluso en el tramo más cercano al río el camino tenía huertas y sembrados a derecha e izquierda.

A su inicio, al separarse de la actual avenida Sánchez Pizjuán, el camino viejo de La Algaba lindaba a la izquierda con las huertas Escalones (actualmente Macarena Tres Huertas) y La Estrella y a su derecha con las huertas de San Francisco y de La Rana.

Tras cruzar bajo las vías del ferrocarril, el camino bordeaba a la izquierda la huerta Damasquillo, que estaba situada en lo que actualmente es la glorieta Olímpica y los cimientos del puente del Alamillo, y por la derecha las vías del tren.

Tras alcanzar lo que actualmente es la avenida José Galán Merino hasta la calle Larache, el camino transcurría a la izquierda con las huertas (que llegaban hasta el cauce del Guadalquivir en lo que hoy son las zonas parquizadas junto al río) La Asunción (en el tramo entre la glorieta Olímpica y las Naves de la Renfe), del Tejar (entre las Naves de la Renfe y la calle Alcalá del Río) y El Gordal, hasta el Parque de San Jerónimo. Por la derecha, se encontraban las vías del ferrocarril hasta los terrenos de la compañía MZA que en los años 20 dedicó a talleres ferroviarios y que habían ocupado parte de la huerta de La Bachillera, y la huerta del Villar y la Haza del Villar; a continuación, se encontraba la huerta de San Jerónimo (actual urbanización Almer), el monasterio de San Jerónimo y la huerta de Los Ingleses, hasta la calle Larache.

A partir de ahí, el camino atravesaba la huerta de La Florida, cuyas lindes coincidían aproximadamente con el actual Parque de San Jerónimo. Y tras superar la actual Ronda Supernorte atravesaba los terrenos del cortijo de Tercia.

Mucha de esta información se ha conservado gracias al Castrato Topográfico Parcelario en unos trabajos realizados en los años 40 del siglo XX.


sábado, 18 de julio de 2020

Antecedentes del barrio de San Jerónimo: el cortijo de Chirinos



En un post anterior (que puedes leer clikeando aquí) señalé que el actual barrio sevillano de San Jerónimo nació a principios del siglo XX. Pero ¿cómo era antiguamente la zona que hoy ocupa la parte más antigua del barrio?

Hoy comparto el mapa más antiguo de San Jerónimo que he encontrado. Me refiero al croquis (que no plano por carecer de escala) de 1611, correspondiente al cortijo de Chirinos, que se conserva en la Institución Colombina dentro de los fondos del Archivo de la Catedral de Sevilla.  

Como se puede ver, el croquis tiene una orientación oeste (la parte superior) / este (en la parte inferior). Arriba se ve el perfil rectangular del convento de San Jerónimo (en el que esboza una especie de torre). A su izquierda se encontraba la huerta de San Jerónimo (espacio que actualmente ocupa la Urbanización de Almer y en entonces era un espacio cerrado con un sólido muro al estilo del que cierra las huertas del monasterio de la Cartuja) pero que no se señala en el croquis.

El cortijo de Chirinos ocupaba el espacio situado entre las actuales calles Marruecos, avda de Medina y Galnares, a la altura del monasterio de San Jerónimo, llegando al sur hasta un “carril” sin nombre, que podría corresponder a la actual calle Salvador Allende, y al norte hasta los terrenos del cortijo de Tercia, ocupados por los edificios del Patronato.

En el croquis a la calle Marruecos se le denomina “camino que va a san jerónimo” y la avda de Medina y Galnares, “camino de la plata”, ya que en aquella época era la vía que conectaba Sevilla con Extremadura. La actual calle Cataluña se señala como "carril", y comunicaba el camino de Extremadura y el compás de monasterio.

El cortijo de Chirinos aparece dividido en varias parcelas, unas, propiedad de la Catedral de Sevilla (que aparecen nombradas como “yglesia mayor”, y otras, del propio convento de San Jerónimo (señaladas como "s. geronimo" o "s. germo”).

martes, 7 de julio de 2020

¿Cuándo nació el barrio de San Jerónimo?

Plano General Proyecto de Defensa de Sevilla de las inundaciones (1900)

Los datos que he encontrado señalan que lo que hoy conocemos como barrio de San Jerónimo de Sevilla nació en las primeras décadas del siglo XX.
 
En el imaginario popular, el barrio de San Jerónimo parece entroncar con el ex convento de Buenavista (actualmente denominado monasterio), el cenobio jerónimo que nació a finales del siglo XV. Pero la realidad es que el barrio no es tan “anciano” como se lo imaginan sus actuales vecinos, sino que es relativamente joven.

Durante gran parte del siglo XIX, el entorno del conocido en Sevilla como Convento de San Gerónimo era una zona rural de huertas, en la que imponía su presencia la abandonada edificación, a pesar de los primeros intentos de industrialización como la instalación de una fábrica de vidrios (planos y huecos) en el cenobio monacal a finales de la década de los años 40 del siglo XIX, o las ladrilleras instaladas en su entorno.

Una imagen de este ambiente rural lo podemos ver en la bucólica ilustración de 1854 que recogió García-Tapial en su obra El Monasterio de San Jerónimo de Buenavista (Arte Hispalense). El paisaje que se divisa desde la actual glorieta de los Ferroviarios, es una llanura despejada de construcciones, con la línea férrea Sevilla-Córdoba en primer plano y el edificio conventual al fondo.

El aspecto rural de la zona se mantuvo hasta finales de siglo. Por ejemplo, en la “Guía de Sevilla y su provincia”, de 1889, al describir las parroquias de la ciudad, asignaba a la de San Gil las siguientes fincas urbanas y rústicas, a extramuros:

Casillas. De Carabineros, del Ferro-carril de Córdoba, Misericordia.—Cortijos. Francés, Garrido, Higuerón (grande), Higuerón (chico) Palomar, Quijano, Ronquillo, Tercia.—Haciendas. Misericordia, Palancar, -Huertas. Almena, Bachillera, Basurero, Camino, Capuchinos (grande). Capuchinos (chica). Carraca, Cerrero, Coja, Colecita, Cordobesa, Constanza, Damasquillos. Florida, Fontanilla, Galuchena (chica), Gator, Hospital, Imagen, lnhar. Meadero, Moscada, Papachina, Peligro, Portada, Rana, Ratón, Romera, Rosario, San Gerónimo, San Gil, San Jorge ó Nueva Galucha, San Lázaro (Grande), San Lázaro (chica), Sol, Soldado, Solana, Tercia, Torres, Torrejon, Zapote.—Mallo. Bachillera.—Ventas. Buenavista, Escalones, Gatos, San Lázaro, San Onofre.—Otros edificios. Cementerio de San Fernando, Cementerio de la iglesia reformada (ex-convento de San Gerónimo), Ermita de San Onofre, Ex-convento de Capuchinos, Ex-convento de San Gerónimo. Fielato de la Concepción, Hospital Central, Hospital de San Lázaro, Husillo del Blanquillo, Palmas (lavadero de la huerta). Tejar de San Gerónimo.—Resumen numérico. 3 casillas, 8 cortijos, 2 haciendas, 41 huertas, 1 mato, 5 ventas, 2 ex-conventos, 2 hospitales, 2 cementerios, 5 edificios de diversa índole. Total 71 fincas.

Esta situación comenzó a cambiar a partir de 1885, con la instalación de la refinería de petróleos llamada La Lucilina, propiedad de Deutsch y Cía, junto a las vías del ferrocarril de Sevilla a Córdoba, frente a la estación de El Empalme.

Esta fábrica era una de las tres proyectadas en España por la empresa francesa, copropiedad de la rama francesa de los Rothshild y la empresa petrolera francesa de la familia Deutsch. Fue construida por la firma escocesa A. and F. Craig & Co., y adoptó el nombre de la fábrica que los Deutsch tenían en Rouen, Francia.

A partir de 1900 nuevas industrias se unirán a la fábrica de Deutsch y Cía, lo que cambió radicalmente el aspecto agrícola que aún conservaba el entorno del convento de San Jerónimo. Así, se instalaron la fábrica de Colores Nuestra Señora de la Esperanza, la Unión Resinera Española (1907), la Fábrica de Sulfato de Cobre de la Sociedad Anglo-española Cooper (1914/1917), Bartiña, La Vidriera Andaluza, y la Sociedad General de la Industria y el Comercio (una filial de Deutsch y Cía), entre otras, muchas de ellas con apeaderos ferroviarios, que permitían tanto la llegada de materias primas como el envío de los productos manufacturados.

El primer documento que he encontrado contabilizando la población en la zona que actualmente ocupa el barrio de San Jerónimo es el Nomenclator de las ciudades, villas, lugares, aldeas y demás entidades de población de España en 1º de enero de 1888 elaborado por la Dirección General del Instituto Geográfico y Estadístico de España.

A partir de los datos de este nomenclátor, podemos concluir que en 1888 no existía el barrio de San Jerónimo, sino una serie de edificaciones de poca importancia (de una sola planta, en su mayoría), dedicadas a tareas de labor, así como un pequeño núcleo entorno a la estación del Empalme. Todas las edificaciones de la zona sumaban un total de 125 habitantes de hecho. Los datos desglosados son los siguientes:

Cortijo de Tercia: Casas de labor; 1 casa de un piso; 1 casa de dos pisos; Población de hecho: 30; Población de derecho: 29

Cortijos del Higuerón: Casas de labor; 1 casa de un piso; 1 casa de dos pisos; Población de hecho: 8; Población de derecho: 8

Estación de El Empalme: Caserío; 15 casas de un piso; Población de hecho: 58; Población de derecho: 49

San Jerónimo: Casas de labor y hortelanos; 1 casa de un piso; 1 casa de dos pisos; Población de hecho: 24; Población de derecho: 24.

San Onofre: Santuario y casa venta; 1 casa de un piso; 1 casa de dos pisos; Población de hecho: 5; Población de derecho: 5.

Sorprende que San Jerónimo (debemos entender que se referían al ex convento) sólo estaba habitado por 24 personas, mientras el cortijo de Tercia albergaba a 30 personas.

En el plano general del proyecto de defensa de Sevilla contra las inundaciones, elaborado por el ingeniero D. Javier Sanz, sólo 12 años después del Nomenclátor, recoge al norte de cementerio de San Fernando, el edificio del ex convento de San Jerónimo, el cortijo de Tercia, la fábrica de La Lucilina junto a las vías de la línea Sevilla-Córdoba, y al otro lado de las vías, la estación de El Empalme. El resto aparece como tierras de labor, cruzadas por distintos caminos como las carreteras de la Algaba y provincial de Alcalá del Río.

Por este documento, podemos concluir que en 1900 seguía sin existir el barrio de San Jerónimo, siendo posiblemente la población en la zona muy similar a la recogida en el Nomenclátor de 1888, y que difícilmente superaría los 200 habitantes.

Una situación que va cambiando con la instalación de las nuevas fábricas, al punto que en 1918 podemos hablar ya de la existencia del barrio de San Jerónimo. Y la prueba la encontramos en la hoja 984 de los mapas militares (a escala 1:50.000) de dicho año, que refleja la existencia de dos núcleos edificatorios en el barrio.

Hoja 984 de los Mapas Militares (1918)

Por un lado, aparece un núcleo de construcciones, de carácter habitacional, en forma de triángulo equilátero invertido y corresponde aproximadamente a la manzana actual delimitada por las calles Navarra, Extremadura y la avenida Medina y Galnares.

Por su parte, se ve claramente otro núcleo de construcciones, este de carácter industrial, construido alrededor de la fábrica de La Lucilina, entre la entonces carretera de Sevilla a Castilblanco y la línea férrea, situándose la estación de El Empalme al otro lado de las vías.

En el plano se ven otras edificaciones diseminadas, la mayoría situada en las proximidades de la línea férrea, destacando la Venta de la Cantera, situada en las inmediaciones de la actual Glorieta de los Ferroviarios. También se ve aislado un edificio a la izquierda de la carretera de Sevilla a Castilblanco, a la altura de la actual glorieta Club de Rugby, denominado “Ventorro”, posiblemente la antigua ermita y venta de San Onofre. Y sorprende que este plano no recoja las ruinas del convento de Buenavista.

Por los datos de este plano podemos calcular que la población del incipiente núcleo urbano de San Jerónimo construido entre las actuales calle Navarra y avenida de Medina y Galnares apenas superaría los 300 habitantes.

Pero sin duda fue con la instalación en 1928  de los talleres ferroviarios por parte de la compañía MZA (anteriormente ubicados en la Barqueta), cuando el barrio de San Jerónimo se consolidó definitivamente como núcleo extramuros de Sevilla. Y para la década de los 30 del siglo XX, el barrio ya era una realidad urbana, sumando en 1935 un total de 3.912 habitantes, como recoge Nicolás Salas en su obra Sevilla, Anales del Siglo XX: Prontuario de la Ciudad.


sábado, 1 de febrero de 2020

La epidemia como motor del regionalismo andaluz: el “cantón sanitario sevillano” de 1885



En el inicio de esta década de 2020 la palabra cuarentena vuelve a la actualidad con ocasión de la aparición del coronavirus de Wuhan, una palabra que durante siglos fue la consecuencia del terror que producían las grandes epidemias que provocaban cientos de miles, de millones de muertos.

Aunque no especialmente activa en nuestro país, la llamada “gripe española”, que apareció en la Norteamérica profunda en los años de la primera guerra mundial y que se extendió trágicamente por todo el mundo al finalizar la misma, es sin duda el referente más próximo de estas epidemias.

Pero otra anterior, no excesivamente lejana a aquella, fue la epidemia de cólera morbo asiático que entre 1884 y 1885 se extendió por España a partir del levante español, provocando que en el 25% de los municipios de la nación hubiera vecinos infectados, con 400.000 afectados y alrededor de 120.000 muertes.

Proveniente del delta del Ganges y del Brahmaputra, “entre 1817 y 1923 rebasa esta zona y origina seis pandemias que se extendieron hasta Europa y otros lugares siguiendo las vías comerciales[1].

Si tradicionalmente las vías de llegada de las epidemias eran los puertos, la de 1884-1885 encontró en el ferrocarril una vía de penetración fundamental, de forma que a partir de Alicante (a donde llegó en barco procedente de Orán) se fue irradiando siguiente los caminos de hierros que en aquella década interconectaban ya la mayoría de las capitales del país.

La reacción del gobierno conservador de Cánovas del Castillo frente a esta nueva epidemia de cólera fue la aplicación de los protocolos de cuarentena (que era una de las pocas herramientas de prevención de la que se disponía en esos años junto a las desinfecciones de ropas, viviendas y vías públicas), ya que hasta 1883 el alemán Dr. Koch no se descubrió el bacilo que provocaba la enfermedad y hasta 1885 no se ensayó la exitosa vacuna del catalán Dr. Ferrán.

Al finalizar 1884 con sólo medio millar de fallecidos, los conservadores (tanto políticos como prensa) consideraron que la política cuarentenaria había sido todo un éxito, frente a los liberales que consideraban dicha política aislacionista un error.

Aquel mismo año de 1884, las autoridades municipales sevillanas decidieron utilizar nuevamente el edificio de ex convento de San Jerónimo como lazareto, que ya se había destinado a este fin de forma intermitente desde 1814. Un edificio bastante aislado (en 1888 San Jerónimo sólo contaba con 24 habitantes[2]) que además ofrecía un nuevo aliciente, como era su proximidad a la estación ferroviaria del Empalme, a las espaldas del cementerio municipal de San Fernando, punto en el que se conectaban las líneas férreas de Sevilla-Madrid (dependiente de la compañía ferroviaria MZA) y Sevilla-Cádiz (de la compañía Ferrocarriles Andaluces) donde se instaló un centro de fumigación y control de acceso a Sevilla.

Para su uso como lazareto se instaló en julio de 1884 una “cámara de calor” o estufa para la desinfección de mercancías[3], y para septiembre ya se encontraba “regularmente acondicionado, así por lo que respecta a habitaciones, camas y personal facultativo, como por lo que se refiere a la alimentacion, pues desde ayer se ha instalado allí un cocinero subvencionado por el Ayuntamiento.[4]

Y en ese mismo mes empezaron a funcionar los centros de fumigación instalados en las estaciones del Empalme, Camas, Utrera y Estacion de San Bernardo, es decir, en las estaciones ferroviarias de las líneas que unían Sevilla con Córdoba, Jaén, Madrid, Extremadura, Huelva, y Cádiz y Málaga.

En aquellos días, según el diario La Palma, en el lazareto de San Jerónimo se encontraban “detenidos, a mas del hebreo, una señora con un niño y una criada, sujetas á cinco dias de observacion como sospechosas por haber atravesado un pueblo de la provincia de Valencia próximo a la de Alicante

Tras el parón otoñal e invernal de la epidemia, en la primavera de 1885 reapareció el cólera morbo asiático en la localidad valenciana de Játiva, extendiéndose a las grandes zonas urbanas, sin librarse amplias zonas rurales, como en Jaén.

Ello llevó al ayuntamiento de Sevilla a reactivar el lazareto de San Jerónimo[5] (edificio que había pasado a manos del Estado en marzo de ese año), utilizándose de nuevo la cámara de calor para desinfección de las mercancías[6] y aplicándose una férrea política de cuarentena, con gran aplauso de la población local.

Para ello hubo que adecuar el viejo edificio. Según la prensa[7]

El ruinoso edificio de San Gerónimo ha sufrido una importante reforma colocándose diez camas con cuanto es necesario. También en el gran patio del edificio se han colocado varias tiendas de campaña para alojamiento de aquellos que así deba de hacerse.

y además,

En la estacion del Empalme hay unos treinta empleados para recoger los billetes y examinarlos con la mayor escrupulosidad dirigiendo á unos al lazareto, y á otros al salón de fumigadores á cargo del jóven médico Sr. García Montes, cuyo celo y atenciones con los viajeros, todos alaban.

Poco a poco, el edificio se fue llenando de personas provenientes de las zonas donde la epidemia estaba haciendo estragos. Civiles y militares, trabajadores y burgueses, terminaban ingresados en San Jerónimo, no sin conflictos y fugas.

Como lo sucedido a principios de julio:

-Viageros.- Segun la prensa de Sevilla, muchos de los que llegan á aquella capital procedentes de puntos infestados, se resisten á ser conducidos al lazareto de San Gerónimo teniendo que intervenir las fuerzas de guardia civil y de órden público para hacerles cumplir lo dispuesto. Un soldado licenciado, que llegaba de Valencia, se arrojó del coche antes de parar y partió á todo correr, siendo detenido en la Algaba por la guardia civil, que lo condujo al lazareto.[8]

Otro caso fue el producido en un tren procedente de Valencia.

Antes de ayer, con direccion a Sevilla una familia procedente de Valencia, y al llegar á la estacion de Santa Cruz de Mudela, uno de los individuos que la componían fué atacado del cólera fulminante, falleciendo al poco tiempo.

Este hecho, produjo, como era natural, gran confusión y alboroto entre los pasajeros, á quienes la empresa logró tranquilizar separando del tren el coche donde habia muerto el colérico.

Un caballero delegado de Hacienda que acompañaba á aquel en su viaje logró burlar la vigilancia en la estacion del Empalme para librarse de fumigaciones y detencion en el lazareto, llegando sin novedad á la estacion de la plaza de Armas, donde averiguada su procedencia y demás circunstancias de su viaje, fué conducido inmediatamente al lazareto de San Gerónimo y allí se encuentra en la actualidad purgando la oportuna cuarentena.[9]

Esta férrea política de cuarentena no se limitaba a las clases populares, sino que afectaba por igual a la alta burguesía y la aristocracia, como por ejemplo lo sucedido en julio de 1885, y que fue recogido por el Diario Meridional[10]:

Escándalo.- En Sevilla ha habido un escándalo mayúsculo al regresar en el tren del ferro-carril las familias que habian trasladado su residencia á Puerto-Real durante la estacion del estio.

El Alcalde Sr. Hoyos mandó que el tren siguiera hasta la estacion del empalme y desde alli irian los viageros al lazareto.

Lo que ocurrió luego que los bañistas se enteraron del sitio que les destinaban no es para decirio.

Todos gritaban y amenazaban al señor Hoyos. Pero este con una entereza digno de elgohio dispuso se ejecutara lo mandado y así se hizo, poniéndose el tren en marcha con direccion al Empalme.

Una vez en aquella estacion ocurrió un incidente entre el señor Hoyos y una persona muy conocida marido de una de las viajeras, dando por resultado que el Sr. Hoyos lo entregara á la policia para que lo condujera al gobierno civil en calidad de detenido.

Aquella misma noche fué puesto en libertad.

Todas las familias fueron conducidas al lazareto de San Gerónimo, guardándoseles las consideraciones y atenciones que merecían.

El alto número de ingresos obligó a incorporar al cortijo de Tercia en el proceso de cuarentena, tras el ofrecimiento a título gratuito de los señores Benjumea, a donde se trasladaban las personas que llevaban dos o tres días de observación en San Jerónimo, y separar de forma debida estos casos de los nuevos ingresos[11].

El conservador José María de Hoyos Hurtado, al Alcalde de Sevilla de 1879 a 1880 y de 1882 a 1887, fue el héroe de todo aquel proceso de cuarentena por su firmeza, que le llevaría a enfrentarse al Gobierno de la nación, y liderar lo que la prensa madrileña llamó despectivamente el “cantonalismo sanitario sevillano”.

Y es que la firme defensa de la política cuarentena del gobierno conservador de Cánovas del Castillo, liderada por el ministro Romero Robledo, provocó durante 1884 y 1885 la oposición de liberales y la prensa no gubernamental, no tanto por la estrategia aislacionista, sino por “la brutalidad con que algunas veces se practica el aislamiento total, provocando desabastecimientos de mercados, parálisis de la industria y de la vida económica de la nación, con las consiguientes secuelas de pobreza y hambre, sin conseguir retener a los gérmenes en sus focos de orígenes[12].

También provoco la oposición de las grandes empresas capitalistas del país, especialmente las ferroviarias, por los efectos negativos que cordones sanitarios y lazaretos provocaban en las cuentas de las compañías.

Esta oposición llevó finalmente a la dimisión de Romero Robledo el 12 de junio de 1885, y el nombramiento como ministro a Fernández Villaverde, gobernador civil de Madrid, quien puso fin a una política que había provocado la parálisis del comercio y las enormes pérdidas de las compañías de ferrocarriles[13].

La nueva política del gobierno de Cánovas, del Partido Conservador Liberal, encontró sorprendentemente la oposición de las autoridades locales del mismo partido, como en Sevilla. Si la prensa madrileña apoyó sin fisura la nueva estrategia de levantar los cordones sanitarios y cerrar los lazaretos, la sevillana se opuso frontalmente, por lo que a la disputa política se unió el debate mediático entre ambas posturas.

En Sevilla, el cambio de ministro y política no afectó a la determinación de las autoridades locales, encabezada por el alcalde de Hoyos. Como recogía el Diario de Córdoba en su edición del 30 de julio de 1885, en relación a la decisión de las autoridades de Sevilla de “sujetar á observación facultativa á todo viagero que intente entrar, sea cual fuese su procedencia” que “Todo esto será grave, pero lo mas grave es moririse[14].

A la firme oposición del alcalde Hoyos se unía la de destacados partidarios del Partido Conservador Liberal, gran parte de la burguesía de la ciudad, la del Capitán General de Andalucía, General Polavieja, y la prensa local, especialmente del periódico republicano-federalista La Andalucía, que azuzaba la cruzada contra la política del Gobierno central,

Ante la llegada del nuevo gobernador civil, La Andalucía no dudó en persuadir a los sevillanos para que todos defendiesen el actual sistema cuarentenario, independientemente de sus ideas políticas, no colaborasen con el nuevo gobernador civil y para que hiciesen el boicot a la prensa madrileña[15].

El 27 de julio de 1885 envió el ministro Fernández Villaverde un telegrama al Ayuntamiento sevillano pidiendo que se suprimiese la observación de San Jerónimo y que hubiera libertad de ir y venir entre Sevilla y los puntos apestados, respondiendo la corporación municipal su disposición de dimitir en masa del Ayuntamiento y de la Diputación provincial, la renuncia de sus cargos de los Senadores y Diputados a Cortes, del gobernador civil interino y de las juntas provincial y local de Sanidad, si el ministro persistía en sus intenciones[16].

Pero ni desde el Gobierno, ni desde la prensa madrileña se iba a permitir que Sevilla no acatara las nuevas instrucciones de cerrar el lazareto de San Jerónimo.

El Serpis, en su edición del 2 de agosto de 1885[17], lo recogía así:

La cuestion de los lazaretos y cordones se empeora con las noticias que llegan de Sevilla y Málaga. Ni los ayuntamientos ni el vecindario de ambas capitales, se muestran propicios á ceder en este asunto, que juzgan vital; pero como el gabinete que preside el señor Cánovas tampoco quiere modificar su criterio sanitario, y en este sentido lleva instrucciones el nuevo gobernador de Sevilla, señor Alcazar, resulta que la situacion no puede ser más tirante y que ó esas corporaciones ceden ó dimiten, si es que las cosas no toman un cariz mas grave, como temen algunos, y tenemos motines, asonadas, etc.

Y es que el gobernador Alcázar había sido nombrado con el objetivo de imponer el criterio ministerial a las autoridades locales, para lo cual tuvo que dedicar todas sus dotes de persuasión ante un ayuntamiento y una ciudadanía firmemente convencida de la necesidad del aislamiento que hasta la fecha había conseguido que en Sevilla no se hubiera dado ni un caso de cólera morbo asiático.

La llegada del sr. Alcázar fue sin duda todo un ejemplo de diplomacia. Primero, al llegar en tren desde Madrid, no sólo se sometió en la estación del Empalme a las medidas impuestas por las autoridades locales, sino que “Inmediatamente que llegó solicitó ser fumigado, asi como su equipaje” manifestando más tarde que “Tachó de insuficientes las fumigaciones del Empalme, afirmando que habia indicado ya al médico que aquella estacion la fórmula para que surtiera buen efecto la fumigacion[18].

Posteriormente realizó unas declaraciones a los periodistas que habían acudido a la estación del Empalme, buscando la complicidad de los mismos como colega de profesión, ya que “si en Murcia habia cumplido con su deber hasta el estremo de merecer los elogios de la prensa de España, que le ha encumbrado y enaltecido, solo le habia inspirado semejante conducta el recuerdo de la prensa periódica, de la que era hijo

Esta declaración consiguió su objetivo, ya que la prensa declaró que “causo grata impresion en los periodistas”.

Otro de sus objetivos era tranquilizar a las autoridades y a la población, opuesta a las instrucciones que llevaba el gobernador de acabar con las medidas aislacionistas:

Respecto á las sospechas que puedieran abrigarse de su venida á esta ciudad, declaró el señor Alcázar que habia visto con agrado las enérgicas medidas adoptadas por las autoridades para prevenir la invasion del cólera, añadiendo que por su parte está dispuesto á secundar esas medidas, centuplicándolas y hasta poniendo en vigor todas aquellas que prescribe la ciencia y las conveniencias locales.

Pero la oposición a las nuevas medidas del Gobierno tenía en Sevilla una curiosa brigada, compuestas por mujeres de lo más granado de la sociedad sevillana:

Al llegar ayer el Sr. Alcázar al gobierno civil se encontró con que le esperaban en el patio de su casa más de ochenta damas de nuestra aristocracia, que le manifestaron la conveniencia para Sevilla de estremar la vigilancia y las precauciones sanitarias, para evitar el contagio del cólera.

El Sr. Alcázar estuvo muy atento y galante con las señoras, asegurándolas que por su parte nada les podia negar y que sus deseos serian cumplidos.

Porque no eran damas cualquieras, ya que el grupo lo integraban, entre otras, las Condesa de Casa-Segovia; Concepcion Medina de Benjumea; Manuela de Medina; Dolores Barreda de Maestre; Carmen Melendez; Marquesa de la Motilla; Carmen Canaleta, viuda de Cämara; Salvadora Meléndez; Dolores de Medina; Marquesa de Marchelina; Trinidad Desmaissieres, viuda de García Pérez: Josefa Bonaplata de Escalera; Cecilia Pereira de Romero Valvidares; Matilde Martin, viuda de Cortés; Marquesa de Torrenueva; Manuela de Vazquez Ternero; Cármen Fuentes, viuda de Jimenez; Esperanza Gallego de Berrozobal; Elisa Segovia de Arcos; Josefa Santa Cruz de Plasencia; Antonia Leon, viuda de Armero, entre otras[19].

Inmediatamente después, se reunión la Junta de Sanidad, en la que “hubo gran debate en el cual el Sr. Hoyos mantenía resueltamente el actual estado de cosas mostrándose dispuesto á todo antes de consentir en que desapareciese la observacion de San Gerónimo”. Cuando las cosas iban agravándose “surgió la idea de una transaccion á lo que se prestó desde luego el gobernador. Para redactar una fórmula nombrándose los Sres. Hoyos, alcalde presidente, Rivera y Ramos, director de la Escuela de Medicina, y á los Doctores Moreno é Infanzon[20].

La fórmula consensuada fue la siguiente:

1.º Que los individuos que procedan de puntos infestados, en cuyo viaje hayan invertido más de un dia y que despues de observados minuciosamente, y teniendo en cuenta de sus antecedentes históricos, no presenten el menor inicio de enfermedad sospechosa, deberán ser sometidos á tres dias de obervacion, tomando luego nota de sus domicilios para que los facultativos que al efecto se designen, los inspeccionen durante dos dias en sus propias casas.

2.º Que aquellos otros individuos que no ofrezcan las garantías de salud apetecidas, á juicio del médico encargado de la inspeccion, deberán sujetarse á una observacion de cinco á siete dias.

3.º Que todos los equipages y todas las mercancías de procedencia infestada ó sospechosa, deben ser sometidos á la cámara de calor.

Pero desde Madrid, la prensa interpretó este acuerdo como parte de la debilidad del Gobierno de Cánovas para imponer en todo el Estado su política anti-aislacionista, ya que “á pesar de, haber ido á Sevilla el señor Alcázar, con instrucciones severas, y á pesar, por último de las ordenes que á cada hora trasmite á sus subordinados el ministro de la Gobernacion, ni han desaparecido los lazaretos de Sevilla y Málaga ni han cesado los cordones de Albacete, Guadalajara, Cadiz, Castellon, Navarra y otra infinidad de provincias, en donde siguen acatando, pero dejando de cumplir, los mandatos del señor Villaverde” denunciando que “En Sevilla, por ejemplo, lo único que se ha conseguido hasta ahora ha sido rebajar el periodo cuarantenario á dos dias, con fumigaciones para los individuos procedentes de puntos no infestados; pero las procedencias sucias irán como antes al ex convento de San Gerónimo, hasta que se limpien[21].

Días después, la prensa madrileña publicaba que “Respecto al lazareto de Sevilla continúan siendo contradictorias las noticias que dan Gobernacion, pues mientras en dicho centro aseguran que la citada medida preventiva ha cesado, los periódicos llegados hoy de aquella capital covenian que, procedentes de puntos infestados, hay ya en la nueva casa de observacion noventa y tantos viajeros. Ciertos oposicionistas decían esta tarde, ocupándose de este mismo asunto, que hasta ahora el derrotado en Sevilla ha sido el señor Villaverde, porque si bien es verdad que ya no existe el lazareto de San Gerónimo, en cambio se ha creado la Casa de observacion, y tanto monta[22].

Pero el precario acuerdo saltó por los aires, cuando el gobernador Alcázar ordenó que se permitiese el acceso a Sevilla de una familia numerosa de Madrid, a los cuales el médico de sanidad de la estación del Empalme había ordenado que fuera trasladada a la “casa de Observación” por presentar síntomas poco satisfactorios[23].

Días después, el 13 de agosto, reunido el pleno municipal, dimitieron treinta y cuatro de los treinta y siete concejales que componían el Ayuntamiento, lo que provocó una gran manifestación espontánea de apoyo al alcalde por parte de la ciudadanía y de rechazo al Gobierno de la nación.

En los días siguientes dimitieron los miembros de la Diputación Provincial, las Junta Municipal y Provincial de Sanidad, los alcalde de los barrios de Sevilla, e incluso las Juntas parroquiales de beneficencia[24].

La situación política y social no mejoró a lo largo del mes de agosto, manteniéndose el rechazo frontal contra las medidas del Gobierno central, lo que, unido a la presión de La Andalucía, llevó finalmente a la dimisión del gobernador Alcázar el 18 de septiembre de 1885.

A partir de agosto, la epidemia fue remitiendo, y con ella las medidas se fueron flexibilizando en los meses siguientes, pero sin desaparecer, ya que en el otoño de 1885 aún se procedían a desinfectar a los viajeros procediendo de las zonas afectadas por el cólera morbo asiático. Así lo describió el diario Crónica Meridional en su edición del 6 de octubre de 1885[25]:

El viajero que procede de punto infestado, despues de una fumigacion es conducido al ex – convento de San Jerónimo, en cuyo extenso patio hay instaladas una porcion de barracas, con una ó dos camas cada una.

Casa pasajero, sin distincion de sexo, es conducido á su respectiva celda y alli obligan á ponerse en …. traje de baño, pero sin trusa ni peinador, despues de lo cual se mete en la cama, previamente fumigada esperando hasta que le devuelven la ropa que, con exclusion del sombrero y los zapatos, se llevada á la cámara de caleccion, donde la dejan por espacio de media hora.

Despues de este un profesor facultativo inspecciona detenidamente á los viajeros, y éstos, reaccionados ya, por virtud del calor dado á la ropa, del frio que pasaran al desnudarse, quedan en libertad de entrar en Sevilla.

La epidemia de cólera morbo asiático de 1884 y 1885 tuvo políticamente una consecuencia imprevista, la de forjar un frente anti-centralista desde el campo conservador. Esta división de los conservadores liberales de Cánovas, entre Madrid, pendiente de los intereses de las grandes empresas, especialmente ferroviarias de capital nacional e internacional, y locales, vinculados a los intereses provinciales, fue aprovechada por el periódico republicano-federalista La Andalucía, para fortalecer un nuevo cantonalismo sevillano y fomentar la unión con el cantonalismo malagueño, también fuertemente anclado en el frente antigubernamental[26].

Si el cantón sevillano de 1873 había nacido dentro del movimiento republicano-federalista, el cantón sanitario sevillano de 1885 nació en el campo conservador liberal, lo que podría haber derivado en un movimiento regionalista conservador, al estilo del regionalismo catalán. Pero la realidad política, social y económica de Andalucía se impuso, y hubo que esperar treinta años para que Blas Infante pronunciara en el Ateneo Sevillano su memorable discurso titulad “El Ideal Andaluz” y se iniciara un nuevo ciclo regionalista en Andalucía.




[1] Manuel Ángel Calvo Calvo. El Universal. Diario Político y el cantonalismo sanitario sevillano de 1885. Tesis Doctoral.
[2] Nomenclátor de las ciudades, villas, lugares, aldeas y demás entidades de población de España en 1º de enero de 1888 [Texto impreso] / formado por la Dirección General del Instituto Geográfico y Estadístico. Instituto Geográfico y Estadístico (España)
[3] Diario de Córdoba de comercio, industria, administración, noticias y avisos: Año XXXV Número 10352 - 1884 julio 30
[4] La Palma: Diario de avisos, mercantil, industrial, agrícola y literario: Número 10410 - 1884 septiembre 11
[5] Ante los temores del cólera, el ayuntamiento de esta ciudad ha resuelto establecer nuevamente el lazareto en el ex convenio de San Gerónimo. Tenemos entendido que en el edificio de Capuchinos se habilitará un local para los médicos procedentes de puntos infestados, que lleguen á esta capital. El Guadalete: periódico político y literario: Año XXXI Número 8961 - 1885 junio 12
[6] --- Cámaras del calor.—Ya se están usando estas para desinfectar las materias contumaces en el ex convento de San Gerónimo de Sevilla. Diario de Córdoba de comercio, industria, administración, noticias y avisos: Año XXXVI Número 10665 - 26 Junio 1885
[7] El Guadalete: periódico político y literario: Año XXXI Número 8978 - 1885 julio 3
[8] Diario de Córdoba de comercio, industria, administración, noticias y avisos: Año XXXVI Número 10675 - 07 Julio 1885
[9] La Verdad: diario de la mañana: Año III Número 737 - 1885 julio 10
[10] Crónica Meridional: diario liberal independiente y de intereses generales: Año XXVI Número 7603 - 1885 julio 25
[11] El Guadalete: periódico político y literario: Año XXXI Número 8996 - 1885 julio 24
[12] Manuel Ángel Calvo Calvo. El Universal. Diario Político y el cantonalismo sanitario sevillano de 1885. Tesis Doctoral. Pág. 394.
[13] Se calculó que las compañías ferroviarias habían ingresado durante el mes de agosto de 1885, cinco millones de pesetas menos que en agosto de 1884. Diario de Córdoba de comercio, industria, administración, noticias y avisos: Año XXXVI Número 10759 - 02 Octubre 1885. Pág. 3.
[14] Diario de Córdoba de comercio, industria, administración, noticias y avisos: Año XXXVI Número 10697 - 30 Julio 1885
[15] Manuel Ángel Calvo Calvo. El Universal. Diario Político y el cantonalismo sanitario sevillano de 1885. Tesis Doctoral. Pág. 433.
[16] Manuel Ángel Calvo Calvo. El Universal. Diario Político y el cantonalismo sanitario sevillano de 1885. Tesis Doctoral. Pág. 430.
[17] El Serpis: periódico de la mañana: Año VIII Número 2246 - 1885 agosto 2
[18] La Correspondencia de España: diario universal de noticias: Año XXXVI Número 9995 - 1885 agosto 3. Pág. 2.
[19] Esta relación corresponde a las firmas recogidas para el envío de un telegrama a la Reina María Cristina pidiendo el favor real para el mantenimiento de las medidas aislacionistas y que no llegó a mandarse, “en virtud de las seguridades dadas por el Sr. Alcázar, de no alterar las medidas sanitarias establecidas en la poblacion y velar en cuento le sea posible por su más rigurosa observancia”. La Correspondencia de España: diario universal de noticias: Año XXXVI Número 9995 - 1885 agosto 3. Pág. 2
[20] El Guadalete: periódico político y literario: Año XXXI Número 9005 - 1885 agosto 4. Pág. 1.
[21] El liberal: órgano democrático de la isla de Menorca: Año 5 Número 1231 Edición - 1885 agosto 6. Pág. 2.
[22] El Serpis: periódico de la mañana: Año VIII Número 2250 - 1885 agosto 7. Pág. 7.
[23] Manuel Ángel Calvo Calvo. El Universal. Diario Político y el cantonalismo sanitario sevillano de 1885. Tesis Doctoral. Pág. 436.
[24] Manuel Ángel Calvo Calvo. El Universal. Diario Político y el cantonalismo sanitario sevillano de 1885. Tesis Doctoral. Pág. 438.
[25] Crónica Meridional: diario liberal independiente y de intereses generales: Año XXVI Número 7662 - 1885 octubre 6. Pág. 3.
[26] Esta es una de las conclusiones de Manuel Ángel Calvo Calvo en su tesis doctoral El Universal. Diario Político y el cantonalismo sanitario sevillano de 1885.