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viernes, 27 de diciembre de 2019

¿Y por qué no apagamos esa farola?



En mayo de este año 2019, Diario de Sevilla, publicaba una noticia con el siguiente titular: “Sevilla es la tercera ciudad española con mayor potencia en iluminación[1] En este artículo se señalaba que “la capital andaluza sigue presentando déficits importantes en el ahorro energético. Así lo demuestra el ranking de la contaminación lumínica en España, publicado por el repositorio científico europeo Zenodo”.  Asimismo, el autor del artículo señalaba:

A ello ha de sumarse la bajada de la potencia, asignatura pendiente en Sevilla. "Estos dos factores cuando se cambian, por regla general, crean una sensación de inseguridad en lugares que antes han estado demasiado iluminados, de ahí que los gobiernos locales sean reacios a modificarlos", añade el investigador, quien abunda en que "para andar por las calles sólo hace falta que esté alumbrado el suelo". 

A finales de este mismo año, el diario digital publico.es, publica un artículo en el que afirma que “el gasto por habitante se sitúa en 114 kilovatios por año, casi el triple que Alemania (48-43) y muy por encima de Francia (90-77), según datos facilitados por el profesor Juan Manuel Blanco en una ponencia dictada en los cursos de verano de la Universidad de la Rioja en 2018[2].

Es decir, que las ciudades españolas en general, y Sevilla entre las capitales en particular, están excesivamente iluminadas, con el consiguiente gasto económico, que además provoca una enorme huella de carbono así como contaminación lumínica.

Una de las soluciones sería reducir el número de farolas que iluminan nuestras calles, un tercio aproximadamente para parecernos a Alemania.

Pero, como recogía Diario de Sevilla, sin duda se produciría una sensación de inseguridad, que  provocaría un levantamiento popular contra dicha reducción, a la que se le acusaría todos y cada unos de los delitos y accidentes que se produjeran en la ciudad.

Por ello, los políticos, gobernantes de lo público en nombre del pueblo, hacen por lo tanto bien en no tomar medidas para reducir el número de farolas.

Posiblemente, en poco tiempo, la opinión pública irá cambiando de opinión, y creo sinceramente que dentro de no muchos años, el rechazo a la reducción de farolas se transformará en exigencia de reducir su número para emitir menos carbono y producir menos contaminación lumínica.

Y el discurso social también es previsible: se acusará a los gobernantes de no haber reducido las farolas por sus relaciones con las compañías eléctricas, sacarán de nuevo a Felipe González de su “armario” de la historia, y se mostrarán indignados: todos son iguales.

Por eso, dado que hagan lo que hagan (tanto lo que quieran los ciudadanos o contra la opinión de los ciudadanos) los gobernantes serán acusados de desalmados y corruptos, ¿por qué no animamos a que nuestro ayuntamiento reduzca un tercio las farolas públicas de la ciudad?.

Por lo menos, ayudaremos a paliar al cambio climático, que no al cambio de la mentalidad popular. Que está visto que es imposible.


domingo, 27 de marzo de 2016

Las tres negaciones de Kichi, o la mutación del revolucionario.



Que una vecina de Cádiz reviente el Pleno Municipal de Cádiz no es novedad. Y que el hecho se convierta en noticia viral, tampoco.

Ocurrió cuando Aysha Elmortada (palabrita de honor que es un nombre real) interrumpió el Pleno el 31 de marzo de 2014, cuando era alcaldesa Teófila Martínez, pidiendo que se cumplieran las promesas municipales de ayudas tras un desalojo. También cuando lo hizo Inmaculada Michinina (tampoco me he inventado el apellido, lo prometo) lo interrumpió el 29 de julio de 2013, pidiendo una licencia de venta ambulante.

Por eso no sorprende que sea otra vecina gaditana, Tamara Escarcena, la que el pasado miércoles 23 de marzo haya reventado el Pleno de Cádiz exigiendo el cumplimiento de la promesa del alcalde, José María González, más conocido en el gaditanismo por Kichi, de ayuda ante una difícil situación económica.

Estos hechos indignan tanto a los partidarios de un alcalde como divierten a los partidarios de la oposición. La hilaridad que las interrupciones de Elmortada y Michinina provocó en su momento entre los detractores de Teófila Martínez, solo fue superada por el cabreo de sus seguidores. E imagino que habrán sido los partidarios de la Teo los que anden desternillándose mientras los seguidores de Cádiz Si Se Puede estén que trinan.

Pero tampoco se trata de actuaciones que se produzcan exclusivamente en la Tacita de Plata, y en casi todos los ayuntamientos de capitales de provincia se han vivido situaciones parecidas. Es más, muchos colectivos lo utilizan como estrategia para visibilizar sus protestas: interrumpen el pleno, muestran carteles o eslóganes en las camisetas y a continuación abandonan el Pleno, una vez conseguida la foto que de inmediato se difundirá por redes sociales y medios on line.

La complejidad de su gestión es directamente proporcional a la duración y violencia verbal de la interrupción. En la mayoría de las ocasiones, la indicación del alcalde o el presidente del Pleno para que se abandone el salón es suficiente para que los protestones depongan su actitud. Pero a veces la pasión o la desesperación de los boicoteadores dificulta una solución decorosa.

Porque siendo un ejercicio de libertad de expresión, colisiona con otros mandatos legales que puede llegar a suponer una imputación por atentado a la autoridad.

De ahí la importancia de la cintura del dirigente municipal que sufre esta situación. Empatía, paciencia y humildad, con la cantidad suficiente de firmeza, son las virtudes que le ayudará a solventar la situación. Y hay que ir preparado para una situación así, ya que éstas situaciones son las que demuestran las fortalezas o debilidades de un dirigente.

Por eso sorprenden las palabras de Kichi ante la interrupción de Tamara Escarcena y su marido. Hay que reconocer que, por el vídeo que se ha difundido, el alcalde de Cádiz muestra cierta habilidad para no convertirlo en una situación tensa y desagradable: se acerca, deja hablar a Tamara y Juan Antonio, y tras unos minutos pide a la pareja que abandonen el Pleno. Pero toda esta gestión se quiebra con sus palabras finales, cuando afirma:

Por favor…. por favor… A la próxima que tenga que llamar la atención, voy a desalojar, lo siento, ¿eh?. Este Pleno… bien, bien, pero este no es el sitio. Este pleno está ahora mismo reunido aquí la soberanía del pueblo de Cádiz, y nadie puede interrumpirlo. Nadie. Sin excepciones. Nadie. Sin excepciones. Nadie. Sin excepciones. Nadie. Por favor. Silencio…

Dice el refrán que de la abundancia del corazón, habla la boca. La actitud de acercarse y aplacar los ánimos podía ser impostada. Pero la reiterada afirmación de que nadie, sin excepciones, puede interrumpir el Pleno (y que recuerdan a las tres negaciones de San Pedro), no.

¿Ha cambiado el poder a Kichi? ¿O se ha revelado la verdadera condición de José María González? En todo caso, estas palabras le radiografían y muestran una concepción política determinada y sorprendente, porque entra en colisión con el apoyo y la complicidad de su partido con estas situaciones cuando la alcaldía la ostentan alcaldes y alcaldesas de otras opciones partidarias.
        
Cierto que no es lo mismo prometer que repartir trigo. Cierto que no es lo mismo ver los toros desde la barrera que en medio del ruedo. Pero sobretodo, lo cierto es que no es posible ser o haber sido de los de abajo quien tan rápidamente se retrata como uno de los de arriba. 

lunes, 20 de mayo de 2013

Machismo y Xenofobia en la ciudad



Un reciente twit de la asociación Sevilla Se Mueve mostraba la foto que encabeza este post junto a la siguiente reflexión: En el parking de la Plaza Rafael Salgado de Bami parece que no se ha seguido el mismo patrón "ecologista" que en el caso de la Biblioteca del Prado.

Los tribunales de justicia ya se han pronunciado jurídicamente sobre la cuestión, lo que unido a mis escasos conocimientos jurídicos, me invitan a no meterme en el campo minado de las interpretaciones legales. Pero no quiero dejar de compartir contigo, amable lectora o lector, mi hipótesis sobre lo que pasó realmente con la biblioteca universitaria de El Prado.

Hay que recordar que el Prado de San Sebastián ha sido mutilado a lo largo de la historia hasta dejarlo convertido en un rectángulo encajonado entre edificios históricos (Fábrica de Tabacos, Plaza de España, Estación de Autobuses del Prado)e histéricos (edificios de la calle Diego de Riaño). No hay que olvidar que todas esas construcciones fueron levantadas con el aplauso interesado de la sevillanía, que no encontraron nunca problemas en ocupar un espacio que en los ochenta del siglo XX se había convertido en un erial.

Por eso desentonó el alegato en defensa de unas jacarandas plantadas en los noventas durante el gobierno del PA-PP, sin mayor valor botánico, que primero realizaron los vecinos de la calle Diego de Riaño, y después, en tropel, los francotiradores de la sevillanía instalados en toda clase de púlpitos.

Y desentonaba porque sonaba, y sigue sonando, a excusa para tapar otros intereses más inconfesables: la misoginia, la xenofobia y la intolerancia política. Lo que la sevillanía, transida de lo que he dominado espíritu Romero Murube, no podía soportar es que un gobierno de rojos, instalados democráticamente en el ayuntamiento y en el rectorado de la Hispalense, decidieran construir un edificio diseñado por una mujer, que además era extranjera y musulmana justo al lado de Capitanía General. ¡Demasiado para el cuerpo de un sevillanito de dios!

Ahora tenemos la prueba en el parking de la plaza Rafael Salgado, donde una zona verde se ha convertido en una plaza dura, con desaparición de arbolado, y nadie, y menos que nadie el Tribunal Superior de Justifica de Andalucía, ha movido un dedo.

Claro que la obra seguro que ha sido diseñada por hombres blancos, honrados y católicos, y no por la chusma roja y extranjera.

jueves, 31 de enero de 2013

Las vírgenes de Zoido.


Ha tardado casi dos años, pero por fin sabemos cual es el proyecto de Juan Ignacio Zoido para la ciudad de Sevilla. El proyecto del bipartito PSOE-IU que gobernó la ciudad a lo largo de casi una década estaba claro, blanco sobre negro, en el Plan General de Ordenación Urbana de Sevilla, dirigido por el prestigioso urbanista Fustiguera. Un PGOU cuya ejecución está provocando un rosario de premios y menciones como la reciente de la Unión Europea por el impulso que significó en la movilidad de la ciudad los carriles-bici.
       
Sobre el destino que Zoido tenía en la cabeza para Sevilla era todo un misterio, pero al fin se ha corrido el velo y podemos verlo. Y olerlo.
           
Porque resulta que la Sevilla ideal de nuestro alcalde es la del siglo XVII, la de las vírgenes de Zurbarán y las inmundicias por las calles, esas calles llenas de basuras y desechos que llevó al ayuntamiento de la ciudad a pintar cruces en las calles más inmundas con la intención que el sagrado símbolo disuadiera a los vecinos, como ocurrió en 1601, cuando el Cabildo acordó que se pinten de cruces la calle que va de San Juan de la Palma a San Andrés, y en la calle Imperial los muros de San Leandro.
             
Claro que como no era cuestión de pasear las basuras por la capital del Reino, Zoido ha ido a presentar a Madrid la magna exposición titulada Santas de Zurbarán: Devoción y Persuasión con la intención de convertir a Sevilla en un emporio cultural. Provoca ternura la ignorancia de nuestro munícipe, pero alguien debería recordarle que las tendencias más actuales del mundo mundial no van precisamente en la línea del maestro de Fuente de Cantos. Menos mal que en Sevilla alguien piensa, y el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo nos ha traído, se ha inaugurado hoy, la primera exposición del artista chino Ai Weiwei que se realiza en España. Eso sí que es crear un emporio cultural, pero en fin…
           
Y mientras el regidor se pasea por los Madriles con sus santas de los brazos (¿alguien ha notado el parecido de Zoido con don Hilarión de La Verbena de la Paloma?) en Sevilla sigue el proceso de convertir la capital de Andalucía en la ciudad del Siglo de Oro con la inestimable colaboración de los y las trabajadoras de LIPASAM, a los cuales el regalo les va a salir por un ojo, en cuanto miss Fley empiece a recortarles de las nóminas los días de huelga.
           
Y vista la capacidad de gestión y búsqueda de soluciones del equipo de los 20 (sí, sí, concejales, no el número de sobres que andan repartidos por ahí) les propongo gratis una brillante idea: que manden pintar cruces por todas las calles como en 1601. No dejaremos de arrojar basuras a las calles, pero las vírgenes de Zurbarán se sentirán como en casa. Y Zoido, también.

martes, 13 de noviembre de 2012

Zoidotízate

No hay nada más malo que defraudar las expectativas que creas.
      
Esta es una de las razones por las que muchas personas se paralizan y son incapaces de llegar más lejos. Claro que hay excepciones: los osados, los temerarios y los irresponsables suelen ir mucho más lejos de lo que la prudencia y la cordura recomienda. Y, sorprendentemente, muchas veces ven coronada su osadía, su temeridad o su irresponsabilidad con los laureles de la victoria. Claro que hay otra razón con mucho menos lustre. La idiotez. Y a estas alturas de la legislatura no sabemos a qué podemos achacar la carrera alocada de Juan Ignacio Zoido hacia el precipicio.
    
Como persona comprensiva, acepto que era muy difícil para un espíritu apocado el subidón adrenalítico que supuso para nuestro alcalde la marcha triunfal del Corpus de 2011. Posiblemente sus emociones iban en la misma línea que la de Julio César al avanzar victorioso sobre las calles de Roma a su entrada en la capital del Imperio, con el galo Vercingetórix a sus espaldas, cautivo y desarmado.
    
Pero hay “victorias” envenenadas, y desde entonces, la carrera triunfal de Zoido ha sido una maratón que está dejando exhausto hasta el más voluntarioso de sus palmeros.
    
Sin duda, la semana que ha comenzado se está convirtiendo en una de las peores de su vida para el “probre” Juan Ignacio. Si su periódico de cabecera, el ABC, anunciaba el domingo 11 que el ínclito se volvía a poner la cazadora en una especie de pax zoídica por los distritos, los abucheos sufridos en la mañana del lunes 12 en San Jerónimo, le debió sentar como cien mil patadas en la boca del estómago. Sus tournée electorales de otrora se pueden convertir en un suplicio.
    
Pero lo peor estaba por llegar, con la decisión de la Caixa de llevar su 8º CaixaFórum, previsto para las Atarazanas con un proyecto de lujo, el del arquitecto Vázquez Consuegra, hasta el otro lado del río, la Torre Pelli. Si los muñidores intelectuales de “enterremos a Monteseirín” habían pensado que dando largas al proyecto, activado en 2009 durante el mandato de la anterior corporación, iban a impedir seguir dando lustre al anterior alcalde, se han quedado con un palmo de narices, porque finalmente ha migrado ¡a la Torre Pelli!, la segunda bestia parda de la sevillanía tras las Setas de la Encarnación, impulsada por el mismo Monteseirín que había iniciado el proyecto del CaixaFórum.
    
Sin duda, el impacto emocional le ha llevado a aturullarse hasta pronunciar las más absurdas de las declaraciones, por lo que hemos podido leer en prensa. Así, DIARIO DE SEVILLA recoge que el alcalde ha manifestado que “La Caixa me ha garantizado que va a apostar por Sevilla sin riesgos. O el CaixaFórum se hace aquí en Sevilla o no se hace en ningún sitio” afirmación que podría mostrar firmeza pero sólo muestra idiotez, sobre todo teniendo en cuenta que el de nuestra ciudad sería el octavo CaixaFórum y nada permite aventurar que no haya un nono, un décimo o un quincuagésimo CaixaFórum, aquende o allende los mares.
     
Así que en su atolondrado discurso se podría deducir que lo que decía el presidente del Partido Popular de Andalucía es que Málaga se iba a quedar con un palmo de narices si pensaba orillar “nuestro” CaixaFórum para la ciudad del Guadalmedina. ¡Qué brillantez para el líder de todos los votantes del PP, incluido los malagueños!
       
Otro de los argumentos, “El proyecto original en las Atarazanas ponía en riesgo la declaración de Patrimonio de la Humanidad de Catedral, Alcázar y Archivo de Indias” ralla en lo esperpéntico y muestra la descoordinación mental de nuestra máxima figura municipal. Si la Torre Pelli ponía en riesgo, a entender de algunos, la consideración de Patrimonio de la Humanidad por afectar visualmente, y desde la lejanía, la Giralda, ya que no se incluía en el espacio físico declarado, argumento que la propia UNESCO obvió por estúpido ¿por qué puñetas iba a afectar a tal declaración la obra en las Atarazanas que se encuentran igualmente fuera del perímetro declarado Patrimonio y no era más alto que los edificios de su entorno?
   
A estas alturas seguimos sin tener claro si nuestro insigne alcalde es un osado, un temerario, un irresponsable o un idiota. En todo caso, sólo como hipótesis, consideremos benevolentemente que sufre un ataque transitorio de “zoidotización”. Y es que las marchas triunfales del Corpus son “mu” peligrosas. Y si no, que se lo recuerden a Cristo.

domingo, 28 de octubre de 2012

Las deshoras de Juan Ignacio Zoido

¡Qué le vamos a hacer! A Juan Ignacio Zoido, la alcaldía de Sevilla le ha venido grande. Tan grande como su frustración, ya que el muchacho ha puesto tanto empeño en la tarea que ahora debe ser terrible que todo el mundo vea sus vergüenzas al aire.
        
Y no porque yo lo diga (ni porque yo lo valga), sino porque voces más autorizadas que la mía empiezan a poner por escrito lo que vengo sosteniendo en los últimos meses: que en menos de un año y medio Zoido ya demostrado que será un pésimo alcalde de Sevilla.
      
Comprendo que los veinte concejales y los aplausos del Corpus le llevara a sentirse flotar a la altura del giraldillo, con toda Sevilla a sus pies. Pero en ese momento debería haber recordado la anécdota, posiblemente falsa pero reiterada desde hace más de cien años, de Alfonso XII a su entrada en Madrid como nuevo rey. Ante el entusiasmo de las masas, el jovencísimo Alfonso exclamó ¡como me aplauden! Dicen que un muchacho que había cerca le respondió: ¡Pues esto no es nada, majestad! ¡Debía habernos escuchado cuando echamos a la puta de su madre! Se trata, sin duda, de esos atávicos sentimientos patrios que aún no hemos podido desterrar, y que nuestras élites sevillanas tienen por esencia: derribar tan rápido como encumbramos.
  
El sueño hispalense de Zoido, (que sin duda se soñó un Trajano, un Adriano), era sintonizar Sevilla con la historia, y de ahí su símil relojero: haré que Sevilla funcione como un reloj suizo.
   
Y lo que son las cosas, habría sido mucho más realista si hubiera exclamado como aquel cabildo catedralicio: ¡Ganemos unas elecciones de tal manera, que las generaciones venideras tomen a los sevillanos por locos!
    
Porque hasta observadores tan sobrios como Carlos Marmol, subdirector de Diario de Sevilla, no cejan de escandalizarse de la incapacidad de Zoido para la alcaldía. ¡Anda que no se habrá quedado a gusto Marmol, cuando ha publicado hoy en su columna La Noria: al gobierno del PP le ocurre lo mismo. Ni es infalible, ni perfecto, ni intocable. Más bien parece un perfecto desastre!

domingo, 4 de diciembre de 2011

Humor sevillano

Andan muy satisfechos estos días en el ayuntamiento de Sevilla por la gran difusión del video promocional realizado por el promotor turístico municipal con ocasión de las fiestas del solsticio de invierno, que el cristianismo convirtió en la natividad de Cristo. Se puede visionar cliqueando aquí, pero si te quieres ahorrar, amable lector o lectora, su visionado, sucintamente se puede describir como el cartel promocional de Lunes al Sol en movimiento, con reyes magos en vez de obreros en paro, y con el fondo de la catedral de Sevilla en vez de la bahía norteña de la película de León de Aranoa, y con un ojú y un arsa que es pa mearte… si aún te quedan gotas después de verlo, naturalmente.

Tras las críticas de IU y PSOE y la censura de algunas de las plumas periodísticas más brillantes de Sevilla, el concejal del ramo, Gregorio Serrano sacó pecho y según Diario de Sevilla, se mostró ayer encantado por la polémica que ha suscitado el vídeo, lo que se habría traducido en una "enorme difusión" en todo el territorio nacional. Serrano, uno de los 20 concejales que le sobran a Zoido para gobernar la ciudad, es, contra lo que podría pensarse, una de las mentes más brillantes con las que cuenta el alcalde-juez. Y su alegría queda a la altura de su intelecto. Alguien con más ascendencia que yo debería explicarle a Gregorio que en internet audiencia no significa necesariamente aprobación, y que los videos más visto de Youtube suelen ser los que cualquier persona de mediano gusto rechazaría. De hecho, de los diez videos más visto en Youtube en 2011, tres son de Justin Bieber, dos Eminem, y el resto se reparten entre Shakira, Jennifer Lopez, Lady Gaga, el niño que mete el dedo en la nariz de su hermano y un parto en directo, ganando Bieber por goleada con 649.623.894 vistas, muy lejos de las 10.000 de las que se jacta Gregorio. Y que quede claro que yo personalmente prefiero cualquiera de esos diez antes de los que aparecen Zoido, Gregorio y sus muchachotes.

Sinceramente no creo que el video de marras haya tenido un impacto relevante entre el mercado turístico potencial de Sevilla, especialmente el que ha salvado las cuentas a hoteles y restaurantes este año como son los turistas extranjeros que han supuesto más de la mitad de pernoctaciones. Si se demostrara que gracias al mismo se han llenado nuestros hoteles de turistas rusos, alemanes, norteamericanos, ingleses, italianos, etc. posiblemente nos obligaría a tragarnos el orgullo de sevillanos y andaluces, y, por el bienestar de los miles de trabajadoras y trabajadores del sector, deberíamos darlo por bueno. Pero mucho me temo que las 10.000 visitas corresponden a 10.000 sevillanos y sevillanas que han querido verlo de primera mano.

El problema de los neoconservadores sevillanos que llenan los despachos del ayuntamiento de Sevilla es que su percepción de la propia ciudad es esa. Un ejemplo más lo tenemos con el cartel de la Copa Davis. El ayuntamiento remitió varias propuestas a los organizadores y éstos eligieron un remake de la mujer negra vestida de gitana de color rojo con abanico, pero esta vez con raqueta de tenis y lunares patrióticos. Y si este fue el elegido por ser el mejor ¡imaginémonos como eran el resto! No quiero pensar que entre las propuestas hubiera una en la que en vez de una mujer ¡era el propio Zoido vestido de gitana y con la raqueta en la mano! Algo así como la imagen que nos mostró el alcalde en el Estadio Olímpico.

Lo que ignoro es si las élites económicas y políticas de la derecha sevillana sólo nos ven al pueblo como esa amalgama de alpargateros y palmeros de sus juergas y piensan que esa imagen es divertida, o también se ven ellos a sí mismo como los bufones de Madrid. Porque esta autoimagen folclórica y ociosa no sólo se promociona desde el Ayuntamiento del PP sino también desde una de las empresas más emblemáticas de Sevilla, Cruzcampo, con su última campaña Un poco de Sur La cervecera comparte con el mundo mundial que el sur nunca podrá ser trabajador, puntual y responsable, que para eso ya está el norte.

Como le respondió Libertad a Mafalda cuando ésta le preguntó porqué ponía el mapa del mundo bocabajo (arriba el sur, abajo el norte), eso de que el hemisferio norte es el de arriba es un truco psicológico inventado por los que creen que está arriba, para que los que creamos estar abajo sigamos creyendo que estamos abajo, y lo malo es que si seguimos creyendo que estamos abajo vamos a seguir estando abajo. El problema de nuestra derecha del sur es que piensa que como en Madrid se ríen de los arsa y los vamos del pueblo andaluz, si se suman a esas risas se igualan a la derecha de Madrid. Lo que no se dan cuenta es que riéndose del pueblo andaluz, la derecha de Madrid también se ríe de sus señoritos. Pero será mejor no decir lo que me parece el humor de esa derecha y de la de Zoido y sus 20 concejales. Porque entonces a quienes se les cortaría el humor sería a ellos. De golpe.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Zoido en su laberinto

El juez metido a alcalde que es Juan Ignacio Zoido debería saber, como el niño de las películas norteamericanas, la diferencia entre verdad y mentira. Pero es difícil que alguien acostumbrado a utilizar la mentira como instrumento político deje de usarla simplemente por haber llegado al primer rellano de su meta política.

Analizar la trayectoria de Zoido a lo largo de ocho años “chupando” banquillo es muy interesante, porque nos explica su comportamiento político al frente de la corporación municipal sevillana. Tras ser derrotado por segunda vez, sin duda decidió que, costase lo que costase, ganaría la alcaldía de Sevilla. En una decisión así se encuentra, posiblemente, el cambio producido entre el candidato que era en 2003 y el alcalde que es en 2011. Si su primer cuatrienio fue de una oposición más o menos decente, el segundo se transformó directamente en populista y demagógico. Armado con una cámara de televisión prometió de todo a tiros y troyanos, abrazó a los bebes, besó a las ancianas y se metió en barrios obreros de Sevilla que ningún candidato del PP se había atrevido. Esta estrategia le dio resultado y, en medio de la mayor crisis económica que ha sufrido España desde la Guerra Civil, consiguió sus veinte concejales, hecho nunca sucedido en la Sevilla democrática.

Con tal bagaje, todos esperábamos que iniciara su mandato de forma espectacular, con una cascada de decisiones atrevidas, incluso revolucionarias, avanzando rápidamente con reformas profunda que sólo se pueden hacer con veinte concejales y al principio de mandato. Pero nada de nada. El saldo de su gestión, tras más de cinco meses, es de los más pobres y contradictorios de los que se recuerdan en Sevilla.

Y la conclusión, por sorprendente y simple que parezca, es que Zoido no tenía, ni tiene, un proyecto para Sevilla. Su promesa de hacer funcionar a la ciudad como un reloj suizo no era una promesa de implementar una cultura germánica de gestionar la ciudad, sino una ocurrencia que sonaba bien. Incluso la Sevilla que esbozaba Jaime Raynaud nos parece ahora mucho más solvente que la que entrevemos de las torpes y condicionadas decisiones de Zoido.

Por ejemplo, nunca se podrá explicar políticamente la sumisión de la actual política municipal a la asociación APROCOM, que agrupa al gremio de comerciantes de Sevilla. Esta actitud está llevando a Zoido a dar satisfacción, una a una, a todas sus demandas. Y sin para ello dudar en utilizar informes políticamente fraudulentos, drenar ingentes recursos a políticas de escaparate y a descolgarse de un política de movilidad europea que convertirá a Sevilla en una rara avis propia del tercer mundo.

En estos días, cuando siguiendo los dictados de la calle Madrid Zoido ha vuelto a llenar el corazón del centro histórico de autobuses, se ha sabido que el informe esgrimido por la actual corporación para eliminar, de un plumazo, el plan de racionalización del acceso al casco antiguo, sólo era un memorial de agravios de un funcionario resentido, un tal Enrique Gutiérrez, que en absoluto respondía a la realidad. Acusaciones que, según un medio de comunicación de la ciudad, “no se sostienen al estar plagadas de errores y tergiversaciones de la realidad”.

¿Cómo pudo un alcalde, juez de carrera y experimentado concejal durante ocho años para más señas, tomar una decisión de tal calibre basado en un documento elaborado por una persona ajena al servicio competente y cuya animadversión hacia los responsables del mismo era al parecer vox populi en el área de movilidad? Exponer cualquier explicación lógica sería andar sobre el filo de la navaja de la denuncia por difamación.

¡Dios, que buen uso tendrían veinte concejales si tuviesen un buen alcalde! Pero tristemente, Sevilla no tuvo un Cid que obligara a Zoido a realizar su particular juramento de Santa Gadea.

martes, 26 de julio de 2011

El Triunfo de la Reacción

La tragedia de estos tiempos es nuestra incapacidad como sociedad para inventar nada nuevo. Por eso nuestra obsesión por reetiquetarlo todo e intentar colarlo como algo nuevo.
Posiblemente los años setenta del pasado siglo fue el fin de todo, cuando aún era posible innovar, pero después de experimentarlo todo y de definirlo todo, nos hemos quedado sin nada que estrenar. Y por ello, tal vez lo más novedoso en estos tiempos es ir quitando tanta etiqueta y tanto “renombre” y devolviendo a las cosas, las personas y las ideas sus nombres de siempre. Una función parecida a la que los primeros académicos dieron para la Real Española: limpiar, fijar, y dar esplendor.
Un objetivo en este sentido sería levantar las distintas etiquetas con las que el Partido Popular se ha presentado en sociedad, como aquello del “Centro Liberal Reformista", o el más actual de “Cambio”. Estas “etiquetas” pretenden disimular para el gran público y parte de su electorado la esencia Reaccionaria del PP.
El Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) define reaccionario como el “que propende a restablecer lo abolido”, como lo “opuesto a las innovaciones” y lo “perteneciente o relativo a la reacción”. Y si nos fijamos, este es el programa oculto del PP, del que sólo vemos destellos a través de los documentos de FAES, su “think tank”, en las tertulias de los medios ultraderechistas de la TV digital o en algunas de las administraciones en las que gobierna.
Sevilla reúne en estos momentos, sin duda, las condiciones idóneas para la implantación de un programa político reaccionario: una mayoría absolutísima, una sociedad tradicional amplia y un dirigente sin discurso propio, el alcalde Zoido. Y por ello, a modo de laboratorio, podemos observar en Sevilla la futura política del PP en caso de que Rajoy, otro dirigente sin discurso, gobierne la Nación.
Zoido, como Rajoy, basó su campaña electoral de cuatro años en denunciar sin proponer; Zoido, como Rajoy, se presentó a la sociedad como una persona obsesionada por la eficacia y la gestión; y Zoido, como Rajoy si llega a formar gobierno, ha demostrado una vez instalado en el consistorio hispalense que su único proyecto político es regresar al más funesto de los pasados.
La apuesta de Zoido de volver a la especulación inmobiliaria, a la derogación del Plan Centro para favorecer el uso del automóvil privado en el centro de la ciudad, y al traslado de las farolas “modernas” del centro, es una buena radiografía de la “reacción”. Su “triunfo” en el desfile del Corpus de este año, su negativa a hacer ondear la bandera “gay” en el ayuntamiento el pasado 28-J, o la sustitución de FACUA, UCE o la Federación de Asociación de Vecinos por asociaciones más “tradicionales”, son señales del inicio de un regreso cuyo final lo marca el siglo XIX, su capitalismo salvaje y la explotación de los y las trabajadoras.

lunes, 21 de marzo de 2011

Cuando nada es lo que parece.

En Sevilla nada es lo que parece. Pero no solo en el paisanaje de la ciudad, sino en la ciudad misma. Desde que me avecindé en la ciudad la he conocido como se conoce a una cebolla: quitando las sucesivas capas. Y tras cada nueva capa, una nueva opinión.
Cuando llegué a Sevilla pensaba en una ciudad barroca. Cuando conocí sus iglesias fernandinas pensé que más que barroca era gótica y mudéjar. Cuando paseé por sus calles concluí que era una ciudad vulgar con algunos buenos edificios. Ahora pienso que es una ciudad amante, que miente cuando te susurra “te quiero”, pero de la cual no se puede uno separar. Es la ciudad que te da lo que pides, lo que necesitas, lo que deseas. Pero es una ciudad que vendiéndose al mejor postor nunca deja descubrirse.
Pedro G. Romero, en una magnífica entrevista del DIARIO DE SEVILLA se preguntaba “¿Dónde están las plazas barrocas? En Sevilla todas son cuadradas. ¿Dónde están las iglesias de planta jesuítica? Entras en cualquiera y no hay cambio de volúmenes. Son superficies rectas con tramas rugosas. Pudiera hablarse de una cierta sensibilidad barroca pero nada que ver con el barroco de verdad, que es el de Italia.” Y con esta afirmación empezó a encajar todas las piezas.
Todo el urbanismo de Sevilla es decorado, no sustancia. La catedral gótica de Santa María de la Sede lo es solo en su piel. Su concepto espacial se aproxima más a la mezquita de Córdoba que a la catedral de Burgos. No existen más que dos edificios barrocos en Sevilla, todos ellos inspirados por jesuitas italianos: San Hermenegildo y San Luis. El resto son edificios cúbicos, simples, envueltos por una exuberancia de maderas doradas y figuras policromadas de un barroco algo infantil.
El Real Alcázar, decorado con profusión islámica que aturde, consigue evitar dar a conocer la realidad: es una simple casa con patio, grande, muy grande, pero casa patio al fin y al cabo.
El modernismo de la ciudad llegó como llegó el arte renacentista, el barroco y el neoclásico, sólo en apariencia. Las casas modernistas de Aníbal González en calle Alfonso XII se limitan a su piel exterior. Su interior es la misma casa patio sevillana de veinte, cuarenta años antes.
Sorprendentemente, lo más barroco que se ha levantado en Sevilla, aparte de las dos iglesias italianizantes antes citadas, ha llegado en el siglo XXI de la mano de un alemán. Sí, me refiero a las Setas, al proyecto Metropol Parasol de Jürgen Mayer en la plaza de la Encarnación, una catedral laica abierta a los cuatro vientos. Sus curvas, su altura, sus distintos planos “está lleno de ese estremecimiento, del eco de los espacios infinitos y de la correlación de todo el ser” del que hablaba Arnol Hauser.
Cada línea conduce la mirada a la lejanía; cada forma movida parece quererse superar a sí misma; cada motivo se encuentra en un estado de tensión y de esfuerzo” que decía Hauser del barroco es la sensación que producen las Setas de Jürgen en Sevilla.
Al final van a tener razón los que acusan al proyecto Metropol Parasol de anacrónico: es un edificio que llega trescientos años tarde a Sevilla. Disfrazado de modernidad, naturalmente.

viernes, 18 de junio de 2010

Espadas, el austero

Más allá de haber leído su nombre en algunas noticias y en el BOJA y visto su retrato en algún periódico, mi desconocimiento sobre el compañero Juan Espadas (Sevilla, 1966) era absoluto hasta hace un par de meses. Tras su elección como candidato a la alcaldía de Sevilla para las próximas elecciones municipales en mayo de 2011, me comenzaron a llegar, de personas de mi confianza, algunas opiniones elogiosa sobre su figura.
Como militante del Partido Socialista tiendo a rechazar a los candidatos chistera, esos que el sanedrín del partido suele elegir, aterrizan como paracaidistas y generalmente terminan con un fracaso sonoro. Por eso llegué entre espectante y reticente a la charla que el compañero Juan Espada ofreció en la Agrupación Local de San Jerónimo el pasado día 17 de junio de 2010.
Y debo reconocer que la impresión que me ha causado el compañero ha superado mis espectativas. Sabiendo que las personas somos como los melones (solo abriéndolos sabemos si son dulces o pepinos) hasta que el compañero Espadas no comience a ejercer tanto de candidato como de alcalde, si así lo queremos los y las sevillanas, solo podemos hablar de impresiones y me atrevo a calificar la mía de positiva.
Juan Espadas reconoce lo complicado de presentar un nuevo proyecto a las y los ciudadanos sevillanos, tras venirse gobernando desde 1999 y en medio de una profunda crisis económica, social y psicológica que puede llevar a un voto de castigo. Pero apuntó algunas reflexiones con las que no sólo estoy de acuerdo sino que además muestra a un candidato que sabe a lo que se enfrenta.
En un momento de su intervención reconoció que en el próximo mandato no se darán las circunstancia para apostar por los grandes proyectos que permite a un alcalde pasar a la posteridad, señalando, a continuación, que está dispuesto a liderar la corporación municipal en dicho escenario. También reconoció que es el momento de apostar por rentabilizar al máximo los recursos disponibles, incluyendo la reforma administrativa del ayuntamiento.
Toda su intervención transpiraba una apuesta por la política a pie de calle, donde menos es más, y la necesidad virtud. Tras vivir la sociedad española una década por encima de sus posibilidades, Juan Espadas parece dispuesto a gestionar la escasez con imaginación, trabajo y optimización de los recursos públicos. Espadas, el austero. Y ese candidato sí me gusta.