lunes, 6 de abril de 2015

Marchena, o el paradigma de no entender el turismo



Este año los “capillitas”, esa fauna no necesariamente católica, no necesariamente española, no necesariamente de derechas, han estado de en hora buena. La Semana Santa que finalizó ayer domingo lo hizo con un sol espléndido y unas temperaturas, más que primaverales, veraniegas de junio. Cielos despejados, naranjos en flor, y noches frescas que ponían un telón magnífico al rito de muerte y resurrección que no deja de tener su atractivo.

Pero las procesiones de Semana Santa van mucho más allá de las grandes ciudades de Andalucía. Con pequeñas o grandes diferencias, los más de 800 municipios de nuestra Comunidad viven la pasión, muerte y resurrección de Cristo, con su punto de impiedad, con su punto de paganismo, con su punto de herejía. De ahí que la Junta de Andalucía declarara en 2006 a todas estas procesiones Fiestas de Interés Turístico.

Por eso, estos días de Semana Santa se convierten en una oportunidad magnífica para acercarse a algunos de esos pueblos de campilla o sierra, de costa o montaña, que habitualmente los capitalinos solo observamos desde la lejanía de las rondas de circunvalación de nuestras autovías.

Marchena es uno de esos pueblos, lo bastante alejado de las grandes arterias como la A92 o la A4, pero con un pasado esplendoroso para que hoy sea una localidad ideal para el turismo, una distancia perfecta, ni demasiado cerca ni demasiado lejos, del conurbano sevillano que aloja a más de un millón de habitantes, y un patrimonio rico que sin estar magníficamente conservado (mal de todo el patrimonio medieval andaluz) tiene elementos más que sobresalientes como antigua corte ducal de los Ponce de León y una edad contemporánea lo suficiente desigual para haber dejado hermosas casas de la burguesía agraria del siglo XIX y principios del XX.

Fueron estas razones, junto a mi pasión por el marchenero Lorenzo Coullaut Valera, escultor de los monumentos de Becquer de Sevilla y Cervantes de Madrid, y el extremeño Francisco de Zurbarán, los que me movieron a proponer a mis sobrinos visitar esta localidad el pasado Jueves Santos. Porque Coullaut Valera tiene su museo en la localidad que lo vio nacer, y la Iglesia de San Juan conserva una espléndida colección de nueve Zurbaranes que no se han movido de allí desde que llegaron en 1637.

Pero imagina cual fue nuestra sorpresa, desagradable por lo demás, cuando al llegar nos encontramos con una localidad cerrada a cal y canto por ser festivo. El museo de Coullaut Valera cerraba el Jueves y Viernes Santo y el Domingo de Resurrección. Es decir, los días más señalados para el turismo nacional. Y en cuanto al Museo de Zurbarán, para visitarlo hay que concertar aunque, eso sí, es de carácter gratuito.

Ante la imposibilidad de visitar ambos espacios museísticos, decidimos recorrer la localidad con la esperanza de ver algunas de sus iglesias en uno de los momentos álgidos del catolicismo popular, cuando las iglesias se llenan de fieles o simple admiradores de la retórica barroca de los cuerpos dolientes y las escenas de la Pasión de los pasos de misterio y de palio. Porque Marchena tiene buenos ejemplos de iglesias gótico-mudéjar y barrocas, desde la parroquiales de San Juan y Santa María, hasta las conventuales de San Andrés y Santa Clara. Pero el pasado Jueves Santo sólo tuvimos la oportunidad de visitar la capilla de la Veracruz y los dos pasos preparados para hacer penitencia aquella noche.

Claro que pasear por Marchena es siempre un placer, por sus calles de cuidadas casonas, algún que otro palacio y restos de su muralla medieval y de su alcázar, muchos de estos edificios perfectamente identificados por unas más que correctas señalizaciones bilingües castellano-inglés. Y eso hicimos, antes de almorzar en un mesón de la calle de las Torres.

Marchena representa el paradigma de la falta de entendimiento de qué es el turismo y para qué sirve. Porque no se trata de que un número indeterminado de forasteros se den una vuelta por las calles de una localidad y que lo único que dejen tras su paso sea la contaminación de los gases de combustión de sus vehículos.

El cuidado de sus calles, las señalizaciones, la existencia de tres museos y una oficina de turismo en Marchena son señales de que las autoridades municipales, provinciales y autonómicas aceptan la importancia del turismo para la creación de riqueza en los pequeños y medianos municipios andaluces, la mayoría con un gran patrimonio histórico y monumental.

Pero los museos, iglesias y centros de información cerrados en días festivos nacionales y autonómicos muestran que no han entendido que el turismo debe ser la excusa para posibilitar que el visitante gaste lo máximo posible con la mayor satisfacción posible. Todo monumento que por su valor histórico, artístico o etnográfico sea susceptible de ser mostrado al público debe estarlo los días en los que los y las forasteras pueden visitarlos, con pagos de entrada bien obligatorios, bien voluntarios como ocurre en el British Museum. Si no hay recursos para personal asalariado, seguro que pueden existir fórmulas novedosas de gestión con la participación de voluntarios culturales y/o parroquiales.
         
Y la información hasta llegar a los mismos debe planificarse no para el vecino sino para las y los forasteros que llegan a la localidad sin haber puesto nunca el pie en la misma.

En Marchena no hay señales adecuadas para llegar hasta el centro de la villa según se viene desde la A-92 por la A-364, situación que imagino similar si se llega por la misma desde Écija, o por la A-380 desde Carmona. Si se consigue llegar hasta el Arco de la Rosa o Puerta de Sevilla, deberían existir paneles informativos junto a los aparcamientos existentes que orienten al turista, o incluso mejor, una oficina de información turística en ese mismo lugar, porque para llegar a la actual, en la torre de la calle Manuel Rojas Marcos, hay que ir preguntando.

En esa oficina de información, que debería estar necesariamente abierta sobre todo los sábados, domingos y festivos nacionales y autonómicos, debería ofrecerse información suficiente de la oferta monumental y gastronómica, la cual además debería estar organizada de forma que el turista fuese tentado a permanecer el mayor tiempo posible en la localidad, ya que a mayor tiempo, mayores posibilidades de consumo y de gasto.
           
Nosotros al menos nos quedamos a almorzar y además de disfrutar de un precioso y soleado día de primavera en una hermosa villa, pudimos hacer algún gasto que repercutiera en la riqueza del municipio. Pero la verdad, nos lo pusieron difícil.

6 comentarios:

  1. Toda la razón sr. D. Pablo. Es una lucha continua la que desde varios sectores sociales, y a nivel individual se lleva en este pueblo contra ese súper déficit que comenta. Por cierto desde la asociación DIME a la que pertenezco son varios años los que insistimos en que promocionen nuestro museo de la Memoria e incluso una ruta de lugares de Memoria que tenemos diseñada y ni caso. Personalmente le invito a mi pueblo, dicho museo y ruta cuando desee...
    Un saludo cordial
    Javier Gavira
    Historiador y socio de la asociación Dignidad y Memoria de Marchena.

    ResponderEliminar
  2. Aunque me moleste como marciense, llevas toda la razón, pero como se suele decir, Marchena es y será lo que los martienses quieren que sea, para lo bueno y para lo no tan bueno.....xD!!!! Si los responsables elegidos han decidido esa forma de actuar en eso y en otros menesteres, pues es la que se lleva a cabo por triste que parezca desde fuera......xD!!!!!

    ResponderEliminar
  3. Aquí en semana santa solo se vive para pasear a los santos y vestirse de bonito.No tenemos un duro pero para trajes si y lucir por que es semana santa.

    ResponderEliminar
  4. Que mala suerte ha tenido este... hombre. Mira que hay dias en el año para hacer turismo...

    ResponderEliminar
  5. Buenos días Sr. Morterero.
    Desde la Oficina de Turismo de Marchena lamentamos los inconvenientes que sufrió el pasado Jueves Santo.
    El horario habitual que tenemos es de lunes a viernes de 9.30 a 14.30 y sábados y domingos de 10 a 14h de modo que permite informar a nuestros visitantes todos los días de la semana.
    Desde este humilde punto de información nos ponemos a su entera disposición cualquier fin de semana (sábado o domingo) para mostrarles el Patrimonio, que tal como usted tan bien nos relata, posee nuestro pueblo.
    Agradeciendo su interés y elección de nuestra localidad como su destino turístico en un día tan señalado, permítanos reiterar nuestra invitación. Para ello puede ponerse en contacto con nosotros a través del correo electrónico turismo@marchena.org o bien a través del teléfono 955321010 ext. 174-175 y con nuestros conociemientos e infraestructura, le atenderemos con la amabilidad que nos caracteriza.
    Sin más y a la espera de sus noticias, reciba nuestro más cordial y atento saludo.

    ResponderEliminar
  6. Quiero agradecer a las personas que se han molestado en compartir sus opiniones en este blog su amabilidad, y a modo de respuestas compartir algunas reflexiones sobre este tema.

    En este post describía una realidad que, como afirmaba, no es privativa de Marchena sino de una gestión de la política turística de la mayoría de los municipios de Andalucía, y no sólo de una administración pública sino al conjunto de administraciones, entidades, asociaciones y vecinos en general.
    De hecho, en Andalucía la mayoría de patrimonio cultural, artístico y etnográfico está en manos privadas, desde familias a confesiones religiosas, como la Iglesia Católica, y la gestión turística compete, en diferentes niveles, a varias administraciones. Por eso, mi experiencia del pasado Jueves Santos fue una oportunidad para compartir con mis lectores mi opinión, más o menos fundada, sobre la gestión turística y animar a reflexionar sobre el tema.

    Espero sinceramente que este post aparte de ello, sirva para poner en valor el patrimonio de Marchena. Muchos de mis lectores habituales (amigos, familias, etc.) se han sorprendido que en Marchena se conserven nueve zurbaranes, cuya visita posiblemente justifique un viaje a Andalucía solo para ello.

    Gracias.

    ResponderEliminar