martes, 24 de enero de 2012

¡Son los mercados, estúpido! (y I)

Las críticas [del Congreso del PSOE] se centraron, justamente, en los elementos autocríticos que ya estaban presentes en el informe y en algunos más, en esa misma línea. Se criticó lo que el informe denominaba la excesiva atención a la política institucional. Se puso en cuestión la falta de formación, de información, de participación y la excesiva centralización de poder por parte de las cúspides dirigentes.

La situación de desmovilización, de atonía, de abstención, de desencanto inundaba el cuerpo social. Se achacó tal fenómeno a una política parlamentarista y electoralista, sin capacidad de imbricarse en el tejido social. La inserción en el tejido social, la presencia del partido en el seno de la sociedad civil será, a partir de este momento, uno de los referentes constantes del debate socialista
.”

A muchos y muchas de los que en estos días hemos participado en el debate de las ponencias del 38º Congreso Federal del PSOE, tanto en el seno de las Agrupaciones como en las redes sociales, el relato de ese congreso nos suena mucho De hecho nos suena todo. Pero no, no corresponden a ningún debate de este año 2012. De hecho no corresponden a ningún Congreso del actual siglo. La verdad es que corresponden a la descripción que realiza Antonio García Santesmases en su libro REPENSAR LA IZQUIERDA (publicado en 1993), del 28º Congreso Federal celebrado en 1977, ¡hace 35 años! Sí, has leído bien, amable lector o lectora. Corresponde a esos años que a tenor de sus relatores actuales era el paraíso de la participación, de la movilización y de la imbricación de la sociedad y nuestro Partido.

Comienzo esta serie de post con una ducha de humildad. Aunque bases y críticos nos creamos unos Núñez de Balboa descubriendo el Pacífico, el debate actual en el que está sumergido el Partido Socialista Obrero Español es el mismo discurso no resueltos que, cual Guadiana, surge de las profundidades abisales cada vez que una derrota electoral nos arrolla. Y por lo tanto, acepto de antemano las limitaciones de mis análisis, de mis conclusiones y de mis propuestas.

Considero que a la hora de enfrentarse a un debate sobre la apurada situación actual del PSOE debemos partir de la siguiente premisa: si las preguntas que se hacían las compañeras y compañeros del 28º Congreso son las que nos hacemos los que nos toca vivir el 38º por considerarlas importante; si en el seno de nuestro Partido se vienen repitiendo las mismas preguntas desde hace 35 años, significa que o bien no tienen respuestas, o bien están mal formuladas.

La primera posibilidad es en sí misma absurda, ya que aceptarla significaría que un partido como el socialista no tiene cabida en una sociedad como la española, cosa que desmiente las sucesivas victorias electorales, algunas por mayoría absoluta, nacionales y autonómicas alcanzadas en estos 35 años (cada vez menores y con menos frecuencia, también es cierto) Si cada tanto tiempo el Partido se convierte en el referente político de amplias capas sociales de nuestro país, es señal que a modo de chispazo sí se produce una sintonía entre Partido y sociedad, aunque, reconozcámoslo, sin saber muy bien el porqué.

Tengo la convicción de que la cada vez más mayor ausencia de sintonía del Partido con la sociedad no responde al como si no al para qué; que la falta de sintonía no es la causa sino su consecuencia. Por ello, en los sucesivos post pretendo ir desgranando lo que en mi opinión son los postulados sobre los que debe construirse la renovación del PSOE.

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