miércoles, 30 de noviembre de 2011

Dos hombres que orinan hablando de golf y se marchan sin lavarse las manos

Situación: en los servicios de un hotel de cuatro estrellas en algún lugar de la costa andaluza, dos hombres orinan en urinarios continuos. El más mayor, con acento mesetario, se vanagloria de ciertos éxitos en una competición de golf, rematando la afirmación con un: y eso que la pareja era un instructor de golf y una chica…. El otro parece asentir con más o menos entusiasmos con la churra entre las manos. Tras miccionar, ambos personajes abandonan el servicio sin lavarse las manos.

Viví en primera persona dicha escena hace algunos meses, mientras también por mi parte intentaba atinar en el urinario. Y no sé que me espantó más, si la estúpida conversación masculina de baño, pertrechados de churra, o el hecho que se largaran sin lavarse las manos, sobre todo teniendo en cuenta que era la hora de almorzar. Pero esta escena me llevó a reflexionar lo fácil que es perder la compostura ética y moral en el mundo de hoy.

Como ya he apuntado en varios post de este blog, me encuentro entre los que defienden que cualquier socialista (hombre o mujer) que se tenga como tal debe pertrecharse de un código moral especialmente exigente. Y no digo ya un responsable orgánico o institucional de una organización socialista (del PSOE, de la UGT) sino cualquier persona incluso sin militancia que se considere como tal.

A mi entender, cualquier socialista (mujer u hombre) debe ser austero en sus costumbres, enemigo de la ostentación, con gran capacidad de empatía y amante del aprendizaje y la formación. Cualquier socialista (hombre o mujer) debe ser muy moderado o abstemio tanto en la bebida como en cualquier otro tipo de drogas. Y debe por supuesto ser coherente entre lo que predica y lo que hace. Y todo ello adquiere aun mayor exigencia en lo que se refiere a cualquier socialista (mujer u hombre) que libremente haya asumido una responsabilidad pública en representación del Partido o del Sindical.

Un debate no por viejo aún no resuelto, se refiere a la escolarización de hijos de dirigentes socialistas en colegios concertados, religiosos o no, cuando las organizaciones socialistas apuestan por la escuela pública. Comprendo que cualquier padre o madre pretenda darle la mejor educación a su retoño. Pero aun aceptando la cuestionable afirmación de que en un colegio concertado se imparta mejor formación que en uno público, soy de la opinión que si cualquier dirigente socialista considera fundamental escolarizar a su retoño en un colegio concertado deberá renunciar a una responsabilidad libremente aceptada.

Algo parecido pasa con la sanidad pública. Si un dirigente socialista alaba, y con razón, nuestro sistema público de salud, ¿cómo puede en caso de enfermedad acudir a Houston, por ejemplo?

El uso de los medios públicos para el ejercicio de la responsabilidad pública es otra fuente de conflicto no resuelto, Y no me refiero al uso de una tarjeta de crédito de una administración pública para irse de putas, como supuestamente ha ocurrido recientemente y que de ser cierto se califica por sí mismo. El uso de vehículo oficial, los viajes oficiales, los almuerzos, etc. suman decena de miles de decisiones de cualquier dirigente socialista. Y muchas veces, por aquel principio del que nos hablaba Américo Castro de que los enemigos terminan copiándose, hay dirigentes socialistas que muestran una falta de criterio digna de cualquier dirigente de esa derecha que siempre ha considerado la patria como su patrimonio personal.

Al escuchar y ver el comportamiento de ciertos compañeros y compañeras, recuerdo la conversación de mis dos hombres que orinaba vanagloriándose de sus éxitos de golf. Tal vez pensaran que eran unos tipos fachosos (de buena fachada) Y solamente eran una pareja de guarros.

lunes, 28 de noviembre de 2011

Ya están aquí

O tal vez debería decir ya está aquí. Lo han dicho plumas más autorizadas que la mía: antes o después aparecen esos que llaman troll, o los quejosos que la emprenden a mandoble dialéctico por cualquier ofensa real o imaginaria. En post anteriores ya había tenido alguna de esas visitas con “tarjeta”, molestas o disconforme con lo que escribía. Pero hasta hoy no había tenido ninguna de las simplemente insultantes y descalificatorias. Claro que algunas de ellas provienen de persona o personas que me conocen personalmente y utilizan el anonimato para hacer la gamberrada.

Siempre he pensado que una de las señas de identidad de estos ciber-gamberros es la falta de creatividad. Estoy seguro que si algún día me diera por este tipo de comportamiento mis escritos no sólo estaría mejor escritos sino además contendrían más ironía y desde luego serían más certeros en la descalificación.

Transcribo algunos de los últimos recibidos. Como el siguiente que es un clásico, falto de inteligencia y reiterativo en la descalificación, posiblemente un televidente de Intereconomía:

SOCIOLISTOS DE PACOTILLA...DANDO UNA DE CAL Y OTRA DE ARENA Y, ENTRE TANTO,POTENCIANDO UNA ESPAÑA DE PANDERETA Y CARNAVALES, Y LLENÁNDOSE LOS BOLSILLOS. SINCERAMENTE, ME ALEGRARÍA MUCHO QUE VUESTRO FRACASO FUESE MAYOR AÚN.

Éste fue seguido por este otro:

“SOCIOLISTOS DE PACOTILLAPEPO "EL MUJE", VARI "EL CARNAVALES", MORTERO "EL ERUDITO",GUEVARA "EL CHE", OCAÑA "ESTOYHARTODEPONERCAÑAS" GALÁN "METIENDOCABEZA", ETC, ETC

Estilísticamente se puede ver que no siguen mi consejo de escribir primero en Word y luego copiar y pegar en el comentario. El uso de mayúsculas, que en internet significa gritos, demuestra bastante ignorancia. Los argumentos manidos tipo “sociolistos” nos muestran una mente poco despierta. Y referencias a miembros de mi Agrupación Local del PSOE de San Jerónimo, que es alguien al menos tienes referencias sobre mí.

El siguiente es especialmente significativo:

NIÑO, TÚ DÓNDE TRABAJAS??
YO SOY LICENCIADO EN SOCIALISTA, TRABAJO PAL PARTIDO,COMPAÑERA.MI REFERENTE ES EL PEPIÑO, TRINCAR Y SER FELIZ.

En un juego argumental de gran complejidad, el troll hace un pregunta NIÑO, TÚ DÓNDE TRABAJAS?? y se auto-responde como si fuese yo utilizando el término COMPAÑERA para dirigirme a ella. ¿Un lapsus que releva que se trata de una mujer del entorno del PSOE de San Jerónimo? ¿Una pista falsa? Da igual, preferiría que al menos me provocara la risa, pero nada.

El que transcribo a continuación, posiblemente de la misma mano, sigue la pauta de la descalificación:

Querid@ Pablo; quiero darte un consejo: deja, amigo mio, tus profundas reflexiones y dedícate a estudiar una diplomatura o licenciatuta en condiciones. Tú no tienes madera de Joseph Goebbels ni el Evaristo de Führer

La simpleza de la argumentación es lo que más me molesta. Uno se mide por sus enemigos. Y yo debo ser bastante poca cosa a tenor de lo que escriben mis troll y, sobre todo, como lo escriben.

Por último, transcribo uno que parece no provenir del mismo troll, ya que aunque escrito igual de mal, muestra una capacidad de análisis que se echa en falta en los anteriores:

Estimado D.Pablo Morterero;Las personas como Ud. deberían hacer un análisis de conciencia para tomar conciencia. La política llevada a cabo por el Psoe en materia de igualdad no ha fomentado el feminismo sino el hembrismo y el abigarramiento: denuncias falsas, aparición de nuevos lobbies.En definitiva,el hombre y la mujer son complementarios, no un espectro o continuo multicolor.

Naturalmente no comparto su argumento, pero al menos me hace sentir mejor. No todos mis troll son descerebrados.

Y por cierto, gracias por ayudarme a escribir mi nuevo post.

domingo, 20 de noviembre de 2011

Zoido, los relojes y Suiza

Apenas han pasado 5 meses de la toma de posesión de Juan Ignacio Zoido como alcalde de la ciudad de Sevilla, y ya tenemos algunas convicciones, como que nunca conseguirá que la capital de Andalucía funcione como un reloj suizo como prometió en campaña.

En cambio, lo que ha conseguido en tan corto espacio de tiempo es generar algún que otro episodio lamentable, como el protagonizado por la eliminación del Plan Centro utilizando para ello un informe más que dudoso, promover una Comisión de Investigación sobre el Plan Centro para hacer oposición a la oposición, y terminar cerrándola deprisa y corriendo ante el sesgo tomado por la misma, ya que de seguir sus sesiones iba a finalizar convertida en un verdadero juicio político a Zoido. ¡Qué gobierno más bisoño!

Seamos justo. Zoido pretendió con la eliminación, manu militari, del Plan Centro emular al gran Rodríguez Zapatero con su retirada de las tropas de Irak. Y nadie en su sano juicio puede censurar a un neófito intentar comenzar su gobierno con un magistral golpe de efecto mediático. Lo malo en el caso del montellanero es que lo que en las manos de ZP fue una magistral jugada política, en las del juez metido a político ha resultado una atropellada decisión que, como dijo aquel, fue peor que un error, fue una estupidez.

Pero sin duda lo más sorprendente de estos meses ha sido la noticia publicada el pasado sábado sobre la acusación de una empresa privada, Impersport, de irregularidades en la contratación de la cubierta de la instalación bajo la que se celebrará próximamente la final de la Copa Davis, en el Estado de la Cartuja de Sevilla. Según la noticia publicada por el DIARIO DE SEVILLA, El juez de Instrucción número 2 de Sevilla está investigando al alcalde, Juan Ignacio Zoido, y al presidente de la Federación Española de Tenis, José Luis Escañuela.

Como no podría ser de otra forma, hay que conceder a Zoido, así como a todos los denunciados, la presunción de inocencia, ya que en esta ocasión no ha sido ni siquiera la policía la que ha promovido la denuncia. Y si el pasado el PP ha acusado a la Policía Nacional de parcialidad, ¡qué podemos esperar de la denuncia de una empresa posiblemente despechada por no conseguir un contrato!

Pero claro es que, más allá de esta presunción que constitucionalmente afecta al trámite judicial (que no a las convicciones personales de los y las ciudadanas que está por encima de su sujeción a la justifica, por aquello de la libertad de pensamiento, más que nada), se han producido una inquietante concatenación de hechos sobre los que ha hecho luz el Grupo Socialista Municipal. Según el PSOE, las explicaciones del Gobierno dejan más incógnitas abiertas de las que se resuelven ya que de manera tácita se reconoce que se acepta y se da validez técnica a un presupuesto de una empresa a la que se permite iniciar sin un contrato las obras previstas, lo cual resulta completamente contrario al procedimiento administrativo. Asimismo, según dicho grupo se adopta la decisión de contratar a la empresa Greenset Worlwid por su menor oferta económica – 112.000 euros- frente a los 127.000 euros que presenta inicialmente la empresa denunciante Impersport. Sin embargo, se obvia y no se explica que la empresa denunciante afirma y acredita haber presentado una oferta final de 94.580,60 euros, que conforme al criterio expresado ayer por el Gobierno, debería haber resultado adjudicataria del concurso siendo igualmente preocupante que no se dice ni se explica del supuesto concurso público que se lleva a cabo el día 8 de noviembre, del que no se dio publicidad y del que se desconocen pliegos y criterios de adjudicación.

Deseo sinceramente que Zoido sea capaz de explicar satisfactoriamente al juez del número 2 de Sevilla las circunstancias de dicha contratación, ya que no es bueno que las sombras cubran la gestión de ninguna administración democrática. Especialmente cuando algún mal pensado pueda argumentar la amistad de Peñuela y Zoido, que llevó al segundo casar al primero, el apoyo de otro de los investigados, el Sr. Sánchez Vicario, a la elección de Peñuela al frente de la Federación Española de Tenis, y el apoyo de Peñuelas a la candidatura de Sevilla para acoger la final de la Davis, cerrándose el círculo con la contratación por parte del ayuntamiento de Sevilla con la empresa de Sánchez Vicario. Yo rompo una lanza a favor de Zoido y manifiesto mi convicción de que es inocente de lo que se le acusa.

Claro que también tengo otra convicción, y es que Zoido conoce Suiza por algunas cosas más que por sus relojes.

Como por los quesos gruyer, por ejemplo.

sábado, 19 de noviembre de 2011

El problema no es el bipartidismo

En un post anterior titulado Sociedad sin Nobleza, ya apuntaba mi opinión que tan importante, e incluso más, que los cambios colectivos son los cambios personales. Creo que fue Descarte en su Método el que empezaba utilizando el ejemplo del muro, resaltando la importancia de empezarlo bien desde sus cimientos. De igual modo, si los ladrillos sociales que somos las y los ciudadanos no somos emocional y éticamente sólidos, es absurdo esperar que el muro social sí lo sea. Traigo esto a colación en relación al debate que hoy se está produciendo principalmente fuera del sistema, en redes sociales y correos electrónicos, en contra del que afirman bipartidismo político español.

No tengo claro que en España exista un bipartidismo aunque a veces lo parezca. Bipartidismo existe en Estados Unidos e Inglaterra desde la fundación de sus sistemas parlamentarios, de carácter mayoritario que imponen un marco político donde no existe la posibilidad real de la entrada en liza de un tercer jugador. En Inglaterra esta circunstancia se ha dado desde el siglo XVIII, primero con los partidos conservadores y liberales, y tras los años 20 del siglo XX, entre conservadores y laboristas. En Estados Unidos ni siquiera ha sido posible esa evolución, por lo que el cambio se produjo en el seno de las formaciones republicanas y demócratas, donde en este siglo cambiaron la polaridad ideológica.

Es cierto que en España existe un marco electoral que favorece mayorías parlamentarias, pero casi en la mitad de las legislaturas desde 1978 se han producido gobiernos con apoyos de minorías. El hecho diferencial español es que los partidos bisagras han sido nacionalistas periféricos, y no formaciones nacionales.

Cualquiera puede compartir que después de más treinta años de democracia, nuestro sistema electoral debe ser corregido. Pero este debate no es nuevo. Los que promueven el debate desde las redes sociales no han sido deslumbrados por la verdad en su particular camino a Damasco. También es cierto, lógico y muy humano, que los que más empeño ponen en el debate son aquellos que no consiguen alcanzar cuotas de poder con la actual legislación, y hacen depender de un cambio normativo su acceso al poder parlamentario. E igualmente lógico es que aquellos que en la situación actual consiguen mayorías suficientes no tengan ningún interés en promover su cambio.

Por ello deberemos buscar, cual arquitectos, un testigo que nos indique el movimiento real del debate sobre el supuesto bipartidismo español. Y éste no es otro que Izquierda Unida, como heredera del Partico Comunista Español. Uno de los hechos que consideraron problemáticos los dirigentes de la Transición, así en masculino ya que por aquella época la mujer seguía excluida de los procesos de toma de decisión política, era la enorme cantidad de partidos que pretendía entrar en liza electoral. Ello aventuraba un parlamento muy fragmentado que impedía una gobernanza del cambio. Y por ello la derecha nucleada entorno al presidente del gobierno Adolfo Suárez, lo que sería la UCE, el PSOE y el PCE, apostaron por un sistema que fomentara una concentración parlamentaria suficiente. Hecho importante es la decisión del Partido Comunista que en aquella época aspiraba a ser el referente español de la época y por lo tanto muy interesado en eliminar de la escena parlamentaria a toda la pléyade de micropartidos marxistas y socialistas.

La historia nos enseña que fue el PSOE y no el PCE quien encarnó las aspiraciones políticas de una amplia mayoría de la sociedad española de izquierda, por lo que la ventaja que esperaban conseguir desde el Partido Comunista se convirtió en un hándicap imposible de superar. Y por ello, desde hace lustros IU, su heredera ideológica, apuesta por una modificación legal.

Pero más allá de este sector que reclama una modificación del marco electoral, han aparecido grupos outsiders, desencantados del sistema, e incluso los nunca encantados con él, que cifran sus esperanzas de cambio en una transformación del sistema electoral al que acusan de bipartidista. Y con este discurso están arrastrando a una parte importante de la sociedad, que puede ser el futuro fermento de un descontento que termine desestabilizando el sistema democrático hacia salidas que nadie puede controlar.

Yo soy de los que piensan, no ahora sino desde hace casi veinte años, que el sistema electoral español es francamente mejorable con, por ejemplo, la introducción de una nueva circunscripción nacional que equilibre la dispersión del voto y aproxime la representación electoral con la suma de votos conseguido. También creo en la virtud de promover una relación más directa entre elector y elegido, pero con cierto protagonismo de los propios partidos políticos, ya no existe prueba empírica que demuestre que la ausencia de cierto control de los aparatos de los partidos de mejor resultado que su existencia.

Pero que mi opinión política cuestione desde hace años el actual marco electoral no significa que comparta los discursos contra el supuesto bipartidismo. Habría que preguntar a los que claman contra él, si prefieren un sistema multipartidismo a la italiana. Esta sería la primera gran prueba de dicha argumentación. Que exista la posibilidad de múltiples mayorías parlamentarias en la república itálica no ha devenido en mayores niveles de democracia y ética. Bien al contrario, ha derivado hacia mayores niveles de corrupción e inmoralidad democrática.

Pero no hay que cruzar medio Mediterráneo para comprobarlo. El acceso de pequeñas formaciones a los ayuntamientos españoles no asegura mayores niveles de salud democrática. Lo que favorece es la aparición de personajes de dudosa ética democrática que aprovechan la necesidad de sus votos para conseguir o mantener negocios de dudosa legalidad.

Por ello, defiendo que el esfuerzo que se pone en demandar un cambio electoral se comparta con la autoexigencia colectiva de mayores niveles de ética democrática. Como los ladrillos de Descartes, de nada nos sirve centrar todos nuestros esfuerzos en una lucha contra el sistema electoral si cuando se consiga lo que hayamos hecho haya sido abrir la puerta de las instituciones a virus antidemocráticos más peligrosos de los que pretendíamos erradicar.

En ocasiones veo fantasmas, posiblemente. Pero leyendo y escuchando los discursos sobre el bipartidismo español recuerdo al doctor Abronsius, en El Baile de los Vampiros. Soy consciente que mi argumentación puede sonar al de Victoria Kent en las Cortes Constituyentes de la II República sobre el voto femenino, pero mi posición es que siendo importante que el voto de cada persona valga lo mismo, independientemente de la circunscripción en la que viva; que el valor de un voto sea el mismo independientemente de que en su vecindario vivan más o menos personas de su misma elección electoral; que la ciudadanía debe tener la posibilidad de elegir no sólo las siglas sino también el nombre y apellido de su representante; compartiendo todo ello, soy consciente también que hasta que los y las españolas no recuperemos valores éticos de austeridad, frugalidad, honradez, esfuerzo, empatía y respeto emocional, cualquier cambio terminará por ser puramente cosmético.

domingo, 13 de noviembre de 2011

Ni siquiera les queda Paracuellos

¿No le ha pasado, amable lector o lectora, que cuando una persona de ideología filofacista (aunque militante en el PP, en UPyD o se declare apolítica) se siente atrapada por los crímenes del franquismo termina sacando, a modo de salvavidas, la mágica frase de Y Paracuellos, qué? Si yo fuese uno de los millones de fascistas sociológicos (utilizado en su sentido literal, no como insulto) que pueblan nuestro extenso territorio nacional, daría todas las noches gracias a dios por la carnicería de Paracuellos del Jarama.

Recientemente, comentando una noticia que una buena amiga había compartido en facebook sobre el anuncio de ETA de abandonar la lucha armada, compartí que una vez que se acabara con ETA habría que empezar a preocuparse por las otras víctimas, las de la Guerra Civil. De inmediato saltó un amigo de mi amiga para reprocharme mis palabras, con el argumento que eso no tocaba ahora. Sorprendido por el ataque, traté de argumentar mi posición de la necesidad de respetar a todas las víctimas, no a unas sí y a otras no. En medio del fragor argumental saltó con lo de Paracuellos.

He recordado este pequeño rifirrafe on-line con la lectura del artículo de Javier Cercas que con el título Buenas Noticias ha publicado El País Semanal de hoy. Hablando de las víctimas de ETA señala la necesidad de no caer en lo que Daniel Innerarity denomina la amenaza de la simetría, donde al final unos y otros terminan en un empate moral. Dice Cercas que todos debemos contribuir a que no ocurra en el País Vasco con ETA lo que ocurre en el resto de España con la guerra y el franquismo, donde la amenaza de la simetría casi se ha cumplido y goza de gran prestigio una visión equidistante de la historia en la que nadie tuvo la razón política y no hubo ni buenos ni malos; igualmente, todos debemos combatir la equidistancia respecto a la Guerra Civil y el franquismo con el mismo énfasis con que combatimos la equidistancia respecto a ETA.

Como ya he afirmado en algún post de este blog, comparto que en la Guerra Civil española se cometieron en ambos bandos acciones realmente espeluznantes. Pero la diferencia moral es abismal entre uno y otro bando, ya que mientras la República intentó por todos los medios evitarlas, entre los golpistas se promocionó la violencia sobre la sociedad civil como un instrumento de terror planificado para socavar la resistencia.

Paracuellos fue un episodio espantoso de la Guerra Civil, a la misma altura de los asesinatos de miles de civiles inocentes en Badajoz, Málaga, Écija, etc. Pero Paracuellos no será nunca el salvavidas moral de aquellos que intentan por todos los medios convencerse y convencernos, como hace ETA con lo suyo, que la Guerra Civil no fue una historia de buenos y malos, donde las víctimas fueron verdugos, y los verdugos víctimas. No. Cesar Vidal y compañeros mártires podrán intentar reescribir la historia y, como sin duda hará la ETA sociológica respecto a sus años de terror, justificar las bases sangrientas del estado franquista. Pero no. Nunca fue lo mismo, no hay simetría posible entre la corrupción moral de Queipo, Mola y Franco y la integridad moral de Besteiro y Azaña.

Por mucho que el fascismo sociológico español utilice Paracuellos como mantra exculpatorio.

viernes, 11 de noviembre de 2011

Sociedad sin Nobleza.

La noticia de El Mundo titulada Anticorrupción acusa a Urdangarin de 'apoderarse de fondos públicos' dio lugar en facebook a un pequeño debate a tres bandas sobre el alcance de la corrupción en el espacio público español, que me lleva a compartir y desarrollar contigo, amable lector o lectora, algunas de las ideas que expuse en la red social. Y para el título me he atrevido a parafrasear a Ortega y Gasset y su ensayo El hombre sin nobleza.

No descubro nada extraordinario si afirmo que cada día la realidad nos sorprende con denuncias sobre posibles comportamientos y tramas corruptas en las más diferentes instancias públicas de nuestro país: desde los aledaños de la más alta magistratura hasta ayuntamiento relativamente pequeños, pasando por grandes grupos bancarios, asociaciones de gestión de derechos, organizaciones empresariales, etc. Y no es algo que precisamente nos pille de sorpresa. Desde la Transición, los casos de Filesa, Malesa y Time-Export, Naseiro, Gürtel, y otros muchos que el tiempo van desdibujando, han empedrado nuestro camino democrático.

Puede existir la tentación social de pensar que la corrupción, grande o pequeña, es cuestión de los otros (esa otredad de la que ya nos avisaba Ricardo Llamas) y por ello la expresión de nuestra irritación sobre dichos comportamientos está más que justificada. Así, la culpabilización de la clase política, los intermediarios y más recientemente los mercados nos permite al menos llevar sosiego emocional ante un país que de pronto se nos presenta como el paradigma de una república bananera.

Pero, en mi opinión, este comportamiento, si bien inevitable, lo que hace es enmascarar la realidad de tal forma que impide un diagnóstico correcto y por lo tanto dificulta la elaboración y aplicación de una terapia adecuada y eficaz. Al poner fuera el comportamiento corrupto, en instancias lejanas de nuestra realidad cotidiana, la ciudadanía pretende minusvalorar sus propios pequeños actos de corrupción de la vida diaria.

Recomiendo vivamente la lectura del Barómetro de Junio de 2011 del Centro de Investigaciones Sociológicas (Avance de Resultados, Estudio nº2.905) por las respuestas tan contradictorias que se obtienen cuando la sociedad española tiene que responder sobre la corrupción.

No deja de sorprender que si bien el 85,6% de los encuestados por el CIS considera que la corrupción en España está muy extendida y bastante extendida, sólo el 6,9% de los encuestados consideren la corrupción y el fraude uno de los tres principales problemas de España. Y si responden de forma espontánea, baje a un paupérrimo 2,2% de los encuestados que lo consideren un verdadero problema. Pero aún sorprende más cuando se obtiene un índice del 1,1% cuando corrupción y fraude es la respuesta espontánea a la pregunta ¿Y cuál es el problema que a Ud., personalmente, le afecta más?

Pero luego, ante la pregunta Hay gente que piensa que la corrupción política es un problema sin importancia, y otra gente que piensa que la corrupción política es uno de los problemas más importantes de la democracia en España. En una escala en la que 0 es que no tiene importancia y 10 que tiene la máxima importancia, ¿dónde se situaría Ud.? la respuesta ganadora es, para el 44% de las personas encuestadas, de la máxima importancia.

¿Qué es lo que pasa al alma española para que se den estas contradicciones sobre lo importante o lo irrelevante de la corrupción? Considero que hay que retroceder bastantes años, exactamente 65, hasta el 18 de julio de 1936. Con la Guerra Civil y la posterior dictadura totalitaria del felón Franco, nuestro país fue lentamente cocido en una amalgama de inmoralidad que contaminó todo el cuerpo social.

La corrupción moral antecede a la corrupción económica, política, jurídica y policial. Va infiltrándose como una sustancia tóxica, paralizando nuestra capacidad crítica, alejándonos de la ética social y llevándonos a un abandono de nuestras virtudes cívicas. No es casual la anécdota que se atribuye al dictador Franco, cuando aconsejó a un aspirante a la cosa pública: Usted haga como yo, no se meta en política.

Casi cuarenta años de control nacional-católico consiguieron esterilizar el sentido ético de la sociedad española. Y nuestra voluntad de superar esa tragedia sin hacer borrón y cuenta nueva, la celebrada Transición, permitió que la hidra de la corrupción moral desarrollara nuevos bríos en la mayor eclosión económica de la historia de España, es decir, desde que Castilla y Aragón se unieron bajo el yugo y las flechas.

Cerrar los ojos y admitir como natural que decenas de miles de cuerpos quedaran arrojados en las cunetas sin encontrar reposo en los camposantos; cerrar los ojos y admitir como natural que las riquezas conseguidas con el expolio de la mitad de España continuaran en las manos de sus saqueadores; cerrar los ojos y admitir, en definitiva, que ni la razón, ni la justicia ni la decencia debían ser restaurada en España, llevaba inevitablemente a una quiebra de la moral y el derecho.

Posiblemente, querida lectora o lector, me responderías que también antes de la II República e incluso durante ella se produjeron escándalos de fraude y corrupción. Cierto. La diferencia es que si en la Restauración un miembro de la Corona se hubiera visto, no ya imputado, simplemente implicado en un caso de saqueos de fondos públicos, el escándalo habría alcanzado unas proporciones épicas, el hemiciclo de la Carrera de San Jerónimo simularía ser una olla exprés, y las mejores plumas de la Nación estarían vertiendo litros de tinta exhortando los mejores valores éticos. En cambio hoy todos miran hacia otro lado, y el que más sólo es capaz de sorprenderse pero sin escandalizarse.

La triste verdad es que el cuerpo social español, no los políticos ni las empresas, no los jueces y los policías, el conjunto de la sociedad ha interiorizado la inevitabilidad de la corrupción y el fraude, lo peligroso de oponerse a él. Y lo ha hecho suyo, cada uno en su escala. Por ello, junto grades muestras de escándalo se suceden olvidos tan flagrantes como sólo sentirse afectado negativamente el 1,1% de las personas encuestadas.

No trato con ello de culpabilizar a la Transición de este mal, sino de señalar el pecado original de nuestra democracia. La Transición nos trajo una continuidad política, social y económica entre dos periodos antagónicos antes solo ensayado, y fracasado, con el paso de la monarquía de Alfonso XIII a la II República.

No. El problema no es que la Transición no significara un fuego purificador que simbólicamente marcaran un antes y un después entre un sistema inmoral y un sistema decente. El problema fue que huérfanos de dirigencia éticamente solvente, la sociedad española no ha advertido el peligro y por ello es incapaz de reaccionar. Culpabilizar a los de arriba es la respuesta más fácil y consoladora que encontramos.

Se hace necesario un urgente rearme ético, moral. Y debe empezar por un reconocimiento personal de cada una de las pequeñas corrupciones y fraudes de la vida diaria. No hay una corrupción pequeña que engrasa la grandiosa máquina del capitalismo y una corrupción grande que la atasca. La corrupción y el fraude es un cáncer; es el óxido del andamiaje férreo de la sociedad. Y si no nos dedicamos pronto a rasparlo hasta alcanzar la zona sana, y luego a pintarlo de minio, nada del sacrificio colectivo realizado desde el 18 de julio de 1936 habrá servido para nada.

jueves, 10 de noviembre de 2011

Feminismo de vagina

Aunque algunas veces me he definido como feminista, posiblemente debería considerarme mejor como un “simpatizante feminista” ya que en este tema, como en muchos otros de la vida, la empatía no es suficiente para vivir en carne propia la discriminación y sus efectos.

Pero desde luego soy un defensor de la dialéctica feminista, esa forma de entender la historia y las relaciones sociales desde un prisma de género que complementa la interpretación de las discriminaciones de clase. Por ello el feminismo, junto al marxismo y el liberalismo, es un valor importantísimo para todas aquellas personas que se consideren de izquierdas y quieran construir una sociedad libre de las trabas sociales que causan las discriminaciones por razón de clase, género o etnia.

Y como los procesos emancipatorios de la esclavitud o la clase, liberarse de los prejuicios machistas nos obliga a mujeres y hombres a un proceso de reflexión intelectual, moral incluso, a nivel personal. Nadie educado en una sociedad esclavista o de clases desarrolla de forma espontánea una conciencia que les lleve no sólo a denunciar la injusticia y luchar contra ella, sino también a interiorizar sus principios y actuar en consonancia. Y no es fácil. La educación nos condiciona de tal manera que en el momento más insospechado salta nuestro inconsciente machista, clasista o racista. Y este proceso es necesario para cada una de las personas de nuestra sociedad, independientemente de su sexo, género, clase, etnia u orientación sexual.

Por eso quiero compartir contigo, querida lectora o lector, mi sorpresa y estupor al observar algunos comportamientos en mujeres que se reivindican feminista sobre la pobre y exclusiva base de tener vagina en vez de pene. Sin considerarme un experto en cuestiones de género pero sí escandalizado por los sibilinos mecanismos mentales que perpetúa la discriminación más repugnante, no puedo dejar de denunciar el comportamiento público de compañeras que utilizan su vagina como quien utiliza su dinero para venderse como feministas cuando lo que hacen es perpetuar los estereotipos machistas, dan pábulo al patriarcado para seguir ejerciendo su dictadura y provocan tal asco en las personas de bien que terminan justificando las estrategias más reaccionarias.

Ser feminista, como ser liberal, no es algo que nace de forma espontánea sino que es un trabajo personal de décadas y que en la gran mayoría de veces nunca termina. Por ello, a esas compañeras que utilizan su "feminismo" de vagina para justificar intereses espúreos, les pediría que en vez de querer conseguir réditos políticos manipulando un lucha decente, se dediquen a estudiar, a leer, a debatir y a seguir los miles de ejemplos de lucha, sufrimiento y pasión que han dado mujeres, y algunos hombres, a lo largo de la historia de España.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Zoido en su laberinto

El juez metido a alcalde que es Juan Ignacio Zoido debería saber, como el niño de las películas norteamericanas, la diferencia entre verdad y mentira. Pero es difícil que alguien acostumbrado a utilizar la mentira como instrumento político deje de usarla simplemente por haber llegado al primer rellano de su meta política.

Analizar la trayectoria de Zoido a lo largo de ocho años “chupando” banquillo es muy interesante, porque nos explica su comportamiento político al frente de la corporación municipal sevillana. Tras ser derrotado por segunda vez, sin duda decidió que, costase lo que costase, ganaría la alcaldía de Sevilla. En una decisión así se encuentra, posiblemente, el cambio producido entre el candidato que era en 2003 y el alcalde que es en 2011. Si su primer cuatrienio fue de una oposición más o menos decente, el segundo se transformó directamente en populista y demagógico. Armado con una cámara de televisión prometió de todo a tiros y troyanos, abrazó a los bebes, besó a las ancianas y se metió en barrios obreros de Sevilla que ningún candidato del PP se había atrevido. Esta estrategia le dio resultado y, en medio de la mayor crisis económica que ha sufrido España desde la Guerra Civil, consiguió sus veinte concejales, hecho nunca sucedido en la Sevilla democrática.

Con tal bagaje, todos esperábamos que iniciara su mandato de forma espectacular, con una cascada de decisiones atrevidas, incluso revolucionarias, avanzando rápidamente con reformas profunda que sólo se pueden hacer con veinte concejales y al principio de mandato. Pero nada de nada. El saldo de su gestión, tras más de cinco meses, es de los más pobres y contradictorios de los que se recuerdan en Sevilla.

Y la conclusión, por sorprendente y simple que parezca, es que Zoido no tenía, ni tiene, un proyecto para Sevilla. Su promesa de hacer funcionar a la ciudad como un reloj suizo no era una promesa de implementar una cultura germánica de gestionar la ciudad, sino una ocurrencia que sonaba bien. Incluso la Sevilla que esbozaba Jaime Raynaud nos parece ahora mucho más solvente que la que entrevemos de las torpes y condicionadas decisiones de Zoido.

Por ejemplo, nunca se podrá explicar políticamente la sumisión de la actual política municipal a la asociación APROCOM, que agrupa al gremio de comerciantes de Sevilla. Esta actitud está llevando a Zoido a dar satisfacción, una a una, a todas sus demandas. Y sin para ello dudar en utilizar informes políticamente fraudulentos, drenar ingentes recursos a políticas de escaparate y a descolgarse de un política de movilidad europea que convertirá a Sevilla en una rara avis propia del tercer mundo.

En estos días, cuando siguiendo los dictados de la calle Madrid Zoido ha vuelto a llenar el corazón del centro histórico de autobuses, se ha sabido que el informe esgrimido por la actual corporación para eliminar, de un plumazo, el plan de racionalización del acceso al casco antiguo, sólo era un memorial de agravios de un funcionario resentido, un tal Enrique Gutiérrez, que en absoluto respondía a la realidad. Acusaciones que, según un medio de comunicación de la ciudad, “no se sostienen al estar plagadas de errores y tergiversaciones de la realidad”.

¿Cómo pudo un alcalde, juez de carrera y experimentado concejal durante ocho años para más señas, tomar una decisión de tal calibre basado en un documento elaborado por una persona ajena al servicio competente y cuya animadversión hacia los responsables del mismo era al parecer vox populi en el área de movilidad? Exponer cualquier explicación lógica sería andar sobre el filo de la navaja de la denuncia por difamación.

¡Dios, que buen uso tendrían veinte concejales si tuviesen un buen alcalde! Pero tristemente, Sevilla no tuvo un Cid que obligara a Zoido a realizar su particular juramento de Santa Gadea.

martes, 8 de noviembre de 2011

... pero no tienen la razón.

Mi idea era irme hoy temprano a la cama. Ver el debate Ruba-Rajoy me daba pereza. Pero se lo prometí a una buena amiga, Mercedes A., así que me he tumbado en el sofá, me he tapado con la manta (momento en el que uno de mis gatos ha aprovechado para tumbarse sobre mi barriga) y smartphone en mano me he dispuesto a ver el debate por la Sexta.

¡Gracias, Mercedes! He pasado el mejor momento político en meses. Ruba, en este debate me ha mostrado que es mi candidato: no sólo ha sido el único que ha realizado propuestas, sino que además me han gustado todas. Ha tocado los temas que como ciudadano me preocupa. En economía ha planteado la necesidad de que la Unión Europea sea el motor de la solución de la crisis (con la bajada de tipos del Banco Central Europeo, la movilización de recursos del Banco Europeo de Inversiones, y la relentización del ajuste), y no un chino en el zapato. En sanidad y educación ha sacado la preocupación sobre el deterioro intencionado de lo público. No le ha faltado el tema de horarios (¿como diablos vamos a conciliar con jornadas de ocho a ocho?), el matrimonio gay (y Rajoy sin mojarse), el ejército (hay que bajar el gasto militar), etc.

Rajoy, al contrario, ha ido al rebufo de Ruba. Le ha faltado cintura, se mostraba irritado en el debate, no sabía salirse del discurso prefabricado. Lo único que ha mejorado respecto a hace tres año ha sido que estaba más delgado y era más agradable a la vista. Pero la pifiada de Cazalla y Constantina, demuestra que en cuanto se sale del guión, el gallego la jode....

Parafraseando a Unamuno, Rajoy, y con él la derecha, puede que gane las elecciones porque tienen la fuerza de los medios y de las empresas, pero no tienen la razón. En tromba saldrán los voceros del "soberano party" nacional en defensa de Rajoy y ensalzarán su actuación. Pero no. Hoy, en el debate, la razón estaba de parte de Ruba.

¡Gracias, Ruba! Ganemos o perdamos ya has conseguido un hueco en mi corazón socialista.