miércoles, 17 de agosto de 2011

La superioridad moral cristiana

Andan los del “teparty” patrios (Ansar, entre otros) y extranjeros vanagloriándose de la supuesta superioridad moral del judeocristianismo respecto al resto de las religiones del mundo, especialmente la islámica. Naturalmente hablan de esa deformada imagen que en occidente tenemos de lo musulmán, de moros con turbantes que ocultan bombas como la viñeta que representaba a Mahoma de tal guisa.
Considerándome agnóstico (en el dogma, aunque católico en el rito que para eso fui bautizado) y no creyendo que ninguna religión es la verdadera, no puedo dejar de reconocer que la gran mayoría de los fieles de cualquiera de las religiones que existen en el mundo son buenas personas que pretenden vivir de acuerdo con unas normas que en sí misma no son negativas para una vida en sociedad.
Por ello me parece tan execrable que desde los fundamentalismos religiosos aticen los prejuicios y la violencia, en principio verbal que cualquier descerebrado termina traduciendo en violencia física. Me parece mal el integrismo islámico, pero peor me parece el integrismo cristiano y aún católico, posiblemente por un prejuicio de superioridad mal asumido. Y abominable cualquier forma de terrorismo, naturalmente.
Ejemplos los tenemos a cientos: personas aparentemente normales que sometidos a un bombardeo ideológico-religioso descerebrado dan el paso de las palabras a su lógica consecuencia: el acto terrorista. Recientemente en Suecia, y hoy en España con José Alvano Pérez Bautista, mexicano de 24 años y natural de Puebla, que residía en el exclusivo barrio de Salamanca, en Madrid. La policía lo ha detenido por presunta intención de realizar un acto terrorista durante la manifestación laica en Madrid.
Por las declaraciones que el diario mexicano “La Jornada” atribuye a Pérez Bautista, nos encontramos con el paradigma de integrista católico, amamantado por las arengas sacerdotales desde los púlpitos y las televisiones digitales y que ha hecho suyo el discurso más ortodoxo del catolicismo. De esta forma, según “La Jornada” había dejado escrito en foros sociales perlas como "Ésta es mi lucha. Matar maricones", que identifica a cualquier homosexual como "una aberración antihumana", "errores de dios" y "asquerosas abominaciones".
Pero no se trata de un chaval marginal, o de una secta destructiva marginal. No, se trata de un ejemplo de chico de buena familia que se encuentra en España estudiando en el Instituto de Química Orgánica General del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), residiendo en unos de los barrios más exclusivos de la capital del Reino, y que trabajaba como voluntario de las Jornadas Mundiales de la Juventud desde hace meses.
Para más inri, pretendía utilizar su estatus social para sus actos terroristas: "Soy trabajador de una importante industria farmacéutica en Madrid y puedo hacerme de suficientes sustancias peligrosas para boicotear las protestas antipapa" afirmaba y haciendo proselitismo entre sus iguales escribía: "El que se me quiera unir contacteme. Atentamente yo! Posdata que se vallan a chingar a su madre todos los putos maricones de mierda, asquerosas abominaciones, desechos de vida, errores de dios".
No se trata de un hecho aislado, un tarado más o menos incontrolable de los que se encuentran en la mayoría de las familias. No. Una gran mayoría de los jóvenes católicos que acuden a Madrid estos días seguro que suscribirían sin dudarlo estas afirmaciones. Posiblemente la mayoría se limitaría a esto, pero también es posible que más de uno, de dos y de tres estarían dispuestos pasar de la palabra a los hechos, y como el joven mexicano utilizar los medios a su alcance para terminar con “los putos maricones de mierda”.
Pero algún "iluminado" me dirá: pero si nada de eso dice el catolicismo, es más Jesucristo dice que si te dan una bofetada pongas la otra mejilla. Claro, pero del mismo modo, el Coran no dice en ninguna parte que deban volar las Torres Gemelas, ni poner bombas en el metro de Londes ni en las cercanías de Madrid. Pero si preguntas a cristianos y musulmantes, una gran parte de ellos dirán que sí viene. De igual manera, para un integrista católico amamantado por el discurso neo, matar maricones entra dentro de lo esperado por Dios y por Jesus.
Por mucho que lo pienso no veo la superioridad moral del catolicismo de este supuesto terrorista de los musulmanes que pusieron las bombas el 11-M: tarado por tarado, absurdo por absurdo, terrorismo por terrorismo.
El integrismo católico de Rouco Varela y “Ansar” suministran los argumentos para que tarados como Pérez encuentren la justificación moral de pasar a los hechos y gasear al personal. Y ahora que caigo, ¿no era de esto de lo que se acusaba a Gara?