jueves, 11 de marzo de 2010

Victimización de la Sociedad

La victimizanción es definida por el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) como la acción de victimizar, siendo ésta “convertir en víctimas a personas o animales”. Por lo tanto, los terroristas convierten en víctimas a las personas que sufren sus atentados, pero también las convierten o las mantienen en tal condición aquellas personas que no les permiten superar tan traumática experiencia.
Decía Schiller, en su opúsculo “Sobre lo Sublime”, que “Nada es tan indigno del hombre, pues, como sufrir violencia: la actitud violenta lo aniquila. El que la ejerce nos disputa nada menos que la humanidad”. El poeta, dramaturgo y filósofo alemán, añadía: “El que la sufre cobardemente se despoja de su humanidad”. Por ello, el ejercicio de la violencia debería considerarse el mayor de los delitos sociales, y sufrirla cobardemente la mayor traición.
El terrorismo designa una especial forma de ejerce violencia, puede que no la peor pero sí la que impide a la persona no sufrirla cobardemente. Ante un atraco a mano armada puedes reaccionar defendiéndote o defendiendo a tus seres amados. Ante una agresión sexual puedes patalear y chillar, en definitiva no sufrirla de forma cobarde. Pero de una bomba que estalla sin avisar, de un veneno que disuelto en el aire o en el agua ataca en silencio, de un misil volante que cae sobre nuestras cabezas sin anunciarse, ¿cómo se puede uno defender?
Pero si sufrir la violencia física o emocional de un atentado, producto del odio, nos disputa nuestra humanidad, no menos cierto es que la presión social que nos obliga a mantenernos permanentemente en nuestra condición de víctima, producto del amor, nos deshumaniza de una forma aún más atroz.
Hay una maldad intrínseca en mantener a la víctima en su estado eternamente, haciéndole revivir una y otra vez su desgracia, impidiéndole avanzar. Lucio Anneo Séneca ya advertía a Marcia “si el destino se vence con lágrimas, derramémosla” pero “si los difuntos no vuelven gracias al llanto” entonces “cese el dolor que muere”.
Adjetivar a una persona como víctima es infligir un nuevo golpe al que sufre. Es obligarle a no vivir en la vida sino en la muerte, en el dolor, en el sufrimiento.
Y como un tumor maligno se extiende por toda la sociedad. Cuando a la persona que sufre un brutal golpe del destino en manos de un perverso terrorista se le impide salir de su sufrimiento se le obliga a vivir una existencia de víctima. Cuando se idealiza a la víctima con constantes honores, preeminencias y regalías, la condición de víctima se convierte en algo deseable. ¿Y quién es el juez que decide que víctima será merecedora de ser ensalzada y cual condenada al ostracismo? Primero las víctimas de terrorismo, luego las víctimas de la violencia de género, más tarde las víctimas de tráfico, y así sucesivamente victimizamos a la sociedad, atenazándola en su dolor.
Las personas que sufren violencia son merecedoras de acompañamiento y consuelo, pero sin obligarles que su dolor sea su condición natural a partir de ese momento. Como suplicó Séneca a Marcia “no desees el más despreciable de los honores: el parecer la más desgraciada”.

3 comentarios:

  1. Compañero Pablo; te sugiero que dejes de alardear de intelectualidad comprometida con la izquierda; la gente como tú ni suele tener formación académica reglada ni tiene puñetera idea de cultura. Por cierto,la microautobiografía adolece de falta de originalidad, propia de los mal llamados autodidactas; te recomiendo consultes en un buen diccionario de la R.A.E. el término contumacia.

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  2. Pablo con permiso, creo que lo de compañero lo dijo en sentido figurado.
    De todas formas tuvo la mejor respuesta que se le podía dar y sin estudios "reglados".

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  3. Compañero Anónimo, atendiendo tu sugerencia y compruebo que la primera acepción del Diccionario de la Real Academia Española para contumaz es: adj. Rebelde, porfiado y tenaz en mantener un error. Al escribir "con contumaz atrevimiento" intentaba utilizar el recurso literario de la ironía, ya que, en mi caso, persistir en la tarea de escribir poesía y relatos cortos es un error por su baja calidad. Lamento profundamente que no pudieras percibirlo.

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