lunes, 15 de marzo de 2010

Consejos para un socialista con aspiraciones

En estos procelosos tiempos es necesario que aquel compañero o aquella compañera socialista que aspire legítimamente a ocupar una responsabilidad en eso que llaman “cosa pública” se pertreche no ya de los grandes principios morales de nuestros mayores, sí al menos de “consejas” que le oriente en este mundo tan tentador.
Decía nuestro llorado Ángel Ganivet, suicidado en las gélidas aguas de Finlandia, que cuando se acaban las certezas hay que pertrecharse de prejuicios. Así, en una sociedad que parece no tener reglas éticas, en la que los discursos valoran más un gobierno de tecnócratas que de políticos y en el que lo público se privatiza y lo privado se publicita, un aspirante socialista debería tener en cuenta algunas de estas reflexiones.
Ni muy caro, ni muy grande, ni muy ostentoso. Cuando se ocupa una responsabilidad pública se debe evitar adquirir, aunque nos lo podamos permitir, nada demasiado caro, ni demasiado grande ni demasiado ostentoso. Porque si lo muy caro es un insulto para nuestros votantes, lo muy grande es un insulto a la inteligencia, y lo muy ostentoso un insulto a nuestro buen gusto. La discreción debe ser la guía del político prudente. Y si no eres prudente, por lo menos no seas cutre.
No pagues con dinero público una comida que no pagarías con tu dinero. Sabemos que es tentador “tirar” de VISA para darse algunos caprichos en la atareada vida de un cargo público. Pero ya sabemos que estas tentaciones solo pueden llevarnos al oprobio o a la cárcel, y lo que es peor, a perder las próximas elecciones. Así que en los almuerzos con dinero público mejor agua que vino, nada de mariscos, y un plato antes que dos.
El ejercicio físico es bueno para la salud, y el coche oficial funesto para los votos. Vida sana, frugal y ejercicio. Tú vales mucho para la causa socialista, así que evita coger el coche oficial, que no solo es un pasaporte para el ictus cerebral y el infarto de miocardio, sino que además puede convertirse en una sangría de votos. Si no lo haces por ti, por lo menos hazlo por nosotros.
A cargo nuevo, no cambies ni de coche, ni de casa ni de legítima. El cargo público es como la crisis de los cincuenta. Cuando llegas a ella tienes la tentación de cambiar a una casa más grande y lujosa, a un coche de gran cilindrada o a legítima (o legítimo) con treinta años menos, más teta o más abdominales. Así que debes resistir la tentación, y mientras dure el cargo, seguir con tu modesta vivienda, tu utilitario de toda la vida y con la madre (o el padre) de tus hijos. Siempre hay vida más allá del cargo para darse estos caprichos.
ATENCIÓN: los nombramientos en el Boletín Oficial no llevan incorporados un kit de inteligencia. Contra la creencia de muchos postulantes, el cargo no vuelve inteligente al torpe y ni brillante al bordeline. Antes bien, solo sirve para ponerlo en evidencia. Así que antes de aceptar una responsabilidad lee las resoluciones del Partido al respecto, intenta tener un par de ideas propias y si no sabes, pregunta. Es preferible mostrar ignorancia que idiotez.
Si tomas en cuenta algunos de estos consejos, seguro que no serás un peligro para tí mismo, ni para los demás.

2 comentarios:

  1. Creo que falta algo......, y lo hago extensible al resto de partidos-coaliciones que se llaman de izquierda o "izquierda real": lean, piensen, analicen y estudien, estudien, estudien, y si no saben, pregunten a la cantidad de técnicos/as (que no tecnócratas) que tienen alrededor, que seguro que haberlos/as haylos/as, aunque no les reconozcan méritos ni categorías ni sueldos......después, con información veraz en la mano, tomen decisiones. No estaría de más que se exigiera un bagaje de militancia social y política previo (Currículum Vitae real) y haber pasad por las escuelas de formación política e ideológica unas cuantas veces (ojo, escuela política-crítica no alienante; también piensen que el cargo es pasajero, efímero, así que no miren a nadie por encima del hombro porque tarde más o menos ya no estará ahí y seguro que nadie se acuerda de su nombre (a lo mejor es que nadie lo conoce ni ahora), ni aproveche el cargo para moverle el piso a nadie porque normalmente usted está parado/a sobre el mismo piso; y por último, si consideran que "el partido" (es decir quienes lo manejen en ese momento) hacen algo feo (como traicionar vilmente al pueblo saharaui) y apoyar a criminales y asesinos en serie (como Uribe), no cierren filas y lo justifiquen por esas cosas del entelequio de la política internacional y el interés patriótico (de quienes lo promueven normalmente), sino que chillen, griten y quiten de enmedio a quienes les llenan de vergüenza y recuperen su esencia ideologica.

    Si se me ocurre alguna cosa más, ya te le hago llegar

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  2. Como siempre, estoy muy de acuerdo contigo, sobre todo en relación en la confianza a los técnicos. Mi experiencia me ha enseñado que la mayoría de los y las trabajadoras son más leales a sus "jefes" y a la empresa, que éstos con ellos. Por eso, cuando un político socialista sistemáticamente no confía en sus técnicos (los haya elegido o no) tiene más de patrón que de obrero.

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