lunes, 14 de diciembre de 2009

Porque me sale del alma (católica, naturalmente)

Crear un blog te obliga a tomar decisiones nada intrascendentes. ¿Pongo mi nombre y apellidos a la vista? ¿Permito más o menos libertad para responder al lector o lectora que ocasionalmente dé con mi blog en la cibermaraña que es la blogosfera? ¿Me decanto por ser políticamente correcto o, al contrario, decido ser políticamente incorrecto? ¿Y si mando a la porra todo lo “políticamente” y escribo sin más límite que el respeto a la ley? ¿Debo responder a todas las críticas, a ninguna, o solo algunas?

Escribo esta parrafada, a modo de introducción de este post con el que pretendo reflexionar sobre algunos de los comentarios que han aparecido en este blog, para dejar constancia que esta bitácora, en su conjunto, es como es porque he querido que sea así. Si se pueden hacer libremente comentarios, aparecen y permanecen es porque así lo he decidido (en esto soy bakunista: provoca contra ti toda la oposición que tan saludable es). Si cualquier amable lectora o lector sabe quien está detrás de las palabras que lee (con microautobiografía incluida) es porque no me gusta ocultarme detrás de “anónimos”. Y cada post, mejor o peor escrito, es un esfuerzo de elegir el enfoque que más responda a lo que pienso, mejor se exprese y más respetuoso sea con la dignidad humana (que no la dignidad de las ideologías, los discursos, y las estatuas).

El post que más comentarios ha suscitado es el antepenúltimo titulado “Criminales católicos” y que escribí no por polemizar sino para expresar el rechazo que me produce cierta condescendencia social hacia algunas instituciones que, por su prestigio social o capacidad económica, son cubiertas por un manto de pudor. No sé si lo conseguí, posiblemente no, pero es un hecho mucho más común de lo que parece. Pero la respuesta de algunos ha sido iracunda. No las repetiré, puesto todas y cada una de ellas pueden ser leídas en su sitio.

Pero sí me gustaría reflexionar sobre algunos de los impulsos que me parecen vislumbrarse detrás de las mismas. Una cosa que me llama la atención es la ausencia de firma de los comentarios. De los siete comentarios recibidos, solo dos se identifican: uno a favor de mi texto y otro de sobria censura. Los otros cinco, dos han buscado Nicks de lo más revelador y tres se parapetan detrás del adjetivo “anónimo”, esto es, que no han cumplimentado el campo correspondiente.

El contenido es igualmente revelador. Pero además, siguen una línea argumental que se puede leer en otros foros web. Uno es el sentimiento de acoso que manifiestan. Comprendo que en el mundo de hoy, algo más libre del fanatismo de otrora, con mayores conocimiento sobre el universo y la evolución, la posibilidad de leer directamente los textos bíblicos en castellano (posibilidad negada por la Iglesia Católica durante siglos) y con la libertad suficiente para cuestionar los paradigmas culturales ancestrales, el discurso católico caiga por su propio peso. La respuesta de una parte de los y las católicas españolas es la de vivirlo como una nueva persecución hacia los cristianos. Por eso el empeño de equiparar al presidente Rodríguez Zapatero con Diocleciano, y la España de principios del siglo XXI con el Imperio Romano de principios del siglo IV.

La Iglesia Católica española no está perseguida, ni por supuesto las y los católicos individualmente. El desmoramiento del catolicismo es obra suya. Juan Mendoza, antiguo secretario general de la UGT Andalucía, afirmó en su día que una organización que no solo no crece sino decrece, termina siendo una secta. Y no pude estar más de acuerdo con él. El Concilio Vaticano II fue la respuesta de una iglesia en crisis. Los papados de Juan Pablo II y Benedicto XVI, una verdadera política contraconciliar del Vaticano II, es la respuesta de una iglesia en pleno hundimiento. La pérdida de apoyo y compresión social está dando pábulo en el interior de la Iglesia Católica a las sectas más reaccionarias que fanatizan a sus “militantes” y les aleja, aún más, a los y las creyentes no dogmatizados, y provoca más y más con sus discursos incendiarios

Ese fanatismo les impide ver lo más evidente, lo que ve todo el mundo. Suelo decir, en plan jocoso, que Jesús era más bien torpe, que no habló sobre las cosas realmente importantes, y en cambio se dedicó a hablar de tonterías. ¿Sorprende?. Te animo a realizar una consulta muy simple. Busca en el Nuevo Testamento, en la edición de Nácar-Colunga (que fue mi edición de cabecera) cuantas veces, en San Juan, San Mateo, San Lucas o San Marcos, Jesucristo hace alguna referencia a temas realmente importantes para el Iglesia Católica española como la sodomía, el aborto o los matrimonio homosexuales, y en cambio cuantas dedica contra los ricos y los que escandalicen a los niños.

Recientemente, una brillante mente católica ha rescatado la cita de San Pablo (no os equivoquéis, viene a decir el Saulo bíblico, ni prostituta, ni sodomitas, ni fornicadores entrarán en el reino de los cielos) cuando dicha cita debería producir sonrojo, ya que según Cristo los únicos que no entrarán en el reino de los cielos serán los ricos (es más fácil que entre un camello por el ojo de una aguja…) y en cambio la adúltera sí entrará sin problema (ni yo te condeno tampoco, vete y no peques más).

Otro de los argumentos realmente estúpido es aquel acusa a los “laicista” de atacar a la Iglesia Católica y no tener "cojones" de atacar a los “moros”. El calibre de esta idiotez es tal que difícilmente se puede uno contener a responder con argumentos del mismo estilo. Pero me resistiré y solo diré que en sentido estricto lo más execrable del islamismo es semejante a lo más execrable del judeo-cristianismo. La ley del talión, la lapidación, los juicios de dios, la persecución a sodomitas y fornicadores, etc. son aberraciones propias de las religiones monoteístas. No hay peor cuña que la de la misma madera.

También me gustará reflexionar sobre la hipersensibilidad que muestras algunos católicos, ya que son capaces de usar términos realmente agresivos, como el de desorden moral contra los homosexuales y los bisexuales, y en cambio no soportan que se cuestionen sus más pueriles supersticiones. Pero ya hemos visto en AGORA, la última obra de Amenábar, la “sensibilidad” del catolicismo. Aunque quiero aclarar que según las fuentes históricas afirman que Hipatia murió descarnada viva (esto es, se le arrancó la carne hasta dejar las vísceras al aire). Incluso para un discreto homosexual como Amenábar al realidad era demasiado dura, así que vistió de compasiva eutanasia lo que era muestra palmaria de una crueldad infinita: la de los católicos primitivos.

Por último, responder a los y las católicas que quieran ponerme “verde” que, como bautizado, puedo opinar todo lo que quiera del catolicismo, el cristianismo y de su iglesia. Pero a la vez soy consciente que en sus mentes ya me habrán condenado y lapidado. Como hoy han hecho en Somalia un grupo de musulmanes con un fornicador. Tan lejos y tan cerca…

7 comentarios:

  1. Por un detalle al menos sí que me alegro de que Amenábar haya hecho caso omiso de tanto asesor histórico de la figura de Hipatia de Alejandría como está saliendo ahora. Afirma Amelia Valcárcel (la señora a la que el blogger eleva a la categoría de "fuentes históricas") que no hay duda de que a Hipatia la descarnaron viva, y no como aparece en la película. Pues bien, ni los historiadores contemporáneos de la filósofa Sócrates Escolástico y Filostorgio, ni Hesiquio de Mileto (siglo VI), ni Juan de Nikiu (siglo VII), ni Teófanes (siglo IX), ni Nicéforo Calixto (bizantino del siglo XIV) dicen nada parecido a descarnar, despellejar o desollar y menos aún viva, sino que la pensadora fue despedazada por aquella turba tras haber sido asesinada con "óstraka" (cascotes de cerámica, tejas, fragmentos de vasija...). ¿Y no cayó la señora Valcárcel en lo arduo que resultaría arrancarle la carne a alguien con trozos de teja, y lo fácil en cambio con que, en medio de la ira, se le puede matar a "tiestazo" limpio? Me temo que el anticristiano Edward Gibbon le ha jugado una mala pasada a la articulista de "El País"; claro que el añejo autor británico, para ser coherente --él sí-- con su 'creativa' tesis del desuello, tuvo que traducir los "óstraka" de toda la vida como... 'afiladas conchas de ostra'.

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  2. Soy denuevo Serpico, se me ha borrado un post asi que por mi la parte que me toca, no volvere a visitar este blog.
    Un saludo.
    VIVA LA DEMOCRACIA!!

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  3. Bueno, decía que no iba a volver a entrar, pero tras haber recibido un correo Excusándose por lo ocurrido por Parte de Pablo, concluyo que seguiré ojeando este blog.
    Mi anterior Post (el desaparecido) no decía nada más que..”si no aceptas las criticas, mal andamos” en referencia a este articulo en el que muestras interés por la identidad de quien escribe tales críticas.
    Por la parte que me toca. En ningún momento he utilizado la ofensa ni la descalificación; tan solo he declarado no estar de acuerdo con un texto tan radical desde mi modesto punto de vista.
    Esta guerra por querer descubrir la identidad del que escribe, ya la he sufrido en otros blogs y foros, por lo que no he hecho más, que dejar de escribir en dichas plataformas. No entiendo esas ganas de saber quien se esconde detrás de un seudónimo, ¿acaso por eso no tiene validez lo que se escribe? Yo tengo mis razones para no dar mi identidad, y como son mis razones, para mí me las guardo; a nadie le interesa ni mis apellidos ni mi estado civil ni tan siquiera mi condición sexual; eso es algo privado y que cada cual salvaguarde su privacidad como buenamente pueda o quiera; es más, ni siquiera soy amigo de estas redes sociales tan de moda últimamente (Twiter, Facebook, Tuenti etc.), pues mi intimidad la intento guardar, para darla al ser que a mí me de la bendita gana.
    En fin, no sé si todo esto cabrá en el comentario.
    Sin más espero no haber molestado a nadie, y sobre todo recordar que hay que tener paciencia y condescendencia con todo aquel que plasme su o sus impresiones en medios de este tipo, pues recordar, que eso es internet, y aunque aquí todo no vale, si hay mas permisividad que en otro tipo de medios.
    Un abrazo

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  4. Estimado SERPICO, la expresión que utilicé en este post "de sobria censura" designaba tus comentarios, que sin duda fueron los que más me han interesado y no han dejado de rondarme por la cabeza. La crítica, siempre que sea razonada, me seduce aunque no la comparta. Sobre la identificación de los "comentaristas" es una cuestión de filosofía. Para mí, y es una opinión muy personal, los blog en general y este en particular, debería ser como una tertulia de esas que se hacían en la rebotica o en la trastienda: educada, apasionada, irónica pero amable. Por esa cuestión me gustaría que los y las participantes se identificaran. Otra cosa es que en todo caso se trataría de una identificación "virtual" ya que nada ni nadie podría, sabría, querría comprobar si el nombre utilizado corresponde o no a una personalidad civil. Pero sí me interesa la opinión de todos y todas, y por eso decidí no moderar los comentarios ni borrar los que menos me gusten. Otra cosa es que llegado el caso alguien vierta manifestaciones claramente ofensivas, injuriosas o delictivas contra mí o cualquier otra persona. LLegado el caso deberé tomar una decisión.

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  5. Pues respecto al último párrafo, aplícate el cuento...

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  6. Animo amigo, empieza a aceptar las criticas aunque sean perversas, pero sigue escibiendo lo que piensas.

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  7. Se te olvidó comentar en tu blog que también has traicionado, en ocasiones, a tus amigos.

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