martes, 10 de noviembre de 2009

¡Cuidado! El dolor puede provocar estupidez

Post suprimido temporalmente por el autor por cuestiones de estilo.

viernes, 6 de noviembre de 2009

Criminales católicos

Afirmar que en España la mayoría de los criminales (asesinos, violadores, pedófilos, ladrones, corruptos, etc.) son católicos es casi una obviedad. Ya sabemos, o por lo menos eso afirmaba la Iglesia Católica de mi niñez, que el bautismo imprime carácter, por lo que una vez recibida las “aguas”, ¡zas!, ya no hay quien te libre del catolicismo, ni tú apostatando, ni el Papa con la excomunión.
Por eso, si la mayoría de los y las españolas de sangre y mucho de las españolas y españoles por carta de naturaleza y residencia fueron bautizados de pequeños y algunos ya de mayores, la mayoría de los criminales españoles son católicos. Claro que también son católicos nuestros mejores intelectuales, científicos, políticos, etc.
Pero en este post quiero hablar de dos noticias de actualidad, donde el catolicismo de sus personajes agranda la monstruosidad de su crimen.
Me refiero, como no, al político del Partido Popular y miembro de la católica Comunidad Neocatecumenal Javier Rodríguez de Santos y al médico y trabajador del Hospital Universitario de Navarra, dependiente del Opus Dei, José Diego Yllanes.
El exconcejal del PP ha sido condenado por los tribunales a 2 años por malversación de fondos públicos, por usar tarjetas de crédito del Ayuntamiento de Palma de Mallorca en diferentes puticlub y mantener sexo con hombres. Pero sin duda, su crimen más repugnante ha sido el abuso sexual a dos menores amigos de sus propios hijos a los que conoció en las ceremonias de la Comunidad Neocatecumenal a la que solía asistir. Según el juez, queda probado que Javier Rodrigo de Santos cometió un delito de abusos sexuales, con acceso carnal por la vía anal con un menos de 14 años, así como practicar una felación al adolescente de 16 años.
José Diego Yllanes, hijo de un conocido médico, se ha reconocido asesino de la joven Nagore Laffage Casasola. Este crimen es especialmente repugnante por lo que se transparenta. Se trata sin duda de un crimen machista (violencia de género) y clasista. Un chico médico, de buena familia, con novia y muy religioso, que se cree con el derecho de mantener sexo no consentido con una simple enfermera (“Le gustaban las de enfermería" ha testificado una amiga durante el juicio). Ante la negativa de Nagore, y posiblemente sorprendido que una trabajadora se negara a mantener relaciones con él, atractivo hijo de un prestigioso profesional y psiquiatra en ciertes, la asesinó, intentó descuartizarla y después la intentó ocultar.
Estas historias me producen dos reacciones: repugnancia, sí, pero también sorpresa. ¿Qué educación han recibido dos personas educadas “como dios manda”, de familias muy religiosas, que se suponen que aprendieron a diferenciar al mal del bien, socialmente adaptadas, pueden cometer crímenes tan espantosos?.
Tengo la convicción de que la educación religiosa recibida, la represión de los sentimientos y las emociones de la que la educación católica hace gala, su machismo genético, la soberbia moral de la que hacían gala las familias, y factores de similar característica, les llevaba a considerar a los demás objetos de sus propias necesidades.
Por eso, José Diego Yllanes y Javier Rodrigo de Santos consideraban que tenían derecho a “usar” a los menores y a Nagore (que seguramente no era la primera). ¿Dónde quedaba su caridad cristiana? ¿Y los preceptos de no fornicar ni cometer actos impuros? ¿Se confesaban? ¿Existen sacerdotes que conocían tan espantosos crímenes gracias al sacramento de la confesión?
Y las dos cosas que más me indignan: que si en vez católicos hubieran sido agnóstico o ateos ya tendríamos a los católicos de pro señalando que la raíz de estos crímenes estaban en su falta de fe; y que ambos utilicen su adicción a las drogas legales e ilegales para justificar sus crímenes. Porque soy de los que creen que el consumo de alcohol y otras drogas no deben ser un atenuante sino un agravante.